Dios Todopoderoso es mi salvador

Que el amor y la misericordia de DIOS estén siempre contigo

El Amor de Dios me acompañó en la persecución

2020-04-26 23:06:24 | Reflexiones Cristianas
Toda nuestra familia fue salvada por la Gracia
En los primeros muchos años luego que me casé, mi familia era muy pobre. Lo que es peor, mi esposa tenía cancer de seno, yo tenía problemas estomacales muy serios, y mi hija tenía tuberculosis. Toda nuestra familia vivía en el tormento de la enfermedad. Para ver a los doctores, sólo usábamos todos nuestros ahorros. Cuando estábamos viviendo en sufrimiento y desesperación, en diciembre del 1993, un familiar me predicó la salvación del Señor, y toda nuestra familia aceptó y creyó en el Señor. Gradualmente, nuestra enfermedad se había ido sin saberlo. Para rendir tributo al amor del Señor, salí a predicar los evangelios con otros hermanos y hermanas. Bendecidos por Él, pronto trajimos más de mil nuevos creyentes, y establecimos más de veinte iglesias. Así fui promovido a ser un anciano de nuestra iglesia y los hermanos y hermanas vinieron a mi hogar para asistir a las reuniones.
La persecución vino hasta mí
En agosto del año 1994, viendo que más y más personas creían en el Señor, el gobierno comunista chino comenzó a arrestar a los creyentes. Una vez en una reunión, cuando estaba orando, el jefe de policía y un policía irrumpieron en mi casa. El jefe me gritó: “De ahora en adelante, ya no debes albergar reuniones. Tu reunión es ilegal. Está prohibido por el estado”. Pregunté confundido: “Dice claramente que todos disfrutan de la libertad de creencia religiosa. ¿Cómo puede ser ilegal?” El jefe dijo con altivez: “¿Libertad de creencia religiosa? Eso es solo para los extranjeros. Si deseas creer, debes inscribirte y unirte a la Iglesia de las Tres Autonomías. Sólo la Iglesia de las Tres Autonomías está protegida por el estado”. Dije: “Creemos en Dios para ganar vida. Si somos inscritos, nos someteremos al control del tribunal, lo que significa que creeremos en el Rey. Ya que creemos en Dios, sólo deberíamos confiar en Dios, pero no en el poder. Justo como las palabras que Jehová Dios dice en la Biblia, ‘... No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos’ (Zacarías 4:6). Viendo que yo tenía una fuerte resolución, el jefe nos amenazó: “¡Si insisten en creer, los arrestaremos!” Después de eso, se fueron.
Un día en marzo del año 1995, los policías nos arrestaron a mí y a treinta hermanos y hermanas y fuimos llevados a la estación de policía. Descubriendo que no había suficiente espacio para nosotros, nos encerraron en el cine que estaba cerca. Luego, los policías me metieron en una sala de interrogatorio arriba en el cine. Tan pronto entré, un policía me gritó fuertemente y me ordenó que me arrodillara. Antes de darme cuenta de lo que estaba sucediendo, entró otro policía, halando mis manos detrás de mi espalda, y esposando mis dos pulgares. Acto seguido, comenzaron a interrogarme: “¿Quién les predicó? ¿En dónde vive? ¿Cuántas personas están allí en tu iglesia?” Sin importar lo que preguntaban, sólo dije que no sabía. Por tanto, la policía estuvo apenada con ira, uno de ellos elevó la silla y me amenazó: “¡Habla! O te castigaré hasta la muerte con la silla. Este es el mundo del PCCh. Si deseas creer, cree en el PCCh. ¡Habla!” Viendo sus apariencias feroces, no pude sino pensar en la palabra del Señor Jesús: “He aquí, yo os envío como á ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas” (Mateo 10:16). Las palabras del Señor hicieron que mi corazón brillara. Me di cuenta que: Si decía nada, no podían continuar la interrogación, pero una vez soltara una palabra, me interrogarían incesantemente. Por tanto, oré silenciosamente al Señor, pidiéndole que me diera fe. Y luego, sin importar cómo me interrogaban, solo respondía que no sabía. También me forzaron a vender a los hermanos y hermanas, o sino me multarían. En ese momento, un policía recibió una llamada del condado, diciendo que un barco turista había zozobrado en el río Changjiang y que seis taiwaneses se habían ahogado. Les solicitaron que partieran enseguida al sitio para ayudar a tratar con el incidente. Sin tener tiempo de cuidar de los hermanos y hermanas, me multaron a mí y a otros varios trabajadores principales con 200 yuanes, y luego no tuvieron más opción que liberarnos. Luego, me enteré que el cabeza de la villa dijo que la policía tenía la intención de habernos multado con 50.000 yuanes una vez que nos arrestaran a nosotros los creyentes en el Señor. Sin embargo, como resultado, no obtuvieron el dinero, sino que pagaron a los familiares de las víctimas muchos millones en materia de seguros y servicios funerarios. Luego pensaba en la palabra en la Biblia: “... Mía es la venganza: yo pagaré, dice el Señor” (Romanos 12:19). Habiendo visto las escrituras del Señor, los hermanos, hermanas y yo estábamos firmemente decididos en caminar el sendero de seguir al Señor.
