Dios Todopoderoso es mi salvador

Que el amor y la misericordia de DIOS estén siempre contigo

Historia del rey Salomón

2020-02-20 23:07:50 | Películas Evangélicas
Historia del rey Salomón
La Biblia registra al rey de Israel—Salomón, quien fue el rey más sabio a lo largo de las eras. Recientemente, leyendo su historia, adquirí nuevos conocimientos respecto al carácter justo de Dios. Y, me di cuenta de que, en nuestra creencia en Dios, comprender la verdad y alabar mejor a Dios, es extremadamente importante que conozcamos el carácter justo de Dios. A continuación, compartiré mis logros con ustedes.
Dios Bendice a Aquellos Que Están Conscientes de Su Voluntad
En la Biblia está escrito, “Y aparecióse Jehová á Salomón en Gabaón una noche en sueños, y díjo le Dios: Pide lo que quisieres que yo te dé. Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia á tu siervo David mi padre, según que él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo: y tú le has guardado esta tu grande misericordia, que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día. Ahora pues, Jehová Dios mío, tú has puesto á mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre: y yo soy mozo pequeño, que no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da pues á tu siervo corazón dócil para juzgar á tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo: porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante de Adonai que Salomón pidiese esto. Y díjole Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, mas demandaste para ti inteligencia para oir juicio; He aquí lo he hecho conforme á tus palabras: he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no haya habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria: tal, que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días” (1 Reyes 3:5-13).
De las suplicas de Salomón y las promesas de Jehová Dios, podemos ver que Dios da gracia y bendiciones especiales a aquellos que consideran Su voluntad. Salomón le pidió a Dios que le otorgara suficiente sabiduría, para que pudiera gobernar mejor al pueblo de Israel y llevarlos a adorar a Dios. Su pedido fue por consideración a 
la voluntad de Dios y eso deleitaba a Dios. Así que Dios le prometió a Salomón: “He aquí lo he hecho conforme á tus palabras: he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no haya habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú” (1 Reyes 3:12). De esto podemos que lo que Dios le dio a Salomón no fue solo simple sabiduría capacitándolo para distinguir entre el bien y el mal, pero más bien la mayor sabiduría que le hizo más sabio que todos los otros reyes. Además, Dios también le dio una riqueza inigualable porque lo que el pidió fue apreciado por Dios, así que, durante los años de su vida, ningún rey en el mundo fue más honorable que él. Esto demuestra que Dios bendice a las personas conforme a Sus principios—Él bendice a aquellos quienes prestan atención a Su voluntad. Así que si lo que nosotros pedimos y hacemos en aras al servicio del Señor lealmente, para la iglesia y para los hermanos y hermanas, como así para satisfacer a Dios, dando testimonio de Dios y haciendo la voluntad de Dios, entonces Dios nos aceptara y se deleitara en nosotros.
La Caída de Salomón Refleja la Justicia de Dios
Más Adelante, además de casarse con la hija del Faraón de Egipto, Salomón tomó a las princesas de otros reinos como sus concubinas. Mientras se codiciaba con su belleza, se sumergió en los placeres de la carne. No sólo eso, sino que incluso abandonó al Dios Jehová y siguió a las mujeres gentiles para adorar a ídolos, y, además, construyó un gran lugar para los ídolos en la colina en frente de Jerusalén. Salomón obrando tan severamente, violó los mandamientos de Dios, rompió el corazón de Dios y decepcionó los deseos que Dios tenía de él. Y entonces lo que hizo era malvado, a los ojos de Jehová Dios. Así que Jehová Dios le dijo: “... Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé el reino de ti, y lo entregaré á tu siervo. Empero no lo haré en tus días, por amor de David tu padre: romperélo de la mano de tu hijo. Sin embargo no romperé todo el reino, sino que daré una tribu á tu hijo, por amor de David mi siervo, y por amor de Jerusalem que yo he elegido” (1 Reyes 11:11-13).
En un libro dice: “En realidad, los pensamientos de Dios se transforman constantemente de acuerdo con los cambios en las cosas y los entornos; mientras estos pensamientos se están transformando, se revelarán diferentes aspectos de la esencia de Dios. […] Además, Dios usa Sus propias revelaciones verdaderas para demostrar a la humanidad la certeza de la existencia de Su ira, Su misericordia, Su benignidad y Su tolerancia. Su esencia se revelará en cualquier momento y lugar según el desarrollo de las cosas. Él posee la ira de un león y la misericordia y la tolerancia de una madre. No se permite que nadie cuestione, viole, cambie o distorsione Su carácter justo”.
