Dios Todopoderoso es mi salvador

Que el amor y la misericordia de DIOS estén siempre contigo

Guía de estudio de la Biblia - Las claves para estudiar la Biblia

2020-01-19 21:18:34 | Profecías Bíblicas

Guía de estudio de la Biblia - Las claves para estudiar la Biblia

 Leer la Biblia es un curso obligatorio para cada cristiano. Para poder sacar lo mejor de la lectura bíblica para poder entender mejor la voluntad del Señor, muchos cristianos han pensado acerca de algunos métodos de estudiar la Biblia. Primeramente, ellos escogen la versión de la Biblia que van a leer. Ahora, existen muchas versiones de la Biblia, tales como La Biblia de Estudio Diario Vivir, La Biblia con Referencias Cruzadas, y la Biblia de Estudio Vida Abundante. También existen diferentes versiones de la Biblia escritas por mucha gente espiritual. Y por lo general se escogen las Biblias escritas por gente espiritual bien conocida o prestigiosa; segundo, ellos escogen capítulos los que ellos mismos piensan son los más cruciales y las escrituras que a menudo son explicadas por los pastores y ancianos como su primera opción cuando leen la Biblia; tercero, ellos leerán un poco de la Biblia cada día, etc. Todos han resumido algunos métodos de estudiar la Biblia. Gracias al Señor por Su dirección, no hace mucho tiempo, cuando unos compañeros de trabajo y yo discutíamos métodos de estudio, encontramos el mejor método de estudio de la Biblia y yo quisiera compartirlo con ustedes hermanos y hermanas.

Los hermanos y hermanas que están familiarizados con la Biblia, todos saben que no sólo hay las palabras de Dios, sino también las palabras del hombre en la Biblia. Cuando la leemos con cuidado, no es difícil encontrar que todas las palabras de Dios están explícitamente indicadas en la Biblia. Por ejemplo: En los libros de los profetas del Antiguo Testamento, las palabras de Jehová Dios reveló a los profetas para trasmitir están claramente mencionadas con “y vino la palabra del Señor a”, etc. En las demás escrituras de la Biblia, las palabras que Jehová Dios dijo personalmente también están claramente marcadas con “Jehová Dios dijo”, etc. Y el resto son todas palabras del hombre y fueron escritas por hombres quienes experimentaron la obra de Jehová Dios en ese momento. Los cuatro evangelios del Nuevo Testamento fueron escritos por cuatro autores acerca de lo que ellos mismos escucharon o vieron de la obra del Señor Jesús, entre los que las palabras del Señor Jesús están claramente indicadas con frases como “Jesús dijo”, “Jesús les dijo”, etc. Más aún, Apocalipsis son las visiones que Juan tuvo bajo la inspiración de Dios y las profecías de cómo Dios hará su obra en los últimos días. Estas palabras vienen directamente de la revelación de Dios y son todas palabras de Dios.

Estudios Biblicos,Las claves para estudiar la Biblia

Mientras que lo restante son las cartas que Pablo y los demás discípulos a ese momento escribieron a cada Iglesia. Al principio de las cartas, estas están claramente marcadas con palabras como “Pablo, Apóstol de Jesucristo, por la voluntad de Dios, a”, “Pedro, un Apóstol de Jesucristo, a”, etc. Estas cartas son las palabras que ellos escribieron para exhortar y estimular a los cristianos en cada Iglesia de ese tiempo sobre la carga de cada Iglesia. Y estas palabras, son todas sus experiencias y conocimiento, sólo representan la voluntad del hombre y no se pueden comparar a las palabras de Dios, porque Dios tiene la sustancia de Dios y sólo las palabras de Dios son la verdad. El Señor Jesús dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25). “las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). Dios es nuestro Pastor. Las palabras de Dios son la verdad, tienen autoridad y poder y representan Su disposición; ellas pueden convertir en nuestra vida, suplir nuestras necesidades y son lámparas guiando nuestro camino en la oscuridad, y son las que nadie puede expresar. Sin embargo, todas las palabras del hombre provienen de su conocimiento luego de obtener la iluminación del Espíritu Santo y la ilustración basada en su experiencia de la obra de Dios y son las expresiones del entendimiento y opiniones del hombre y representan lo que el hombre tiene y es. De algunas se obtienen beneficios y edificación en la vida de la gente, pero ninguna de las palabras iluminadas e ilustradas por el Espíritu Santo pueden representar la expresión directa de Dios. Estas no son la verdad, ni tampoco pueden ser la vida del hombre. Tal como lo dijo el Apóstol Pablo, “Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento” (1 de corintios 3:6). Cuando distinguimos entre las palabras de Dios y las del hombre en la Biblia, podemos decir con seguridad que el mejor método de estudiar la Biblia es el escoger leer las palabras de Dios y después buscar el entender la verdad y comprender la voluntad de Dios en la palabra de Dios para que podamos aplicarla con certeza de acuerdo con las demandas de Dios y ganando la oferta de vida de Dios.