 
Fui sentenciado a tres años de dura labor
Habían pasado veinte días. Nunca había pensado que el despacho de seguridad pública, la procuraduría, y la corte desplegarían un gran número de policías y arrestaron cerca de 35 personas, incluyendo a compañeros de trabajo y una familia anfitriona por un tiempo. También fueron a mi casa para arrestarme, pero fortuitamente, no estuve en casa ese día, así que no me capturaron. Al día siguiente, llevaron pistolas con ellos y me esperaron en mi camino a casa. Al momento que me vieron, me llevaron a la fuerza a la estación de policía. Después de llegar, el jefe de la policía le dijo a sus subordinados: “El material sobre Du Jun está listo. Envíenlo directamente a la prisión del condado”. Luego me llevaron inmediatamente a la prisión. Un mes después, la policía me llevó a tribunales y llevó a cabo el juicio público. El juez me preguntó: “¿En qué crees? ¿Por qué crees?” En ese punto, recordaba que el Señor una vez dijo: “Mas vosotros mirad por vosotros: porque os entregarán en los concilios, y en sinagogas seréis azotados: y delante de presidentes y de reyes seréis llamados por causa de mí, en testimonio á ellos.” (Marcos 13:9), así que dije con calma: “Creo en el verdadero Dios, el Señor Jesús. Porque tan pronto creí en el Señor Jesús, toda enfermedad de nuestra familia fue sanada”. Tan pronto terminé las palabras, el juez me gritó con dureza: “Estás engañado. Los extranjeros te piden que creas en Dios, en realidad te están pidiendo tener paciencia para que puedan controlarte”. Sólo después de escuchar sus palabras, me di cuenta que el propósito del gobierno al arrestarnos era mantener su régimen político. Pero sabía que nosotros los creyentes en el Señor sólo practicábamos Su palabra, y no hacíamos nada que rompiera la ley. Hoy día, podría padecer tales cosas y habría sufrido adversidades que el Señor había sufrido, este fue mi honor. Así que esclarecí mi visión: Estoy determinado a creer en el Señor. El juez vio que no estaba tentado del todo, así que dijo: “Cuando nosotros tenemos una reunión, queremos pero no podemos recolectar a tantas personas. Pero cuando ustedes albergan reuniones, cientos de personas forman parte; ustedes están fabricando rumores y creando problemas, engañando a las personas, y molestando al orden social. ¡Así que te sentenciaré a tres años de trabajo duro! Si insisten en creer en Dios, les dispararemos”. Al escuchar el juicio, estaba molesto, pero cuando pensé en la palabra enla  la Biblia   : “... Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.” (Mateo 16:24-25), la palabra del Señor me dio coraje y yo tuve fe al seguir al Señor para tomar el sendero de la cruz.
