Dios Todopoderoso es mi salvador

Que el amor y la misericordia de DIOS estén siempre contigo

Vídeo cristiano | Cómo viene el Señor exactamente | Diálogo cómico (Español Latino)

2020-04-18 18:39:14 | Reflexiones Cristianas
 Hermanos y hermanas, ahora es el fin de los últimos días, todos estamos esperando que el Señor regrese, pero ¿cómo vendrá el Señor? la profecía en la Biblia dice: "He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus vestiduras, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza." (Apocalipsis 16:15). “Mas primero es necesario que padezca mucho, y sea reprobado de esta generación.” (Lucas 17:25). "Y á la media noche fué oído un clamor: He aquí, el esposo viene; salid á recibirle." (Mateo 25: 6). Si el Señor desciende sobre las nubes para que todos lo vieran y lo reconocieran, ¿cómo podría esta generación rechazar el regreso del Señor y alguien estar presenciando el regreso del Señor? "¿De qué manera se nos aparecerá el Señor? Por favor vea el video: Reflexion Cristiano  | Cómo viene el Señor exactamente | Diálogo cómico (Español Latino) 
 
  
 
En los últimos días crece el entusiasmo de los cristianos que esperan el regreso del Señor Jesús; pero ¿cómo regresará el Señor exactamente? Unos dicen: "El Señor Jesús vendrá con las nubes". Otros: "Las profecías de Su regreso también precisan: 'He aquí, vengo como ladrón' (Apocalipsis 16:15). 'Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación' (Lucas 17:25). 'Pero a medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo' (Mateo 25:6). Si viene con las nubes a la vista de todos, ¿cómo explicamos el misterio de Su llegada en secreto, sufriendo, siendo rechazado y afirmando que otros darán testimonio de Su regreso?". ¿Cómo aparecerá el Señor ante nosotros? El diálogo cómico Cómo viene el Señor exactamente intenta resolver nuestras dudas al respecto. 
 
 
¡Gracias por visitar mi blog! Ahora se han cumplido las profecías de la venida del Señor, también es el momento crucial para darle la bienvenida. Entonces, ¿cómo podemos recibir al Señor y ser arrebatados al reino de los cielos? Si se encuentra con problema y confusión en su fe y vida, le invitamos a comunicarse y explorar con nosotros a través de Messenger.
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Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation. 
 

Cómo buscar las huellas de Dios

2020-04-17 19:25:55 | Reflexiones Cristianas

Dios dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27).
“Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida. Mientras buscabais las huellas de Dios, ignorasteis las palabras que dicen que ‘Dios es la verdad, el camino y la vida’. Y es que, cuando muchas personas reciben la verdad, no creen que han encontrado las huellas de Dios y mucho menos reconocen la aparición de Dios. ¡Qué error tan grave es ese! La aparición de Dios no se puede reconciliar con las nociones del hombre; mucho menos puede Dios aparecer por órdenes del hombre. Dios hace Sus propias elecciones y tiene Sus propios planes cuando hace Su obra; más aún, Él tiene Sus propios objetivos y Sus propios métodos. No es necesario que Él discuta con el hombre la obra que Él hace, ni que busque el consejo del hombre, ni mucho menos que les notifique de Su obra a cada una de las personas. Este es el carácter de Dios y, además, todos lo deben reconocer. Si queréis presenciar la aparición de Dios, si queréis seguir las huellas de Dios, entonces debéis primero trascender vuestras propias nociones. No debes demandar que Dios haga esto o aquello; mucho menos debes colocarlo dentro de tus propios confines y limitarlo a tus propias nociones. En cambio, debéis preguntar cómo debéis buscar las huellas de Dios, cómo debéis aceptar la aparición de Dios, y cómo os debéis someter a la nueva obra de Dios; eso es lo que el hombre debe hacer. Siendo que el hombre no es la verdad, y que no posee la verdad, el hombre debe buscar, aceptar y obedecer”.

“Ya que el hombre cree en Dios, debe seguir muy de cerca las pisadas de Dios, paso a paso, debe ‘seguir al Cordero dondequiera que vaya’. Sólo estas son las personas que buscan el camino verdadero, sólo ellas son las que conocen la obra del Espíritu Santo. Las personas que de un modo servil siguen las letras y las doctrinas son las que la obra del Espíritu Santo ha eliminado. En cada periodo de tiempo, Dios comenzará una nueva obra, y en cada periodo habrá un nuevo comienzo entre los hombres. Si el hombre sólo acata las verdades de que ‘Jehová es Dios’ y ‘Jesús es Cristo’, que son verdades que sólo se aplican a una era, entonces el hombre nunca mantendrá el paso con la obra del Espíritu Santo y nunca podrá obtener la obra del Espíritu Santo. Independientemente de qué haga Dios, el hombre lo sigue sin la más mínima duda, y lo sigue de cerca. De esta manera, ¿cómo puede el hombre ser eliminado por el Espíritu Santo? Independientemente de lo que haga Dios, en tanto que el hombre esté seguro que es la obra del Espíritu Santo, y coopere con la obra del Espíritu Santo sin recelo, y trate de cumplir con las exigencias de Dios, entonces, ¿cómo podría ser castigado? La obra de Dios nunca ha cesado, Sus pisadas nunca se han detenido, y antes del término de Su obra de gestión, siempre ha estado ocupado y nunca para”.
Si quiere conocer más, no dude en ver el diálogo cómico cristiano Reflexión cristiana | "El despertar" 

 

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Cómo buscar las huellas de Dios

2020-04-17 19:25:55 | Reflexiones Cristianas
 
Dios dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27).
“Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida. Mientras buscabais las huellas de Dios, ignorasteis las palabras que dicen que ‘Dios es la verdad, el camino y la vida’. Y es que, cuando muchas personas reciben la verdad, no creen que han encontrado las huellas de Dios y mucho menos reconocen la aparición de Dios. ¡Qué error tan grave es ese! La aparición de Dios no se puede reconciliar con las nociones del hombre; mucho menos puede Dios aparecer por órdenes del hombre. Dios hace Sus propias elecciones y tiene Sus propios planes cuando hace Su obra; más aún, Él tiene Sus propios objetivos y Sus propios métodos. No es necesario que Él discuta con el hombre la obra que Él hace, ni que busque el consejo del hombre, ni mucho menos que les notifique de Su obra a cada una de las personas. Este es el carácter de Dios y, además, todos lo deben reconocer. Si queréis presenciar la aparición de Dios, si queréis seguir las huellas de Dios, entonces debéis primero trascender vuestras propias nociones. No debes demandar que Dios haga esto o aquello; mucho menos debes colocarlo dentro de tus propios confines y limitarlo a tus propias nociones. En cambio, debéis preguntar cómo debéis buscar las huellas de Dios, cómo debéis aceptar la aparición de Dios, y cómo os debéis someter a la nueva obra de Dios; eso es lo que el hombre debe hacer. Siendo que el hombre no es la verdad, y que no posee la verdad, el hombre debe buscar, aceptar y obedecer”.
 
“Ya que el hombre cree en Dios, debe seguir muy de cerca las pisadas de Dios, paso a paso, debe ‘seguir al Cordero dondequiera que vaya’. Sólo estas son las personas que buscan el camino verdadero, sólo ellas son las que conocen la obra del Espíritu Santo. Las personas que de un modo servil siguen las letras y las doctrinas son las que la obra del Espíritu Santo ha eliminado. En cada periodo de tiempo, Dios comenzará una nueva obra, y en cada periodo habrá un nuevo comienzo entre los hombres. Si el hombre sólo acata las verdades de que ‘Jehová es Dios’ y ‘Jesús es Cristo’, que son verdades que sólo se aplican a una era, entonces el hombre nunca mantendrá el paso con la obra del Espíritu Santo y nunca podrá obtener la obra del Espíritu Santo. Independientemente de qué haga Dios, el hombre lo sigue sin la más mínima duda, y lo sigue de cerca. De esta manera, ¿cómo puede el hombre ser eliminado por el Espíritu Santo? Independientemente de lo que haga Dios, en tanto que el hombre esté seguro que es la obra del Espíritu Santo, y coopere con la obra del Espíritu Santo sin recelo, y trate de cumplir con las exigencias de Dios, entonces, ¿cómo podría ser castigado? La obra de Dios nunca ha cesado, Sus pisadas nunca se han detenido, y antes del término de Su obra de gestión, siempre ha estado ocupado y nunca para”.
Si quiere conocer más, no dude en ver el diálogo cómico cristiano Reflexión cristiana | "El despertar" 

 

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El Señor Jesús cambiará Su nombre en los últimos días