¿Cómo debemos leer la palabra de Dios para que podamos entender la verdad en ellas? La Biblia dice, “porque la letra mata, pero el Espíritu da vida” (2 de corintios 3:6). Las palabras de Dios contienen misterios, así que no podemos conocerlos de acuerdo con las letras; al contrario, debemos poner atención a ponderar el significado espiritual en ellas. Entonces; ¿Cómo podemos lograr esto? Muchos hermanos y hermanas, especialmente compran herramientas auxiliares, tales como Concordancias de la Biblia, y Enciclopedias Bíblicas, para poder entender mejor el significado de los versículos. Estas herramientas auxiliares pueden ayudarnos a entender algún vocabulario espiritual o el significado literal de los versículos. Sin embargo, si nosotros queremos entender el significado real de las palabras de Dios, sobre todo, se nos requiere el acallar nuestros corazones ante Dios y leer cuidadosamente las palabras de Dios; sólo entonces podemos obtener el entendimiento y la iluminación del Espíritu Santo y entender la voluntad de Dios.

Las palabras de Dios son la verdad y cada palabra contiene Su voluntad y representan una manifestación del carácter de vida de Dios mismo. Así que, leyendo las palabras de Dios, debemos entender la intención de Dios hablada en cada palabra, por qué quiso Dios decir estas palabras, qué asuntos han revelado las palabras de Dios y qué manifestaciones se expresan en cada asunto. Debemos entender también que las palabras de Dios son verdad y lo que Dios revela son los asuntos que todos tenemos, pero no enfocados en un individuo en específico. Por lo tanto, debemos reflexionar en qué manifestaciones dentro de nosotros no están practicando las palabras de Dios, sino desobedeciendo y resistiendo a Dios basados sobre la base de los asuntos que Dios revela. No sólo debemos conocer nuestras propias limitaciones y defectos; tenemos que saber lo que Dios tiene y es. Cuando leemos las palabras de Dios con nuestro corazón, vemos la misericordia y salvación de Dios para nosotros entre las líneas de las palabras de Dios.

¡Gracias al Señor! ¡Espero que cuando lean la Biblia, los hermanos y hermanas en el Señor puedan conocer la voluntad de Dios de cada palabra de Dios, entender las expectativas de Dios sobre nosotros, veamos claramente nuestra corrupción y limitaciones, conocer los desvíos en nuestra práctica y luego nos regresemos a tiempo para actuar en armonía con la voluntad de Dios, y pronto convertirnos en gente conforme al corazón de Dios! ¡Amén!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

(Traducido del original en inglés al español por Angel L Perez Rosado)

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¿Cómo deshacerse de la esclavitud del pecado?

2020-01-18 21:05:09 | Profecías Bíblicas

¿Cómo deshacerse de la esclavitud del pecado?

¿Puede entrar en el reino de los cielos mientras ser perdonado?

Como cristiano, el pecado es algo con lo que yo no podría estar más familiarizado. ¡Ronda a mi alrededor todos los días, siempre está cerca y no puedo deshacerme de él! El ciclo constante de pecar y confesarme siempre me había preocupado, porque si el Señor volvía, ¿podría yo entrar en el reino de los cielos de esta manera? En medio de mi tormento, pensé en las palabras de Pablo: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? […]” (Romanos 8:33-34). “Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1). Sí, soy uno de los elegidos del Señor, el Señor ya ha perdonado todos mis pecados, y no importa si son pecados pasados, presentes o futuros, Él los perdona todos. Él ya no me ve como un pecador, y cuando el Señor venga, ¡podré entrar en el reino de los cielos!

Casualmente, un amigo de la iglesia me hizo esta pregunta posteriormente: “El Señor Jesús ha perdonado nuestros pecados, pero aun así pecamos, no podemos seguir el camino del Señor, y en nuestra vida diaria seguimos engañando, mintiendo, actuando de manera retorcida y taimada, tramando y conspirando, nos volvemos envidiosos y peleamos entre nosotros, y somos arrogantes y farisaicos. Vivimos en un ciclo de pecar cada día y confesar nuestros pecados cada noche, y no hemos escapado de nuestra naturaleza pecaminosa ni nos hemos purificado. El Señor Jesús dijo: ‘En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre’ (Juan 8:34-35). En 1 Pedro 1:16, también se dice: ‘[…] Sed santos, porque Yo soy santo’. En estas palabras podemos ver que las personas como nosotros que no han escapado de la esclavitud del pecado no pueden entrar en el reino de los cielos. Dios es santo y justo, así que solo quienes han escapado del pecado están calificados para entrar en el reino de los cielos. Debemos creer en el Señor de acuerdo con las palabras del Señor, no de acuerdo con las palabras del hombre. Pablo era solo un discípulo, nada más que un hombre corrupto. ¿No dirías tú eso?”