Evangelizando en prisión
Más tarde, fui ordenado a que fuese reformado en una granja. En prisión, pensaba en José. En ese tiempo, aunque él fue lastimado por el mal y vendido a Egipto, nunca negó el nombre de Jehová, y por tanto Jehová estaba con él. También pensaba en la escritura que decía: “... Id por todo el mundo; predicad el evangelio á toda criatura” (Marcos 16:15). Por lo tanto, testificaba a los guardias de prisión y a los prisioneros el evangelio del Señor y muchos de ellos aceptaron y creyeron en el Señor. El jefe del campo laboral tenía excrecencia cutánea en sus brazos, y había visto a muchos doctores pero fracasaron con su cura. Luego le prediqué el evangelio y le testifiqué sobre la gracia del Señor, y oré por su enfermedad. Dentro de poco tiempo, su enfermedad se había ido. Ya que había recibido las bendiciones del Señor y visto Sus actos milagrosos, él también creyó en el Señor y por tanto a menudo charlábamos y asistíamos a reuniones juntos. Luego de eso, él me dispuso a cocinar alimentos. Durante la temporada tediosa de granja, incluso podía ausentarme por 15 días para ir a casa a ayudar a mi esposa a reunir la cosecha. ¡Sabía claramente que esta era completamente la gracia del Señor, y la manifestación de Su sabiduría y Su omnipotencia! Me hizo darme cuenta que el Señor puede hacer todo lo que el hombre no puede. Incluso aunque estaba en prisión, el Señor está conmigo. Aunque mi vida era un poco difícil, me sentía incomparablemente honrado de predicar el evangelio del Señor allí.
Lo que escuché luego de ser liberado
Dos años después, mi sentencia fue cambiada por un año y fui liberado con antelación. Sólo al llegar a casa supe, cuando estaba en prisión, que el PCCh aún no dejaba de perseguir a los cristianos. En abril del año 1995, cuando mi hija mayor estaba ayudando en una reunión de un compañero de obra en una familia anfitriona, la policía arrestó a 20 o más hermanos y hermanas presentes. Entre ellos, una hermana fue sentenciada a dos años, dos hermanos fueron detenidos por 15 días, y el resto no fue liberado hasta que fueron multados por 50 yuanes. En agosto, un hermano en nuestra iglesia fue arrestado. Aunque el jefe de la policía no se atrevía a golpear a los creyentes, le pidió a un matón de bajo mundo que lo golpeara mientras que él y dos policías se hacían la vista gorda. Inesperadamente, cuando el matón contratado iba a golpear al hermano, el matón de repente vomitó sangre y se cayó al piso. El jefe estaba asustado, así que liberó al hermano. De esto el hermano había visto los actos de Dios, su fe se fortaleció enormemente e insistió en predicar el evangelio para testificar de Dios luego de ser liberado.
Unas reflexiones cortas
Mediante la experiencia de persecución por parte del PCCh, vimos que el poder del Señor era infinito. Cuando nuestra vida fue amenazada, fue el Señor quien nos protegió del peligro, para que así pudiéramos sobrevivir. También vimos la razón por la que el PCCh nos arrestaba y nos perseguía: Por fuera, nos odiaban; de hecho, odiaban al Señor. Justo como el Señor dijo, “Si el mundo os aborrece, sabed que á mí me aborreció antes que á vosotros” (Juan 15:18). ¡Gracias al Señor por Su amor! Desde entonces, sin importar qué grandes peligros y tribulaciones vengan ante mí, ¡seguiré las huellas de mi Señor y seguiré adelante!
(Traducido del original en inglés al español por Carlos Díaz)
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Música cristiana de adoración | Toda la creación de Dios debe someterse a Su dominio

2020-04-26 22:28:55 | Música de Alabanza
 
Música cristiana de adoración | Toda la creación de Dios debe someterse a Su dominio
I
Dios todo creó, y hace que toda creación
se someta y se sujete a Su dominio.
Él ordena las cosas, con Sus manos las controla.
Seres vivos, montes, ríos y hombres deben someterse.
Todo lo que hay en cielo y tierra debe someterse a Su dominio.
