Dios Todopoderoso es mi salvador

Que el amor y la misericordia de DIOS estén siempre contigo

¿Cuál es el medio de la segunda venida de Jesucristo

2019-06-30 22:21:38 | Reflexiones Cristianas

Después de que el Señor Jesús resucitó y ascendió al cielo, todos los cristianos que sinceramente creyeron en Él comenzaron a esperar su segunda venida. En particular, nosotros que hemos nacido en los últimos días esperamos aún más Su segunda venida cuando Él nos elevará al reino celestial. Mientras nos aferramos a esta esperanza, ¿somos conscientes de la forma en que se manifestará la segunda venida del Señor? Esta pregunta se relaciona con el importante asunto de si somos capaces o no de dar la bienvenida al regreso del Señor, así que es esencial que lo discutamos seriamente.

Alguien dice que cuando llegue la segunda venida del Señor, Él vendrá definitivamente con nubes en gran poder y gloria, porque hay muchas profecías así dentro de la Biblia. Por ejemplo, “He aqui, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por El; [...]” (Apocalipsis 1:7). “Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:30). También, cuando el Señor Jesús resucitó y subió al cielo, un ángel dijo: “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11). A la luz de estas profecías, algunos hermanos y hermanas creen que la segunda venida del Señor en los últimos días será definitivamente que Él venga con nubes.

 

De hecho, además de los muchos versículos en la Biblia que profetizan que el Señor vendrá abiertamente con nubes, también están las profecías que dicen que el Señor vendrá en secreto como un ladrón. Por ejemplo, “He aquí, vengo como ladrón. [...]” (Apocalipsis 16:15). “[...] Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, [...]” (Apocalipsis 3:3). Y en Mateo 25:6, el Señor Jesús dijo: “Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’”. Estos versículos dicen muy claramente que, cuando el Señor regrese, no todos podrán verlo, pero que Él vendrá sin que nosotros lo sepamos. En cambio, Su llegada será anunciada por un grito, es decir, por alguien que nos da testimonio del evangelio del regreso del Señor. Después de escuchar este testimonio, debemos abrir nuestras puertas y recibirlo, y solo entonces podremos dar la bienvenida al Señor. Por lo tanto, podemos confirmar que la Biblia profetiza dos maneras en que el Señor regresará: Una es que el Señor vendrá en el Espíritu, cabalgando abiertamente sobre las nubes, y la otra es que el Hijo del Hombre vendrá en secreto.

Sabemos que el Señor es fiel, y ya sea que profetice que vendrá en secreto o abiertamente con nubes, todo será logrado y cumplido. Entonces, ¿cómo exactamente se van a cumplir estas dos profecías totalmente diferentes? Veamos varios versículos de la Escritura para encontrar la respuesta.

En Lucas 12:40, el Señor Jesús dijo: “Vosotros también estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperéis” Asimismo, Él dijo en Lucas 17:24–25: “Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación”. Estos versículos profetizan que el Señor regresará en secreto como el Hijo del hombre. Como todos sabemos, “Hijo del hombre” significa alguien que nace del hombre y que posee una humanidad normal. El cuerpo espiritual de Dios no puede ser llamado Hijo del hombre; solo Dios encarnado puede ser llamado así. Como el Señor Jesús, por ejemplo. En esencia, Él era el Espíritu de Dios cubierto con un cuerpo ordinario, y nadie podía decir con solo mirarlo que Él era diferente de una persona normal. Por lo tanto, el tiempo de la obra de Dios encarnado fue la etapa en la que Él vino y obró en secreto. Para decirlo de otra manera, cuando el Señor venga de nuevo en los últimos días, Él aparece primero y realiza Su obra en la carne como el Hijo del hombre, y aquellos que son capaces de escuchar la voz de Dios, a través de las palabras de Dios, serán capaces de reconocer que Él es Dios. Al igual que Pedro y Juan en aquellos días antiguos, por ejemplo, que pudieron reconocer a partir de las palabras que Jesús dijo que Él era el Mesías, y siguieron entonces los pasos del Cordero, y lograron la salvación de Dios. Sin embargo, aquellos que son incapaces de escuchar la voz de Dios, ciertamente juzgan al Dios encarnado por Su apariencia exterior, tratan a Cristo como si Él fuera una persona común, e incluso rechazan, condenan y blasfeman a Cristo en los últimos días, exponiéndolos como vírgenes insensatas. Cuando ocurran los grandes desastres, el Señor comenzará a recompensar a los buenos y a castigar a los malos, y entonces Él vendrá con las nubes y aparecerá abiertamente a todos los pueblos. Cuando llegue ese momento, todos los que resistan a Dios quedarán atrapados en los desastres y habrá mucho llanto y rechinar de dientes. Tal como dice en Apocalipsis 1:7: “He aqui, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por El; [...]”.

A partir de esto, podemos ver que el período en el que Dios viene en secreto es la etapa durante la cual Dios realiza Su obra para salvar a la humanidad, y que el tiempo en que Dios venga abiertamente será el tiempo en que recompensará a los buenos y castigará a los malvados. Tal como está escrito en Mateo 24:37-39: “Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Pues así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no comprendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será la venida del Hijo del Hombre”. ¿Por qué se dice que los días de la venida del Hijo del Hombre serán los mismos que los días de Noé? Todos sabemos que, cuando Noé construyó el arca, predicó al pueblo que Dios destruiría el mundo con el diluvio, pero nadie le creyó, sino que se burlaron de él por estar loco. Cuando el arca fue terminada y las ocho personas de la familia de Noé subieron a bordo, llegaron las inundaciones. A partir de esto podemos ver que, durante los días antes de que ocurrieran las inundaciones, Dios trató de salvar a los hombres, y que cuando vinieron las inundaciones, que fueron el advenimiento de los días de castigo, todos pudieron ver las inundaciones pero ya era demasiado tarde, porque la puerta de la gracia ya estaba cerrada en ese tiempo. Por lo tanto, la etapa en la cual el Señor viene en secreto es la salvación para todos los que creen sinceramente en Dios y aman la verdad, porque pueden escuchar la voz de Dios, recibir el regreso del Señor, ser limpiados y hechos vencedores por Dios. En cuanto a aquellos que pretenden creer en Dios y que odian la verdad, sin embargo, porque se aferran a sus propios conceptos erróneos e imaginaciones, y porque se rehúsan a aceptar la salvación de Dios de los últimos días, e incluso se resisten y condenan a Dios encarnado, ellos serán los objetos del castigo de Dios. Cuando el Señor aparezca abiertamente con las nubes, ellos verán que Aquel a quien se han estado resistiendo es verdaderamente Dios Mismo, pero para entonces su fin estará decidido, y Dios recompensará a los buenos y castigará a los malos. ¿Cómo entonces no se golpearán el pecho con gran llanto y rechinar de dientes? Así, el espectáculo de “y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por El” se hará realidad.

A partir de la enseñanza anterior, podemos entender que la segunda venida del Señor en los últimos días tendrá lugar primero por Él encarnando secretamente en la forma del Hijo del Hombre. Antes de que lleguen los desastres, Dios hará un grupo de vencedores y, una vez que Su obra esté terminada, aparecerá abiertamente con nubes para castigar a los malvados que le resistieron. Por lo tanto, si deseamos ser limpiados por Dios y sobrevivir a los desastres, entonces debemos aprovechar nuestra oportunidad de ser salvos por Dios antes de los desastres, no sea que lleguemos a estar entre aquellos por los cuales “y todas las tribus de la tierra harán lamentación por El”.

Actualmente, los desastres en todo el mundo están creciendo en escala y están sucediendo más y más frecuentemente, y todas las profecías bíblicas que profetizan el regreso del Señor ya se han cumplido básicamente. ¿Qué debemos hacer para seguir los pasos de Dios en este momento clave de la segunda venida del Señor? Apocalipsis 2:29 dice: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Y Apocalipsis 3:20 dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”. A partir de estos versículos, podemos ver que cuando llegue la segunda venida del Señor, Él dirá Sus palabras, y por lo tanto debemos ser como las vírgenes prudentes y prestar atención para escuchar la voz de Dios. Cuando oímos a alguien gritar que el novio ha venido, debemos enfocarnos en buscar e investigar, y no solo mirar el cielo esperando que el Señor venga con las nubes, porque solo de esta manera podremos dar la bienvenida al regreso del Señor.

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation.

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

Recomendación: La segunda venida de Cristo


¿Cómo podemos entrar en el reino de Dios?

2019-06-29 20:37:22 | Conocer a Dios

Creo que todos los seguidores de Dios quieren obtener la salvación y entrar en el reino de Dios para poder disfrutar de las bendiciones del reino celestial. Pero ¿cómo podemos hacer esto en realidad? Probablemente haya bastantes hermanos y hermanas que responderían: “El Señor Jesús mismo nos redimió en la cruz, absolviéndonos de todos nuestros pecados, así que en Sus ojos ya no somos pecadores. Siempre que sigamos al Señor Jesús, sigamos leyendo la Biblia, orando, yendo a la iglesia y haciendo la obra de Dios con diligencia, cuando Él regrese, seremos completamente salvados y entraremos en el reino de Dios”.