La pregunta de mi amigo no pudo evitar que yo pensara: Él tenía razón en esto. Dios es santo y justo, así que los pecadores no están calificados para permanecer en el reino de Dios. Dios tiene la llave de la puerta del reino celestial, mientras que Pablo es simplemente un hombre corrupto. ¿Cómo pueden ser sus palabras la norma para entrar en el reino de los cielos? Si queremos entrar en el reino de los cielos, necesitamos determinar el camino basándonos en las palabras de Dios, no en las palabras de un hombre.

Yo soy un pecador, y Dios es santo, lo cual supone un gran abismo entre Dios y yo. ¿Cómo podría esperar yo entrar en el reino de los cielos mientras este exista? Pensar que pudiera hacerlo sería solo engañarme a mí mismo. Después de eso, cada vez que veía los versículos de la Biblia tales como “[…] y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14) y “Porque la paga del pecado es muerte, […]” (Romanos 6:23), mi corazón era traspasado por el tormento. A menudo pecaba involuntariamente y me resistía a Dios, estaba en esclavitud al pecado, me faltaban fuerzas para escapar, y esto significaba que nunca sería digno de ver a Dios. Entrar en el reino de los cielos era solo un sueño para mí.

Lágrimas de mujer cristiana

Probé varios métodos para escapar de la esclavitud y las limitaciones del pecado. Una vez, ayuné, subí a la cima de una montaña y oré ante el Señor para confesar mis pecados, pero aun así pequé. También me esforcé por practicar las palabras del Señor y ser una persona honesta y dejar de mentir, pero en el momento en que algo afectaba mis intereses, seguía mintiendo involuntariamente y engañando a Dios y a otras personas. No solo eso; cuando veía a mis hermanos y hermanas dar mejores sermones o hablar con mayor claridad que yo, me ponía celoso, me negaba a someterme, y trataba secretamente de competir con ellos. Sabía claramente que estar celoso de los demás es algo que Dios aborrece, y oré muchas veces a Dios y traté de controlarme para no pecar, pero cada vez que veía que mis hermanos y hermanas recibían elogios, no podía dejar de sentirme celoso de ellos… Esto me preocupaba profundamente, y no sé cuántas lágrimas derramé ante el Señor mientras clamaba a Él: “Señor, ¿cómo puedo escapar de la esclavitud del pecado y entrar en el reino de los cielos?”

Cómo escapar de la esclavitud del pecado y entrar en el reino de los cielos

Tal vez el Señor escuchó mis oraciones. Un día, escribí una carta a una amiga de una iglesia de otra región para contarle mis problemas. Su respuesta decía: “Hermana, somos seres creados. Somos impotentes para vencer el pecado por nuestros propios medios. Si queremos escapar de la esclavitud del pecado y ser purificados, debemos rogar a Dios que obre en nosotros y nos salve. Aquellos que vivían en la Era de la Ley, debido a que cada vez estaban más corrompidos, no tenían suficientes ofrendas de sacrificio para redimir sus pecados, y siempre estaban en peligro de ser condenados a muerte por violar la ley. Solo podían clamar a Dios y rogarle a Dios que los salvara. Dios escuchó sus oraciones, y para redimir a la gente de las leyes, se convirtió en el Señor Jesús encarnado, concedió a la gente una gracia rica y generosa, enseñó a la gente a confesar sus pecados y arrepentirse, y se permitió a Sí mismo ser clavado en la cruz por el hombre, para redimir a la humanidad del pecado. Mientras aceptáramos la salvación del Señor Jesús, ya no seríamos condenados a muerte por la ley debido a nuestros pecados. En vez de eso, simplemente podríamos orar a Dios, disfrutar de la gracia y las bendiciones del Señor Jesús, y nuestros pecados serían perdonados. Pero nuestra naturaleza pecaminosa está profundamente arraigada dentro de nosotros, y debido a que el tiempo aún no había llegado, el Señor no había hecho la obra de librarnos de nuestro pecado. Debemos esperar el regreso del Señor para continuar la obra de la salvación, para que Su obra ulterior purifique y salve a la humanidad, antes de podernos librar por completo de la naturaleza pecaminosa. Tal como el Señor Jesús profetizó: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir’ (Juan 16:12-13). ‘Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final’ (Juan 12:47-48). A partir de esto, podemos ver que el Señor regresará en los últimos días para expresar muchas verdades, así como para juzgar y purificar nuestros pecados. Debemos aceptar todas las verdades expresadas por Cristo en los últimos días para escapar de nuestra pecaminosidad, purificarnos completamente de nuestras naturalezas satánicas, y ser completamente salvos por Dios para entrar en el reino de los cielos”.