2020-02-20 03:59:38 | Reflexiones Cristianas
El Señor JesúsSeñor Jesús cambiará Su nombre en los últimos días
Cuando pensamos en el nombre del Señor Jesús, a menudo pensamos en estos versículos bíblicos, “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). “Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Estos versículos hacen que muchos crean que el nombre del Señor Jesús nunca cambiará, y que si Él regresa en los últimos días, y Su nombre no es Jesús, debemos rehusar creer en Él o seguirle. 
Pero algunos hermanos y hermanas se preguntan: Aunque las palabras “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). están ciertamente registradas en la Biblia, el Apocalipsis también contiene esta profecía: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalem, la cual desciende del cielo de con mi Dios, y mi nombre nuevo” (Apocalipsis 3:12). Las palabras de Dios afirman con mucha claridad que cuando Él regrese en los últimos días, Él perfeccionará a un grupo de vencedores, y tendrá un nuevo nombre. Ya que Dios tendrá un nuevo nombre en los últimos días, ¿aun así elegirá usar el nombre Jesús? Por lo tanto, no debemos ser tan rápidos en declarar que el nombre de Dios nunca cambiará.
Entonces, ¿el nombre de Dios es capaz de cambiar? ¿Seguirá Dios llamándose Jesús en los últimos días? Hoy, discutiremos estas preguntas. Espero que el Señor nos guíe.
En realidad, todos los que están familiarizados con la Biblia saben que antes de que Dios le ordenara a Moisés que guiara a los israelitas para salir de Egipto, Él no tenía nombre. Cuando la gente de aquel tiempo le oraba, decía, “al Dios de Abraham, al Dios de Isaac y al Dios de Jacob”. El nombre “Jehová” era el nombre que Dios usó cuando condujo a los israelitas fuera de Egipto y comenzó la obra de la Era de la Ley. Tal como está escrito en la Biblia: “Y dijo Moisés á Dios: He aquí que llego yo á los hijos de Israel, y les digo, El Dios de vuestros padres me ha enviado á vosotros; si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿qué les responderé? Y respondió Dios á Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás á los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado á vosotros. Y dijo más Dios á Moisés: Así dirás á los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado á vosotros. Este es mi nombre para siempre, este es mi memorial por todos los siglos” (Éxodo 3:13-15).
Esta es la fuente del nombre Jehová. Después de que Dios tomó el nombre de Jehová, comenzó a hacer la obra de la Era de la Ley, condujo a los israelitas fuera de Egipto, proclamó las leyes y los mandamientos, enseñó a la gente cómo adorarle, cómo construir altares, y cómo vivir en la tierra, etc. Cualquiera que violara sus leyes moriría quemado o apedreado, y bajo las leyes, todos adoraban a Jehová Dios, guardaron Su nombre por encima de todo, e hicieron sacrificios en Su altar hasta el final de la Era de la Ley. En la Era de la Ley, Jehová Dios expresó el carácter de quemar y maldecir, e hizo la obra de guiar la vida de las personas en la tierra, y Dios eligió el nombre Jehová basado en la obra que hizo y en el carácter que expresó. Es por eso que “Jehová” se convirtió en el nombre fijo de Dios en la Era de la Ley.
A finales de la Era de la Ley, los pecados de la gente se hicieron más profundos y más numerosos, cada vez había más leyes y mandamientos que no se cumplían, los sacrificios que la gente hacía como ofrendas no eran suficientes para redimir sus pecados, y la humanidad se enfrentó a ser condenada a muerte por las leyes. Para salvar a la humanidad del pecado, Dios puso fin a la Era de la Ley, en la cual fue llamado Jehová, y bajo el nombre de Jesús comenzó la obra de redención usando Su obra previa en la Era de la Ley como una base. Él expresó un carácter amoroso y misericordioso, hizo muchos milagros divinos, predicó la doctrina del arrepentimiento y finalmente fue clavado en la cruz para redimir a la humanidad como ofrenda por todos sus pecados, completando así Su obra en la Era de la Gracia. A partir de esto, podemos ver que basado en el grado de corrupción de la humanidad, Su plan para salvar a la humanidad, la obra que Él debe hacer, y el carácter que Él debe expresar, Dios toma diferentes nombres.
Además, está escrito en la Biblia que todos los nombres de Dios están limitados a ciertas épocas. En la Era de la Ley, Jehová Dios dijo: “Jehová, […] Este es mi nombre para siempre, este es mi memorial por todos los siglos” (Éxodo 3:15). En donde “para siempre” se refiere al hecho de que el nombre de Jehová no cambiaría durante la Era de la Ley, pero ese nombre no era del todo apropiado para la Era de la Gracia. En la Era de la Gracia, el nombre de Dios cambió y la gente solo podía ser salvada si guardaba el nombre del Señor Jesús. Tal como está escrito en la Biblia: “Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12), lo que significaba que en la Era de la Gracia, el nombre de Dios nunca cambiaría. Cada nombre que Dios toma representa una era diferente de la obra de Dios. Cuando la obra de Dios cambia, también cambia Su nombre. Pero no importa cómo cambie el nombre de Dios, Dios siempre permanece como el Señor de la creación, y Su autoridad, poder, carácter justo, esencia santa, y deseo de salvar a la gente nunca cambian. Así que, el nombre Jehová representa a Dios mismo, así como lo hace el nombre Jesús, y el nuevo nombre que Dios toma en los últimos días también representa a Dios mismo. El nombre de Dios cambia, pero la esencia de Dios nunca cambia. Dios sigue siendo nuestro Dios, pero no debemos limitar el nombre de Dios, o las consecuencias son impensables.
Tal vez algunos hermanos y hermanas dirán: “¿Cuáles podrían ser estas graves consecuencias?”
Recordemos que, a finales de la Era de la Ley, Dios concluyó la obra de la Era de la Ley y comenzó Su obra para redimir a la humanidad bajo el nombre de Jesús. Cuando los fariseos, sumos sacerdotes y escribas vieron que Dios se llamaba Jesús, no Mesías, y que Su aspecto era muy común, que tenía un pasado humilde, no los guiaba en el derrocamiento del régimen romano, y que la obra y la predicación del Señor Jesús no encajaban con sus nociones o su entendimiento rutinario de la profecía, entonces los fariseos juzgaron, calumniaron y condenaron descaradamente al Señor Jesús, y finalmente asesinaron al Salvador misericordioso, el Señor Jesús, clavándolo en la cruz. Nunca se les ocurrió que el Señor Jesús era la apariencia de Jehová Dios, Dios mismo. ¡Al final, fueron castigados por Dios con la muerte de su nación!
Por lo tanto, no debemos limitar a la ligera el nombre de Dios. El hecho es que no estamos calificados para comentar o delimitar el nombre que Dios elige usar mientras salva a la humanidad. Como seres creados, debemos tener esa conciencia. No importa cómo obre Dios para salvar a la humanidad, Dios sigue siendo nuestro Dios, y Su nombre puede cambiar, pero esto no influye en el hecho de que debemos seguir a Dios y ser ganados por Dios. Entonces, ¿qué clase de nombre tomará Dios en los últimos días?
En realidad, Dios nos dio la respuesta hace mucho tiempo en la Biblia. Dios dice: “Yo soy el Alpha y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:8). “Y oí como la voz de una grande compañía, y como el ruido de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: Aleluya: porque reinó el Señor nuestro Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 19:6). “Y los cuatro animales tenían cada uno por sí seis alas alrededor, y de dentro estaban llenos de ojos; y no tenían reposo día ni noche, diciendo: Santo, santo, santo el Señor Dios Todopoderoso, que era, y que es, y que ha de venir” (Apocalipsis 4:8). “Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu grande potencia, y has reinado” (Apocalipsis 11:17). En estos versículos, el nombre el Todopoderoso es mencionado. También se encuentra en otros versículos, como Apocalipsis 15:3, 16:7, 16:14, 21:22, etc., todos los cuales mencionan el Todopoderoso. Estas profecías nos permiten entender que cuando el Señor regrese para gobernar como rey, Su nombre será cambiado al Todopoderoso. El Espíritu Santo ha testificado personalmente que cuando el Señor venga en los últimos días, es muy probable que su nombre sea el Todopoderoso.
Gracias a la guía de Dios, después de buscar hemos podido entender que el nombre del Señor Jesús será cambiado en los últimos días. Nuestra conversación sobre la verdad con respecto al nombre de Dios termina aquí. ¡Que toda la gloria sea para el Señor!
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation. 

Devocional Biblico: la mujer inteligente samaritana

2020-01-15 21:10:21 | Reflexiones Cristianas

Devocional Biblico: la mujer inteligente samaritana

Creo que mucha gente debe estar familiarizada con la historia acerca de la mujer de Samaria: cuando sacaba agua, la mujer samaritana se encontró con Jesucristo que le pidió agua. Luego reconoció que Él era el Mesías que vendría en la profecía durante su diálogo.

Como mujer común, ella no tenía mucho conocimiento de las Escrituras ni había estado en contacto con personas de alto nivel en el mundo religioso, pero podía reconocer la voz de Dios. No podemos dejar de maravillarnos de esto. ¿Fue la gracia especial de Jesucristo? ¿O tenía ella un cierto secreto detrás? Durante los tres años y medio cuando Jesucristo hizo Su obra en la tierra, mucha gente mantuvo Su compañía por un corto tiempo. Al mismo tiempo, también trató a muchas personas con gracia. Pero, ¿cuántos realmente podrían reconocer que Jesucristo era el Mesías? ¿Y cómo la mujer de Samaria identificó al Señor Jesús?