Al igual que todo el mundo, yo solía pensar eso también, pero hace poco me encontré con un hermano que estaba predicando el evangelio de que el Señor ya ha regresado. Exploré ese asunto de entrar en el reino con él y entonces me di cuenta de que el conocimiento de la mayoría de los cristianos acerca de este asunto no está de acuerdo con la verdad. La manera en la que vivimos no ha alcanzado todavía el criterio para ser salvados completamente. Ahora me gustaría compartir algunas palabras sobre un poco de mi propio conocimiento. Aunque hemos aceptado la redención del Señor Jesús y nuestros pecados han sido absueltos, esto no quiere decir que hayamos sido salvados completamente, o que estemos cualificados para entrar en el reino de Dios. Esto se debe a que la raíz de nuestro pecado todavía sigue ahí, y a menudo estamos atrapados viviendo con nuestros caracteres corruptos. Por ejemplo, podemos abandonar algunas cosas o gastarnos un poco a nosotros mismo, podemos traer a algunas personas a Dios, y entonces sentimos que hemos trabajado muy duro y hemos conseguido algo importante, que estamos muy dedicados a Dios. Pensamos que esto debería ser nuestro billete para entrar en el reino de los cielos. Sin embargo, cuando vemos que obtener estas bendiciones no parece que vaya a ocurrir en un futuro próximo, nos sentimos abatidos, o podemos sentir que no vale la pena seguir a Dios. Perdemos nuestra motivación para gastarnos por Él. De esto resulta claro que nuestros esfuerzos por Dios son simplemente transacciones; no estamos sinceramente dedicados a Él. Vemos que los no creyentes están comiendo buena comida y vistiendo con ropa bonita, conduciendo un coche caro y viviendo en una casa grande, mientras que nosotros no tenemos mucho tiempo para salir y ganar dinero porque estamos ocupados en la iglesia, así que nuestros placeres materiales no están a la altura de los suyos. Sentimos envidia, celos y a veces somos debilitados y caemos en la pasividad. Esto nos demuestra que nuestras perspectivas sobre las cosas y valores en la vida todavía no han cambiado, que las cosas que amamos en verdad no son la verdad o la vida, sino que son la fama, las ganancias, el estatus y los placeres carnales. Albergamos estos caracteres corruptos dentro de nosotros; todos ellos son contrarios a la verdad y son incompatibles con lo que el Señor requiere. ¿Cómo sería posible que fuésemos salvados de esta manera? Dios dijo: “[...] seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45), “[...] En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). Las palabras de Dios nos muestran que Dios es santo y que los que no han sido purificados absolutamente no pueden entrar en Su reino. Esto está determinado por el carácter justo de Dios. ¿Cómo podría la gente como nosotros, que está pecando constantemente, estar cualificada para entrar en el reino de Dios? Si queremos ser salvados completamente y entrar en Su reino, debemos desprendernos de nuestros caracteres corruptos, ser limpiados, conseguir la obediencia a Dios, y amarle. Esta es la única manera para que seamos verdaderamente salvados y podamos entrar en Su reino.

En este momento de nuestra palabra, pienso que todo el mundo puede reconocer que la raíz de nuestra pecaminosidad todavía está profundamente arraigada y que no hemos conseguido la purificación. Entonces, ¿cómo podemos librarnos de nuestros caracteres corruptos y conseguir la salvación completa para que podamos entrar en el reino de Dios? En realidad, el Señor Jesús nos dio algunas profecías hace mucho tiempo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48). Está claro, a través de estas profecías, que el Señor Jesús va a regresar y realizar otro paso de la obra: la obra del juicio. También va a expresar todas las verdades que no entendemos. Siempre que aceptemos la obra de Dios del juicio en los últimos días, pongamos en práctica la verdad y seamos limpiados de nuestros caracteres corruptos, y vivamos con la verdadera semejanza humana, finalmente podremos ser salvados completamente y raptados al reino de los cielos. Esto se debe a que la obra de redención del Señor Jesús no era la obra de los últimos días para librarnos del pecado, sino que allanó el camino para Su obra en los últimos días. La obra de la redención simplemente nos absolvió de nuestros pecados, pero nuestra naturaleza pecadora sigue dentro de nosotros. Por eso, el Señor necesita hacer un paso de la obra del juicio. Como se dice en las palabras de Dios: “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así, después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida”.

Entonces, ¿cómo puede la obra de juicio de Dios en los últimos días conseguir la transformación y purificación de los seres humanos? Echemos un vistazo a un pasaje de las palabras de Dios y entonces lo entenderemos. Dios dice: “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda durante un largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios”.

Las palabras de Dios nos dicen que en los últimos días Él ha expresado muchos aspectos de la verdad, juzgando y poniendo de manifiesto nuestras naturalezas y esencias satánicas, además de la verdad de nuestra corrupción como seres humanos que se oponen a Dios. Él expone y disecciona la raíz de nuestra pecaminosidad, revelándonos el carácter justo, santo e inviolable de Dios. A través del juicio de las palabras de Dios, podemos ver lo profundamente que hemos sido corrompidos por Satanás: Somos arrogantes, egoístas, despreciables, deshonestos y engañosos. No amamos la verdad y, aunque creemos en Dios, no le honramos como excelente. Somos incapaces de someternos a Él o amarle verdaderamente, y cuando nos encontramos con dificultades nos quejamos a Él o incluso le negamos y traicionamos. No vivimos con una semejanza humana verdadera. Cuando vemos todas estas cosas empezamos a despreciarnos a nosotros mismos y a arrepentirnos verdaderamente ante Dios. Nos volvemos dispuestos a aceptar el juicio y castigo de Dios; perseguimos la verdad y un cambio de carácter de acuerdo con las palabras de Dios. Entonces, gradualmente podemos desprendernos de las ataduras y restricciones de nuestras naturalezas satánicas y corruptas, abandonar por completo a Satanás y volvernos hacia Dios. Así es como podemos transformar nuestra naturaleza pecadora interna desde su misma raíz. Asimismo, a través del juicio y castigo de Dios, llegamos a conocer el carácter justo y la esencia santa de Dios; entendemos las intenciones sinceras y amables de Dios para salvarnos, y Su amor auténtico, y desarrollamos un corazón de reverencia por Dios. Nos volvemos dispuestos a obedecer las orquestaciones y arreglos de Dios. A medida en que nuestro conocimiento de Dios se profundiza gradualmente, la verdad empieza a arraigarse en nuestros corazones y las palabras de Dios se convierten en los propios cimientos de nuestra supervivencia, nuestra guía en todas las cosas. Entonces empezamos a vivir confiando en las palabras de Dios. Así es como podemos vivir con una semejanza humana, desprendernos completamente de las ataduras y restricciones de nuestras naturalezas satánicas y corruptas, ser limpiados, y conseguir la salvación completa.

Ese hermano que conocí también compartió su experiencia personal conmigo. Él solía creer que, como había sido creyente durante años, había abandonado cosas, se había gastado y había trabajado duro por el Señor, ya era una persona que amaba a Dios y se sometía a Él. Pero, al experimentar el juicio y el castigo de Dios, finalmente se dio cuenta de que, aunque por fuera pareciese que podía hacer sacrificios y trabajar muy duro por el Señor, cuando hacía más que sus compañeros se elevaba a sí mismo, se jactaba, llevaba la cuenta de todas las ovejas que traía al rebaño, de todo el trabajo que hacía. Él vio que lo que había aportado era en realidad sólo un esfuerzo por engañar a Dios y llevar a cabo una transacción con Él. Él quería intercambiar su contribución insignificante por las bendiciones enormes de Dios, para así ser recompensado y entrar en el reino de los cielos. Eso no era verdadera sumisión ante Dios, y en particular, no era amor verdadero por Dios. A través del juicio y las revelaciones de las palabras de Dios, este hermano finalmente vio que no era alguien que amase y obedeciese a Dios, y que siempre estaba viviendo con su carácter satánico. No estaba viviendo con una semejanza humana en absoluto. Y, a través del juicio, el castigo, las pruebas y el refinamiento de Dios, el hermano también llegó a reconocer el poder absoluto y la omnisciencia de Dios, y que Dios escudriña el fondo del corazón de la gente; él sintió verdaderamente que el carácter justo de Dios no tolerará ninguna ofensa de la humanidad y, por eso, ha desarrollado un corazón de reverencia por Dios y sumisión a Él. No perdió ni un segundo para postrarse y arrepentirse verdaderamente ante Dios. Gradualmente, experimentó un poco de cambio en el carácter de su vida. Todo esto era el fruto de haber sido sometido al juicio y castigo de Dios.

En este momento de nuestra palabra, confío en que todo el mundo haya obtenido algo de claridad sobre cómo podemos ser salvados completamente para entrar en el reino de Dios. Si sólo aceptamos la obra de redención del Señor Jesús, todavía no podremos conseguir ningún cambio de carácter. También debemos aceptar la obra del juicio de Dios en los últimos días, someternos al juicio y castigo de las palabras de Dios, y aceptar la verdad como nuestras vidas. Entonces, podemos conseguir la transformación en nuestros caracteres corruptos, llegar a ser obedientes a Dios y amarle, y ser compatibles con Él. Esto es ser completamente salvados para tener acceso al reino de Dios.

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation.  

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

Recomendación: Reino de Dios


¿Sabes lo que significa el nombre “Jesús”?