Habiendo leído hasta este punto, comprendí que la razón por la que no podía escapar de la esclavitud y del control de mi pecaminosidad era que el Señor Jesús solo hacía la obra de redención, pero no de purificar y cambiar nuestros caracteres. El Señor solo redimió a las personas de las leyes, y les dio la oportunidad de acudir directamente ante Dios, orar a Él, y recibir Su salvación. Para aquellos de nosotros que escuchamos las palabras del Señor pero no podemos practicarlas, y que vivimos atrapados en un ciclo de pecado y arrepentimiento, el Señor no nos juzga ni nos condena. En los últimos días, el Señor regresará, dirá muchas palabras nuevas, y nos juzgará, purificará y cambiará, permitiéndonos escapar completamente de la esclavitud del pecado y vivir una verdadera semejanza humana. En este momento, me sentí repentinamente iluminado, “Señor, gracias por guiarme y ayudarme a comprender cómo escapar de la esclavitud del pecado”.

Luego, leí el siguiente pasaje de su carta: “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda durante un largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener unconocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios” (“Cristo realiza la obra de juicio con la verdad”).

Ella siguió diciendo en su carta: “Cuando Dios venga en los últimos días a hacer la obra del juicio y del castigo, usará principalmente la expresión de estas palabras para revelar nuestras naturalezas satánicas, así como para analizar las palabras y las obras con las que nos resistimos a Dios y traicionamos la verdad. Él nos señalará también un camino para que escapemos de la esclavitud del pecado, y nos revelará todas y cada una de las verdades de la vida. Con la guía en estas palabras de Dios, finalmente podremos tener un verdadero conocimiento de nuestros propios caracteres corruptos y naturaleza pecaminosa, y también sabremos que Dios es justo y santo, sabremos lo que le gusta a Dios y lo que detesta, y sabremos cómo debemos practicar para obtener la aprobación de Dios. De esa manera, no importa cuánta rebeldía o resistencia a Dios haya dentro de nosotros, mientras aceptemos la obra de Dios en los últimos días, seremos purificados por las palabras de juicio de Cristo de los últimos días, finalmente seremos completamente salvos por Dios, y entraremos en el reino de los cielos”.

Finalmente, mi amiga de la iglesia dijo que regresaría en unos días, y que continuaría hablando conmigo sobre este aspecto de la verdad. Yo estaba encantado, y no podía dejar de suspirar y pensar: “¡Gracias a la orientación de Dios, finalmente hay esperanza para mí de escapar de la esclavitud del pecado!” ¡Toda la gloria sea para Dios! ¡Amén!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

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¿Por qué Jonás fue tragado por un gran pez?

2020-01-17 21:00:26 | Profecías Bíblicas

¿Por qué Jonás fue tragado por un gran pez?

 Un día cuando estaba hojeando imágenes de la Biblia, mis ojos fueron atraídos a una imagen de Jonás siendo tragado por un gran pez en el mar. Entonces abrí el libro de Jonás en la Biblia y leí los versículos siguientes: “1 Y FUÉ palabra de Jehová á Jonás, hijo de Amittai, diciendo: 2 Levántate, y ve á Nínive, ciudad grande, y pregona contra ella; porque su maldad ha subido delante de mí. 3 Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová á Tarsis, y descendió á Joppe; y halló un navío que partía para Tarsis; y pagando su pasaje entró en él, para irse con ellos á Tarsis de delante de Jehová. 4 Mas Jehová hizo levantar un gran viento en la mar, é hízose una tan gran tempestad en la mar, que pensóse se rompería la nave. ...7Y dijeron cada uno á su compañero: Venid, y echemos suertes, para saber por quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. ...15Y tomaron á Jonás, y echáronlo á la mar; y la mar se quietó de su furia. ...17MAS Jehová había prevenido un gran pez que tragase á Jonás: y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches.” Jonás (1:1-4, 7, 15, 17). “1Y oró Jonás desde el vientre del pez á Jehová su Dios. ...10Y mandó Jehová al pez, y vomitó á Jonás en tierra.” (Jonás 2:1, 10). “1Y FUÉ palabra de Jehová segunda vez á Jonás, diciendo: 2 Levántate, y ve á Nínive, aquella gran ciudad, y publica en ella el pregón que yo te diré. 3 Y levantóse Jonás, y fué á Nínive, conforme á la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad sobremanera grande, de tres días de camino. 4 Y comenzó Jonás á entrar por la ciudad, camino de un día, y pregonaba diciendo: De aquí á cuarenta días Nínive será destruida.” (Jonás 3, 1-4).
Jonah

Después de leer estas escrituras, pensé: ¿Por qué Jonás rechazó la advertencia de Jehová? ¿Por qué no escuchó a las palabras de Dios? Me quedé muy perplejo con estas preguntas.