Está registrado en la Biblia de esta manera: “Jesús le dice: Ve, llama á tu marido, y ven acá. Respondió la mujer, y dijo: No tengo marido. Dícele Jesús: Bien has dicho, No tengo marido; Porque cinco maridos has tenido: y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Dícele la mujer: Señor, paréceme que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalem es el lugar donde es necesario adorar. Dícele Jesús: Mujer, créeme, que la hora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalem adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos: porque la salud viene de los Judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Dícele la mujer: Sé que el Mesías ha de venir, el cual se dice el Cristo: cuando él viniere nos declarará todas las cosas. Dícele Jesús: Yo soy, que hablo contigo. … Entonces la mujer dejó su cántaro, y fué á la ciudad, y dijo á aquellos hombres: Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizás es éste el Cristo?” (Juan 4:16-26, 28-29).

Después de que Jesucristo le dijo a la mujer de Samaria sobre el hecho de que había tenido cinco maridos, se sorprendió, porque nadie sabía lo que había hecho en la oscuridad. Por esta razón, ella creía que Él no era un hombre común y lo consideraba un profeta. Después de eso, ella habló acerca de la confusión en su corazón: ¿Dónde debería el hombre adorar a Dios, en la montaña o en Jerusalén? ¿Y exactamente cómo debe el hombre adorar a Dios? Jesucristo le hizo saber que el hombre no debía adorar a Dios ni en esta montaña, ni en Jerusalén, y claramente le dijo, “cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que adoren”. Al escuchar estas palabras, la mujer samaritana reconoció que Jesucristo era el Mesías que vendría en la profecía. Esto acaba de cumplir las palabras de Jesucristo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;” (Juan 10:27). Solo las ovejas de Dios pueden reconocer la voz de Dios.

Como se puede ver en las palabras de la mujer de Samaria, la razón por la que ella pudo identificar al Señor Jesús no fue simplemente porque ella tomó las profecías como prueba, sino más importante, porque ella era consciente de que las palabras de Dios tienen autoridad y poder . Cuando Jesucristo dijo que había tenido cinco esposos, ella tenía claro que esto no podía ser dicho por ningún hombre, porque solo Dios escudriña los corazones de las personas. Además, Dios también puede suplir las necesidades espirituales del hombre. Cuando la gente de esa época no tenía claro cómo adorar a Dios, Jesucristo resolvió su confusión con solo una palabra y señaló el camino de adorar a Dios por ellos.

Por lo tanto, la mujer samaritana inmediatamente echó su vasija de agua, y se fue a la ciudad para testificar al Señor. Ella era sabia, porque escuchó las palabras del Señor con su corazón y, por lo tanto, lo reconoció. También debemos prestar atención a escuchar las palabras de Dios como la samaritana inteligente. Solo de esta manera podemos dar la bienvenida al regreso del Señor, tal como Jesucristo dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;” (Juan 10:27).

 

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

 Recomendación: Quién es Jesucristo



Escucha la voz de Dios y Bienvenido a la segunda venida de Cristo

2020-01-14 21:09:13 | Reflexiones Cristianas

Escucha la voz de Dios y Bienvenido a la segunda venida de Cristo

¿Alguna vez has escuchado la historia del lobo y los conejos? Érase una vez que varios conejitos y un gran lobo Vivían en un bosque. Para proteger a sus conejitos del lobo, cada vez que la mamá conejo salía, advertía a sus bebés que cerraran la puerta con firmeza y que no la abrieran hasta que ella regresara. Los bebés conejos eran muy obedientes e inteligentes. Entonces, el lobo llamó a la puerta, imitando el sonido de la madre conejo. Pero los conejitos se dieron cuenta del truco del lobo al distinguir el sonido del lobo del sonido de su madre. Al final, cuando su madre regresó y llamó a la puerta, la reconocieron al escuchar su voz y abrieron la puerta felizmente.

Fue porque su madre les advirtió antes de irse de su madriguera que los pequeños conejos fueron cautos y no abrieron ciegamente a la puerta cuando oyeron llamar a ella. A parte de que, los pequeños conejos eran inteligentes, sabían que deberían oír la voz y distinguir si el que llamó a la puerta era su madre, se dieron cuenta de que el lobo se había disfrazado como su madre. Por lo tanto, estuvieron sanos y salvos hasta que su madre regresó. Pienso: si los conejitos no hubieran escuchado la advertencia de su madre y hubieran abierto la puerta al lobo, las consecuencias hubieran sido inimaginables. Sin embargo, siguieron al pie de la letra las advertencias de su madre, protegiéndose y no abriendo la puerta a quien llamara, habrían dejado a su madre fuera cuando ella realmente regresó.
Al oír esta historia, no puedo evitar recordar que el Señor Jesús, hace dos mil años, advirtió a la gente: “Entonces, si alguno os dice: ‘Mirad, aquí está el Cristo’, o: ‘Mirad, allí está’, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán señales y prodigios a fin de extraviar, de ser posible, a los escogidos. Mas vosotros, estad alerta; ved que os lo he dicho todo de antemano” (Marcos 13: 21-23).

De este verso, podemos ver que en los últimos días, si algunas personas atestiguan que el Señor ha regresado, debemos tener cuidado y no escuchar a ciegas sus palabras. Pero esto no significa que no podamos creer a nadie que predica el regreso del Señor. De lo contrario, dejaremos a Cristo fuera y perderemos la oportunidad de recibir al Señor cuando realmente venga. Además, el Señor Jesús ha explicado claramente que Su voluntad es protegernos contra los falsos cristos, cuyos rasgos principales son mostrar señales y maravillas. No debemos creer a esas personas cuando nos encontremos con ellas. Pero ahora hay muchos hermanos y hermanas que no escuchan a nadie que predica la segunda venida del Señor por temor a ser engañados por falsos Cristos. ¿No es esto un caso de no comer por miedo a atragantarse?

Se dice en el libro de Apocalipsis: “‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). El Señor Jesús también dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen;” (Juan 10:27).
Además, vi dos pasajes de las palabras de Dios en un sitio web del evangelio: “Así, ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida”. “¡Así que busquemos la voluntad de Dios y descubramos Su aparición por Sus declaraciones, y sigamos Sus huellas! Dios es la verdad, el camino y la vida. Sus palabras y Su aparición existen simultáneamente […]”.

De las palabras de Dios, podemos ver que cuando el Señor regresa, Él se parará a la puerta y tocará. Si podemos darle la bienvenida principalmente depende de si somos capaces de escuchar Su voz. Si podemos reconocer la voz de Dios, podremos abrir nuestras puertas para darle la bienvenida a fin de asistir al banquete con Él. Entonces, cuando se trata de la segunda venida del Señor, no podemos cerrar nuestras puertas para protegernos contra aquellos que lo predican debido a nuestro temor. Es crucial prestar atención y escuchar la voz de Dios.

Al igual que en la Era de la Gracia, fue al escuchar las palabras del Señor Jesús que esos creyentes reconocieron que el Señor Jesús era el Mesías venidero, lo siguieron y luego recibieron la llegada del Mesías. Por ejemplo, en Juan 1: 47-49 dice: “Jesús vio venir a Natanael y dijo de él: He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño. Natanael le dijo: ¿Cómo es que me conoces? Jesús le respondió y le dijo: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Natanael le respondió: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”. Al principio, Natanael no creía que el Señor Jesús fuera el Mesías. Pero al oír que el Señor Jesús lo había conocido cuando estaba bajo la higuera, reconoció que el Señor Jesús era Dios mismo y lo siguió. Además, Pedro, Juan y otros discípulos también reconocieron la voz de Dios al escuchar las palabras del Señor Jesús. Finalmente, ellos recibieron la salvación de Dios.

Por el contrario, otros judíos también sabían que el Mesías vendría, pero creían en las mentiras de los principales sacerdotes y fariseos y se negaban ciegamente sin buscar o escuchar las palabras y declaraciones del Señor Jesús por temor a ser engañados. Finalmente, perdieron la salvación del Señor.
Se puede ver que es muy importante para nosotros poder escuchar la voz de Dios, ya que está directamente relacionada con la obtención de la salvación de Dios. Especialmente ahora, es un momento crucial para el regreso del Señor, debemos ser aún más los que escuchemos humildemente la voz de Dios. Así como Apocalipsis dice: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias […]” (Apocalipsis 2:7).

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¿Cómo tener vida eterna? ¿Qué relación hay entre la Biblia y ella?

2020-01-12 03:28:06 | Reflexiones Cristianas

Sermón cristiano:¿Cómo tener vida eterna? ¿Qué relación hay entre la Biblia y ella?

Cuando hablamos de la Biblia, todos la conocen como el canon del cristianismo. Todos los cristianos tenemos una Biblia, durante nuestros devocionales y en las reuniones leemos la Biblia, y dependemos aún más de ella en el trabajo misionero y en la predicación. Se podría decir que la Biblia es una parte inseparable de la vida de todo cristiano.

