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Porqué Jesucristo le entregó a Pedro las Llaves del Reino de los Cielos

2020-02-24 20:07:51 | Películas Evangélicas
Porqué Jesucristo le entregó a Pedro las Llaves del Reino de los Cielos
Hace dos mil años, Jesucristo le entregó a Pedro las llaves del reino de los cielos. Con respecto a esto mucha gente se pregunta: ¿Por qué fue Pedro quien recibió este premio y no otro hombre? ¿Por qué Jesucristo le entregó esta Gran Comisión a él? Hoy hablaremos del motivo tras esta decisión de Jesucristo.
Estaba confundida al leer las Escrituras
Esta mañana, antes de mis oraciones matutinas, abrí 
la Biblia y leí el Capítulo 16, versículo 19 del Evangelio según San Mateo, en el que Jesucristo le dice a Pedro, “Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos”. Al leer estos versos pensé: Jesucristo tenía doce discípulos, pero ¿por qué Él le entregó las llaves del cielo a Pedro y no a uno de los otros? ¿Qué hizo Pedro que el Señor estaba tan complacido con él? Si logro responder estas preguntas y actuar de la misma forma en que lo hizo Pedro, ¿podría entonces obtener la Gracia del Señor y en el futuro entrar al reino de los cielos? Sin embargo, después de leer repetidamente estos versos, no pude encontrar la respuesta y luego tuve que desayunar e irme a trabajar.
Encontré las Respuestas Luego de Preguntarle a una Colega
Durante la hora de almuerzo, le pregunté a una colega creyente y ella me ayudó amablemente.
Ella me dijo: “En el pasado a mí también me confundían las escrituras. Después leí Mateo 16: 13-19 muchas veces y las analicé cuidadosamente. Gracias a Dios por Su iluminación. Logré comprender la voluntad del Señor.
En Mateo 16: 13-16 podemos ver que cuando Jesucristo le preguntó a varios de Sus discípulos, ‘[...] ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías o uno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente’ (Mateo 16:13-16). Con esto nos damos cuenta de que de los doce discípulos solo Pedro sabía que el Señor Jesús era el Mesías venidero – 
Cristo. A través de Sus obras y palabras, Pedro pudo confirmar que el Señor Jesús era Cristo. No importaba cómo los Fariseos condenaran, atacaran y juzgaran a Jesucristo, a él no lo engañaban, sino que solo obedecía la guía y voluntad del Espíritu Santo y seguía a Jesucristo todo el tiempo. Por esto, sabemos que Pedro conocía verdaderamente a Jesucristo. Además, cuando los soldados llegaron a llevarse a Jesucristo, Pedro se lanzó a proteger al Señor y le cortó la oreja a uno de ellos. Esto fue el resultado de una acción impetuosa y maleducada, lo que no va de la mano con la voluntad del Señor, pero si lo vemos desde otro punto de vista, en la presencia de tal peligro, que Pedro haya hecho esto demostró que realmente amaba al Señor. Además, luego de que el Señor resucitara de entre los muertos y ascendiera al cielo, Pedro guió las iglesias de acuerdo a los mandamientos del Señor y, finalmente, lo crucificaron boca abajo en nombre de Él, mostrando de este modo un hermoso y resonante testimonio. Con todo esto, podemos darnos cuenta de que Pedro realmente amaba al Señor, de caso contrario, no hubiese arriesgado su vida para protegerlo a Él, así como tampoco hubiese jurado seguir al Señor hasta la muerte y promulgar Su Evangelio, ni mucho menos llevar los testimonios de someterse ante Dios hasta la muerte y amarlo hasta el extremo”.
Asentí y dije: “Tienes razón. De los doce discípulos, solo Pedro reconoció al Señor Jesús como Cristo. Pedro sin duda conocía verdaderamente al Señor”.