Un día, en una reunión, mencioné mi confusión acerca de que Jonás rechazaba la advertencia de Jehová. Luego, un hermano compartió sus conocimientos y dijo: “Cuando Jehová Dios habló a Jonás y le mandó ir a Nínive, aquella gran ciudad, para transmitirle Sus palabras, Jonás no quiso ir porque el pueblo de Nínive era gentil, no adoraba a Jehová Dios, y incluso se oponía a Él. Pensó que Dios debía destruirlos directamente, y no había necesidad de transmitir la palabra de Dios. Así que Jonás no hizo lo que Jehová le ordenó. Entonces Jonás sufrió calamidades debido a su desobediencia. Cuando la palabra de Jehová Dios llegó a Jonás por segunda vez, no se atrevió a negarse. Pero en ese momento, la actitud de Jonás era que Dios definitivamente los destruiría, así que pensó que no había necesidad de decir mucho. Por lo tanto, Jonás sólo transmitió una frase: “Sin embargo, cuarenta días, y Nínive será derrocado”. Por la manera sencilla en que Jonás transmitió las palabras de Dios, podemos ver que Jonás fue a Nínive no por compasión hacia Nínive, sino como una mera formalidad. Si Jonás hubiera transmitido las palabras de Dios a los israelitas, definitivamente se habría esforzado más por salvarlos porque los israelitas creían en Dios y eran el pueblo elegido de Dios. Pero él sólo les transmitió las palabras de Dios tan brevemente como le fue posible. Por el comportamiento de Jonás, podemos ver que él no temía a Dios. No era consciente de las intenciones de Dios y no entendía la voluntad de Dios de salvar al hombre, confiando en su propia voluntad para hacer lo que Dios le había confiado. Jonás no sabía que Dios todavía le daría a la gente una segunda oportunidad para arrepentirse cuando decidió emitir Su ira y que no puede soportar destruir a los seres humanos que creó con Sus propias manos y espera que la gente se arrepiente cuando se enfrenten cara a cara con su propia corrupción y rebelión. Sin embargo, Jonás no entendió la voluntad de Dios, ni comprendió las sinceras intenciones de Dios. Además, él no sabía que hay misericordia en el carácter justo de Dios, así que definió la obra de Dios. Entonces Jonás encontró un lugar y hizo un cobertizo, y se sentó debajo a la sombra para observar con satisfacción cómo Dios destruía a Nínive, esa gran ciudad. Jonás pensó que Jehová Dios destruiría definitivamente a Nínive, pero inesperadamente, Dios cambió Su actitud hacia ellos y evitó Su ira debido a su verdadero arrepentimiento, otorgándoles compasión y tolerancia. Es evidente que Jonás no tenía un corazón temeroso de Dios y definió a Dios de acuerdo a sus propias nociones e imaginaciones. Para un hombre que teme a Dios, cuando no puede entender algo o las acciones de Dios no se ajustan a su concepción, pensará: Todo lo que Dios hace es correcto y siempre hay principios en las acciones de Dios; nosotros los hombres somos estúpidos e ignorantes, incapaces de penetrar en el reino espiritual, y nosotros los seres mortales no podemos conocer a Dios. No tiene concepciones o malentendidos acerca de Dios, así que puede mantener en su corazón una obediencia a Dios cuando trata con cada una de las acciones de Dios. Por lo tanto, evitará el mal y no juzgará y resistirá a Dios”.
Después de escuchar a la comunicación del hermano, de repente vi la luz. Fue porque Jonás no tenía un corazón temeroso de Dios que rechazó la advertencia de Dios. Él juzgó y definió la obra de Dios e hizo lo que Dios le confió basado en sus propias nociones e imaginaciones. Pensó que los ninivitas son gentiles, no los israelitas, no el pueblo escogido de Dios, y no tenía sentido informarles que se arrepintieran. Dios debe destruirlos inmediatamente. Por lo tanto, rechazó el encargo de Dios, lo que resultó … que fuera tragado por el gran pez, en cuyo vientre pasó tres días y tres noches.

De la actitud de Jonás hacia la advertencia de Dios podemos ver la tolerancia de Dios hacia nosotros los humanos. Aunque Jonás se rebeló contra Dios y rechazó Su advertencia, Dios le dio la oportunidad de arrepentirse. Jonás fue tragado por el gran pez, pero no fue herido. De esto podemos ver que Dios desprecia las cosas malas y castiga a los que lo desafían y ofenden Su carácter. Sin embargo, Dios extenderá misericordia y tolerancia cuando la gente se arrepienta y cambie. el carácter de Dios no es sólo de majestad e ira, sino también de misericordia y amor.
Las acciones de Jonás son una gran advertencia para nosotros. A través de esto, lo entiendo: No importa cómo Dios trabaja en nosotros y lo que Dios requiere de nosotros, no debemos juzgar la obra de Dios de acuerdo a nuestras propias imaginaciones, sino que debemos obedecer fielmente a Dios, buscar y captar la voluntad de Dios, y mantener reverencia por Dios en nuestros corazones. Sólo así no podemos ofender el carácter de Dios. Como dice el dicho, “La obediencia trae bendiciones, la rebelión trae desgracia”. Este dicho es cierto en verdad.