2019-06-28 23:31:54 | Palabra de Dios

En la última comunicación, compartimos el origen y significado del nombre de Dios: “Yahvé”. Luego, recibimos cartas de algunos hermanos y hermanas en el Señor, y ellos preguntaron: “Ya que el nombre del Dios Yahvé perdurará para siempre, debería ser perpetuado de aquí en adelante. Pero, ¿por qué el nombre de Dios cambió a “Jesús” en la Era de Gracia? ¿Se esconde algún significado más profundo detrás?” Probablemente, la mayoría de hermanos y hermanas quieran conocer la verdadera respuesta a esta pregunta. De modo que, dejad que hoy debatamos en la reunión sobre la razón de por qué Dios adoptó el nombre de Jesús, en vez de quedarse con el de Yahvé en la Era de Gracia, y analicemos también el significado del nombre de Jesús.

 

Como todos sabemos, las obras de Dios son inconmensurables. Ningún nombre de Dios puede representar a Dios en su totalidad, ni puede totalmente expresar lo que Dios tiene y es. Al principio, Dios no tenía nombre alguno y se le llamaba Dios. Como Dios necesita guiar, redimir y salvar a la humanidad, Él ha hecho distintas obras y ha ido adoptando distintos nombres a lo largo de las distintas épocas. Como todos también sabemos, el Antiguo Testamento de la Biblia recoge que Yahvé Dios decretó leyes y mandamientos para que guiaran al hombre a lo largo de su vida, para que se dieran cuenta los hombres de que Dios los bendeciría si respetaban las leyes y los mandamientos, pero en caso contrario, Dios los condenaría y maldeciría. De esta manera fue como Yahvé Dios expresó el carácter de la ira y la maldición. Al final de la Era de la Ley, la gente no fue capaz de cumplir la ley, de modo que corrieron el peligro de ser condenados y ejecutados bajo la ley. Para redimir a toda la humanidad, Dios se reencarnó por vez primera, para llevar a cabo la obra de redención bajo el nombre de Jesucristo. Si los hombres le rezaban para confesarle sus pecados y se arrepentían, se les perdonarían sus pecados y podrían disfrutar de la abundante gracia que Dios les había concedido. El Nuevo Testamento de la Biblia registra que Jesucristo rebosaba amor y misericordia, lo cual representa precisamente el carácter que Dios expresó en la Era de Gracia. Podemos ver que haciendo distintas obras, Dios expresa Su distinto carácter y Su nombre cambia en concordancia; esto a su vez es el principio de Su obra, que siempre es nueva y nunca vieja.

Por ejemplo, cuando alguien trabaja de profesor en un colegio, la gente lo llama profesor. Cuando un día resulta que coge un trabajo nuevo en una fábrica, los demás ya no le llamarán profesor cuando lo vean. Porque enseñar fue su trabajo anterior y profesor, su título anterior. Lo más adecuado ahora es llamarle obrero de fábrica de acuerdo con su trabajo actual. Por lo tanto, con la obra de Dios siempre progresando hacia delante, se nos está revelando sin cesar Su carácter y lo que Él tiene y es. Y al mismo tiempo, el nombre de Dios cambia según las necesidades de Su obra.

Sin embargo, no importa de qué manera cambie el nombre de Dios: Su carácter y esencia jamás cambiarán, y mucho menos el objetivo de Su obra. Como dice un pasaje de la palabra de Dios: “‘Jehová’ es el nombre que adopté durante Mi obra en Israel, y significa el Dios de los israelitas (el pueblo escogido de Dios) que puede tener compasión del hombre, maldecirlo, y guiar su vida. Significa el Dios que posee gran poder y está lleno de sabiduría. ‘Jesús’ es Emanuel, y significa la ofrenda por el pecado que está llena de amor, de compasión, y redime al hombre. Él realizó la obra de la Era de la Gracia, y representa la Era de la Gracia, y sólo puede representar una parte del plan de gestión. Es decir, sólo Jehová es el Dios del pueblo escogido de Israel, el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, de Moisés, y de todo el pueblo de Israel. Y así en la era presente, todos los israelitas excepto la tribu de Judá adoran a Jehová. Hacen sacrificios a Él en el altar, y le sirven llevando túnicas de sacerdotes en el templo. Lo que esperan es la reaparición de Jehová. Sólo Jesús es el Redentor de la humanidad. Él es la ofrenda por el pecado que redimió a esta del mismo. Es decir, el nombre de Jesús vino de la Era de la Gracia, y existió por la obra de redención en la misma. El nombre de Jesús existió para permitir a las personas de dicha Era nacer de nuevo y ser salvos, y es un nombre particular para la redención de toda la humanidad. Y por tanto el nombre de Jesús representa la obra de la redención, y denota la Era de la Gracia. El nombre de Jehová es un nombre particular para el pueblo de Israel que vivía bajo la ley. En cada era y etapa de la obra, Mi nombre no carece de base, sino que tiene un significado representativo: cada nombre representa una era. ‘Jehová’ representa la Era de la Ley, y es el título honorífico para el Dios adorado por el pueblo de Israel. ‘Jesús’ representa la Era de la Gracia, y es el nombre del Dios de todos aquellos que fueron redimidos durante la Era de la Gracia”. (“El Salvador ya ha regresado en una ‘nube blanca’”)

Ahora estamos más capacitados para entender que el nombre de Dios tiene un significado extraordinario en cada Era, conteniendo Su carácter, el principio de Su obra y el trabajo que Él lleva a cabo en cada Era. Si la gente no es capaz de entender el significado de los nombres de Dios, es muy poco probable que conozcan a Dios, y consecuentemente, tan sólo tendrán una forma confusa de fe. Creer en Dios no significa recibir la gracia y la bendición del Señor, ni sacrificar ni renunciar a cosas por Dios. Lo importante es que el hombre conozca a Dios, que sepa cómo Dios nos ha guiado y salvado en cada paso desde Su creación del mundo. Tan sólo así podemos conocer de algún modo la intención de Dios, la de salvar a la humanidad, y así podremos darle mejor la bienvenida cuando Jesucristo regrese. Cuando la gente sepa que el nombre de Dios en una determinada Era, representa Su obra y carácter dentro de esa Era, ¿seguirán teniendo duda alguna acerca de qué nombre usará el Señor Jesús Retornado?

(Traducido del original en inglés al español por Eva Trillo)

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

Recomendación: Palabra de Dios

 


Película evangélica "El anhelo" Escena 2 - ¿Conoces el misterio de la aparición de Dios?

2019-06-27 20:24:49 | Películas Evangélicas

             

 

  

Película evangélica "El anhelo" Escena 2 - ¿Conoces el misterio de la aparición de Dios?

Muchos creyentes en el Señor creen que el Señor regresará en gloria, descendiendo sobre una nube y apareciéndose a todos los pueblos, así que siempre están mirando a las nubes en el cielo, esperando que el Señor descienda sobre una nube para ser arrebatados a los cielos y encontrarse con Él. ¿Esta creencia concuerda con la verdad? ¿Cómo se debe entender la aparición y la obra de Dios? ¿Qué clase de misterios contiene la aparición de Dios?

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

Recomendación: Reflexiones Cristianas


¿Qué significa Cristo?

2019-06-26 22:26:42 | Profecías Bíblicas

Confío en que todos nosotros estamos familiarizados con la palabra “Cristo”. En la Biblia está registrado: “El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:15-17). Muchas personas ven estos versículos y dicen sin pensar: “Cristo es el Señor Jesús encarnado” o “Cristo es el Mesías, el Hijo de Dios”, y otros dicen: “Cristo es el Hijo del hombre”, “Cristo significa el ungido”. Pero ante estas afirmaciones, algunas personas se sienten desconcertadas: los profetas, los reyes y los sacerdotes del Antiguo Testamento fueron ungidos, ¿de modo que también son Cristos? Entonces, ¿qué es Cristo?

Para abordar esa pregunta, primero veamos dos pasajes de la palabra de Dios: “El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne que se viste con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente de cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y sangre, sino que es la personificación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo”. “El Dios que se hizo carne se llama Cristo, y así el Cristo que les puede dar a las personas la verdad se llama Dios. No hay nada excesivo en esto [...] Cristo no es sólo la manifestación de Dios en la tierra, sino que es la carne particular asumida por Dios a medida que cumple y completa Su obra entre los hombres. Esta carne no es una que cualquier hombre pueda reemplazar, sino una que pueda adecuadamente llevar la obra de Dios en la tierra y expresar el carácter de Dios y representar bien a Dios y proveer al hombre con la vida”. Estos dos pasajes revelan aspectos de la verdad con respecto al Dios encarnado. Cristo es la carne de Dios encarnado, es decir, la materialización del Espíritu de Dios en un cuerpo carnal con humanidad normal y pensamiento normal. Él se convierte en una persona normal y corriente para obrar y hablar en el mundo humano. En apariencia, Cristo es el Hijo del hombre ordinario y normal, pero Su esencia es diferente a la de todas las personas: los seres humanos creados solo tienen una humanidad normal, y no tienen la esencia divina; Cristo no sólo tiene una humanidad normal, sino que, lo que es más importante, tiene una divinidad completa, tiene la esencia de Dios, puede expresar toda la verdad, puede expresar el carácter de Dios y todo lo que Dios tiene y es, y puede conceder la verdad, el camino y la vida a las personas. Tal como dijo el Señor Jesús: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;” (Juan 14:6). Cristo es la aparición de Dios en la tierra. Hace dos mil años, el Señor Jesús vino a la tierra para obrar, finalizó la Era de la Ley, comenzó la Era de la Gracia, expresó las verdades requeridas para la obra de la redención, enseñó a las personas a confesar sus pecados, a arrepentirse, a amar a los demás como a sí mismos y realizó todo tipo de milagros, como curar a los enfermos, expulsar demonios, hacer ver a los ciegos, hacer caminar a los cojos, curar leprosos, resucitar a los muertos, alimentar a 5,000 personas con cinco panes y dos peces, aplacar el viento y el mar con una palabra, y así sucesivamente. Toda esta obra fue una expresión directa de Su divinidad, y también una manifestación de la autoridad y el poder de Dios. Estas son cosas que ningún ser humano puede poseer o lograr. Es debido a que Cristo expresa Su obra divina en un cuerpo carnal con humanidad normal, y que puede expresar la verdad en cualquier momento y lugar, suministrar, regar, pastorear al hombre, y guiar a toda la humanidad, que podemos decir que Él es Cristo, el Dios encarnado.