Mi colega continuó diciendo: “Jesucristo dijo, ‘[...] Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento’ (Mateo 22:37-38). ‘[...] Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que oís no es mía, sino del Padre que me envió’ (Juan 14:23-24). ‘No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21). Pedro siguió fervientemente el primer mandamiento ­— amar al Señor, por lo que a él no lo rigieron los soldados y pudo proteger al Señor, e incluso sacrificó su vida al ser crucificado boca abajo en Su nombre, obedeciendo a Dios hasta la muerte. Esto bastó para demostrar que Pedro era la persona que siguió el camino del Señor. Que Jesucristo le entregara las llaves del reino de los cielos a Pedro nos permite ver que Pedro era un hombre conforme a Su corazón y su búsqueda fue aprobada por el Señor. Para poder entrar al reino de los cielos, deberíamos imitar a Pedro y ser una persona que ama y conoce al Señor. Solo así podremos recibir Sus promesas”.
Luego de oír sus palabras, me iluminé y dije: “resulta que el hecho de que el Señor le entregara las llaves del reino de los cielos a Pedro contiene Sus más sinceras intenciones y expectativas de la humanidad. Entonces, ¿cómo logró Pedro específicamente conocer y amar al Señor?”.
Solo imitando la búsqueda de Pedro, podremos recibir la aprobación del Señor
Mientras me escuchaba, tomó con entusiasmo su ordenador y me dijo: “Leí dos pasajes de un texto en un sitio web del Evangelio que explica claramente cómo Pedro logró amar y conocer al Señor. Permíteme leértelos”.
“Pedro siguió a Jesús durante un número de años, y vio en Él muchas cosas que las personas no tienen. […] Cada movimiento de Jesús actuaba como un ejemplo para él en su vida, y Sus sermones se grabaron particularmente en su corazón. Era muy considerado con Jesús, era fiel a Él, y nunca tuvo quejas de Él. Por esta razón, se convirtió en el compañero fiel de Jesús adondequiera que Él iba. Pedro observaba las enseñanzas de Jesús, Sus amables palabras, y lo que Él comía, vestía, Su vida diaria y Sus viajes. Seguía el ejemplo de Jesús de todas las maneras. No era un santurrón, sino que desechó todas sus cosas obsoletas anteriores, y siguió el ejemplo de Jesús en palabra y hecho. Fue entonces cuando sintió que los cielos, la tierra y todas las cosas estaban en las manos del Todopoderoso, y por ello no hizo su propia elección, sino que absorbió a todo lo que Jesús era para que actuara como su ejemplo” (“Sobre la vida de Pedro”).
“Tras un periodo de experiencia, Pedro vio en Jesús muchas de las obras de Dios, vio la hermosura de Dios y vio mucho del ser de Dios en Jesús. Por consiguiente, también vio que las palabras de Jesús no podían ser palabras de hombre, y que la obra que Él hizo no podría haberla realizado un hombre. En las palabras y los hechos de Jesús, Pedro vio además gran parte de la visión de Dios y mucha obra divina. Durante sus experiencias, no llegó simplemente a conocerse a sí mismo, sino que también se centró en observar las acciones de Jesús, de las que descubrió muchas cosas nuevas; es decir, que eran muchas expresiones del Dios práctico en la obra que Él hizo por medio de Jesús, y que las palabras y los actos de este, las formas en que pastoreó a las iglesias y la obra que realizó diferían de los de un hombre corriente. Así, de Jesús aprendió muchas lecciones que se suponía que debía de aprender y para cuando Jesús estaba a punto de ser clavado en la cruz, había obtenido algún conocimiento de Él, un conocimiento que fue la base de su lealtad de por vida a Él, y de su crucifixión boca abajo por amor a Él” (“Sólo aquellos que conocen a Dios pueden dar testimonio de Él”).
Luego de escuchar estas palabras le dije: “Resulta que cuando Pedro vivió con Jesucristo, le puso mucha atención a seguir Sus palabras y las cosas que Él hacía”.