De esto podemos ver que Dios toma una postura hacia los pensamientos y acciones de las personas y Sus actitudes no permanecerán inalterables. En cambio, cambian de acuerdo con las diferentes actitudes hacia Su verdad, Sus comisiones y Sus exigencias. El ascenso y descenso de Salomón es solo un ejemplo de esto. Al principio, él le pidió sabiduría a Dios, con el propósito de dirigir a la nación mejor y guiar al pueblo de Israel para que alabaran a Dios de mejor manera. Por ende, él la utilizó para hacer cosas que pudiesen satisfacer a Dios para así completar el mandato que Dios le dio. Entonces, Dios apreciaba su búsqueda y sus acciones, y otorgó bendiciones sobre él. Pero más adelante, Salomón comenzó a vivir en lujuria en los placeres de la carne y traicionó el mandamiento de Dios, adorando a ídolos. Tales acciones enfurecieron a Dios, así que Dios desató Su ira sobre él, dividiendo su nación. Como podemos ver, el carácter de Dios no sólo es misericordioso y compasivo, sino también justo y majestuoso. Él puede otorgar Sus bendiciones a las personas, así como desatar Su ira sobre la gente, y él puede perdonar a la gente, así como disciplinarles y castigarles — esto está determinado por el carácter justo de Dios, y por las actitudes de la gente hacia Dios y los senderos por donde la gente camina.
La historia de Salomón nos da una advertencia: El Dios en quien creemos es justo y todopoderoso. El escudriña cada una de nuestras palabras y pasos. Si nuestros pensamientos y acciones están de acuerdo con la verdad, en aras de satisfacer a Dios, obedeciendo a Dios y esparciendo la palabra y atestiguando a Dios, entonces Dios tendrá misericordia de nosotros y nos bendecirá; si disfrutamos de los placeres de la carne, a menudo vamos en contra de las exigencias de Dios y hasta hacemos el mal, entonces Dios se enojará con nosotros y nos castigará. Por lo tanto, Podemos ver que con nuestra fe es extremadamente importante conocer el carácter justo de Dios y caminar la senda temiéndole y apartándonos del mal.
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation. 

Una enseñanza de Jesús: Bienaventurados los limpios de corazón

2020-02-20 22:54:51 | Películas Evangélicas
Una enseñanza de Jesús: Bienaventurados los limpios de corazón
“Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios” (Mateo 5:8).
¿Qué significa tener el corazón limpio? ¿Por qué hemos de tener un corazón limpio? ¿Qué debemos hacer para ser considerados personas con un corazón limpio? Todas estas preguntas son muy importantes porque sólo si actuamos como personas con un corazón limpio, podremos darle la bienvenida a Dios regresado, verle y oír Su voz en los últimos días y, de esa manera, tendremos la oportunidad de que Él nos salve.
Analicemos
la Biblia juntos y veamos quiénes, durante la etapa de la obra de Jesucristo, Lo aceptaron con un corazón limpio y quiénes se perdieron la salvación por no tener ese corazón limpio.
Por aquel entonces, Jesucristo predicó en muchos sitios para divulgar
el evangelio del reino de los cielos, y también realizó muchos milagros. Sin embargo, los fariseos no entendían qué estaba haciendo Jesucristo ni consideraban que aquello fueran los actos de Dios. No podían creer que Jesucristo fuera el Mesías porque, bien fuese el nombre de Jesucristo, bien Su aspecto, bien Su linaje o bien lo que había hecho, nada Suyo concordaba con las profecías del Antiguo Testamento acerca del Mesías. No sólo no aceptaron la obra de redención de Jesucristo, sino que también engañaron a los judíos para que, a su lado, juzgaran a Jesucristo y blasfemaran contra Él. Sin embargo, había dos tipos de personas, que trataron la llegada de Jesucristo de manera diferente, incluso tras los rumores y calumnias. 