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

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Estudios profundos de la Biblia - ¿Hay algún error en la Biblia?

2020-01-16 21:14:39 | Profecías Bíblicas

Estudios profundos de la Biblia - ¿Hay algún error en la Biblia?

Comencé a leer la Biblia  cuando comenzó a seguir al Señor. Así que conocía mucho la obra que Dios había hecho anteriormente. Tales como, la creación de Jehová Dios de los cielos y la tierra y todas las cosas, destruyendo el mundo con un diluvio, la quema de Sodoma, Jesucristo curando a los enfermos y expulsando a los demonios, alimentando a los cinco mil con cinco panes y dos peces, etcėtera. Al leer la Biblia, estaba convencida de que Jesucristo es el único Dios verdadero que creó los cielos y la tierra y todas las cosas. Desde entonces, la Biblia se convirtió en la base de mi creencia en Dios. Creía que todas las palabras en la Biblia eran las palabras de Dios, que la Biblia era un libro celestial, un libro sagrado, era sagrado, no contenía inexactitudes ni errores, y que las escrituras de cualquier gran hombre no podían compararse con ella. Entonces, leer la Biblia se convirtió en una parte esencial de mi vida cotidiana, y lo hice día tras día y año tras año. Un día, me encontré con algunos versículos en la Biblia que daban diferentes versiones de la misma cosa. Me quedé sorprendida: ¡No! ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo podría haber discrepancias en los registros de la Biblia? ¿No es la Biblia dada por inspiración de Dios? ¡Viene completamente de Dios! ¿Cómo podría haber discrepancias? Pensé que lo leí mal, así que los leí de nuevo cuidadosamente. Después de leer, descubrí que los registros son realmente diferentes. Me confundí. Más tarde, encontré los relatos de más asuntos inconsistentes o contradictorios en la Biblia. Los siguientes son algunos ejemplos:

El Registro De La Muerte De Judas
Hechos 1:18 registra: “Este, pues, con el precio de su infamia adquirió un terreno, y cayendo de cabeza se reventó por el medio, y todas sus entrañas se derramaron”. Pero Mateo 27:5 ilustra: “Y él, arrojando las piezas de plata en el santuario, se marchó; y fue y se ahorcó”. De los dos versículos, uno dice que Judas se reventó por el medio, mientras que el otro dice que se ahorcó. ¿Cómo él murió exactamente? ¿Cuál de los dos versículos es exacto?

El registro de Pedro negando al Señor tres veces
Marcos 14:30 ilustra: “Y Jesús le dijo: En verdad te digo que tú, hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces”. Pero Juan 13:38 ilustra: “Jesús le respondió: ¿Tu vida darás por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo sin que antes me hayas negado tres veces”. Estos dos versículos ilustran lo mismo, pero sus descripciones de las tres negaciones del Señor por parte de Pedro son diferentes al mismo tiempo. Si fueron dados por inspiración de Dios, no debe haber ninguna discrepancia entre ellos.

Genealogía de Jesús, Creado por Mateo
Mateo 1:1 y 16-25 ilustran: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. … Jacob engendró a José, el marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones; y desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones. Y el nacimiento de Jesucristo fue como sigue. Estando su madre María desposada con José, antes de que se consumara el matrimonio, se halló que había concebido por obra del Espíritu Santo. Y José su marido, siendo un hombre justo y no queriendo difamarla, quiso abandonarla en secreto. Pero mientras pensaba en esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo. Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo: He aqui, la virgen concebira y dara a luz un hijo, y le pondran por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros. Y cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer; y la conservó virgen hasta que dio a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús”. La Biblia dice claramente que Jesucristo fue concebido por el Espíritu Santo, y que Él y José no fueron emparentados por sangre. La genealogía documentada aquí es la de José. ¿Cómo podría ser Jesucristo? ¿Cuando habla de la genealogía de Jesucristo, no significa que Ėl es un hombre, el hijo de José, pero no el Dios encarnado concebido por el Espíritu Santo? Porque solo el hombre tiene su genealogía.
Dios no es un miembro de la raza humana, entonces ¿cómo podría Ėl tener Su genealogía? Estas preguntas me han dejado cada vez más y más desconcertada. Entonces muchas veces oré a Dios, “¡Oh Señor! ¿Cómo podría haber discrepancias en la Biblia? ¿De qué se trata todo esto? ¿Toda la Biblia no viene de la inspiración de Dios? ¿Podría haber errores en ella? ¡Pero, de hecho hay contradicciones en estos versículos! ¡Oh, Señor! Realmente no puedo entenderlos. Que Tú me ilumines y me guíes para comprender el misterio que hay en ellos”.