Cómo tener vida eterna

 

Al leer la Biblia, aprendemos que Dios creó los cielos, la tierra y todas las cosas en ellos, que Dios una vez usó un diluvio para destruir el mundo, que Dios sacó a Moisés de Egipto, y que Él proclamó las leyes y los mandamientos y condujo a los israelitas en sus vidas, y les enseñó a adorar a Dios. También aprendemos de la Biblia que, en la Era de la Gracia, el Señor Jesús realizó muchos milagros divinos, curó a muchos enfermos, hizo de Sí mismo una ofrenda por el pecado para redimir a toda la humanidad, que Su misericordia y amor eran genuinos, etc. Al leer la Biblia, llegamos a conocer la autoridad de Dios, aumentamos nuestra confianza en seguir a Dios, y hacemos más obras buenas en nuestras vidas y trabajo. Estas son todas las cosas que obtenemos al leer la Biblia. Nadie puede negar el valor de la existencia de la Biblia para nosotros, o el beneficio y la ayuda que nos brinda. Por lo tanto, muchos cristianos creen que la Biblia es nuestro camino para alcanzar vida en nuestra creencia en Dios, y que solo perseverando en la lectura de la Biblia podemos alcanzar la vida eterna. Sin embargo, algunas personas leen que el Señor Jesús dijo: “Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:39-40). Y se sienten confundidos: Puesto que la Biblia contiene las palabras de Dios y el testimonio del hombre, su lectura debe ser capaz de darnos vida eterna. ¿Por qué, entonces, el Señor Jesús dice que la Biblia no contiene vida eterna?

De hecho, esta es una pregunta fácil de responder. Solo tenemos que mirar la historia interior detrás de la obra de Dios registrada en la Biblia durante la Era de la Ley y la Era de la Gracia, así como los resultados que esta obra logró, para entender por qué el Señor Jesús dijo eso.

En la Era de la Ley, Jehová Dios proclamó principalmente las leyes y los mandamientos, y guió las vidas de la entonces recién creada humanidad en la tierra. Aunque Dios también expresó algunas verdades, Él dijo esas palabras principalmente para hacer que la gente obedeciera Sus leyes y mandamientos, adorara a Dios, aprendiera a construir altares, y aprendiera que si ellos violaban Sus leyes y mandamientos, debían hacer ofrendas a Dios sobre esos altares y arrepentirse. Él no hizo nada para cambiar el carácter de la gente por la vida, simplemente hizo estas cosas para guiar la vida de la gente. En la Era de la Gracia, el Señor Jesús hizo la obra de redención, y durante este tiempo realizó muchos milagros divinos; sanó a los enfermos, expulsó demonios, resucitó a los muertos, calmó las olas y el viento con una palabra, usó cinco panes y dos peces para alimentar a 5,000 personas; y dijo muchas palabras, principalmente para enseñar a la gente a confesar sus pecados y arrepentirse, amar a los demás como a sí mismos, ser tolerantes y pacientes, no juzgar a los demás, perdonar setenta veces siete, etc.

El Señor Jesús predicó el camino del arrepentimiento, y cuando la gente aceptó el camino del arrepentimiento, el resultado fue que confesaron, se arrepintieron, y sus pecados fueron perdonados, exteriormente realizaron más obras buenas, no robaron, hurtaron, golpearon o regañaron a otros ni bebieron, y algunas personas fueron capaces de trabajar diligentemente, de gastar para el Señor, de abandonar todo para seguir al Señor, y de difundir el evangelio del Señor Jesús. Pero el mero hecho de estar obteniendo la redención del Señor por nuestros pecados no representa que la causa principal de nuestro pecado esté resuelta, ni que estemos en un camino claro para alcanzar la vida eterna. Aun desde el momento en que creemos en el Señor, somos controlados por nuestros caracteres arrogantes, engreídos, egoístas, despreciables, retorcidos y engañosos, y por eso a menudo nos involucramos en conflictos, o menospreciamos y excluimos a otros; por el bien de nuestros intereses y reputaciones, a menudo intrigamos, engañamos y mentimos; en nuestra creencia en Dios, a menudo somos incapaces de adorar a Dios aunque adoremos y sigamos a los hombres; en reuniones y cuando predicamos, a menudo nos exaltamos a nosotros mismos, y no podemos honrar a Dios por encima todo o testificar de Dios; y especialmente en tiempos de desastre, siempre corremos el riesgo de malentender, culpar, o incluso traicionar a Dios. Estas expresiones prueban que las obras hechas por Dios en la Era de la Ley y la Era de la Gracia no fue para cambiar nuestro carácter de vida, sino para enseñar a la gente a conocer su propio pecado, y a ser capaz de confesar sus pecados y arrepentirse.

Cómo tener vida eterna

El Señor Jesús dijo: “[…] En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). “[…] y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Hoy, a menudo pecamos, los caracteres corruptos dentro de nosotros no han sido purificados, y todavía somos esclavos del pecado, así que ¿cómo podríamos decir que hemos alcanzado el camino de la vida eterna y estamos listos para ver el rostro de Dios? Dios es santo, y nunca permitirá que personas llenas de pecado entren en Su reino. Así que, si aceptamos la obra de Dios solo en la Era de la Ley y en la Era de la Gracia, no importa cómo la perseguimos, qué precio pagamos, o cómo sufrimos, nunca lograremos un cambio en nuestro carácter de vida, no podemos lograr el efecto de escapar del pecado, y mucho menos podemos alcanzar el camino de la vida eterna.

Entonces, ¿cuál es el camino de la vida eterna? Todos sabemos que la humanidad muere a causa del pecado. Si la humanidad obtiene la verdad como vida y resuelve el problema del pecado, Dios bendecirá a la humanidad quitándole la muerte y concediéndole la vida eterna. Así, un cambio en el carácter de la vida ocurre en aquellos que alcanzan el camino de la vida eterna. Sus caracteres corruptos son purificados, escapan de las fuerzas de Satanás, y ya no sufren las limitaciones y la esclavitud de su naturaleza satánica. Finalmente obtienen la verdad como vida, se hacen compatibles con Cristo, y nunca más pecan para resistirse o traicionar a Dios. Solo el camino que puede ofrecer estos resultados puede decirse que es el camino de la vida eterna.

Al vez algunos se pregunten: “Entonces, ¿cómo podemos obtener el camino de la vida eterna?”.

El Señor Jesús dijo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). También, el capítulo 9, versículo 28 en Hebreos se dice: “Así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan”. En el Apocalipsis se menciona también que “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Véase Apocalipsis 2, 3). A través de estas profecías, podemos ver que el Señor Jesús regresará en los últimos días para otorgarnos la salvación por segunda vez. En los últimos días, Dios expresará el lenguaje de la vida, que no vemos en la Biblia, y que son palabras nuevas que Dios expresará por fuera de la Biblia.

Un libro dice: “Cristo de los últimos días trae la vida y trae el camino de la verdad, duradero y eterno. Esta verdad es el camino por el que el hombre obtendrá la vida, y el único camino por el cual el hombre conocerá a Dios y por el que Dios lo aprobará. Si no buscas el camino de la vida que el Cristo de los últimos días provee, entonces nunca obtendrás la aprobación de Jesús y nunca estarás cualificado para entrar por la puerta del reino de los cielos, porque tú eres tanto un títere como un prisionero de la historia. Aquellos que son controlados por los reglamentos, las letras y están encadenados por la historia, nunca podrán obtener la vida y nunca podrán obtener el camino perpetuo de la vida” (“Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna”). A partir de esto, podemos ver que sólo Cristo de los últimos días puede expresar la verdad que purifica nuestros pecados y nos da el camino de la vida eterna. Debemos dejar ir nuestra visión de que la Biblia contiene vida eterna, recibir a Cristo en los últimos días, y obtener la verdad de Dios, solo de esta manera la corriente eterna de agua viva de vida podrá entrar en nuestras vidas. La Biblia no puede sustituir la autoridad y el poder de Dios, no representa la vida que Dios otorga al hombre, y no representa la obra del Espíritu Santo. La Biblia es solo un registro de las palabras y obras anteriores de Dios, lo que quiere decir que la Biblia es meramente un testimonio de Dios. La fuente de la vida eterna es Cristo, no la Biblia. La Biblia no es un sustituto de Dios, y no tiene vida. Cristo es el Señor de la Biblia y la fuente de vida, y solo aceptando la salvación de Dios en los últimos días tenemos la oportunidad de alcanzar la vida eterna.

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

 

¿Es el Señor Jesucristo el Hijo de Dios o Dios mismo?

2020-01-11 22:27:28 | Reflexiones Cristianas

¿Es el Señor Jesucristo el Hijo de Dios o Dios mismo?