Ella me dijo: “Si, en estos dos pasajes podemos notar que Pedro deseaba conocer al Señor. Cuando él estaba en contacto con Jesucristo, ponía atención a cada una de Sus palabras y acciones. Pedro veía en Jesucristo gran parte de Su divinidad. Por ejemplo, Sus palabras estaban llenas de autoridad y poder; nadie es capaz de hacer Su obra, nadie tiene Su misericordia, amor, paciencia y tolerancia hacia la humanidad. Además, Pedro pudo notar la santidad y justicia de Jesucristo al observar las diferentes formas en que Él trataba a la gente común y a los Fariseos. Las revelaciones del Señor y que fueran reales eran cosas positivas que pueden iluminar al hombre. Pedro vio muchas partes dignas de adoración en Jesucristo, y esto despertó su amor por el Señor. Veía al Señor como un modelo a seguir, estaba consciente de Su voluntad y fue extremadamente fiel a Él, guiando a las iglesias y promulgando Su Evangelio. Además, Pedro siempre tomó en consideración Sus palabras, las contemplaba y ponía en práctica. Analizaba sus propias palabras y acciones todo el tiempo. Si descubrió que había algo que él hizo no estaba de acuerdo con las palabras del Señor, le rezaría a Dios y despreciaría su rebeldía. Por lo tanto, decidió practicar según las palabras del Señor y seguir el ejemplo del Señor Jesús. Es más, Pedro se mantuvo al mismo nivel que los demás cuando trabajaba y nunca se exaltó como uno de los discípulos de Jesucristo, sino que sólo amó a Dios y cumplió su deber como criatura de Dios. No importaba si se veía enfrentado al ridículo de los no creyentes o a la persecución del partido gobernante, nunca se quejaba en contra de Dios. Su amor por Dios nunca cambió, sin importar las penurias que sufrió o las pruebas que enfrentó. Debido a esta búsqueda, pudo finalmente obedecer a Dios hasta su muerte y amarlo al máximo, y ser crucificado boca abajo en Su nombre. Jesucristo privilegió su humanidad y su búsqueda de creer en Dios, y sabía que era el más digno para confiarle todo. Por esto, Jesucristo dijo: “[...] Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, […] y sobre esta roca edificaré mi iglesia; […] Yo te daré las llaves del reino de los cielos; […]” (Mateo 16:17-19).
Cuando mi colega terminó de hablar, sentí un tipo especial de iluminación interior y sentí que Dios puede realmente ver en lo más profundo del corazón del hombre. No es por nada que Jesucristo elogió a Pedro entregándole las llaves del reino de los cielos. En el pasado, no entendía por qué el Señor lo elogió de esa manera si Pedro lo negó tres veces. Ahora me doy cuenta de mi estupidez e ignorancia. El Señor considera la esencia de un hombre, mientras que yo consideraba sus expresiones momentáneas. Si no lograba dejar mis ideas de lado y buscar la voluntad del Señor, ¿cómo podría entenderlo? A través de la comunicación de mi colega, sabía que Dios amaba a Pedro y él es nuestro ejemplo. A pesar de que hoy no puedo vivir con el Señor, aún puedo imitar a Pedro en la búsqueda de conocer al Señor, amar al Señor y poner Sus palabras en práctica en la vida real. Solo de esta manera recibiré Su elogio y tendré la oportunidad de entrar al reino de los cielos.
Le dije a mi colega: “Gracias al Señor por Su guía, porque Él me permite escuchar esta excelente predicación y tener una cosecha abundante. ¡Gracias al Señor! ¡Amén!”
Ella respondió sonriendo: “¡Gracias al Señor! ¡Amén!” 
(Traducido del original en inglés al español por Artemisa Labbé)
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

¿Se ha enterado alguien de la venida de Cristo?

2020-02-24 05:10:59 | Películas Evangélicas
¿Se ha enterado alguien de la venida de Cristo?
Introducción: Jesucristo profetizó: “Pero de aquel día y hora nadie sabe, [...]” (Mateo 24:36). Y sin embargo, ahora algunas personas están siendo testigos de que Jesucristo ha vuelto. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Es que nadie se ha enterado de la venida de Cristo? Pero entonces, ¿cómo hemos de entender este versículo?
Durante un estudio de la Biblia, hablé acerca de una cuestión que me tenía confuso desde hacía mucho tiempo: “Hermanos y hermanas, Jesucristo dice ‘Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre’ (Mateo 24:36). En este pasaje vemos que nadie sabrá cuándo va a regresar el Señor, así que, ¿cómo es que tanta gente dice poder dar testimonio de que Jesucristo ha vuelto? ¿Qué significa?” Cuando terminé, algunos se sumergieron en la reflexión y otros dijeron: “Ahora que lo dices, será mejor que lo discutamos”.