Jesucristo es fiel. Como dijo Ėl : “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Él realmente escuchó mi oración. Un día, vi un pasaje de palabras en un libro: “El Evangelio de Mateo, en el Nuevo Testamento, documenta la genealogía de Jesús. Al principio, dice que era descendiente de Abraham, hijo de David, e hijo de José; después dice que fue concebido por el Espíritu Santo, y nacido de una virgen; esto significaba que no era el hijo de José o un descendiente de Abraham, que no era el hijo de David. La genealogía, sin embargo, insiste en asociar a Jesús con José. Seguidamente, la misma comienza a relatar el proceso por medio del cual nació Jesús. Dice que fue concebido por el Espíritu Santo, que nació de una virgen, y no fue el hijo de José. Pero en la genealogía está escrito con claridad que Jesús fue el hijo de José; y como esta se escribe para Jesús, registra cuarenta y dos generaciones. Cuando llega a la generación de José, dice apresuradamente que era el marido de María, palabras con el fin de demostrar que Jesús era descendiente de Abraham. ¿No es una contradicción? La genealogía documenta con nitidez el linaje de José, es obviamente su genealogía, pero Mateo insiste en que es la de Jesús. ¿No niega esto la realidad de la concepción de Jesús por el Espíritu Santo? Por tanto, ¿no es la genealogía escrita por Mateo una idea humana? ¡Es ridículo! De esta forma sabes que este libro no vino totalmente del Espíritu Santo”. A partir de este pasaje, entendí que la genealogía que Mateo creó para Jesús no es la voluntad de Dios, sino que es enteramente su propia idea. ¿Cómo podría Dios tener Su genealogía? Mateo conocía muy bien la concepción de Jesús por el Espíritu Santo, pero creó una genealogía para Jesús, diciendo que Ėl es la simiente de David y el hijo de José. ¿No es esto una contradicción? ¿No es esto negando la concepción de Jesús por el Espíritu Santo? ¿No engaña a las personas a pensar que Jesucristo es el hijo de José, un hombre? ¡Esto es oponerse y blasfemar a Dios! En ese momento, me di cuenta de que hay inexactitud en el versículo, “Toda Escritura es inspirada por Dios …” (2 Timoteo 3:16).

¿De qué se tratan las otras contradicciones en la Biblia? Seguí leyendo el libro:

“Si los Cuatro Evangelios vinieron todos del Espíritu Santo, entonces ¿por qué dicen Mateo, Marcos, Lucas y Juan cosas diferentes sobre la obra de Jesús? Si no creéis esto, mirad entonces los relatos de la Biblia de cómo Pedro negó al Señor tres veces: son todos diferentes y cada uno tiene sus propias características. […] Leed detenidamente los Cuatro Evangelios; leed lo que registraron acerca de las cosas que Jesús hizo y las palabras que habló. Cada relato era, simplemente, diferente y cada uno de ellos tenía su propia perspectiva. Si lo escrito por los autores de estos libros vino todo del Espíritu Santo, entonces tendrían que ser todos iguales y coherentes. Entonces ¿por qué existen discrepancias? […] Después de que Lucas y Mateo hubieran oído las palabras de Jesús y visto Su obra, hablaron desde su propio conocimiento en forma de reminiscencias que detallaban algunos de los hechos llevados a cabo por Jesús. ¿Puedes decir que su conocimiento fue revelado completamente por el Espíritu Santo?”. “Puede decirse que lo que registraron fue acorde con su nivel de educación y calibre humano, que fueron las experiencias de los hombres, que cada uno tuvo sus propios medios de recopilar y conocer, y que cada registro era diferente. Por tanto, ¡si adoras la Biblia como si fuera Dios eres extremadamente ignorante y estúpido!” Mientras leí estas palabras, reflexioné sobre ellas cuidadosamente. Entendí que los Cuatro Evangelios son los registros de la obra de Jesucristo por Sus discípulos. Como dijo Lucas: “Por cuanto muchos han tratado de compilar una historia de las cosas que entre nosotros son muy ciertas, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, también a mí me ha parecido conveniente, después de haberlo investigado todo con diligencia desde el principio, escribírtelas ordenadamente, excelentísimo Teófilo, para que sepas la verdad precisa acerca de las cosas que te han sido enseñadas” (Lucas 1:1-4).

