Dios Todopoderoso es mi salvador

Que el amor y la misericordia de DIOS estén siempre contigo

Lo que realmente es el estándar de los justos a los ojos de Dios

2020-04-09 07:06:05 | Películas Evangélicas
El estándar por el cual el hombre juzga a los justos
Por casualidad, una amiga mía compartió conmigo estos versículos de la Biblia: la parábola de la red barredera en Mateo 13:47-50: "El reino de los cielos también es semejante a una red barredera que se echó en el mar, y recogió peces de toda clase; y cuando se llenó, la sacaron a la playa; y se sentaron y recogieron los peces buenos en canastas, pero echaron fuera los malos. Así será en el fin del mundo; los ángeles saldrán, y sacarán a los malos de entre los justos, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes". Ella dijo: "Recientemente, al estudiar estos versículos, obtuve nueva iluminación: El Señor usó esta parábola para decirnos qué hará cuando regrese en los últimos días. En ese momento, Dios realizará el trabajo de dividirnos de acuerdo con nuestro tipo y recompensar el bien y castigar el mal. El pez bueno será recogido y luego guardado en los recipientes; los malos serán desechados. Es decir, Dios separará a los justos de los malvados. Finalmente, solo los justos pueden entrar en el reino de los cielos, mientras que los malvados serán desechadas y eliminadas".
Cuando escuché esto, dije confiadamente, "¡Gracias a Dios! Nosotros, los que creemos en el Señor, hemos sido seleccionados ante Él, hemos sido separados de los gentiles y hemos sido justificados por la fe, y por eso somos los justos a Sus ojos. Mientras podamos asistir a las reuniones, orar y leer la Biblia con frecuencia, practicar Su palabra y tener tolerancia, paciencia y compasión por las personas, no golpear ni maldecir a las personas, no fumar ni beber alcohol, y además, con frecuencia difundir el evangelio, dedicarnos y trabajar para el Señor, seremos los justos ante Sus ojos y estaremos tras Su corazón".
Simular que se comporta bien en el exterior no significa ser justo
Después de escuchar, mi compañera me dijo pacientemente: "Mantuve los mismos puntos de vista que usted en el pasado, pensando que mientras podamos brindar un poco más de ayuda y apoyo a los hermanos y hermanas débiles con un corazón amoroso, nos dediquemos más al Señor, difundir más el evangelio y dar más frutos, seremos los justos a los ojos de Dios. Pero el Señor Jesús dijo: “Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’ Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mi, los que practicais la iniquidad’” (Mateo 7:22-23). Entonces reflexioné: "Si mientras nos comportamos bien en el exterior, el Señor puede considerarnos justos, entonces, ¿por qué el Señor Jesús todavía dijo que los que predicaban y trabajaban en el nombre del Señor hicieron el mal?" Más tarde, pensé en los fariseos. Sirvieron a Jehová Dios en el templo sin cambio, e incluso viajaron por todas partes para predicar el evangelio, soportando mucho sufrimiento y pagando un alto precio, pero cuando Dios se encarnó y vino a la tierra para hacer el trabajo, furiosamente lo obstaculizaron y lo persiguieron, y al final incluso unieron fuerzas con el gobierno romano para clavarlo a la cruz. Como resultado, fueron condenados y maldecidos por Dios y fueron sometidos a una destrucción sin precedentes. Ahora, nuestras, muchas hermanas y hermanos en el Señor han hecho tanto trabajo y recorrido grandes distancias y también pueden seguir asistiendo a las reuniones, orando, leyendo la Biblia y haciendo ofrendas, exhibiendo muchos comportamientos aparentemente buenos, pero simplemente no practican la palabra del Señor y aún involuntariamente pecan a menudo. Una vez que sus intereses personales son perjudicados, malinterpretarán y culparán a Dios. Esto muestra que aquellos que pueden predicar y trabajar para el Señor no son necesariamente los justos".