Antes de nada, echémosle un vistazo al primer tipo de personas. Juan 10 dice que el día del sabbat Jesucristo curó a un ciego en el templo y dio testimonio de Sí mismo, de que era el buen Pastor, el Hijo de Dios, y que Su autoridad procedía de Dios. Pero como habían dado credibilidad a los rumores de los fariseos, algunos judíos apedrearon a Jesucristo y dijeron:  “... Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué le hacéis caso?” (Juan 10:20). “... Estas no son palabras de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?” (Juan 10:21). “... No te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios” (Juan 10:33). Esto nos muestra que los judíos no se tomaban en serio la palabra del Señor y tampoco Su obra. No se pararon a pensar si había verdad en lo que predicaba Jesucristo, si lo que predicaba les era beneficioso y constructivo o si Su autoridad para realizar milagros procedía de Dios. Al contrario: siguieron sin pensárselo a los fariseos en su condena, juicio y blasfemias contra Jesucristo, incluso lo apedrearon. Los judíos acabaron siguiendo a sus líderes religiosos crucificando al Mesías, Aquel al que habían estado esperando contra viento y marea durante tanto tiempo. Lo que hicieron ofendió gravemente el carácter justo de Dios, lo cual llevó a la destrucción de Israel y a que los israelitas perdieran la oportunidad de seguir para siempre al Señor. Este fue el lamentable fin de aquellos que no estudiaron con atención y un corazón limpio la obra y la palabra de Jesucristo.
Veamos ahora el segundo tipo de personas, aquellos que sí tienen un corazón limpio. Tomemos a Pedro y Juan como ejemplos. Cuando Jesucristo predicaba y llevaba a cabo Su obra, ellos también oyeron las calumnias y blasfemias de los líderes religiosos y los fariseos, y fueron testigos de los ataques contra Jesucristo y cómo lo ponían a prueba. Sin embargo, no siguieron a aquellos ni condenaron a Jesucristo así sin más. Lo que hicieron fue estudiar la obra del Señor escuchando lo que predicaba y observando los milagros que Él realizaba. Tras seguir a Jesucristo durante algún tiempo, llegaron a conocer de verdad a Jesucristo y fue entonces que creyeron firmemente que todo lo que Él había dicho y hecho procedía de Dios y que no podría ser realizado por ningún hombre. De modo que, aunque los líderes religiosos y los fariseos se resistieron contra Jesucristo y lo condenaron, Pedro y Juan no se dejaron engañar por los rumores. Insistieron en seguir al Señor con un corazón limpio porque tan sólo seguían y escuchaban a Dios mientras creían en Él. Uno de los discípulos de Jesucristo, Simón Pedro dijo: “... Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios” (Juan 6:68-69). Vemos que Pedro tenía una mente sobria y lúcida, y a través de los hechos y el comportamiento de Jesucristo, supo reconocer que Su identidad era la del propio Dios, y que Él era la verdad, el camino y la vida y el Mesías al que habían estado esperando durante tanto tiempo. Y así, al final,
Jesucristo alabó y bendijo a Pedro.
Estas dos formas, resultado de dos opciones distintas, nos muestran que aquellos sin un corazón limpio padecerán desgracias, mientras que aquellos con un corazón limpio serán bendecidos. De modo que tener un corazón limpio es muy importante a la hora de darle la bienvenida a Dios retornado. Tener un corazón limpio significa que podemos escoger entre lo correcto y lo equivocado y que no tenemos que creer ni obedecer ciegamente a otros; no vamos a intentar medir aleatoriamente la obra y la 
palabra de Dios, sino que investigaremos personalmente Su obra. Solamente así podremos evitar cometer el gran error de abandonar al Mesías mientras le esperamos, y así tendremos la oportunidad de ver a Dios y oír Su voz.
La Biblia dice: “Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos” (1 Corintios 10:11). Ya han pasado más de dos mil años desde que los fariseos engañasen a los creyentes para que crucificaran al Señor. El testimonio de la Biblia al respecto es una advertencia: cuando tratemos con el regreso del Señor en los últimos días, no podemos abandonarle ni condenar la obra ni la palabra de Dios sin buscar ni investigar, como hicieron los fariseos y los judíos ignorantes y tontos. Para poder recibir al Señor como lo hizo Pedro, debemos tener una mente lúcida y sobria. Sólo así se podrá cumplir la promesa de Dios: “Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios” (Mateo 5:8). 