Hola, hermanos y hermanas de Preguntas y Respuestas Espirituales:

Me llamo Feifei. He visto que todos vosotros tenéis una perspectiva particular sobre las Escrituras; esto me ha resultado muy útil y edificante. Hoy me gustaría preguntaros a todos acerca de algo que me ha desconcertado durante años. Como cristianos, muchos de nosotros tenemos la idea de que el Señor Jesús es el Hijo de Dios porque hay numerosas menciones en la Biblia al “Hijo amado” y al “Padre celestial”. Como está escrito claramente en Lucas 3:22: “[...] y vino una voz del cielo, que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido”. Además, en el Padrenuestro, el Señor Jesús llamó a Dios en el cielo “Padre nuestro”. El Señor Jesús mismo dijo eso, y esto es de lo que dio testimonio el Espíritu Santo, así que casi todo el que sigue al Señor Jesús piensa que Él es el Hijo de Dios. Pero yo también he visto muchos pasajes en la Biblia donde se dice que Dios es el único Dios verdadero que creó los cielos, la tierra y todas las cosas, que sólo hay un único Dios. Entonces, ¿por qué habría alguna mención a un Padre y un Hijo? ¿No es esto contradictorio? Entonces, ¿era el Señor Jesús el Hijo de Dios o era Dios mismo? No puedo entender esto, así que querría preguntaros a vosotros para averiguarlo.

 

Saludos cordiales,

Hermana Feifei:

Antes de compartir acerca de esto, primero deberíamos entender que todo lo que Dios hace es correcto y sin error. Las palabras de Dios no pueden contradecirse las unas a las otras, y la sabiduría de Dios es indescifrable para nosotros como seres humanos. Así que, siempre que estemos confundidos acerca de algo, debemos buscar la verdad con un corazón humilde. El Señor Jesús dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados” (Mateo 5:6). Si tenemos un corazón que anhela la verdad, creo que el Señor nos guiará.

Algo sobre lo que necesitamos tener claridad es si el Señor Jesucristo era Dios mismo o el Hijo de Dios. Primero, vamos a investigar el origen de la idea de que el Señor Jesús era el Hijo de Dios. En Génesis no había ninguna mención de que Dios tuviese un hijo, y Jehová Dios no mencionó ningún hijo durante la Era de la Ley tampoco. No fue hasta la Era de la Gracia, después de que el Señor Jesús se hubiese convertido en carne y hubiese venido al mundo a obrar, cuando empezamos a especular que hay un Padre y un Hijo a través de algunas cosas en la Biblia. Nadie sabía si esto era correcto o no, y nadie intentó tratar de investigar los hechos y averiguar qué era esto realmente. Pero, en realidad, el Señor Jesús ya nos había revelado este misterio, y esto es algo que podemos averiguar simplemente si prestamos un poco de atención. En la Era de la Gracia, Felipe no conocía a Dios en absoluto. Pensó que el Señor Jesús tenía a Dios, Su Padre, en el cielo, así que le pidió al Señor que hiciese que el Padre se les revelase a ellos. ¿Y qué dijo el Señor Jesús? Juan 14:9-11 dice: “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras. Creedme que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; y si no, creed por las obras mismas”. Y, en el Evangelio de Juan 10:30, el Señor dice: “Yo y el Padre somos uno”. Podemos saber claramente, a través de las palabras del Señor Jesús, que sólo hay un Dios. El Padre es el Hijo y el Hijo es el Padre. El Padre y el Hijo son un Espíritu, lo que quiere decir que el Señor Jesús era Dios mismo y que no existe tal cosa como un Padre y un Hijo independientes. Probablemente habrá muchas personas que, al leer esto, tengan bastantes incertidumbres sobre el hecho de que el Señor Jesucristo era Dios mismo. La clave para resolver estas confusiones es entender qué es Cristo verdaderamente, y entonces tendremos claridad acerca de este asunto.

Vamos a leer un par de pasajes: “El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne que se viste con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente de cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y sangre, sino que es la personificación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo. Sea Su humanidad o Su divinidad, ambas se someten a la voluntad del Padre celestial. La esencia de Cristo es el Espíritu, es decir, la divinidad. Por lo tanto, Su esencia es la de Dios mismo;” “La carne encarnada se origina en el Espíritu: Él es la encarnación del Espíritu, es decir, el Verbo hecho carne. Dicho de otro modo, Dios mismo vive en la carne. […] Por esta razón, aun cuando se le llama ‘hombre’, Él no pertenece a la raza humana ni tiene atributos humanos: este es el hombre del que Dios se reviste, el hombre al que Dios aprueba. En las palabras está personificado el Espíritu de Dios, y las palabras de Dios se revelan directamente en la carne. Esto deja aún más claro que Dios vive en la carne y que es un Dios más práctico, y esto demuestra que Dios existe, trayendo así a su fin la era de la rebeldía humana contra Dios”.

A través de estos pasajes podemos entender muy claramente que Cristo es Dios en la carne, y lo que la “encarnación” indica es el Espíritu de Dios vestido de carne ordinaria, como un ser humano.  Desde fuera, Cristo parece ser simplemente un Hijo de hombre normal y corriente, pero en realidad Él posee la divinidad del Creador, y es Su divinidad la que le guía a expresar la verdad y hacer la obra de Dios mismo. Este es un papel que ningún ser creado podría desempeñar; sólo Cristo, con Su esencia divina podía hacerlo.

El Señor Jesús era Dios en la carne, y Él era Cristo. A pesar de que Su carne era normal y corriente, Él era la personificación del Espíritu de Dios y Su obra y Sus palabras estaban llenas de autoridad y poder. Cualquier cosa que decía, era; cualquier cosa que ordenaba, se hacía realidad. En el momento en que salía de Su boca, se lograba verdaderamente. Podía perdonar los pecados de cualquier persona con una sola palabra, podía resucitar a los muertos, calmar el viento y el mar, y dar de comer a cinco mil personas con cinco panes y dos peces. Sin excepción, estos milagros eran manifestaciones de la autoridad de Dios mismo, el único. El Señor Jesús pudo hacer la obra de Dios mismo. Expresó la verdad, proporcionó el evangelio del reino de los cielos y el camino para que la gente se arrepintiese. Él trajo a la humanidad a la Era de la Gracia y finalizó la Era de la Ley. Expresó un carácter de amor y misericordia y fue crucificado por el bien de toda la humanidad, completando así la obra de redimir a la humanidad. Nada de esta obra podría haber sido realizado por un ser humano. Además, podemos ver la misericordia de Dios, así como Su carácter justo, en la actitud del Señor Jesús hacia la gente. Como ejemplo, Jesús fue extraordinariamente tolerante e indulgente con los pecadores que eran personas amables, pero reprendió y condenó a los fariseos, quienes despreciaron la verdad. Todas estas cosas fueron verdaderas revelaciones del carácter de Dios. Y, durante todo el tiempo en que estuvo en la carne, el Señor Jesús no trató con prepotencia a la gente, sino que, muy discretamente, se escondió en la carne haciendo Su propia obra. Piensa en Su respuesta a la pregunta de Felipe: “[...] yo estoy en el Padre, y el Padre en mí;” Si hubiese sido parte de la humanidad corrupta, definitivamente habría dicho algo como: “Yo soy el Padre, el Padre está en Mí”. Esto también nos permite ver que el carácter de Dios es humilde y oculto. Por estos hechos podemos estar seguros de que el Señor Jesús era Dios mismo en la carne.

¿Por qué el propio Espíritu Santo dio testimonio de que el Señor Jesús era el Hijo amado de Dios cuando Jesús fue bautizado? Hay algo detrás de esto que debemos entender de verdad. Cuando Dios se encarna, es Su Espíritu escondido dentro de la carne. La carne misma no puede sentirlo en absoluto, de la misma manera en que nosotros, los seres humanos, no podemos sentir nuestras almas. Asimismo, cuando el Espíritu de Dios estaba dentro de la carne no llevó a cabo acciones sobrenaturales, así que, si el Espíritu de Dios no hubiese pronunciado palabras para testificar que era Dios mismo, incluso el Señor Jesús no habría sabido que Él era Dios encarnado. Así, no fue hasta que ocupó Su puesto oficialmente que el Espíritu Santo dio testimonio de que era Dios en la carne, y fue sólo entonces cuando el Señor Jesús supo que Él había venido a hacer la obra de redención. Así que sólo al testificar el Espíritu Santo que el Señor Jesús era Dios encarnado, Él mismo conoció Su verdadera identidad.

Otra cosa que deberíamos entender es que la gente de aquel entonces no tenía ningún concepto de que Dios se convirtiera en carne. Aunque el Señor Jesús pronunció muchas palabras, mostró muchos milagros, y demostró completamente la autoridad y el poder de Dios, la gente de entonces no reconoció de Su obra y Sus palabras que Él era Dios mismo, que era la aparición de Dios. Dios actuó según la estatura de las personas de entonces y no las presionó más allá de su capacidad. El Espíritu Santo dio testimonio de que el Señor Jesús era el Hijo amado de Dios según lo que la gente podía conseguir, permitiendo a la gente verle como Hijo de Dios durante un tiempo para que estuviese de acuerdo con las nociones de la gente y fuese fácil de aceptar para las personas. El Señor Jesús estaba entonces haciendo la obra de redención, así que, independientemente de lo que las personas llamasen a Dios, siempre que aceptasen al Señor Jesús como su Salvador y fueran absueltas de sus pecados, eso era suficiente. A estas alturas, estoy seguro de que hemos llegado a entender un poco la voluntad de Dios dentro de esto.