Después de escuchar Sus palabras, pensé en mí mismo: Todos los días le rezo a Dios, diciendo que estoy dispuesto a entregarme en Su mano y someterme a Su soberanía y disposiciones; sin embargo, cuando mi familia se encuentra en contratiempos, mi corazón está lleno de quejas y exigencias hacia Dios. Más que esto, también tengo muchos comportamientos que desobedecen y se oponen a Dios. Por ejemplo, sirvo con pasión en apariencia, pero en realidad lucho contra mis compañeros de trabajo por la fama y la fortuna en todos los sentidos. Una vez que vea que son mejores que yo y que no puedo exhibirme, me pondré celoso de ellos e incluso los juzgaré a sus espaldas para que yo pueda ser apoyado por otros creyentes; durante mi prédica, mi propósito no es simplemente exaltar a Dios, dar testimonio de Dios o traer a los hermanos y hermanas delante de Dios, sino usar sermones y doctrinas para mostrarme a mí mismo, para hacer que las personas me admiren y competir con Dios por las personas. ... Reflexionando sobre todas mis manifestaciones, me sentí muy avergonzado y también estaba muy preocupado por mí mismo porque realmente estaba muy lejos de alcanzar el estándar de los justos.
El estándar de los justos a los ojos de Dios
Al ver que yo estaba desanimado, ella compartió conmigo un pasaje de la palabra de Dios que vio recientemente en un sitio web del evangelio: “Una frase trillada es que ‘no hay justos sobre esta tierra, los justos no están en este mundo’. … ‘Justicia’ no quiere decir dar limosna, no quiere decir amar a tu prójimo como a ti mismo y no quiere decir no pelear, discutir, hurtar o robar. Justicia quiere decir tomar la comisión de Dios como tu deber y obedecer las orquestaciones y arreglos de Dios como una vocación enviada del cielo, independientemente del tiempo o el lugar, igual que todo lo que hizo el Señor Jesús. Esta es la verdadera justicia de la que habló Dios. … No importa qué tan buenas sean tus acciones, no importa cómo parezcas glorificar el nombre de Dios, si no les pegas a los demás o si no los maldices, o si no los hurtas y los robas, todavía no puedes ser llamado justo porque tales cosas las puede poseer cualquier persona normal”. 
Luego continuó compartiendo: "La palabra de Dios nos dice el estándar del verdadero hombre justo. La justicia a los ojos de Dios no significa los buenos comportamientos, no significa ser caritativo, ser amigable con los demás, o no discutir o pelear con otros, y tampoco significa leer la Biblia y orar al minuto todos los días, etc. La justicia real se refiere a las personas que son capaces de tomar el corazón de Dios como suyo, y puede estar obligado a cumplir lo que Dios les ha encomendado como su propio deber sin intenciones ni impurezas, que no consideran sus propios intereses, ganancias y pérdidas y quien puede temer a Dios y apartar del mal y someterse a las orquestaciones y arreglos de Dios, y al final, puede ser compatible con Dios. Solamente este es el estándar de los justos a los ojos de Dios. La Biblia nos muestra que las personas que fueron llamadas justas por Dios eran raras. Génesis 6:9 menciona: "Estas son las generaciones de Noé. Noé era un hombre justo, perfecto entre sus contemporáneos;" Cuando la voluntad de Dios fue revelada a Noé, permitiéndole construir un arca y difundir el evangelio, aunque se enfrentó a la burla, la calumnia y los juicios del pueblo en ese momento y todo tipo de dificultades, no puso condiciones ni excusas, sino que simplemente obedeció las demandas de Dios: persistir en construir el arca, difundir el evangelio y cumplir la orden de Dios; además, Job, que era conocido por nosotros, pasó toda su vida buscando andar por el camino de temer a Dios y apartar del mal. Aunque se enfrentó a las tentaciones de Satanás una y otra vez, y perdió todas sus propiedades y sus hijos e hijas, e incluso sintió dolores en todo el cuerpo, soportando así un dolor extremo tanto físico como mental, aún elogió el santo nombre de Dios, llevando un testimonio hermoso y resonante para Dios. Por lo tanto, él era un hombre justo y perfecto a los ojos de Dios".
A través de esta comunicación, tenía un objetivo preciso y la forma de ser un hombre justo. Si queremos llegar a ser hombres justos, no deberíamos simplemente tener un buen deseo ni los buenos hechos superficiales, sino que debemos poner la palabra de Dios en práctica, actuar de acuerdo con la palabra de Dios y buscar andar por el camino de temer a Dios y apartar del mal. ¡Gracias a Dios! ¡Llegué a estar seguro de ser un hombre justo!
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.
(Traducido del original en inglés al español por Luis Carlos Villegas )

¿Es esta una iglesia donde se adora al Señor Jesús?

2020-04-09 01:53:23 | Películas Evangélicas
¿Es esta una iglesia donde se adora al Señor Jesús?