Deben someterse, sin elección.
Es el decreto y la autoridad de Dios.
II
Dios manda, ordena y clasifica todas las cosas
según su clase y posición por voluntad de Dios
.
Por grande que algo sea, nunca podrá sobrepasar a Dios.
Todo sirve a la humanidad, nada puede desafiar o exigir a Dios.
El hombre, criatura de Dios, también debe cumplir su deber.
Aunque el hombre gobierne todas las cosas, o sea alto su estatus,
aún es pequeño ante el dominio de Dios.
Un insignificante ser, criatura de Dios, nunca será superior a Dios.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
 
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Dios ve el arrepentimiento sincero en las profundidades de los corazones de los ninivitas

2020-04-26 05:12:05 | Estudio Bíblico
El marcado contraste entre la reacción de Nínive y de Sodoma a la advertencia de Dios
¿Qué significa ser destruida? En términos coloquiales, significa desaparecer. Pero, ¿de qué forma? ¿Quién podría destruir toda una ciudad? Es imposible para el hombre llevar a cabo tal acto, por supuesto. Estas personas no eran insensatas; tan pronto como oyeron esta proclamación, captaron la idea. Sabían que había venido de Dios; sabían que Dios iba a llevar a cabo Su obra; sabían que su maldad había enfurecido a Jehová Dios y llevado Su ira sobre ellos, de forma que pronto serían destruidos junto a su ciudad. ¿Cómo se comportó el pueblo de la ciudad después de escuchar la advertencia de Jehová Dios? La Biblia describe con detalles específicos cómo reaccionaron estas personas, desde su rey hasta el hombre común. Tal como registran las Escrituras: “Entonces la gente de Nínive creyó a Dios, y declararon un ayuno, y se pusieron un hábito de penitencia, desde el más importante hasta el menor de ellos. Porque el rey de Nínive se enteró y se levantó de su trono, se quitó su vestidura y se puso un hábito de penitencia y se sentó sobre cenizas. Y mandó que se proclamara y publicara mediante decreto del rey y sus nobles, ordenó a todo Nínive diciendo: Que ningún hombre ni bestia, manada o bandada, coman nada, ni siquiera que beban agua. Pero que todos los hombres y las bestias estén cubiertos con hábito de penitencia y que clamen con todas sus fuerzas a Dios; que todos se arrepientan de sus caminos de maldad y se despojen de toda la violencia de sus manos…”.
Después de oír la proclamación de Jehová Dios, el pueblo de Nínive mostró una actitud totalmente opuesta a la del pueblo de Sodoma, el pueblo de Sodoma se opuso abiertamente a Dios, continuando de mal en mal, pero después de oír estas palabras, los ninivitas no ignoraron el asunto, ni se resistieron; en su lugar creyeron en Dios y declararon un ayuno. ¿A qué se refiere “creyeron” aquí? La palabra en sí sugiere fe y sumisión si usan el comportamiento práctico de los ninivitas para explicar esta palabra, significa que creyeron que Dios podía hacer y haría lo que decía, y que estaban dispuestos a arrepentirse. ¿Sintió miedo el pueblo de Nínive frente al desastre inminente? Su creencia fue la que puso el miedo en sus corazones. Bien, ¿qué se puede usar para demostrar la creencia y el miedo de los ninivitas? Es como la Biblia dice: “y declararon un ayuno, y se pusieron un hábito de penitencia, desde el más importante hasta el menor de ellos”. Es decir que los ninivitas creyeron verdaderamente, y que de esa creencia vino el miedo, que después llevó al ayuno y a vestirse de cilicio. Así es como mostraron el principio de su arrepentimiento. Totalmente al contrario del pueblo de Sodoma, los ninivitas no sólo no se opusieron a Dios, sino que también mostraron claramente su arrepentimiento por medio de su comportamiento y sus acciones. Por supuesto, esto no sólo se aplicó al pueblo llano de Nínive; su rey no era una excepción.