Como el Señor Jesús era Dios mismo, ¿por qué invocó al Padre celestial en oración? Hay verdad en esto que debemos buscar también. Leamos otro pasaje: “Cuando Jesús llamaba a Dios en el cielo por el nombre de Padre al orar, sólo lo hacía desde la perspectiva de un hombre creado, sólo porque el Espíritu de Dios se había vestido como un hombre ordinario y normal y tenía el envoltorio exterior de un ser creado. Incluso si dentro de Él estaba el Espíritu de Dios, Su apariencia externa seguía siendo la de un hombre ordinario; en otras palabras, había pasado a ser el ‘Hijo del hombre’ del que todos los hombres, incluido el propio Jesús, hablaban. Dado que es llamado el Hijo del hombre, Él es una persona (sea hombre o mujer, en cualquier caso una con el caparazón corporal de un ser humano) nacida en una familia normal de personas ordinarias. Por tanto, que Jesús llamara a Dios en el cielo por el nombre de Padre era lo mismo que cuando vosotros lo llamasteis Padre al principio; Él lo hizo desde la perspectiva de un hombre de la creación. ¿Recordáis todavía la oración del Señor que Jesús os enseñó para memorizar? ‘Padre nuestro que estás en los cielos…’. Él pidió a todos los hombres que llamaran a Dios en el cielo por el nombre de Padre. Y como Él también lo llamaba Padre, lo hacía desde la perspectiva de uno que está en igualdad de condiciones con todos vosotros. Como llamasteis a Dios en el cielo por el nombre de Padre, esto muestra que Jesús se consideraba estar en igualdad de condiciones con todos vosotros, como un hombre escogido por Dios (es decir, el Hijo de Dios) sobre la tierra. Si llamáis a Dios ‘Padre’, ¿no es porque sois un ser creado? Por muy grande que fuera la autoridad de Jesús en la tierra, antes de la crucifixión, Él era simplemente un Hijo del hombre, dominado por el Espíritu Santo (es decir, Dios), y uno de los seres creados de la tierra, porque aún tenía que completar Su obra. Así pues, que llamara Padre a Dios en el cielo, era simplemente por Su humildad y obediencia. Que se dirigiera a Dios (es decir, al Espíritu en el cielo) de esa manera no demuestra, sin embargo, que Él sea el Hijo del Espíritu de Dios en el cielo. Más bien, Su perspectiva es diferente […]”.

Este pasaje demuestra de manera obvia que, cuando el Señor Jesús oró a Dios en el cielo como el Padre, de hecho, era Dios encarnado en una posición igual a la nuestra orando al Espíritu de Dios como ser creado. Antes de ser crucificado, el Señor Jesús estaba obrando en la tierra como el Hijo del hombre; comió, bebió, se vistió, durmió y caminó como todos lo hacemos. Eso no tenía nada de sobrenatural. Por eso oró al Padre celestial desde la perspectiva de la carne, lo que también nos permite ver la humildad de Dios y cómo se escondió. Pero, fuera cual fuera la perspectiva desde la cual Jesús oró, Él era Cristo; era la personificación del Espíritu de Dios. Pudo expresar la verdad y pudo traernos el camino para arrepentirnos y ser salvados; pudo realizar milagros y hacer toda la obra de Dios. Y, a pesar del hecho de que el Señor Jesús obró en la carne, por muy débil que fuese Su carne o por muy ardua que fuese Su obra, Él pudo obedecer la voluntad del Padre celestial firmemente. Esto muestra adecuadamente la identidad verdadera del Señor Jesucristo.

Hermana Feifei, aquí concluye nuestra palabra de hoy. Pienso que ahora, a través de estos hechos de la obra de Dios, deberíamos ser capaces de ver que el Señor Jesús era la aparición de Dios mismo. Esto se debe a que, aparte de Dios mismo, nadie puede revelar un carácter tan humilde y escondido como Dios. Además de Dios mismo, nadie es capaz de ofrecer obediencia completa a la voluntad de Dios o actuar únicamente por el cumplimiento del plan de gestión de Dios. A parte de Dios mismo, nadie puede expresar la verdad, hacer la obra propia de Dios, salvar a la humanidad de las ataduras de la ley o redimir a toda la humanidad al ser clavado en la cruz. El conocimiento de Dios es un asunto crucial para estudiar como cristianos. Sólo podemos evitar delimitar a Dios arbitrariamente basándonos en nuestras propias ideas e imaginaciones si obtenemos conocimiento de Él, y sólo entonces podremos tratarle verdaderamente como Dios y desarrollar verdaderos corazones de reverencia y amor por Él.

Gracias a Dios. ¡Que Dios te guíe!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Recomendación: 


Reflexiones de la Biblia: ¿Cuál es la verdadera identidad de Jesucristo?

2020-01-10 22:55:59 | Reflexiones Cristianas

Reflexiones de la Biblia: ¿Cuál es la verdadera identidad de Jesucristo?

Todos pensamos que el Señor Jesucristo es el Hijo de Dios. Si este es el caso, el Señor Jesús dijo: "¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí?" (Juan 14:10). "Yo y el Padre somos uno". (Juan 10:30) ¿Cómo deben interpretar estas palabras? El siguiente artículo nos revelará este misterio.

El cielo estaba despejado y los dorados rayos del sol iluminaban la tierra. La hierba verde se movía con la brisa; las flores estaban florecidas; los pájaros trinando, iban de árbol en árbol. Era realmente una mañana hermosa, Tian Lu, con sus auriculares puestos en sus oídos, escuchaba himnos mientras barría el piso. Estaba barriendo frente al escritorio, ella se quitó los auriculares y los dejó sobre el escritorio, ella miró la imagen del Señor Jesús que estaba en la pared. Entonces sus ojos se llenaron de lágrimas, tal cantidad de pensamientos surgieron en su mente que eran imposible de contar…

En tantos años de creencia y servicio al Señor, Tian Lu siempre creyó que el Señor Jesús era el Hijo de Dios. Porque la Biblia dice: “Después de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se abrieron, y él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía sobre El. Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido” (Mateo 3: 16-17). “Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras” (Mateo 26:39). En mi opinión, del cielo salió una voz que decía que el Señor Jesús era Su Hijo amado y el Señor Jesús llamó al Dios en el cielo Padre en Sus oraciones, con esto se podía probar que el Señor Jesús es el Hijo de Dios, enviado por Dios a este mundo para hacer Su obra de la redención. Un día, sin embargo, Tian Lu leyó en Marcos 12 que el Señor Jesús dice: ‘[…] El más importante es: “Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es;’ (Marcos 12:29). Ella pensó: En este versículo, el Señor Jesús insiste en que Dios es el único Señor, lo que significa que hay un único Dios. Es decir, no hay una relación del Padre y el Hijo para hablar y el Señor Jesús no es el Hijo de Dios. Sin embargo, si realmente es el caso, ¿por qué el Señor Jesús llamó al Dios en el cielo Padre en Sus oraciones? ¿No está Su oración en contradicción con Sus palabras: “el Señor nuestro Dios, el Señor uno es;”? Entonces, ¿el Señor Jesús es el Hijo de Dios o no? Si no lo es, ¿cuál es Su verdadera identidad? Tian Lu se sintió muy confundida con estas preguntas.

Perplejo ante estas preguntas, Tian Lu recurrió a Huimin, una de sus compañeras de obra a quien no había visto durante muchos años, con la esperanza de obtener la respuesta de ella. Huimin dijo: “En la Era de la Ley, todos sabían que Jehová era el único Dios verdadero y que no había otro Dios sino Jehová. Sólo después de que el Señor Jesús se encarnó, está el dicho de ‘Padre e Hijo’. Veamos lo que el Señor Jesús dijo al respecto. Juan 14: 8-11 dice: ‘Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. Jesucristo le dijo: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras. Creedme que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; y si no, creed por las obras mismas’. De estas escrituras, podemos ver que Felipe no entendió la esencia del Señor Jesús y pensó que Dios era el Padre en el cielo, entonces le dijo al Señor: ‘Señor, muéstranos al Padre’. Entonces el Señor Jesús rectificó su conocimiento incorrecto de Dios, diciendo: ‘[…] yo estoy en el Padre, y el Padre en mí;’, ‘Yo y el Padre somos uno’, y ‘El que me ha visto a mí, ha visto al Padre;’. De las palabras del Señor Jesús, podemos saber que el Padre es el Hijo y el Hijo es el Padre, que el Padre y el Hijo son uno, y que son un solo Dios”.