En 2001, creí en el 
Señor Jesús y me uní al coro de una iglesia. Después, usualmente cantaba himnos y bailaba para alabar a Dios, viviendo alegremente todos los días. 
La "troupe de teatro" de nuestra iglesia
Varios años después, una tarde, mientras ensayábamos, el pastor nos dijo:
—Prepárense cuando volvamos. Mañana iremos a la fiesta de un señor que cumple 90 años.
Al escucharlo, pensé que habría muchas personas que verían nuestra actuación mañana, así que seguramente traeríamos más personas ante el Señor, lo que me hizo sentir muy feliz.
Temprano a la mañana siguiente, llegué a la iglesia, cantando himnos de alabanza a Dios todo el camino. Después de maquillarnos, vestirnos y organizar nuestros accesorios e instrumentos, todos estuvimos listos y motivados. En ese momento, el pastor nos dijo:
—¡Gracias Señor! Hermanos y hermanas, testificaremos del amor del Señor y traeremos más personas ante Él a través de nuestra actuación. Por lo tanto, para que la gente pueda ver la paz y la alegría de los creyentes en el Señor, debemos aplicarnos y enfrentarnos al público con sonrisa.
Todos gritamos: —¡Amén! Luego, más de veinte de nosotros partimos tocando gongs y batería y cantando fuerte y sonoramente.
El anfitrión, entusiasmado, nos condujo a un amplio salón. Después de que el pastor ofreciera sus felicitaciones desde el escenario y nos guiara en la recitación del Padrenuestro, comenzamos nuestra actuación. Después de una serie de actividades, y el anfitrión nos invitó a una fiesta abundante. Durante la comida, hermanos y hermanas propusieron brindis, enviaron deseos y se ofrecieron cigarrillos y bebidas unos a otros. Entretanto, dijeron:
—Normalmente no bebemos, pero tampoco observamos reglas. Hoy es un caso especial. Hagamos una excepción.
Al verlos bebiendo y fumando me sentí bastante incómodo en mi corazón, y pensé: ¿Son así los creyentes en Dios?
Después, cada vez que alguien celebraba bodas o funerales o daba un banquete para estrenar una casa o festejaba un cumpleaños, nos invitaban a actuar. Yo siempre participaba activamente y hacía todo lo posible por actuar. Hasta que un día, una hermana me dijo que el pastor recibía dinero en secreto por cada actuación.
Al escucharla me sentí muy molesto y no pude calmarme, pensando: Nuestro canto y baile son para testificar el nombre del Señor, predicar Su evangelio y obtener Su aprobación, pero no para ganar dinero. Sin embargo, el pastor recibe el dinero por él. Esta actitud, ¿sería aprobada por el Señor? ¿Qué diferencia hay entre el comportamiento del pastor y el de los incrédulos?
Un día, leí estas palabras en 
la Biblia: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:13-16). Estas palabras del Señor me permitieron ver que nosotros, como cristianos, debemos tener corazones piadosos para alabar y adorar al Señor y vivir en la forma requerida por Él. Solo haciendo eso podríamos glorificar Su nombre.
Sin embargo, actuando presuntamente para “creer en el Señor y difundir el
Evangelio”, el pastor guiaba a hermanos y hermanas a asistir a fiestas de bodas de incrédulos, y se beneficiaba económicamente recibiendo dinero en secreto por nuestras acciones. Además, resultó que los hermanos y hermanas se ocupaban de cosas mundanas, siguiendo las tendencias de fumar y beber, y se volvían disolutos y desenfrenados. ¿Cómo podría ser esto la luz y la sal? La Biblia dice: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago 4:4).
Ahora obedecíamos las palabras de los pastores y los ancianos para seguir las cosas mundanas. En consecuencia, el coro que alababa a Dios se había convertido en una compañía de teatro que extraía dinero, y la iglesia se había convertido en un grupo social donde llevábamos a cabo nuestro propio negocio. ¿No era maldad lo que hacíamos, y una deshonra para el nombre de Dios?
No pude evitar pensar en el último período de la era de la Ley. En aquel momento, los fariseos perdieron su reverencia por Dios. Convirtieron el templo en una cueva de ladrones donde la gente vendía ganado, ovejas y palomas, y cambiaban dinero. Por fin, sufrieron la maldición del Señor. Del mismo modo, ahora creemos en el Señor pero no podemos seguir Su camino. ¿Hay alguna diferencia entre la iglesia y el templo al final de la era de la Ley? ¿Podemos ser aprobados por el Señor si continuamos con ese tipo de fe? ¿Nos convertiremos en los malvados de los que habló el Señor Jesús? Tal como dijo una vez: “Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mi, los que practicais la iniquidad’” (Mateo 7:23). Esto, me llenó de ansiedad.