Entonces, ¿por qué los profetas o aquellos que Dios usa no pueden ser llamados Cristo? Ciertamente hay una verdad que buscar en esta cuestión. Leamos algunos pasajes de la palabra de Dios: “Isaías, Ezequiel, Moisés, David, Abraham y Daniel fueron líderes o profetas entre el pueblo escogido de Israel. ¿Por qué no se les llamó Dios? ¿Por qué no dio testimonio de ellos el Espíritu Santo? ¿Por qué dio testimonio de Jesús el Espíritu Santo tan pronto como comenzó Su obra y empezó a hablar Sus palabras? ¿Y por qué no dio testimonio de otros el Espíritu Santo? Ellos, los hombres que eran de carne, fueron todos llamados ‘Señor’. Independientemente de cómo los llamaran, su obra representa su ser y su esencia, que a su vez representan su identidad. Su esencia no está relacionada con sus apelativos; está representada por lo que ellos expresaban, y por lo que vivían. En el Antiguo Testamento, no era nada extraordinario el ser llamado Señor, y una persona podía ser llamada de cualquier forma, pero su esencia y su identidad inherente eran inmutables”. “Las palabras del Dios encarnado inician una nueva era, guían a toda la humanidad, revelan misterios y le muestran al ser humano la dirección de avance en una nueva era. La iluminación obtenida por el hombre no es sino simple práctica o conocimiento. No puede guiar a toda la humanidad a una nueva era ni revelar el misterio de Dios mismo. Después de todo, Dios es Dios, y el hombre es hombre. Dios tiene la esencia de Dios, y el hombre la del hombre”. A partir de este pasaje, podemos ver fácilmente que la esencia del Señor Jesucristo es Dios, que Él puede hacer directamente la propia obra de Dios, expresar todo lo que Dios tiene y es, y dar a las personas la verdad, el camino y la vida. Nadie más podría hacer esto en Su lugar, nadie en absoluto. Los que están corrompidos por Satanás poseen solo humanidad, no pueden expresar la verdad y no pueden hacer la obra de Dios. Al igual que en la Era de la Ley en el Antiguo Testamento, muchos profetas antiguos como Moisés, Daniel e Isaías llevaron a la gente a obedecer los mandamientos y las palabras de Dios sobre la base de la obra de Dios en la Era de la Ley, difundiendo las profecías entre los israelitas según lo instruido por Dios, o transmitiendo las palabras de Dios, como recordatorios y admoniciones a los israelitas, y así sucesivamente, que estaban completamente bajo los deberes del hombre. Sin las instrucciones de Dios, su papel de transmitir las palabras de Dios cesaría. Esto prueba que los mismos profetas no tenían verdad ni forma de vida. Eran simplemente personas que fueron usadas por Dios y cooperaron con la obra del Espíritu Santo. Aunque son llamados los ungidos, no son Cristos. Por lo tanto, Dios tiene la esencia de Dios, y el hombre la esencia del hombre. Determinar si alguien es Cristo requiere ver si tiene la esencia de Dios, si puede expresar la verdad y si puede hacer la obra de salvar a la humanidad, no en el nombre con el que se le llama. No importa cómo se llamen, los seres creados son siempre humanos, y no son Cristos. Por lo tanto, podemos entender a Cristo como la carne encarnada del Espíritu de Dios. La esencia de Cristo es la combinación de la humanidad normal y la divinidad completa, y Él es Dios mismo en la tierra.

Gracias a esta enseñanza, creo que ahora entendemos un poco lo que es Cristo. Para entender este aspecto de la verdad con mayor claridad, también debemos buscar y contemplar más, porque esto es muy útil para que recibamos el regreso del Señor. La Biblia profetiza: “Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:27). “Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación” (Lucas 17:24-25). Estas profecías mencionan “... la venida del Hijo del Hombre” y todos sabemos que el Señor Jesús es llamado el Hijo del hombre y Cristo. Por lo tanto, es muy probable que la “venida del Hijo del Hombre” mencionada por el Señor Jesús se refiera a que Dios regrese encarnado en los últimos días. La forma como entendemos al Dios encarnado y la forma como entendemos a Cristo en los últimos días está directamente relacionada con el asunto de si podemos obtener la salvación de Dios, por lo que debemos buscar cuidadosamente la obra y las palabras de Dios, así como escuchar la voz de Dios, si queremos recibir la aparición del Señor.

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation.

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

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¿Por qué los nombres de Dios son diferentes?

2019-06-25 14:42:23 | Profecías Bíblicas

Está escrito en el Antiguo Testamento: “Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve” (Isaías 43:11). “Jehová, [...] Este es mi nombre para siempre, este es mi memorial por todos los siglos” (Éxodo 3:15). Las Escrituras afirman claramente que el nombre de Yahvé es para siempre, sin embargo, en el Nuevo Testamento, el nombre de Dios cambió a Jesús, como está escrito: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). ¿Por qué cambia el nombre de Dios? ¿Qué misterio hay detrás de esto?

 

Encontré la respuesta a esta pregunta en un libro. El libro dice: “‘Jehová’ es el nombre que adopté durante Mi obra en Israel y significa el Dios de los israelitas (el pueblo escogido de Dios) que puede tener compasión del hombre, maldecirlo y guiar su vida. Significa el Dios que posee gran poder y está lleno de sabiduría. ‘Jesús’ es Emanuel y significa la ofrenda por el pecado que está llena de amor, de compasión y que redime al hombre. Él hizo la obra de la Era de la Gracia y representa la Era de la Gracia, y sólo puede representar una parte del plan de gestión. Es decir, sólo Jehová es el Dios del pueblo escogido de Israel, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, el Dios de Moisés y el Dios de todo el pueblo de Israel. Y así en la era presente, todos los israelitas excepto la tribu de Judá, adoran a Jehová. Le hacen sacrificios en el altar y le sirven usando las túnicas de los sacerdotes en el templo. Lo que esperan es la reaparición de Jehová. Sólo Jesús es el Redentor de la humanidad. Él es la ofrenda por el pecado que redimió a la humanidad del pecado. Es decir, el nombre de Jesús vino de la Era de la Gracia y existió debido a la obra de redención en la Era de la Gracia. El nombre de Jesús existió para permitir que las personas de la Era de la Gracia nacieran de nuevo y fueran salvas, y es un nombre particular para la redención de toda la humanidad. Y por tanto el nombre de Jesús representa la obra de la redención y denota la Era de la Gracia. El nombre de Jehová es un nombre particular para el pueblo de Israel que vivía bajo la ley. En cada era y etapa de la obra, Mi nombre no carece de fundamento, sino que tiene un significado representativo: cada nombre representa una era. ‘Jehová’ representa la Era de la Ley y es el título honorífico para el Dios adorado por el pueblo de Israel. ‘Jesús’ representa la Era de la Gracia y es el nombre del Dios de todos aquellos que fueron redimidos durante la Era de la Gracia”.

Al leer este pasaje podemos darnos cuenta de que Dios no tiene un nombre fijo, sino que toma diferentes nombres en diferentes eras, tanto dependiendo de la obra que realiza, como al carácter que expresa en esa era. Un nombre sólo representa una era, una fase de la obra y una faceta del carácter de Dios y el nombre de Dios no cambia siempre que dure esa era. En la Era de la Ley, por ejemplo, el nombre de Dios era Yahvé, y con este nombre comenzó formalmente la obra de la Era de la Ley; Dios proclamó Su ley, guió las vidas de los hombres en la tierra, exigió que le adorasen a Él en ella, y aquellos que cumplieron estrictamente la ley recibieron las bendiciones y la dirección de Dios. Si alguien quebrantaba la ley, entonces era quemado por fuego celestial o era lapidado hasta morir. El carácter de Dios expresado en esta era consistía en la justicia y la majestad, y el nombre de Yahvé fue adoptado de acuerdo con la obra de proclamar la ley y el carácter que Dios expresó.

Al final de la Era de la Ley, como el hombre cada vez se estaba volviendo más corrupto y ya no podía cumplir la Ley, todas las personas se enfrentaron a ser castigadas y condenadas por infringir la ley. Con el fin de salvar a la humanidad, Dios se encarnó personalmente en el mundo y, con el nombre de Jesús, comenzó la Era de la Gracia, realizó la obra de la redención, trajo una rica abundancia de gracia a la humanidad y expresó Su carácter de misericordia y amor. Él nos redimió del pecado y, siempre que oremos en el nombre del Señor Jesús, entonces podemos obtener la gracia abundante de Dios. En otras palabras, el nombre Jesús era el nombre de Dios en la Era de la Gracia, y representaba la obra de Dios en la Era de la Gracia, así como el carácter de Dios expresado durante esa era.