Entonces, el predicador Zhao Xun asintió con la cabeza y dijo: “Muy bien, esta cuestión vale la pena discutirla. El Señor dijo que Su llegada pasaría desapercibida a todos. Estos días he estado pensando en ello, y parece que nuestro entendimiento no es puro, y un razonamiento así no tiene sentido. Pensemos en ello: Si el Señor no deja que la gente se entere de Su llegada, ¿cómo podrá la gente seguirle y creer en Él? ¿Cómo puede Dios cumplir Su obra de salvar a la gente? Si nos aferramos a esas palabras, ¿no nos perderemos la llegada del Señor?” Al oír estas palabras, algunas hermanas y algunos hermanos quedaron perplejos, unos inclinaron la cabeza y empezaron a meditar, y otros dijeron: “Tiene toda la razón; ¡Tiene sentido!” Zhao Xun continuó: “Pero entonces, ¿cómo podemos lograr un entendimiento puro de este pasaje? Volvamos a leer este versículo junto con los versículos anteriores: Mateo 24:32-36 dice, ‘Y de la higuera aprended la parábola: cuando su rama ya se pone tierna y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que El está cerca, a las puertas. En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán. Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre’. Estos versículos hablan de las señales del regreso del Señor. De estas palabras yo concluyo que el Señor, tal vez, regrese en carne y hueso, al igual que Jesucristo, pero ni sabemos cuándo, qué día, ni en qué momento Él entrará por la puerta. Es decir, ‘Pero de aquel día y hora nadie sabe, […]’ (Mateo 24:36). lo que significa que nadie conoce el momento en el que Cristo regresará. Es decir, nadie conoce ni el día ni el momento en el que el Señor descenderá, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, tan sólo el Padre (el Espíritu). Sin embargo, después de que Cristo haya vuelto, seguramente Él se lo hará saber a los hombres, porque el propósito de que Dios se reencarne y venga al mundo es para salvar a los hombres. Si viene, pero no se lo comunica a los hombres, ¿cómo podremos recibir Su salvación? Jesucristo dijo: ‘Pero a medianoche se oyó un clamor: “¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo”.’ (Mateo 25:6). ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo’ (Apocalipsis 3:20). En estos dos versículos vemos que después de la llegada del Señor, alguna gente lo sabrá, y serán ellos quienes divulguen Su evangelio entre aquellos que aún no lo han aceptado. La escritura dice aquí que cuando alguien grite que el novio, que Jesucristo ya ha llegado, tendremos que salir a Su encuentro para darle la bienvenida. Y Él cenará con aquellos que escuchen Su voz y le abran la puerta. Por ello creo que es totalmente erróneo interpretar las palabras: ‘Pero de aquel día y hora nadie sabe, [...]’ (Mateo 24:36).
Tras oír las palabras del hermano Zhao, me sentí iluminado, y entendí de alguna manera el verdadero significado de este pasaje. Sin embargo, al pensar en ello más detenidamente, seguía habiendo algunos aspectos que no me habían quedado muy claros. Así que pregunté: “Hermano Zhao, acaba de decir que cuando Jesucristo vuelva como el Hijo del Hombre, nadie lo sabrá, pero cuando el Señor obre, lo más seguro es que se lo haga saber a los hombres. ¿Cómo lo sabrán los que vayan a divulgar la venida de Jesucristo?”. Al oír aquello, las hermanas y los hermanos estuvieron de acuerdo conmigo. “Muy bien, ¿cómo lo sabrán?” Zhao Xun se puso a pensar en ello durante un rato y luego dijo: “Hermanos y hermanas, antes de contestar a esta pregunta, veamos primero cómo aquellos seguidores de Jesucristo supieron en su momento que Jesucristo era el Mesías. Vemos en la Biblia a Pedro, Felipe, Jacobo, Juan, Mateo y a los demás; cuando el Señor los llamó, ellos no sabían que Jesús era el Mesías, pero siguieron al Señor y escucharon Sus sermones sin dudarlo. Hay muchos versículos en la Biblia que nos dicen que mucha gente siguió al Señor y obedeció Sus enseñanzas después de haber oído hablar de Él. Estos ejemplos nos muestran que antes de nada tenemos que tener una corazón sediento