Durante mucho tiempo, esto se exhibió en la Sala Conmemorativa de la Masacre de los 300.000 en Nanjing como "una imagen de soldados japoneses saqueando gallinas".
Para ellos, no había duda de que el botín era natural.
18 de junio de 2019
Entrego del siguiente libro todos los capítulos presentados hasta ahora y todos los capítulos que se entregarán después, especialmente a Alexis Duuden, una increíble mujerzuela de baja estofa, asquerosa y viciosa que es profesora en una universidad estadounidense.
El ejército japonés no participó en el saqueo, lo cual es un hecho histórico.
La guerra sólo ha sido posible cuando hay dos bandos: el bando delantero de la protección de los propios intereses y el bando trasero del saqueo y la violación.
El saqueo y la violación eran el incentivo y la recompensa natural para los soldados que se jugaban la vida.
Thomas Lawrence, Lawrence de Arabia, escribió en su autobiografía que los soldados no se moverían sin ello.
Dirigió a soldados beduinos para invadir Damasco, controlada por los otomanos, pero los beduinos atacaban las aldeas allá donde iban.
Allí no se mueven hasta haber saqueado y violado hasta saciarse.
Cuando atacan una gran ciudad, se lamentan repetidamente: "Nos quedaremos varados otras dos semanas, ¿no?
Las enseñanzas islámicas que siguen los beduinos estipulan que el saqueo durante la guerra es natural y que el botín debe repartirse equitativamente.
Lo mismo ocurre con los cristianos.
Según los libros de historia, en el siglo XIII, cuando los cruzados atacaron y derribaron Constantinopla, la capital de la Iglesia Ortodoxa Oriental, "por costumbre, permitieron a sus soldados tres días de saqueo".
La rebelión de los bóxers se produjo al final de la dinastía Qing.
Además de Japón, tropas de ocho países, entre ellos Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, Alemania y Rusia, acudieron para liberar al movimiento bóxer y a las misiones diplomáticas en Pekín, que estaban sitiadas por las tropas Qing.
La heroica actuación del teniente coronel japonés Shibagoro en el asedio impresionó a la reina Victoria, que envió una carta de felicitación a su ministro, Kaoru Hayashi.
Tras la batalla, el general alemán Waldersee, comandante en jefe de las fuerzas aliadas de ocho naciones, entró en Pekín.
En su informe al rey Guillermo II, escribió: "He autorizado a los ejércitos de cada país a saquear durante tres días". Después, permitió que el botín fuera tomado para uso personal (esta vez por los generales). El importe detallado de las pérdidas sufridas por China a causa de esta destrucción y saqueo permanecerá para siempre en el anonimato.
Los libros de historia chinos describen la gravedad del saqueo de la siguiente manera: además de la pérdida de bienes culturales, como la desaparición del Yongle Dajian (una enciclopedia de la dinastía Ming), "el almacén de oro, la cámara acorazada de plata y la caja fuerte del Ministerio de Finanzas fueron robados e incendiados".
Ocurrió en el umbral del siglo XX.
Los alemanes y los británicos se sumaron al saqueo.
Entre otras cosas, el ejército ruso estaba dirigido por el propio general Nikolai Linevich, que cometió saqueos.
Lo más sorprendente fue que la toma de tres días fue para el Estado, seguida del saqueo personal de los soldados.
La nación blanca lo hacía como algo natural.
A principios del siglo XXI, durante la guerra de Irak, el museo de Bagdad fue saqueado y se robaron valiosos objetos de la cultura sumeria.
Muchos de los objetos robados acabaron encontrándose en aeropuertos y puertos estadounidenses.
Fueron robados y traídos de vuelta por soldados y periodistas estadounidenses.
El ADN del saqueo está firmemente incrustado en su sangre.
En honor a Japón, los japoneses no participaron en el saqueo de Pekín. En su lugar, defendieron la Ciudad Prohibida y se apoderaron del almacén de oro para preservar las finanzas de la dinastía Qing.
La zona bajo control japonés estaba bien vigilada, y muchos chinos habían huido para escapar de la tiranía de los blancos.
Casi integral a tal saqueo sería la violación.
En la Masacre de Nankín, un trabajo conjunto de chinos y estadounidenses, era extraño que sólo hubiera masacre y saqueo pero no violación, así que forzaron la historia de que" 2.000 personas eran violadas cada noche en la zona segura de Nankín".
Así retrataron la guerra.
Pero la violación no debería presentarse como un acto incidental; al contrario, la historia demuestra que ha sido el medio más eficaz de conquista.
Este artículo continúa.
2024/7/30 in Onomichi