Por tanto, podemos saber, a través de las dos últimas fases de la obra de Dios, que el nombre de Dios cambia junto con Su obra, y que el nombre que Dios toma en cada fase tiene significado representativo, ya que representa Su obra y también el carácter que expresa en cada era. Dios utiliza Su nombre para empezar eras y para cambiar de una era a otra. Es decir, cada vez que cambia la era y la obra de Dios cambia, Dios debe tomar un nombre nuevo; este es un principio de la obra de Dios. Aunque, durante el curso de la salvación de Dios para el hombre, Él fuese llamado Yahvé una vez y también fuese llamado Jesús una vez, la esencia de Dios nunca cambia; Dios es eternamente Dios, y siempre es un Dios quien realiza estas obras. Por ejemplo, cuando alguien se dedica a trabajar como maestro en una escuela, la gente le llamará maestro. Entonces, esa persona puede cambiar de trabajo y hacerse médico, y entonces la gente le llamará doctor. Entonces, si esa persona se convierte en gerente de una empresa, la gente le llamará gerente. Pero la persona en sí sigue siendo la misma, lo único que cambia es su trabajo y, por tanto, la gente se referirá a ella con títulos diferentes. En realidad, a través de la obra de Dios, somos capaces de ver que el nombre de Dios no es inmutable para siempre, sino que cambia con el cambio de la obra de Dios y las eras. Cuando Dios toma un nombre nuevo para dar comienzo a Su obra, sólo si aceptamos Su nombre nuevo podemos entonces ser capaces de seguir el ritmo de Su obra.

En la Era de la Ley, por ejemplo, el nombre de Dios era Yahvé, y todo el mundo creyó profundamente en el nombre de Yahvé. Aunque la obra de la Era de la Ley duró varios milenios, todo el mundo tenía que orar en el nombre de Yahvé. Sin embargo, cuando el Señor Jesús vino a hacer Su obra, el nombre de Dios cambió a Jesús, y a partir de entonces, todos los que aceptaron a aquel cuyo nombre era Jesús como su Salvador se ganaron el elogio de Dios. Sin embargo, en aquel entonces, los fariseos judíos no sabían que el nombre de Dios cambia con la transición en la era, en Su obra. Creyeron que sólo Yahvé podía ser su Dios, su Salvador, porque a lo largo de las eras habían afirmado que sólo Yahvé es Dios, y que no hay otro Salvador aparte de Yahvé. Como resultado, cuando Dios cambió Su nombre y vino a hacer la obra de la redención con el nombre de Jesús, condenaron y se resistieron violentamente al Señor Jesús. Al final, le clavaron a la cruz, cometiendo un crimen atroz y sufriendo el castigo de Dios. De manera similar, como todos sabemos, el Señor Jesús regresará en los últimos días para hacer la obra de separar a todos según su categoría. Si Dios se quedase con el nombre Jesús y siguiese expresando Su carácter de misericordia y amor, entonces, ¿cómo se revelarían los finales de todo tipo de personas? Entonces, ¿cambiará Dios Su nombre en los últimos días dependiendo de las necesidades de Su obra? Si insistimos en aferrarnos a nuestras propias ideas y creemos que, cuando el Señor Jesús regrese, el nombre de Dios no cambiará y se seguirá llamando Jesús, ¿no estaremos resistiéndonos a la obra de Dios y condenándola como hicieron los fariseos? ¿No estaríamos caminando por la misma senda que ellos?

Así que, cuando el Señor regrese en los últimos días, ¿cambiará Su nombre o no? ¿Seguirá llamándose Jesús? En Apocalipsis se profetiza que: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalem, la cual desciende del cielo de con mi Dios, y mi nombre nuevo” (Apocalipsis 3:12). Este versículo menciona un “nombre nuevo,” que significa un nuevo nombre que no ha sido utilizado nunca. Como todos sabemos, el nombre de Jesús se nos entregó a nosotros como algo en lo que poder confiar para ser salvados, y el nombre del Señor Jesús ha sido invocado por la gente en la Era de la Gracia durante dos mil años. Si el nombre nuevo profetizado en Apocalipsis fuera todavía Jesús, ¿cómo podría entonces llamarse un nombre nuevo? Como es un nombre nuevo, entonces esto debe significar que el nombre de Dios cambiará una vez más. Si leemos detenidamente la Biblia, podemos ver que Apocalipsis 1:8 dice: “Yo soy el Alpha y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”. Y el Apocalipsis 11:17 dice: “Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu grande potencia, y has reinado”. Y hay muchos otros versículos, como Apocalipsis 19:6, que profetizan que el nombre nuevo de Dios en los últimos días será el Todopoderoso. A través de estas profecías podemos ver que el nombre de Dios, cuando regrese en los últimos días, tal vez podría ser el Todopoderoso. De la palabra anterior podemos entender que Dios regresará en los últimos días y que Su nombre cambiará. Entonces, ¿cómo deberíamos dar la bienvenida al regreso del Señor? Esto es algo que todo hermano y hermana que anhela el regreso del Señor debería tratar con mucho cuidado.

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

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La hija tuvo un quiste pancreático y vio un milagro después de confiar en Dios

2019-06-24 16:24:28 | Testimonios de Vida

Mamá, quiero hacerme la operación este año.

—Sí, ya es hora. Lo hemos postergado muchísimos años. Hagámoslo cuando vayas a casa.

—Sí, mamá, resolvamos todo entonces y luego regresemos a casa. Hablamos pronto.

Una tormenta de pensamientos cruzó por la mente de Wenjie mientras colgaba el teléfono. Pensó en el 2010, cuando un chequeo en el hospital confirmó que su hija tenía un quiste pancreático. El médico dijo que la cirugía que necesitaba era de otro tipo. Si no se hacía bien, podría causar una fuga del líquido pancreático que corroería sus otros órganos internos. Teniendo en cuenta el riesgo, su hija optó por un tratamiento conservador de la medicina tradicional china, pero en los últimos tres años, en lugar de desaparecer, el quiste había duplicado su tamaño, pasando de seis a doce centímetros. Sin más tiempo que perder, la cirugía debía realizarse ahora para prevenir lo impensable.

El sufrimiento indecible de Wenjie ante una enfermedad letal
Ese mediodía, Wenjie quería saber el pronóstico para la cirugía de su hija lo antes posible, por lo que fue al hospital para una consulta. El médico le dijo: “La condición de su hija es muy grave. Nuestro hospital no sólo no tiene la capacidad técnica para esta operación, sino que tampoco las encontrará en ningún lugar de la ciudad. La tasa de éxito es solo del veinte por ciento. El ochenta por ciento de quienes sobreviven a esta cirugía no viven más de un año ...” Wenjie se quedó atónita ante las palabras del médico. No esperaba que la cirugía fuera tan difícil, o que el riesgo sería tan grande.

Cuando salió del hospital, Wenjie se sintió mareada y oprimida: ¿Cómo podría ser esto? ¿Qué podemos hacer ahora? Después de posponer la operación de su hija durante tres años, si no le hacían la cirugía, la vida de su hija seguiría en peligro. Por otra parte, la cirugía era arriesgada, y era difícil saber si su hija sobreviviría. Wenjie quería llorar, pero no tenía lágrimas. Todo lo que podía sentir era el terror.

Después de que su hija regresó, la familia se apresuró al hospital del centro. El médico tomó el diagrama de anatomía y explicó: “Esta es una cirugía muy riesgosa. Tendremos que extraer el estómago, el duodeno, la vesícula biliar y el páncreas, y todo el tejido conectado a la vesícula biliar debe extraerse ...”. Wenjie sintió que su garganta se contraía. ¿Podría sobrevivir su hija con tantos órganos extraídos? Si el cirujano cometía un error con sus manos, las consecuencias podrían ser inimaginables. Mientras más pensaba Wenjie al respecto, más pánico sentía. El médico dijo: “El tratamiento de su hija ya se ha retrasado tres años. Si realmente hacemos la operación, su cuerpo puede reaccionar de manera impredecible. Realmente no podemos estar seguros de que la operación será exitosa. Las dificultades son muy grandes ...”. La mente de Wenjie se quedó en blanco al escuchar las palabras del doctor. Se sentía como si estuviera al borde del colapso mental.

 

Las palabras de Dios son la luz brillante que la guía a través de la noche oscura
Mientras miraba el rostro pálido y enfermizo de su hija, Wenjie supo que no podía llorar, porque su hija debía estar sufriendo incluso más que ella misma y necesitaba consuelo. Wenjie recordó que era cristiana, y que en todas las cosas debía confiar en Dios y orarle a Él, y dejar que fuera su apoyo. Solo Dios podría darle confianza y fortaleza, y ella necesitaba seguir experimentando esta situación.