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

El Señor Jesús cambiará Su nombre en los últimos días

2020-02-20 03:59:38 | la Fuente de la Vida
El Señor JesúsSeñor Jesús cambiará Su nombre en los últimos días
Cuando pensamos en el nombre del Señor Jesús, a menudo pensamos en estos versículos bíblicos, “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). “Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Estos versículos hacen que muchos crean que el nombre del Señor Jesús nunca cambiará, y que si Él regresa en los últimos días, y Su nombre no es Jesús, debemos rehusar creer en Él o seguirle. 
Pero algunos hermanos y hermanas se preguntan: Aunque las palabras “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). están ciertamente registradas en la Biblia, el Apocalipsis también contiene esta profecía: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalem, la cual desciende del cielo de con mi Dios, y mi nombre nuevo” (Apocalipsis 3:12). Las palabras de Dios afirman con mucha claridad que cuando Él regrese en los últimos días, Él perfeccionará a un grupo de vencedores, y tendrá un nuevo nombre. Ya que Dios tendrá un nuevo nombre en los últimos días, ¿aun así elegirá usar el nombre Jesús? Por lo tanto, no debemos ser tan rápidos en declarar que el nombre de Dios nunca cambiará.
Entonces, ¿el nombre de Dios es capaz de cambiar? ¿Seguirá Dios llamándose Jesús en los últimos días? Hoy, discutiremos estas preguntas. Espero que el Señor nos guíe.
En realidad, todos los que están familiarizados con la Biblia saben que antes de que Dios le ordenara a Moisés que guiara a los israelitas para salir de Egipto, Él no tenía nombre. Cuando la gente de aquel tiempo le oraba, decía, “al Dios de Abraham, al Dios de Isaac y al Dios de Jacob”. El nombre “Jehová” era el nombre que Dios usó cuando condujo a los israelitas fuera de Egipto y comenzó la obra de la Era de la Ley. Tal como está escrito en la Biblia: “Y dijo Moisés á Dios: He aquí que llego yo á los hijos de Israel, y les digo, El Dios de vuestros padres me ha enviado á vosotros; si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿qué les responderé? Y respondió Dios á Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás á los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado á vosotros. Y dijo más Dios á Moisés: Así dirás á los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado á vosotros. Este es mi nombre para siempre, este es mi memorial por todos los siglos” (Éxodo 3:13-15).
Esta es la fuente del nombre Jehová. Después de que Dios tomó el nombre de Jehová, comenzó a hacer la obra de la Era de la Ley, condujo a los israelitas fuera de Egipto, proclamó las leyes y los mandamientos, enseñó a la gente cómo adorarle, cómo construir altares, y cómo vivir en la tierra, etc. Cualquiera que violara sus leyes moriría quemado o apedreado, y bajo las leyes, todos adoraban a Jehová Dios, guardaron Su nombre por encima de todo, e hicieron sacrificios en Su altar hasta el final de la Era de la Ley. En la Era de la Ley, Jehová Dios expresó el carácter de quemar y maldecir, e hizo la obra de guiar la vida de las personas en la tierra, y Dios eligió el nombre Jehová basado en la obra que hizo y en el carácter que expresó. Es por eso que “Jehová” se convirtió en el nombre fijo de Dios en la Era de la Ley.
A finales de la Era de la Ley, los pecados de la gente se hicieron más profundos y más numerosos, cada vez había más leyes y mandamientos que no se cumplían, los sacrificios que la gente hacía como ofrendas no eran suficientes para redimir sus pecados, y la humanidad se enfrentó a ser condenada a muerte por las leyes. Para salvar a la humanidad del pecado, Dios puso fin a la Era de la Ley, en la cual fue llamado Jehová, y bajo el nombre de Jesús comenzó la obra de redención usando Su obra previa en la Era de la Ley como una base. Él expresó un carácter amoroso y misericordioso, hizo muchos milagros divinos, predicó la doctrina del arrepentimiento y finalmente fue clavado en la cruz para redimir a la humanidad como ofrenda por todos sus pecados, completando así Su obra en la Era de la Gracia. A partir de esto, podemos ver que basado en el grado de corrupción de la humanidad, Su plan para salvar a la humanidad, la obra que Él debe hacer, y el carácter que Él debe expresar, Dios toma diferentes nombres.