Los ninivitas demolieron la estatua, se cubrieron de saco y se arrodillaban arrepiéndose
El arrepentimiento del rey de Nínive se gana el elogio de Jehová Dios
Cuando el rey de Nínive oyó estas noticias, se levantó de su trono, se quitó su túnica, se vistió de cilicio y se sentó sobre cenizas. Después proclamó que no se permitiría comer nada a nadie en la ciudad, y que ni el ganado, ni los corderos, ni los bueyes podrían pastar o beber agua. Los hombres y el ganado por igual debían vestir de cilicio; las personas rogarían a Dios fervientemente. El rey también proclamó que cada uno de ellos se volviese de sus caminos malvados y abandonase la violencia en sus manos. A juzgar por esta serie de actos, el rey de Nínive demostró su arrepentimiento sincero. La serie de acciones que llevó a cabo —levantarse de su trono, quitarse su túnica de rey, vestir de cilicio y sentarse sobre cenizas— dice a la gente que el rey de Nínive dejaba de lado su estatus real y vestía de cilicio junto al pueblo llano. Es decir, el rey de Nínive no ocupaba su puesto real para continuar con su camino malvado o la violencia en sus manos después de oír el anuncio de Jehová Dios; en su lugar, dejó de lado la autoridad que ostentaba y se arrepintió delante de Jehová Dios. En este momento el rey de Nínive no se estaba arrepintiendo como un rey; había venido delante de Dios para confesar y arrepentirse de sus pecados como un súbdito ordinario de Dios. Además, también dijo a toda la ciudad que confesase y se arrepintiese de sus pecados delante de Dios de la misma forma que él; adicionalmente, tenía un plan específico en cuanto a cómo hacerlo, como se ve en las Escrituras: “Que ningún hombre ni bestia, manada o bandada, coman nada, ni siquiera que beban agua… y que clamen con todas sus fuerzas a Dios; que todos se arrepientan de sus caminos de maldad y se despojen de toda la violencia de sus manos”. Como gobernador de la ciudad, el rey de Nínive poseía un estatus y un poder supremo y podía hacer cualquier cosa que desease. Cuando se enfrentó al anuncio de Jehová Dios, podía haber ignorado el asunto o simplemente haberse arrepentido y confesado sus pecados él solo; en cuanto a si el pueblo de la ciudad decidía o no arrepentirse, podía haber ignorado por completo el asunto. Sin embargo, el rey de Nínive no hizo esto en absoluto. No sólo se levantó de su trono, se vistió de cilicio y cenizas, confesó y se arrepintió de sus pecados delante de Jehová Dios, sino que también ordenó que todas las personas y el ganado de la ciudad hiciesen lo mismo. Incluso ordenó a las personas “clamar con todas sus fuerzas a Dios”. A través de esta serie de acciones, el rey de Nínive cumplió verdaderamente con su deber; su serie de actos es una que resulta difícil de realizar para cualquier rey en la historia humana, y también una que nadie realizó. Estas acciones pueden definirse como empresas sin precedentes en la historia humana; son dignas tanto de ser conmemoradas como imitadas por la humanidad. Desde los albores del hombre, cada rey había llevado a sus súbditos a resistirse y oponerse a Dios. Nadie había guiado nunca a sus súbditos a rogar a Dios en busca de redención por su maldad, a recibir el perdón de Jehová Dios y evitar el castigo inminente. Sin embargo, el rey de Nínive fue capaz de llevar a sus súbditos a volverse a Dios, dejar sus respectivos caminos malvados y abandonar la violencia en sus manos. Además, también fue capaz de dejar de lado su trono, y a cambio, Jehová Dios se volvió y se arrepintió y retiró Su ira, permitiendo que las personas de la ciudad sobreviviesen y guardándolos de la destrucción. Las acciones del rey sólo pueden calificarse como un milagro raro en la historia humana; pueden incluso definirse como un modelo de humanidad corrupta que confiesa y se arrepiente de sus pecados delante de Dios.