Al ver las escrituras que Huimin leyó, Tian Lu estaba en un estado meditativo: “Nunca se me ocurrió que el Señor Jesús es el Dios en el cielo y el Dios en el cielo es el Señor. Aquí, el Señor Jesús claramente nos dijo que Dios es único y es solo uno” Aunque ella creía que todas las palabras del Señor Jesús son la verdad y son absolutamente correctas, ella todavía no entendía por qué el Señor Jesús llamó a Dios en el cielo Padre en Su oración antes de la crucifixión, ya que Él no era el Hijo de Dios Estaba ansiosa por obtener la respuesta de Huimin. Luego de leer estos pasajes: “Cuando Jesús llamaba a Dios en el cielo por el nombre de Padre al orar, sólo lo hacía desde la perspectiva de un hombre creado, sólo porque el Espíritu de Dios se había vestido como un hombre ordinario y normal y tenía el envoltorio exterior de un ser creado. Incluso si dentro de Él estaba el Espíritu de Dios, Su apariencia externa seguía siendo la de un hombre ordinario; en otras palabras, había pasado a ser el ‘Hijo del Hombre’ del que todos los hombres, incluido el propio Jesús, hablaban. Dado que es llamado el Hijo del Hombre, Él es una persona (sea hombre o mujer, en cualquier caso una con el caparazón corporal de un ser humano) nacida en una familia normal de personas ordinarias. Por tanto, que Jesús llamara a Dios en el cielo por el nombre de Padre era lo mismo que cuando vosotros lo llamasteis Padre al principio; Él lo hizo desde la perspectiva de un hombre de la creación. ¿Recordáis todavía la oración del Señor que Jesús os enseñó para memorizar? ‘Padre nuestro que estás en los cielos…’. Él pidió a todos los hombres que llamaran a Dios en el cielo por el nombre de Padre. Y como Él también lo llamaba Padre, lo hacía desde la perspectiva de uno que está en igualdad de condiciones con todos vosotros. Como llamasteis a Dios en el cielo por el nombre de Padre, esto muestra que Jesús se consideraba estar en igualdad de condiciones con todos vosotros, como un hombre escogido por Dios (es decir, el Hijo de Dios) sobre la tierra. Si llamáis a Dios ‘Padre’, ¿no es porque sois un ser creado? Por muy grande que fuera la autoridad de Jesús en la tierra, antes de la crucifixión, Él era simplemente un Hijo del Hombre, dominado por el Espíritu Santo (es decir, Dios), y uno de los seres creados de la tierra, porque aún tenía que completar Su obra. Así pues, que llamara Padre a Dios en el cielo, era simplemente por Su humildad y obediencia” (“¿Existe la Trinidad?”).

“Todavía están los que dicen: ‘¿No declaró Dios expresamente que Jesús era Su Hijo amado?’. ‘Jesús es el Hijo amado de Dios, en quién Él se regocija grandemente’ ciertamente fue dicho por Dios mismo. Eso fue Dios dando testimonio de sí mismo, pero simplemente desde una perspectiva diferente, la del Espíritu en el cielo dando testimonio de Su propia encarnación. Jesús es Su encarnación, no Su Hijo en el cielo. ¿Entiendes?” (“¿Existe la Trinidad?”).

Después de leer estas palabras, Huimin le dijo pacientemente a Tian Lu: “Tian Lu, estas palabras explican claramente esta pregunta. Cuando el Señor Jesús llamó a Dios en el cielo con el nombre de Padre al orar, esto se hizo solo desde la perspectiva de un hombre creado, por lo que no puede probar que el Señor Jesús es el Hijo de Dios. ¿Cómo podría Dios tener un hijo? Entonces, ¿no se habría convertido Dios en hombre? De hecho, la palabra del Señor Jesús: ‘[…] yo estoy en el Padre, y el Padre en mí;’ significa que Dios es el único Dios verdadero. Debido a que el Señor Jesús era la encarnación, fue llamado el Hijo amado de Dios, y, a partir de esto, vino la relación entre el Padre y el Hijo. Antes de que el Señor Jesús fuera clavado en la cruz, Él era Cristo, el Hijo del Hombre, no un cuerpo de gloria. Es porque Él era la encarnación del Espíritu de Dios por eso llamó al Espíritu de Dios en el cielo por el nombre de Padre desde el punto de vista de un ser creado, y obedeció al Padre en el cielo como un hombre; mientras el Espíritu de Dios en el cielo, para dar testimonio a las personas en la tierra de que Su propia encarnación es la encarnación del Espíritu de Dios, llamó al Hijo del Hombre encarnado, ‘Su Hijo amado’. Esto fue simplemente Dios llamándose desde diferentes perspectivas, y en esencia son un solo Dios. Por lo tanto, aunque el Señor Jesús es el mismo Dios encarnado, el Cristo, Él todavía oró a Dios el Padre desde la perspectiva de la carne, lo que muestra por completo la humildad y la obediencia del Señor Jesús”.

En este punto, Tian Lu llegó a saber: Dios es único y solo hay un Dios. Dios testificó Su propia carne en la posición del Espíritu y llamó al Dios en la carne como Hijo, mientras que Dios encarnado llamó al Espíritu adentro como Padre en la posición de la carne. Entonces el Señor Jesús no es el Hijo de Dios, y Su verdadera identidad es Cristo, el mismo Dios encarnado. Como Tian Lu entendió esto, se sintió culpable de que ella considerara a Jesucristo como el Hijo de Dios y no supiera que Él es realmente Dios mismo a pesar de sus muchos años de creencia en el Señor. Pensando en el sufrimiento del Señor Jesús, no pudo evitar derramar lágrimas de pesar.

Al ver esta escena, Huimin, con lágrimas en los ojos, le entregó a Tian Lu un pañuelo de papel. Antes, cuando Huimin supo que Jesucristo es el mismo Dios hecho carne, ella estaba tan apenada y triste como Tian Lu. En ese momento, ella vio su error y su falta de conocimiento de Dios, y se dio cuenta de que era porque no entendía la verdad de la encarnación que no reconoció que el Señor Jesús es el mismo Dios y Cristo encarnado. Mientras se comunicaba con Tian Lu, Huimin abrió el libro para leer las palabras sobre este aspecto de la verdad. Tian Lu se enjugó las lágrimas, escuchando atentamente. “La carne encarnada se origina en el Espíritu: Él es la encarnación del Espíritu, es decir, el Verbo hecho carne. Dicho de otro modo, Dios mismo vive en la carne. […] Por esta razón, aun cuando se le llama ‘hombre’, Él no pertenece a la raza humana ni tiene atributos humanos: este es el hombre del que Dios se reviste, el hombre al que Dios aprueba” (“Interpretación de la sexta declaración”).

El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne que se viste con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente de cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y sangre, sino que es la personificación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo. Sea Su humanidad o Su divinidad, ambas se someten a la voluntad del Padre celestial. La esencia de Cristo es el Espíritu, es decir, la divinidad. Por lo tanto, Su esencia es la de Dios mismo; […] Dado que Dios se hace carne, Él realiza Su esencia dentro de Su carne […] Y ya que Dios se hace carne, obra en la identidad de Su carne; ya que viene en la carne, entonces termina en la carne la obra que debía hacer. Ya sea el Espíritu de Dios o el de Cristo, ambos son Dios mismo y hace la obra que debe hacer y desempeña el ministerio que debe desempeñar” (“La esencia de Cristo es la obediencia a la voluntad del Padre celestial”).

Después de leer estas palabras, Huimin continuó: “La encarnación es el Espíritu de Dios revestido de carne, es decir, el Espíritu de Dios se materializa en la carne con humanidad normal y pensamiento humano normal, y por lo tanto se convierte en una persona ordinaria y normal que obra y habla entre los hombres. La Biblia dice: ‘En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios’ (Juan 1: 1). El Verbo es Dios; la encarnación es el Espíritu de Dios materializado en la carne. Solo Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las palabras y la obra de Cristo, todo lo que Él tiene la verdad y es el camino y la vida. Esta es la esencia de Cristo. Al igual que cuando vino el Señor Jesús, Él comenzó la Era de la Gracia y concluyó la Era de la Ley; Expresó toda la verdad que el hombre requería en la Era de la Gracia, dejando la gente tiene derecho para orar a Dios, confesar y arrepentirse ante Dios, y presentarse ante Dios para poder disfrutar de Su gracia. Debido a que Dios está encarnado en la carne, hemos tenido la oportunidad de encontrarnos cara a cara con Dios y recibir Su salvación. Si el Señor Jesús no se hubiera encarnado personalmente para hacer Su obra de redención, los pecados de los hombres no habrían sido perdonados, y habrían corrido el riesgo de ser condenados y ejecutados por la ley. Entonces, ¿cómo podríamos sobrevivir hasta hoy? Todo esto es el gran amor y la salvación que Dios nos ha otorgado.

Mirando de pie la imagen de Jesucristo, Tian Lu no pudo evitar que sus lágrimas cayeran. “¡Mamá! Date prisa o llegaré tarde a la escuela”. La voz de su hija Fangfang interrumpió sus pensamientos. Tian Lu se secó las lágrimas y dijo: “Ya voy”.