Entonces, Wenjie le gritó una y otra vez a Dios desde el fondo de su corazón: “¡Dios! La condición de mi hija es muy grave y no sé qué hacer. Tengo mucho miedo, pero no hay nada que pueda hacer al respecto. Dios, por favor guíame ...” Después de la oración, Wenjie recordó súbitamente que Dios dijo: “[...] sabe que Yo soy Dios Todopoderoso que gobierna todas las cosas en el universo! Para Mí no existen problemas que no puedan resolverse, ni mucho menos hay nada que no pueda cumplirse [...]”. La iluminación que encontró en las palabras de Dios fortaleció mucho el corazón débil de Wenjie. Ella sabía que, con Dios como su apoyo, podía sentirse segura. También comprendió que Dios creó todas las cosas en la tierra y en el cielo, que Dios preside los destinos de todos los seres en el universo y que todas las cosas hacen parte de las orquestaciones de Dios. El Señor Jesús devolvió a la vida a Lázaro, hizo caminar al cojo, ver al ciego y sanó a los leprosos. ¿No son todas estas cosas manifestaciones de la omnipotencia de Dios? Los médicos sólo pueden tratar a las personas, pero no tienen dominio sobre la vida humana. Las vidas y muertes de las personas están presididas por Dios. Dios es la única esperanza y ayuda para la humanidad. Gracias a la iluminación de las palabras de Dios, el pánico de Wenjie se apaciguó gradualmente, y ella se sintió muy consolada. Sabía que su hija y su yerno también creían en Dios, por lo que debería hablar más con ellos sobre la palabra de Dios. Pensó que una vez que todos entendieran la autoridad de Dios, tendrían el coraje de enfrentarla.

Cuando llegó a casa, oró y leyó la palabra de Dios con su hija y su yerno. Ellos entendieron que la vida del hombre es concedida por Dios, y que todo está en Sus manos. Como dice la palabra de Dios, “De todo lo que acontece en el universo, no hay nada en lo que Yo no tenga la última palabra. ¿Qué existe que no esté en Mis manos?” A partir de las palabras de Dios, entendieron que la autoridad y el poder de Dios son insondables para el hombre, y que el destino de cada alma en el universo está presidido por Dios. El sol que sale por el este y se pone en el oeste, las elevadas cordilleras, el mar sin límites, los arroyos que fluyen en las montañas, las aves que vuelan en el aire, los peces que nadan en el agua, etc., todas las cosas del mundo proceden en movimiento ordenado bajo el dominio de Dios. Las familias, el estudio, el trabajo, los matrimonios, las bendiciones y la salud que disfrutan las personas en sus vidas, sus futuros y destinos, su nacimiento, envejecimiento, enfermedad, muerte y otras cosas más, son todas cosas que ninguna persona puede controlar o cambiar. Solo Dios puede ser el autor de estas cosas. Todas ellas están predeterminadas y dispuestas por Dios. La enfermedad de su hija, la vida, la muerte y la supervivencia de su hija no dependían de ella ni de su yerno, ni tampoco del doctor. ¡Estaban totalmente en manos de Dios! La enfermedad de su hija estaba en las manos de Dios. Entonces, sin importar cuál fuera el resultado, Wenjie y su familia estaban dispuestas a obedecer las orquestaciones y las disposiciones de Dios, y estaban dispuestos a imitar la actitud de Job con respecto a las orquestaciones y las disposiciones de Dios, creyendo que la vida de su hija había sido concedida por Dios y podría ser tomada de nuevo por Dios. Querían tener una fe sincera en Dios y no querían culparlo, por lo que la familia estaba dispuesta a confiar la vida de su hija a Dios y obedecer Sus orquestaciones.

Después de entender la voluntad de Dios, esta familia, conformada por tres miembros, tuvo la confianza para enfrentar la enfermedad de la hija de Wenjie. Ella dijo valientemente: “Mamá, antes tenía miedo, pero ahora que he leído gran parte de la palabra de Dios, comprendo la autoridad de Dios y reconozco que mi vida está en manos de Dios”. Tengo a Dios, así que no tengo miedo de nada, y estoy lista para obedecer las orquestaciones y las disposiciones de Dios”. El coraje de su hija le dio a Wenjie un gran consuelo y la hizo sentir especialmente segura y tranquila.

Un milagro producido en la fe
El día de la operación, una vez que el médico terminó todos los preparativos, aún no estaba seguro de que la operación pudiera ser exitosa debido a la gravedad de la enfermedad de su hija, por lo que dio un paso sin precedentes y permitió que la familia de Wenjie la viera por última vez. Pero Wenjie estaba muy tranquila en ese momento, porque creía que la vida de su hija estaba en manos de Dios, y deseaba confiarle su hija a Dios. Y la hija le dijo a su esposo: “Dios me concedió mi vida, así que si muero hoy, no culpes a Dios, tenemos que obedecer las orquestaciones y los arreglos de Dios ...” Su esposo asintió. Cuando la enfermera llevó a su hija a la sala de operaciones, Wenjie vio una sonrisa en su rostro, y no un rastro de pánico, lo que hizo que se sintiera mucho más segura. La paz y la calma de la familia sorprendieron a todos los que los vieron en ese momento ...

La operación requirió diez horas. Wenjie esperó ansiosamente en una silla del hospital. Después de cuatro horas, la enfermera llamó con urgencia a Wenjie. El corazón latía con fuerza en su pecho, “¿Me están llamando antes de que termine la operación? ¿Ha ocurrido un accidente?” Sus piernas inmediatamente se debilitaron tanto que no podía permanecer de pie, pero rápidamente oró a Dios desde el fondo de su corazón: “¡Dios! ¡Por favor guíame y dame la fuerza para enfrentar todo aquello por lo que pueda pasar!” Después de orar, sus piernas recuperaron la fuerza de inmediato, y ella se puso de pie y siguió a la enfermera a la puerta de la sala de operaciones. Se sorprendió por completo cuando el médico le dijo: “¡La operación fue un éxito! ¡La operación fue un éxito! Tu hija está fuera de peligro. Nunca pensé que la operación realmente tendría éxito ...” Cuando vio la emoción del médico, se sintió eufórica de inmediato. No pudo dejar de agradecer y de alabar a Dios. ¡Él era verdaderamente omnipotente! Wenjie pensó en las palabras de Dios: “A través de Sus palabras, el Creador no sólo fue capaz de obtener todo lo establecido para ser obtenido, y de conseguir todo lo establecido para ser conseguido, sino que también pudo controlar con Sus manos todo lo que Él había creado, y gobernar todas las cosas que Él había hecho bajo Su autoridad; además, todo fue sistemático y regular”. Ella entendía: Sí, Dios usó Sus palabras para crear el mundo y definir reglas para el mundo, y Él usa Sus palabras para gestionar el mundo entero y liderar a la humanidad. Que nosotros entendiéramos la autoridad de Dios, y que toda la familia tuviera la confianza de afrontar la operación y experimentar con valentía este entorno, todo ello fue el resultado de las palabras de Dios. Wenjie estaba profundamente impresionada por el hecho de que las palabras de Dios son la única luz que guía a la humanidad en tiempos difíciles, y que Dios era en quien ella podía confiar por encima de todo.

Cuando finalmente las incisiones fueron cerradas, ya eran las seis de la tarde. Lo primero que dijo su hija tras salir de la sala de operaciones fue: “Mamá, Dios me protegió. No te preocupes, estoy bien ...” Y luego se quedó dormida. Ver la fuerza de su hija le dio a Wenjie un gran consuelo. Ella supo en ese momento que su hija viviría, porque la fuerza vital de Dios la estaba apoyando. Wenjie no pudo dejar de pensar en las palabras de Dios: “Cuando las aguas se tragan totalmente al hombre, Yo lo salvo de las aguas estancadas y le doy una oportunidad de tener una nueva vida. Cuando los hombres pierden su confianza para vivir, Yo tiro de ellos desde el filo de la muerte, concediéndoles la valentía para vivir, para que me tomen como el fundamento de su existencia”. Es cierto, pensó ella. Dios siempre extiende Su mano para rescatarnos cuando estamos al borde del peligro y nos permite escapar, y solo Él puede trabajar hasta tal punto. Que su hija pudiera salir ilesa de esta operación se debió enteramente al cuidado y a la protección de Dios. Pensó de nuevo en su propia desdicha y desesperanza, y en cómo la palabra de Dios le había dado tanto consuelo y la había hecho lo suficientemente valiente para enfrentar la cirugía de su hija. En el momento en que la vida de su hija estaba en juego, fue la fuerza vital de Dios la que llevó a su hija a salir adelante, le permitió enfrentar la muerte con dignidad y escapar de las limitaciones de la muerte. Mientras pensaba en estas cosas, Wenjie agradeció nuevamente a Dios y lo alabó en su corazón...

Su hija se recuperó rápidamente, y al tercer día después de la operación, pudo levantarse de la cama, caminar y lavarse. Dos semanas después, ya era completamente autosuficiente, lo que sorprendió a sus enfermeras y a otros pacientes. Todos la elogiaron por su rápida recuperación, o simplemente dijeron que era un milagro. Wenjie había pensado que después de una operación tan delicada, su hija no podría cuidar de sí misma por el resto de su vida. Aunque estaba sorprendida por la recuperación total de su hija, sabía que esto no era algo que los humanos pudieran lograr. ¡Era la poderosa fuerza vital de Dios que la apoyaba, el milagro de Dios creando vida!

Después de salir del hospital, la salud de su hija mejoró día a día y Wenjie finalmente dejó de preocuparse.