Dios ve el arrepentimiento sincero en las profundidades de los corazones de los ninivitas
Después de escuchar la declaración de Dios, el rey de Nínive y sus súbditos llevaron a cabo una serie de actos. ¿Cuál es la naturaleza de su conducta y sus acciones? En otras palabras, ¿cuál es la esencia de la totalidad de su conducta? ¿Por qué hicieron lo que hicieron? En los ojos de Dios se habían arrepentido sinceramente, no sólo porque habían rogado a Dios fervientemente y confesado sus pecados delante de Él, sino también porque habían abandonado su conducta malvada. Actuaron de esta forma porque después de oír las palabras de Dios, se asustaron increíblemente y creyeron que Él haría lo que dijo. Ayunando, vistiendo de cilicio y sentándose sobre cenizas, deseaban expresar su disposición a reformarse de sus caminos y refrenar su maldad, a orar para que Jehová Dios contuviese Su enojo, a rogar a Jehová Dios para que se retractase de Su decisión, así como de la catástrofe que estaba a punto de caer sobre ellos. Por medio del examen de todo su comportamiento se puede ver que ya entendieron que sus actos malvados anteriores eran detestables para Jehová Dios y que entendieron la razón por la que Él los destruiría pronto. Por estas razones, todos deseaban arrepentirse completamente, volverse de sus caminos malvados y abandonar la violencia en sus manos. En otras palabras, una vez conocieron la declaración de Jehová Dios, todos y cada uno de ellos sintió miedo en su corazón; ya no continuaron más con su conducta malvada ni cometiendo esos actos aborrecidos por Jehová Dios. Adicionalmente, rogaron a Jehová Dios que perdonase sus pecados pasados y que no los tratase de acuerdo a sus acciones pasadas. Estaban dispuestos a no involucrarse más en la maldad y actuar según las instrucciones de Jehová Dios, para nunca más enfurecer a Jehová Dios. Su arrepentimiento fue sincero y profundo. Vino de las profundidades de sus corazones y no fue fingido, ni tampoco temporal.
ninivitas cubrían de saco a los vacas y ovejas en el pueblo
Una vez que las personas de Nínive, desde el rey supremo hasta sus súbditos, conocieron que Jehová Dios estaba enojado con ellos, cada una de sus acciones, la totalidad de su comportamiento, así como cada una de sus decisiones y elecciones fueron claras y sencillas a la vista de Dios. El corazón de Dios cambió de acuerdo a su comportamiento. ¿Cuál era el estado de ánimo de Dios en ese mismo momento? La Biblia te puede responder esa pregunta. Tal como se registra en las Escrituras: “Y Dios vio sus obras que ellos se habían arrepentido de su maldad; y Dios se arrepintió del mal que Él había anunciado para ellos y no lo cumplió”. Aunque Dios cambió de opinión, no había nada complejo sobre Su estado de ánimo. Simplemente pasó de expresar Su enojo a calmarlo, y después decidió no traer la catástrofe sobre la ciudad de Nínive. La razón por la que la decisión de Dios —salvar a los ninivitas de la catástrofe— fue tan rápida es que Dios observó el corazón de cada persona de Nínive. Vio lo que tenían en las profundidades de sus corazones: su confesión y arrepentimiento sinceros de sus pecados, su creencia sincera en Él, su profundo sentido de cómo sus actos malvados habían enfurecido Su carácter, y el miedo resultante del castigo inminente de Jehová Dios. Al mismo tiempo, Jehová Dios también oyó las oraciones desde las profundidades de sus corazones rogándole que detuviese Su enojo contra ellos para que pudiesen evitar esta catástrofe. Cuando Dios observó todos estos hechos, poco a poco Su ira desapareció. Independientemente de cuán grande había sido anteriormente Su enojo, cuando vio el arrepentimiento sincero en las profundidades de los corazones de estas personas Su corazón fue tocado por esto, y por tanto no quiso traer la catástrofe sobre ellos, y dejó de estar enojado con ellos. En su lugar, continuó extendiendo Su misericordia y tolerancia hacia ellos y continuó guiándolos y proveyendo para ellos.
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
Nota al pie:
The Bible quotation in this article are translated from AKJV.
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