si queremos ganarnos el verdadero camino. Cuando oigamos el mensaje que anuncia la llegada del Señor, o cuando Dios nos envíe a alguien para que nos llame, deberíamos escuchar ese mensaje y buscar la verificación; así tendremos la oportunidad de recibir la inspiración de Dios y reconocer que el Señor es el Mesías. Como dicen las escrituras: ‘Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo’ (Romanos 10:17). Es decir, creer en el camino se basa en oír hablar del camino. Aquellos que siguieron a Jesucristo, vieron las obras de Jesucristo al escuchar Sus palabras, y supieron reconocer que Jesucristo era el Mesías que tenía que llegar. Por ejemplo, cuando Pedro siguió a Jesucristo, recibió la inspiración y la iluminación del Espíritu Santo, y supo inmediatamente que Jesús era Cristo, el Hijo del Dios viviente, porque recibió y pensó detenidamente en las palabras de Dios. Por lo tanto, dijo: ‘Simón Pedro le respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios’ (Juan 6:68-69). También la mujer de Samaria supo reconocer que Jesús era el Mesías, de quien se había profetizado que vendría, porque supo que sólo Dios examina lo más profundo del corazón del hombre, sólo Dios tiene un conocimiento completo del hombre. También Natanael fue una oveja de Dios, al reconocer la voz de Dios. Natanael sintió que tan sólo Dios podía conocer su identidad antes de verle, porque solamente Dios es omnipotente y omnisciente, y sólo Dios observa lo más profundo del corazón de los hombres. Aparte de reconocer a Dios a través de Sus palabras, también podemos reconocer a Dios a través de Su obra. Por ejemplo, incluso más gente sabía que Jesús era “de Dios” porque habían visto cómo Jesús era capaz de hacer ver a los ciegos, caminar a los lisiados, curar a los leprosos y resucitar a los muertos. Tal como dice la Biblia: ‘Cuando estaba en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía’ (Juan 2:23). ‘Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él’ (Juan 3:2). Podemos ver que cuando Jesús vino a la tierra e hizo su obra, supieron que Jesús era el Mesías que iba a llegar porque escucharon los sermones de Jesús y vieron Su obra. Y después de la resurrección de Jesús, Él le encargó a Sus discípulos que pregonasen el Evangelio de la Cruz en todas las naciones. Como dice la Biblia: ‘Y acercándose Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo’ (Mateo 28:18-20). ‘pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra’ (Hechos 1:8). Y así vemos cómo el evangelio de Jesucristo fue transmitido por aquellos que fueron los primeros en reconocer que Jesús era el Mesías. De este modo el Evangelio del Señor de la Cruz fue pasando de generación en generación hasta nuestros días. La gente cree en el Señor al escuchar a otros divulgar el evangelio de Jesús. Y del mismo modo, aquellos que testifican que el Señor ha venido, tienen que haber escuchado el sermón de la segunda llegada de Jesucristo y así se enteraron. Es así como hemos creído en el Señor a lo largo de los tiempos: escuchando a otros que divulgaban el Evangelio de la Cruz, y coincide completamente con las palabras ‘Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo’(Romanos 10:17)”.
Cuando Zhao Xun acabó de hablar, los hermanos y hermanas se pusieron inmediatamente a discutir. Yo me puse a pensar en lo que el hermano Zhao Xun había dicho, y experimenté una epifanía. Pensé: “Pero de aquel día y hora nadie sabe, […]” (Mateo 24:36), este versículo significa que nadie conoce el momento en el que Cristo va a venir. Sin embargo, después de que Cristo venga a llevar a cabo Su obra, si quiero saber si el Señor ha venido o no, tendré que escuchar las palabras sobre la llegada del Señor y verificar si se trata de la voz de Dios. En caso contrario, probablemente me pierda la oportunidad de ser arrebatado por el regreso del Señor. Así que debo escuchar las palabras del Señor que predican otros….
(Traducido del original en inglés al español por Eva Trillo)
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.