Domingo de Pasión
Un domingo por la tarde en abril, hermanos y hermanas fueron a la iglesia para asistir a la ceremonia conmemorativa de la Pasión del Señor Jesús. Después de la oración del pastor y el canto de nuestros himnos, nos llevó a leer la Biblia: “Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: ‘Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí’. De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: ‘Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por vosotros’” (Lucas 22:19-20). Cada vez que leemos las Escrituras después de una serie de ceremonias, nos conmueve tanto el gran amor del Señor que lloramos amargamente y seguimos orando y clamando por nuestro dulce Salvador Jesús.
Entonces, dos servidores de la iglesia se acercaron a nosotros con un plato en las manos. Había zumo de uva y pan sin levadura en el plato. Pero exigieron que cada uno de nosotros pusiera 20 yuanes en el plato para recibir el zumo y el pan. Si no tuviéramos suficiente dinero, podríamos pedir prestado a conocidos. Como último recurso, podríamos poner 10 yuanes en el plato. Entonces la congregación se transformó en un caos. Algunas personas buscaron a sus conocidos para pedir dinero prestado. La atmósfera piadosa de la gente conmemorando al Señor ante Él desapareció, y en cambio el lugar de reunión fue un desastre. Cuando los dos servidores se acercaron a mí, como yo no tenía dinero conmigo no me permitieron tomar la comida santa y directamente me dejaron de lado.
Esta escena me hizo sentir una tristeza indescriptible en mi corazón: ¿Esto es pensar en el Salvador? Debemos pagar antes de tomar la comida santa, pero esta práctica no pertenece a las enseñanzas del Señor. ¿Cómo puede pasar esto? Realmente no lo podía entender.
En ese momento, los hermanos y hermanas comenzaron una discusión, un hermano dijo:
—Lo que sucedió hoy me hace pensar en las palabras del Señor Jesús: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno” (Mateo 23:25). “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Mateo 23:27). Creo que nuestro pastor es similar a los fariseos desenmascarados por el Señor Jesús. El Señor derramó su sangre por nosotros para salvarnos. ¿Por qué debemos pagar antes de beber la copa del Señor? Esta no es una iglesia donde se adora al Señor Jesús. ¿Acaso no están extorsionando dinero abiertamente? ¿Es la iglesia del Señor?
Una hermana continuó: —¡Correcto! Ahora en nuestra iglesia el pastor recolecta dinero de diferentes maneras. En la pared exterior de la iglesia hay un pedazo de papel rojo grande, en el cual está escrita la cantidad de dinero que donó cada creyente. Como resultado, todos donan más dinero para parecer más respetables, comparándose con los demás. Al mismo tiempo, el pastor aprovecha esta oportunidad para obtener más dinero. El Señor Jesús dijo: “Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mateo 6:3 -4). Está claro que su comportamiento contradice la intención del Señor.
Otro hermano dijo con indignación: —Es mucho más que esto. Escuché que un nuevo pastor sería transferido a nuestra iglesia. Presentó sus demandas de una casa bien decorada, equipada con aire acondicionado, televisión en color y otros muebles. Además, exigió que toda su familia viva en la iglesia. ¿No es tal como dice el Señor Jesús, “[...] porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Mateo 23:27)?
Al escuchar estas palabras quedé muy conmovido: desgraciadamente la iglesia se había convertido en una especie de club social comercial y los pastores utilizan el creer en Dios como su pan y mantequilla. ¿No son ellos los fariseos hipócritas modernos? ¿Es esta la iglesia donde la gente adora al Señor Jesús?
Luego, varios hermanos y hermanas dijeron:
—¡Estas cosas son tan desalentadoras! Me parece que esta no es una iglesia donde se adora al Señor. No hay presencia del Señor en nuestra iglesia. Deberíamos buscar una iglesia con la presencia del Señor.
Dijeron exactamente lo que estaba en mi corazón: ¡Cierto! Debemos buscar una iglesia con la obra del Espíritu Santo.
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.
(Traducido del original en inglés al español por Carlos Nogués)