Su hija se recupera mediante la guía de Dios
Cuarenta y cuatro días después de la operación, su hija le dijo de repente: “En los últimos días, las aberturas del drenaje pancreático han tenido un olor extraño”. Wenjie pensó que podría tratarse de una infección, y llevó a su hija al hospital para que le desinfectaran las heridas. A la mañana siguiente, Wenjie estaba aterrorizada cuando vio que el líquido en las bolsas de drenaje ya no era transparente como de costumbre, sino que ahora era de un color marrón fangoso. Wenjie había escuchado que la causa más común de muerte en este tipo de operación era que las heridas no se curaban, lo que permitía que el líquido pancreático se filtrara y corroyera los otros órganos. Cuando esto sucedía, los pacientes generalmente no sobrevivían más de un año. Wenjie no pudo dejar de sentir pánico de nuevo. El corazón retumbaba en su pecho, y sintió un miedo profundo. Pero de repente, recordó la letra de un himno que había cantado en la iglesia: “Dios es mi apoyo, ¿qué hay que temer?” Sí, con Dios como su apoyo poderoso, ¿qué tenía ella que temer? Desde el momento en que su hija se enfermó, Dios las había estado guiando, y la vida de su hija estaba en manos de Dios. El pánico en el corazón de Wenjie se calmó de repente. Sin importar lo que pasara, ella estaba dispuesta a enfrentarlo con valor.

Cuando llegaron al hospital, el médico le dijo después de verificar la situación: “No se preocupe por esto. ¡Se trata de algo bueno! Significa que las incisiones pancreáticas están sanando. Por lo general, se necesitan de tres a seis meses para que sanen por completo. ¡Me sorprende que las incisiones de su hija estén sanando tan rápido! ¡Es realmente un milagro! No tendrá que preocuparse por los efectos secundarios de la cirugía. La enfermedad de su hija ha sanado básicamente. Vuelvan simplemente para un chequeo cada seis meses”. El nerviosismo de Wenjie desapareció después de escuchar las palabras del doctor. Una y otra vez, ella agradeció a Dios en su corazón. Poco después de la operación, su hija volvió a trabajar. Al ver todo esto, el corazón de Wenjie se llenó de gratitud.

Han pasado varios años desde entonces, y la hija de Wenjie sigue sana y su cuerpo es saludable. Cuando Wenjie recuerda el viaje de su hija de la enfermedad a la recuperación, y cómo Dios las protegió en todo momento, siente que la fuerza vital de Dios es extraordinario y poderosa, y que puede llevarlas a escapar del miedo a la muerte, superar las limitaciones de esta, y guiar a su hija del peligro a la seguridad. ¡Gracias a Dios! ¡Toda la gloria le pertenece a Dios!

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

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El juicio de Dios en los últimos días forma a los vencedores antes del desastre

2019-06-23 18:46:24 | Palabra de Dios

Versículos bíblicos como referencia:

Ahora Dios Todopoderoso aún está anhelando el regreso de todos los creyentes en Jesús, y está esperando pacientemente que regresen todos aquellos que sinceramente creen en Dios. Dios Todopoderoso dice: “Si las personas permanecen en la Era de la Gracia, nunca se liberarán de su carácter corrupto, por no decir que nunca conocerán el carácter inherente de Dios. Si las personas viven siempre en medio de una abundancia de gracia pero no tienen el camino de vida que les permita conocer y satisfacer a Dios, entonces nunca lo obtendrán verdaderamente aunque crean en Él. Qué forma más deplorable de creer. Cuando hayas terminado de leer este libro, cuando hayas experimentado cada etapa de la obra del Dios encarnado en la Era del Reino, sentirás que las esperanzas de muchos años se han realizado finalmente. Sentirás que sólo ahora has visto realmente a Dios cara a cara; sólo ahora has mirado Su rostro, oído Sus declaraciones personales, apreciado la sabiduría de Su obra, y sentido realmente cuán real y todopoderoso es Él. Sentirás que has obtenido muchas cosas que las personas de tiempos pasados nunca han visto o poseído. En esta ocasión, sabrás claramente qué es creer en Dios, y qué es ser conforme a Su corazón. Por supuesto, si te aferras a los puntos de vista del pasado, y rechazas o niegas la realidad de la segunda encarnación de Dios, entonces te quedarás con las manos vacías y no obtendrás nada, y en última instancia serás culpable de oponerte a Dios. Los que obedecen la verdad y se someten a la obra de Dios vendrán bajo el nombre del segundo Dios encarnado, el Todopoderoso. Serán capaces de aceptar la dirección personal de Dios, y adquirirán más verdad y más elevada, y recibirán la vida humana real. Contemplarán la visión que las personas del pasado nunca han visto: ‘Y me volví para ver la voz que me hablaba. Y cuando había volteado, vi siete candelabros dorados. Y en medio de ellos había uno como el Hijo del Hombre, vestido con ropa hasta los pies y ceñido por encima del pecho con una faja dorada. Su cabeza y Su cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve; y Sus ojos eran como flamas de fuego; y Sus pies como bronce fino, como si se estuvieran quemando en una estufa; y Su voz como el sonido de muchas aguas. Tenía en Su mano derecha siete estrellas; y de Su boca salía una espada afilada de dos lados; y Su semblante era como la luz del sol en su fuerza’ (Apocalipsis 1:12-16). Esta visión es la expresión de todo el carácter de Dios, y tal expresión del mismo lo es también de la obra de Dios cuando se hace carne esta vez. En los torrentes de castigos y juicios, el Hijo del Hombre expresa Su carácter inherente hablando palabras, permitiendo que todos aquellos que acepten Su castigo y juicio vean el verdadero rostro del Hijo del Hombre, un rostro que es un fiel retrato del visto por Juan. (Por supuesto, todo esto será invisible para aquellos que no acepten la obra de Dios en la Era del Reino). El verdadero rostro de Dios no puede articularse plenamente usando las palabras del hombre, y por tanto Dios usa la expresión de Su carácter inherente para mostrar Su verdadero rostro al hombre. Es decir, todos los que han experimentado el carácter inherente del Hijo del Hombre han visto Su verdadero rostro, porque Dios es demasiado grande y no puede articularse usando las palabras del hombre. Una vez que este haya experimentado cada paso de la obra de Dios en la Era del Reino, sabrá el verdadero sentido de las palabras de Juan cuando hablaba del Hijo del Hombre entre los candeleros: ‘Su cabeza y Su cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve; y Sus ojos eran como flamas de fuego; y Sus pies como bronce fino, como si se estuvieran quemando en una estufa; y Su voz como el sonido de muchas aguas. Tenía en Su mano derecha siete estrellas; y de Su boca salía una espada afilada de dos lados; y Su semblante era como la luz del sol en su fuerza’. En ese momento, sabrás sin duda que esta carne ordinaria que ha hablado tantas palabras es realmente el segundo Dios encarnado. Y sentirás realmente cuán bendecido eres, y te sentirás el más afortunado. ¿No deseas a aceptar esta bendición?” (“Sólo el que experimenta la obra de Dios verdaderamente cree en Dios”).

Hoy, en China continental, la mayoría de las personas religiosas que creen en Jesús se han vuelto a Dios Todopoderoso, obteniendo la salvación completa de Dios en los últimos días. Como es evidente, las vírgenes prudentes y las vírgenes insensatas han sido reveladas dentro de la comunidad religiosa. Todas las personas que son vírgenes prudentes han aceptado la segunda venida del Señor Jesús, la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días. Ellas son las preciosos que han sido “robados” de vuelta a la casa de Dios donde han obtenido la salvación y la perfección de Dios para convertirse en los vencedores perfeccionados por Dios antes del desastre. ¡Qué gran dicha es esto! Las personas que aceptan la oculta obra del advenimiento de Dios pertenecen a las vírgenes prudentes porque estas personas creen en Dios Todopoderoso por el descubriendo de la verdad, y confirmar esto es el verdadero camino por medio de escuchar la voz de Dios. Ése es el significado implícito de “prudentes”. Esas vírgenes prudentes fueron “robadas” de repente sin que ellas lo supieran, creando un alboroto en su ciudad, cuando en realidad fueron arrebatadas para Dios. Esto es cierto. La Biblia predice que en los últimos días Dios vendrá de nuevo “como un ladrón”. Ésta es la segunda venida no revelada del Señor. Para la comunidad religiosa el Señor viene a “robar” lo que es valioso, “robando” sólo a las personas que son “metales preciosos y piedras preciosas”. Esto demuestra que todas las personas que son “robadas” son de buena calidad, capaces de entender y aceptar la verdad. Son personas que conocen la voz de Dios y, por lo tanto, son arrebatadas para Dios para recibir Su perfeccionamiento. ¡Así que es perfectamente cierto aquí que ser “robado” es realmente ser elevado para encontrarse con el Señor! En el momento en que Dios aparezca abiertamente, estos misterios serán revelados. El Señor Jesús dijo: “Sin embargo, cuando el Espíritu de la verdad venga, Él os guiará hacia toda la verdad” (Juan 16:13). Esto se refiere aún más a la obra de Dios en los últimos días. Espero que todas las personas religiosas que sinceramente creen en Dios sean vírgenes prudentes y estudien el camino verdadero, que acepten el camino verdadero y regresen ante el Dios práctico, Cristo de los últimos días. Si esperas hasta que Dios aparezca abiertamente antes de aceptarlo, lamentarás que estás llegando demasiado tarde. Tal como el Señor Jesús le dijo a Tomás, “crees porque me has visto; benditos los que no han visto pero aun así creen” (Juan 20:29).