Además, está escrito en la Biblia que todos los nombres de Dios están limitados a ciertas épocas. En la Era de la Ley, Jehová Dios dijo: “Jehová, […] Este es mi nombre para siempre, este es mi memorial por todos los siglos” (Éxodo 3:15). En donde “para siempre” se refiere al hecho de que el nombre de Jehová no cambiaría durante la Era de la Ley, pero ese nombre no era del todo apropiado para la Era de la Gracia. En la Era de la Gracia, el nombre de Dios cambió y la gente solo podía ser salvada si guardaba el nombre del Señor Jesús. Tal como está escrito en la Biblia: “Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12), lo que significaba que en la Era de la Gracia, el nombre de Dios nunca cambiaría. Cada nombre que Dios toma representa una era diferente de la obra de Dios. Cuando la obra de Dios cambia, también cambia Su nombre. Pero no importa cómo cambie el nombre de Dios, Dios siempre permanece como el Señor de la creación, y Su autoridad, poder, carácter justo, esencia santa, y deseo de salvar a la gente nunca cambian. Así que, el nombre Jehová representa a Dios mismo, así como lo hace el nombre Jesús, y el nuevo nombre que Dios toma en los últimos días también representa a Dios mismo. El nombre de Dios cambia, pero la esencia de Dios nunca cambia. Dios sigue siendo nuestro Dios, pero no debemos limitar el nombre de Dios, o las consecuencias son impensables.
Tal vez algunos hermanos y hermanas dirán: “¿Cuáles podrían ser estas graves consecuencias?”
Recordemos que, a finales de la Era de la Ley, Dios concluyó la obra de la Era de la Ley y comenzó Su obra para redimir a la humanidad bajo el nombre de Jesús. Cuando los fariseos, sumos sacerdotes y escribas vieron que Dios se llamaba Jesús, no Mesías, y que Su aspecto era muy común, que tenía un pasado humilde, no los guiaba en el derrocamiento del régimen romano, y que la obra y la predicación del Señor Jesús no encajaban con sus nociones o su entendimiento rutinario de la profecía, entonces los fariseos juzgaron, calumniaron y condenaron descaradamente al Señor Jesús, y finalmente asesinaron al Salvador misericordioso, el Señor Jesús, clavándolo en la cruz. Nunca se les ocurrió que el Señor Jesús era la apariencia de Jehová Dios, Dios mismo. ¡Al final, fueron castigados por Dios con la muerte de su nación!
Por lo tanto, no debemos limitar a la ligera el nombre de Dios. El hecho es que no estamos calificados para comentar o delimitar el nombre que Dios elige usar mientras salva a la humanidad. Como seres creados, debemos tener esa conciencia. No importa cómo obre Dios para salvar a la humanidad, Dios sigue siendo nuestro Dios, y Su nombre puede cambiar, pero esto no influye en el hecho de que debemos seguir a Dios y ser ganados por Dios. Entonces, ¿qué clase de nombre tomará Dios en los últimos días?
En realidad, Dios nos dio la respuesta hace mucho tiempo en la Biblia. Dios dice: “Yo soy el Alpha y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:8). “Y oí como la voz de una grande compañía, y como el ruido de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: Aleluya: porque reinó el Señor nuestro Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 19:6). “Y los cuatro animales tenían cada uno por sí seis alas alrededor, y de dentro estaban llenos de ojos; y no tenían reposo día ni noche, diciendo: Santo, santo, santo el Señor Dios Todopoderoso, que era, y que es, y que ha de venir” (Apocalipsis 4:8). “Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu grande potencia, y has reinado” (Apocalipsis 11:17). En estos versículos, el nombre el Todopoderoso es mencionado. También se encuentra en otros versículos, como Apocalipsis 15:3, 16:7, 16:14, 21:22, etc., todos los cuales mencionan el Todopoderoso. Estas profecías nos permiten entender que cuando el Señor regrese para gobernar como rey, Su nombre será cambiado al Todopoderoso. El Espíritu Santo ha testificado personalmente que cuando el Señor venga en los últimos días, es muy probable que su nombre sea el Todopoderoso.
Gracias a la guía de Dios, después de buscar hemos podido entender que el nombre del Señor Jesús será cambiado en los últimos días. Nuestra conversación sobre la verdad con respecto al nombre de Dios termina aquí. ¡Que toda la gloria sea para el Señor!
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation. 