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Fuente: Caminando con Jesucristo


inteligente de contrarrestar la radiación de la pantalla del ordenador y liberar mis ojos del dolor

2019-12-31 21:33:21 | Reflexiones Cristianas

Reflexione cristiana:Una forma inteligente de contrarrestar la radiación de la pantalla del ordenador y liberar mis ojos del dolor

Tras el continuo avance de la tecnología de la información, las computadoras y los teléfonos celulares se han vuelto indispensables, y ahora ningún hombre, mujer o niño puede vivir sin ellos. Nací en los años ochenta y también solía estar obsesionada con ellos. Trabajo con mi computadora todos los días, sin duda siento la conveniencia que trae, porque me permite buscar rápidamente los materiales de estudio, contactarme con mis amigos, llenar formularios, y así sucesivamente. ¡Qué útil es!

Aunque siempre disfruté de la conveniencia que me daba, empezaron a aparecer algunas molestias. Cuando trabajaba en mi computadora durante mucho tiempo, la radiación de su pantalla hacía que mis ojos se pusieran secos y dolorosos, y también me dolía la cabeza. Sin embargo, tenía que usarla para el trabajo, así que no podía hacer más que soportar el sufrimiento todos los días.

Más tarde, vi que mis colegas a mi alrededor empezaron a tener daños visuales debido al largo tiempo en el uso de computadoras y teléfonos celulares. A algunos se les prescribieron lentes a prueba de radiación; otros se hicieron cirugía ocular; y algunos, debido al uso de anteojos, durante mucho tiempo, tenían ojos saltones, que alguna vez fueron brillantes y penetrantes, pero que ahora se volvieron vidriosos y sin alma. Me preocupaba que, si mi situación continuaba, yo sufriría el mismo destino que mis colegas, así que comencé a pensar en maneras de aliviar la fatiga visual.

Al principio, probé esto: después de cada hora de mirar mi pantalla de la computadora, pasaba diez minutos mirando hacia afuera a las plantas verdes y los árboles en la distancia para descansar mis ojos y aliviar la molestia. Después de algún tiempo, mis ojos se sintieron temporalmente un poco mejor, pero todavía se hinchaban y dolían después. Entonces intenté utilizar un lapicero en lugar de la computadora para hacer mi trabajo, pero la eficacia en mi trabajo se vio reducida a la mitad, y más aún, cierto trabajo no se podría hacer con un lapicero. Más tarde, vi unas gotas de ojos anunciadas en la televisión, y que algunos de mis amigos cercanos estaban usando. Así que, pregunté qué tipo de gotas oculares eran efectivas, las compré y me las puse en los ojos. Sin embargo, debido a que tuve una reacción adversa al medicamento, no sólo no tuve mucho efecto positivo, sino que mis ojos se sentían más y más doloroso... Al final, aunque intenté varias maneras, mi sufrimiento todavía no se había resuelto.

Por casualidad, un amigo vino a verme. Durante una conversación, le dije: “Mis ojos están con tanto dolor, que incluso ni quiero mirar mi computadora, pero sin una computadora no puedo hacer mi trabajo”. Mi amigo dijo: “Déjame darte una receta secreta: hay que hacer una taza de té verde y dejarla que se enfríe, luego dejar caer algunas gotas en los ojos y tomar un descanso durante diez minutos. Más tarde, tus ojos se sentirán más aliviados. El té verde es una planta y no tiene efectos secundarios. Lo he intentado, con buenos resultados”. Me sentí muy feliz y pensé que finalmente había encontrado una solución secreta. Hice lo que mi amigo me había dicho, y mis ojos realmente se sintieron muy aliviados y después de dos semanas sentí claramente que mis ojos ya no estaban secos. Más adelante, seguí aplicándome estas gotas, y los síntomas tales como sequedad y dolor nunca han aparecido otra vez. No pude evitar suspirar con emoción: ¡Qué milagrosa es esta pequeña planta! Mucha gente usa anteojos a prueba de radiación o usa gotas para los ojos, pero no encuentro que sean útiles. ¿Quién habría pensado que el té verde tiene un efecto medicinal tan maravilloso y no tiene efectos secundarios? Mis largos años de sufrimiento han terminado.

Te verde

Luego, busqué en línea sobre los efectos del té verde. Solamente entonces, pude conocer, que aparte de proporcionar protección contra la radiación, puede también reducir la insolación, reduce “el ardor por acidez”, alimenta la parte del Yin, promueve la producción de líquidos corporales, elimina la sed, detiene la diarrea y la disentería, y cura úlceras. Por otra parte, tiene un valor terapéutico considerable para el tratamiento de la disforia e intranquilidad en noches de verano, y puede ayudar a curar las enfermedades causadas por el clima caliente, la humedad y los patógenos en verano, tales como varias formas de diarrea, enfermedad de la piel (pyocutaneous), hinchazón e inflamación, y así sucesivamente. Por lo tanto, el té verde es lo mejor para beber en verano. ¡Qué efectos extraordinarios tiene realmente el té verde!

Un día, leí estas palabras de Dios: “[...] entre todas las cosas, sean animales, plantas o todo tipo de hierbas, Dios también creó algunas plantas necesarias para curar las lesiones o las enfermedades del cuerpo humano. ¿Qué haces, por ejemplo, si te quemas? ¿Puedes lavar la quemadura con agua? ¿Puedes simplemente buscar un trozo de tela y envolverla? Así podría llenarse de pus o infectarse. ¿Qué haces, por ejemplo, si te quemas accidentalmente con una llama o con agua caliente? ¿Puedes enjuagarte con agua? Por ejemplo, si tienes fiebre, te resfrías, te lesionas a causa del trabajo físico, tienes dolor estomacal por haber comido algo indebido o desarrollas ciertas enfermedades por culpa de hábitos de vida o asuntos emocionales, como enfermedades vasculares, condiciones psicológicas o enfermedades de los órganos internos, existen plantas correspondientes que curan todo esto. Hay plantas que mejoran la circulación de la sangre para eliminar la paralización, plantas que alivian el dolor, que restañan el sangrado, plantas anestésicas, otras que ayudan a las personas a recuperar la normalidad en su piel, que eliminan la hemostasia y otras que eliminan las toxinas del cuerpo. En resumen, pueden usarse todas en la vida cotidiana. Las personas pueden utilizarlas y Dios las ha preparado para el cuerpo humano en caso de que las necesiten. Él permitió que el hombre descubriera algunas de ellas accidentalmente, mientras que otras llegaron a conocerse gracias a ciertos fenómenos o por ciertas personas preparadas por Dios. Tras su descubrimiento, la humanidad las transmitiría, y muchas personas sabrían de las mismas. De esta manera, la creación de estas plantas por Dios tiene valor y sentido. En resumen, todas estas cosas son de Dios y Él las preparó y plantó cuando creó un entorno de vida para la humanidad. Todas estas cosas son muy necesarias”.

Leyendo las palabras de Dios, sentí la misericordia y protección de Dios hacia nosotros, y sentí calor en mi corazón. Dios es como una madre amorosa que ama a Sus hijos de todas las maneras posibles. Para permitirnos vivir una vida mejor, antes de que Él nos creara, Él preparó todo lo que necesitaríamos en nuestras vidas, así como las diversas hierbas medicinales que pueden curar cualquier daño o enfermedad a nuestros cuerpos. Por ejemplo, después de usar una computadora por un largo períodos, la radiación de su pantalla conducirá a la sequedad y al dolor penetrante en los ojos. Para resolver este problema, la planta de té que Dios creó es útil. El té verde no sólo puede ser utilizado como gotas de ojos naturales, sino también tiene las características de reducir calor interno, aliviando la insolación, reduciendo “ardor por acidez” y otras funciones, todas sin efectos secundarios. Aparte de las hojas de té, las otras hierbas medicinales en nuestras vidas fueron también meticulosamente creadas por Dios para nosotros. Pueden resolver varias dolencias que aparecen en nuestros cuerpos, y aliviar nuestro dolor, para que podamos vivir sanos y salvos. Dios realmente nos ama tanto; la consideración de Dios por cada aspecto de nuestras vidas es tan maravillosa.

Mientras tanto, también he ganado experiencia práctica de la humildad oculta de Dios, y cómo Él siempre hace todo para nosotros silenciosamente. Cuando estaba en la escuela, admiré mucho al autor del Compendio de Materia Médica porque sentía que había hecho una gran contribución a la humanidad al descubrir todo tipo de hierbas medicinales. Pero ahora, entendí que detrás de esto estaba la meticulosa preparación de Dios. Sin embargo, Dios nunca ha expresado esto, abiertamente, a la humanidad, ni tiene la más mínima intención de tomar el crédito. En cambio, nos permite disfrutar directamente de todo esto. Cada pequeña acción que Dios realiza para nosotros refleja totalmente el inmenso amor del Creador hacia la humanidad.

El amor de Dios está con nosotros toda nuestra vida y nos trae inmensa ayuda práctica. Ofrezco mi agradecimiento y alabanzas a Dios desde mi corazón.

(Traducido del original en inglés al español por Xinia Arias Quirós)

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