[…] Jesús está regresando a cumplir y lograr todas las profecías de las que Él habló durante la Era de la Gracia, para usar el juicio y castigo para salvar a las personas y ayudarlas a liberarse de la influencia de Satanás y permitirles a las personas realmente volverse hacia Dios. Él está regresando para resolver el problema de las naturalezas pecaminosas que confundieron a las personas e hicieron que las personas reiteradamente cometieran pecados y los confesaran, incapaces de detenerse ni de librarse en la Era de la Gracia. Él está regresando para cambiar el carácter de las personas, para hacer que las personas realmente conozcan a Dios y obedezcan a Dios para alcanzar la compatibilidad con Dios. Es para clasificar a cada persona según su tipo y poner fin a esta era de oscuridad y maldad. Sólo de esta manera Dios puede traer santos a Su reino. Sólo este es el verdadero significado de Dios haciendo Su obra de salvación. Si la obra de Dios no puede lograr esta clase de resultado al final, entonces la profecía de Dios no se cumplirá ni se logrará realmente y el plan de gestión de Dios para salvar a la humanidad no se podrá terminar. Por consiguiente, el plan de gestión de Dios para salvar a la humanidad de ninguna manera puede tener sólo dos etapas de obra antes de la terminación. Debe tener la obra de Dios de los últimos días de juzgar y castigar a las personas, clasificar a cada una según su propio tipo. Sólo de esta manera el plan de gestión de Dios para salvar a la humanidad se puede ser terminar y Dios puede ganar la victoria total en Su guerra con Satanás y ser verdaderamente glorificado.

de ‘Cómo conocer la obra de juicio y castigo de Dios de los últimos días’ en “Provisión para la vida: Recopilación de sermones”

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

Recomendación: Palabra de Dios


En el tercer día, las palabras de Dios daorigen a la tierra y los mares,

2019-06-22 21:02:15 | Palabra de Dios

En el tercer día, las palabras de Dios daorigen a la tierra y los mares, y la autoridadn de Dios provoca que el mundo rebose de vida

Leamos seguidamente la primera frase de Génesis 1:9-11: “Y Dios dijo: Que las aguas que están debajo del cielo se junten en un solo lugar, y que aparezca la tierra seca”. ¿Qué cambios ocurrieron después de que Dios dijese simplemente: “Que las aguas que están debajo del cielo se junten en un solo lugar, y que aparezca la tierra seca”? ¿Y qué había en ese espacio lejos de la luz y el firmamento? Está escrito en las Escrituras: “Y Dios llamó a la tierra seca Tierra; y a la unión de las aguas las llamó Mares; y Dios vio que eso era bueno”. Es decir, ahora había tierra y mares en aquel espacio, y fueron separados. La aparición de estas nuevas cosas siguió al mandato de la boca de Dios, “y así sucedió”. ¿Describen las Escrituras a Dios ocupado mientras estaba haciendo esto? ¿Le describen involucrado en una labor física? ¿Cómo hizo Dios, pues, todo esto? ¿Cómo causó Dios que estas nuevas cosas se produjesen? Evidentemente, Él se sirvió de las palabras para lograr todo aquello, para crearlo todo en su totalidad.

En los tres pasajes anteriores hemos conocido la aparición de tres grandes acontecimientos. Los tres aparecieron y se materializaron a través de las palabras de Dios, y por ellas fueron manifestándose uno tras otro ante los ojos de Dios. Por tanto, se ve que “Dios habla, y será cumplido; Él manda, y permanecerá” no son palabras vacías. Esta esencia divina se confirma en el instante en que Él concibe Sus pensamientos, y cuando Él abre Su boca para hablar, Su esencia se refleja plenamente.

 

Continuemos hasta la frase final de este pasaje: “Y Dios dijo: Que la tierra produzca pasto, que las plantas produzcan semillas y que cada árbol frutal sobre la tierra produzca frutos según su clase, cuya semilla esté dentro de los mismos; y así sucedió”. Mientras Dios estaba hablando, todas estas cosas nacieron siguiendo los pensamientos divinos, y en un instante una variedad de pequeñas formas de vida delicadas sacaban vacilantes la cabeza a través del suelo; antes incluso de haberse sacudido la tierra del cuerpo se saludaban con entusiasmo, asintiendo y sonriéndole al mundo. Daban gracias al Creador por la vida que les había concedido, y anunciaban al mundo que formaban parte de todas las cosas, y que cada una de ellas dedicaría su vida a evidenciar la autoridad del Creador. Cuando Dios pronunció Sus palabras, la tierra se volvió exuberante y verde; todas las clases de hierbas de las que los hombres podrían disfrutar surgieron y brotaron de la tierra; las montañas y las llanuras se poblaron copiosamente de árboles y bosques… Este mundo árido, en el que no había existido rastro alguno de vida, se cubrió con rapidez de abundancia de pasto, hierbas y árboles, y desbordó de vegetación… La fragancia del pasto y el aroma de la tierra se extendieron por el aire, y toda una serie de plantas comenzó a respirar en tándem con la circulación del aire, y se inició el proceso del crecimiento. Al mismo tiempo, gracias a las palabras de Dios y siguiendo Sus pensamientos, todas las plantas iniciaron los ciclos de vida perpetua en los que crecen, florecen, dan fruto, y se multiplican. Empezaron a adherirse a sus respectivas trayectorias vitales, y comenzaron a desempeñar sus respectivos papeles entre todas las cosas… Todas nacieron, y vivían por las palabras del Creador. De Él recibirían provisión incesante y alimentación, y siempre sobrevivirían tenazmente en cada rincón de la tierra para mostrar Su autoridad y Su poder, y siempre mostrarían la fuerza vital que Él les había concedido…

La vida del Creador es extraordinaria, Sus pensamientos son extraordinarios, y Su autoridad es extraordinaria; por tanto, cuando pronunció Sus palabras, el resultado final fue: “y así sucedió”. Claramente, Dios no necesita trabajar con Sus manos cuando actúa; simplemente usa Sus pensamientos para mandar, y Sus palabras para ordenar, y así se logran las cosas. En ese día, Dios reunió las aguas en un lugar, y dejó que apareciese la tierra seca; a continuación hizo que el pasto brotara de la tierra, y allí crecieron las hierbas que daban semillas, y los árboles que llevaban fruto, y Dios los clasificó según su especie, e hizo que cada uno contuviese su propia semilla. Todo esto se realizó de acuerdo con los pensamientos divinos y las órdenes pronunciadas por Dios; y cada cosa apareció, una tras otra, en este nuevo mundo.

Cuando aún no había iniciado Su obra, Dios ya tenía en mente una imagen de lo que pretendía lograr, y cuando Dios emprendió la consecución de estas cosas, momento en el que también abrió Su boca para reproducir el contenido de dicha imagen, empezaron a producirse cambios en todas las cosas gracias a la autoridad y el poder de Dios. Independientemente de cómo lo hiciera, o de cómo ejerciera Su autoridad, todo se logró paso a paso, de acuerdo a Su plan y por Sus palabras; así se produjeron también los cambios entre el cielo y la tierra gracias a las palabras y a la autoridad de Dios. Todas estas modificaciones y apariciones mostraron la autoridad del Creador, lo extraordinario y la grandeza del poder de Su vida. Sus pensamientos no son meras ideas, o una imagen vacía, sino una autoridad poseedora de vitalidad y de una energía excepcional; son el poder que causa el cambio, la recuperación, la renovación y el perecimiento de todas las cosas. Por ello, todas las cosas funcionan a causa de Sus pensamientos, y, al mismo tiempo, se realizan por las palabras de Su boca…

Antes de que aparecieran todas las cosas, hacía mucho que en los pensamientos de Dios se había formado un plan completo, y se había constituido un nuevo mundo. Aunque el tercer día aparecieron toda clase de plantas sobre la tierra, Dios no tenía razones para detener los pasos de Su creación de este mundo; Su intención era seguir pronunciando Sus palabras, llevando a cabo la creación de cada cosa nueva. Él hablaría, emitiría Sus mandatos, ejercería Su autoridad y mostraría Su poder; y preparó todo lo que había planeado a fin de que estuviera dispuesto para todas las cosas y para la humanidad que pretendía crear…

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida




"Canción del dulce amor" El amor de Dios es la fortaleza de mi vida

2019-06-21 20:30:17 | Música de Alabanza


"Canción del dulce amor" El amor de Dios es la fortaleza de mi vida

I
En mi corazón, está Tu amor. Tan dulce, me acerco a Ti.
Te considero, endulzas mi corazón, te sirvo con todo mi ser.
Guiando mi corazón, está Tu amor, sigo Tus pasos de amor.
Cambio a mí mismo, de acuerdo a Tus ojos; el amor muestra alegría en mi corazón.
El amor muestra alegría en mi corazón.
Ahora vivo en otro mundo, solamente Tú estás conmigo.
Me amas, y yo te amo; no hay tristeza ni dolor, no hay tristeza ni dolor.
Los recuerdos dolorosos se van, los recuerdos dolorosos se van.
II
Te sigo en el amor, estoy cerca de Ti; la felicidad nos llena a los dos.
Comprendo Tu voluntad, siempre te obedezco, no quiero desobedecerte.
Viviré ante Ti, más que nunca, no puedo estar lejos de Ti.
Meditando en Tu palabra, pensando en Tu palabra,
amo lo que tienes, lo que eres, amo lo que tienes, lo que eres.
Quiero que seas mi vida. Te dejaré tomar mi corazón.
Yo te amo, te amo. Me ha conquistado Tu amor,
tengo la suerte de estar perfeccionado, y satisfacer Tu corazón.
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Alabado sea Dios!
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Alabado sea Dios!
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Alabado sea Dios!
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Alabado sea Dios!
De "Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos"

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

Recomendación: Música de Alabanza