El Señor Jesús cambiará Su nombre en los últimos días

2020-02-20 03:59:38 | Reflexiones Cristianas
El Señor JesúsSeñor Jesús cambiará Su nombre en los últimos días
Cuando pensamos en el nombre del Señor Jesús, a menudo pensamos en estos versículos bíblicos, “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). “Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Estos versículos hacen que muchos crean que el nombre del Señor Jesús nunca cambiará, y que si Él regresa en los últimos días, y Su nombre no es Jesús, debemos rehusar creer en Él o seguirle. 
Pero algunos hermanos y hermanas se preguntan: Aunque las palabras “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). están ciertamente registradas en la Biblia, el Apocalipsis también contiene esta profecía: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalem, la cual desciende del cielo de con mi Dios, y mi nombre nuevo” (Apocalipsis 3:12). Las palabras de Dios afirman con mucha claridad que cuando Él regrese en los últimos días, Él perfeccionará a un grupo de vencedores, y tendrá un nuevo nombre. Ya que Dios tendrá un nuevo nombre en los últimos días, ¿aun así elegirá usar el nombre Jesús? Por lo tanto, no debemos ser tan rápidos en declarar que el nombre de Dios nunca cambiará.
Entonces, ¿el nombre de Dios es capaz de cambiar? ¿Seguirá Dios llamándose Jesús en los últimos días? Hoy, discutiremos estas preguntas. Espero que el Señor nos guíe.
En realidad, todos los que están familiarizados con la Biblia saben que antes de que Dios le ordenara a Moisés que guiara a los israelitas para salir de Egipto, Él no tenía nombre. Cuando la gente de aquel tiempo le oraba, decía, “al Dios de Abraham, al Dios de Isaac y al Dios de Jacob”. El nombre “Jehová” era el nombre que Dios usó cuando condujo a los israelitas fuera de Egipto y comenzó la obra de la Era de la Ley. Tal como está escrito en la Biblia: “Y dijo Moisés á Dios: He aquí que llego yo á los hijos de Israel, y les digo, El Dios de vuestros padres me ha enviado á vosotros; si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿qué les responderé? Y respondió Dios á Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás á los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado á vosotros. Y dijo más Dios á Moisés: Así dirás á los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado á vosotros. Este es mi nombre para siempre, este es mi memorial por todos los siglos” (Éxodo 3:13-15).
Esta es la fuente del nombre Jehová. Después de que Dios tomó el nombre de Jehová, comenzó a hacer la obra de la Era de la Ley, condujo a los israelitas fuera de Egipto, proclamó las leyes y los mandamientos, enseñó a la gente cómo adorarle, cómo construir altares, y cómo vivir en la tierra, etc. Cualquiera que violara sus leyes moriría quemado o apedreado, y bajo las leyes, todos adoraban a Jehová Dios, guardaron Su nombre por encima de todo, e hicieron sacrificios en Su altar hasta el final de la Era de la Ley. En la Era de la Ley, Jehová Dios expresó el carácter de quemar y maldecir, e hizo la obra de guiar la vida de las personas en la tierra, y Dios eligió el nombre Jehová basado en la obra que hizo y en el carácter que expresó. Es por eso que “Jehová” se convirtió en el nombre fijo de Dios en la Era de la Ley.
A finales de la Era de la Ley, los pecados de la gente se hicieron más profundos y más numerosos, cada vez había más leyes y mandamientos que no se cumplían, los sacrificios que la gente hacía como ofrendas no eran suficientes para redimir sus pecados, y la humanidad se enfrentó a ser condenada a muerte por las leyes. Para salvar a la humanidad del pecado, Dios puso fin a la Era de la Ley, en la cual fue llamado Jehová, y bajo el nombre de Jesús comenzó la obra de redención usando Su obra previa en la Era de la Ley como una base. Él expresó un carácter amoroso y misericordioso, hizo muchos milagros divinos, predicó la doctrina del arrepentimiento y finalmente fue clavado en la cruz para redimir a la humanidad como ofrenda por todos sus pecados, completando así Su obra en la Era de la Gracia. A partir de esto, podemos ver que basado en el grado de corrupción de la humanidad, Su plan para salvar a la humanidad, la obra que Él debe hacer, y el carácter que Él debe expresar, Dios toma diferentes nombres.
Además, está escrito en la Biblia que todos los nombres de Dios están limitados a ciertas épocas. En la Era de la Ley, Jehová Dios dijo: “Jehová, […] Este es mi nombre para siempre, este es mi memorial por todos los siglos” (Éxodo 3:15). En donde “para siempre” se refiere al hecho de que el nombre de Jehová no cambiaría durante la Era de la Ley, pero ese nombre no era del todo apropiado para la Era de la Gracia. En la Era de la Gracia, el nombre de Dios cambió y la gente solo podía ser salvada si guardaba el nombre del Señor Jesús. Tal como está escrito en la Biblia: “Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12), lo que significaba que en la Era de la Gracia, el nombre de Dios nunca cambiaría. Cada nombre que Dios toma representa una era diferente de la obra de Dios. Cuando la obra de Dios cambia, también cambia Su nombre. Pero no importa cómo cambie el nombre de Dios, Dios siempre permanece como el Señor de la creación, y Su autoridad, poder, carácter justo, esencia santa, y deseo de salvar a la gente nunca cambian. Así que, el nombre Jehová representa a Dios mismo, así como lo hace el nombre Jesús, y el nuevo nombre que Dios toma en los últimos días también representa a Dios mismo. El nombre de Dios cambia, pero la esencia de Dios nunca cambia. Dios sigue siendo nuestro Dios, pero no debemos limitar el nombre de Dios, o las consecuencias son impensables.
Tal vez algunos hermanos y hermanas dirán: “¿Cuáles podrían ser estas graves consecuencias?”
Recordemos que, a finales de la Era de la Ley, Dios concluyó la obra de la Era de la Ley y comenzó Su obra para redimir a la humanidad bajo el nombre de Jesús. Cuando los fariseos, sumos sacerdotes y escribas vieron que Dios se llamaba Jesús, no Mesías, y que Su aspecto era muy común, que tenía un pasado humilde, no los guiaba en el derrocamiento del régimen romano, y que la obra y la predicación del Señor Jesús no encajaban con sus nociones o su entendimiento rutinario de la profecía, entonces los fariseos juzgaron, calumniaron y condenaron descaradamente al Señor Jesús, y finalmente asesinaron al Salvador misericordioso, el Señor Jesús, clavándolo en la cruz. Nunca se les ocurrió que el Señor Jesús era la apariencia de Jehová Dios, Dios mismo. ¡Al final, fueron castigados por Dios con la muerte de su nación!
Por lo tanto, no debemos limitar a la ligera el nombre de Dios. El hecho es que no estamos calificados para comentar o delimitar el nombre que Dios elige usar mientras salva a la humanidad. Como seres creados, debemos tener esa conciencia. No importa cómo obre Dios para salvar a la humanidad, Dios sigue siendo nuestro Dios, y Su nombre puede cambiar, pero esto no influye en el hecho de que debemos seguir a Dios y ser ganados por Dios. Entonces, ¿qué clase de nombre tomará Dios en los últimos días?
En realidad, Dios nos dio la respuesta hace mucho tiempo en la Biblia. Dios dice: “Yo soy el Alpha y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:8). “Y oí como la voz de una grande compañía, y como el ruido de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: Aleluya: porque reinó el Señor nuestro Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 19:6). “Y los cuatro animales tenían cada uno por sí seis alas alrededor, y de dentro estaban llenos de ojos; y no tenían reposo día ni noche, diciendo: Santo, santo, santo el Señor Dios Todopoderoso, que era, y que es, y que ha de venir” (Apocalipsis 4:8). “Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu grande potencia, y has reinado” (Apocalipsis 11:17). En estos versículos, el nombre el Todopoderoso es mencionado. También se encuentra en otros versículos, como Apocalipsis 15:3, 16:7, 16:14, 21:22, etc., todos los cuales mencionan el Todopoderoso. Estas profecías nos permiten entender que cuando el Señor regrese para gobernar como rey, Su nombre será cambiado al Todopoderoso. El Espíritu Santo ha testificado personalmente que cuando el Señor venga en los últimos días, es muy probable que su nombre sea el Todopoderoso.
Gracias a la guía de Dios, después de buscar hemos podido entender que el nombre del Señor Jesús será cambiado en los últimos días. Nuestra conversación sobre la verdad con respecto al nombre de Dios termina aquí. ¡Que toda la gloria sea para el Señor!
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.