Los Cuatro Evangelios fueron escritos por Lucas y otros según lo que los predicadores habían dicho y lo que ellos mismos habían escuchado y visto; el libro de Hechos es el relato de los discípulos de Jesús predicando Su camino. Es decir, los Cuatro Evangelios y el libro de Hechos son registros de las cosas que sucedieron. Porque fueron escritos según los recuerdos de los hombres y lo que habían oído de los demás, inevitablemente hay algunos errores en ellos. Los hombres tienen pensamientos y, por lo tanto, tienen sus propias opiniones y conocimientos sobre muchas cosas. Entonces, la obra de los hombres está inevitablemente mezclada con sus puntos de vista subjetivos. Por lo tanto, lo que ellos expresan en su obra no se puede decir que represente completamente la voluntad de Dios. Por ejemplo, Mateo podría escribir la genealogía de Jesucristo, que es suficiente para demostrar que hay impurezas en la obra del hombre. Sin embargo, consideré todas las palabras en la Biblia como las palabras de Dios, pensando que se daban por inspiración de Dios y provenían completamente de Dios. ¡Soy extremadamente estúpida! Leía la Biblia todos los días, pero no encontré muchas palabras en ella que sean registros de las experiencias y el conocimiento de los hombres, y hasta la consideré como un libro celestial, un libro sagrado. ¿Estoy creyendo en Dios? ¿No he considerado la creencia en la Biblia como una creencia en Dios?

A través de la iluminación del Espíritu Santo, llegué a entender que el autor de la Biblia es el hombre, no Dios. Si consideramos que creer en la Biblia es creer en Dios, es una blasfemia contra Dios. En ese caso, no importa cuántos sufrimientos suframos y cuántos precios paguemos, Dios no reconocerá nuestra fe. Por lo tanto, para ser aprobado por el Señor en nuestra fe, la condición más fundamental es tratar la Biblia correctamente, y no considerar la creencia en la Biblia como la creencia en Dios. Lo más importante en la fe en Dios es esforzarse más en leer y practicar Sus palabras. Si creemos en Dios pero no practicamos Sus palabras, incluso si recitamos la Biblia al revés, no seremos reconocidos por Dios, y mucho menos entraremos en el reino de los cielos, porque Jesucristo nos dijo claramente “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21).

Agradezco a Dios por Su iluminación y guía, para que yo sepa cómo caminar el camino para seguir a Él en el futuro y cómo buscar ser complacida por Él. Que toda la gloria sea para nuestro Padre que está en los cielos. ¡Amén!

(Traducido del original en inglés al español por Jose M. Flecha)

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Recomendación: Estudiar la Biblia 


Devocional Biblico: la mujer inteligente samaritana

2020-01-15 21:10:21 | Reflexiones Cristianas

Devocional Biblico: la mujer inteligente samaritana

Creo que mucha gente debe estar familiarizada con la historia acerca de la mujer de Samaria: cuando sacaba agua, la mujer samaritana se encontró con Jesucristo que le pidió agua. Luego reconoció que Él era el Mesías que vendría en la profecía durante su diálogo.

Como mujer común, ella no tenía mucho conocimiento de las Escrituras ni había estado en contacto con personas de alto nivel en el mundo religioso, pero podía reconocer la voz de Dios. No podemos dejar de maravillarnos de esto. ¿Fue la gracia especial de Jesucristo? ¿O tenía ella un cierto secreto detrás? Durante los tres años y medio cuando Jesucristo hizo Su obra en la tierra, mucha gente mantuvo Su compañía por un corto tiempo. Al mismo tiempo, también trató a muchas personas con gracia. Pero, ¿cuántos realmente podrían reconocer que Jesucristo era el Mesías? ¿Y cómo la mujer de Samaria identificó al Señor Jesús?

Está registrado en la Biblia de esta manera: “Jesús le dice: Ve, llama á tu marido, y ven acá. Respondió la mujer, y dijo: No tengo marido. Dícele Jesús: Bien has dicho, No tengo marido; Porque cinco maridos has tenido: y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Dícele la mujer: Señor, paréceme que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalem es el lugar donde es necesario adorar. Dícele Jesús: Mujer, créeme, que la hora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalem adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos: porque la salud viene de los Judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Dícele la mujer: Sé que el Mesías ha de venir, el cual se dice el Cristo: cuando él viniere nos declarará todas las cosas. Dícele Jesús: Yo soy, que hablo contigo. … Entonces la mujer dejó su cántaro, y fué á la ciudad, y dijo á aquellos hombres: Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizás es éste el Cristo?” (Juan 4:16-26, 28-29).

Después de que Jesucristo le dijo a la mujer de Samaria sobre el hecho de que había tenido cinco maridos, se sorprendió, porque nadie sabía lo que había hecho en la oscuridad. Por esta razón, ella creía que Él no era un hombre común y lo consideraba un profeta. Después de eso, ella habló acerca de la confusión en su corazón: ¿Dónde debería el hombre adorar a Dios, en la montaña o en Jerusalén? ¿Y exactamente cómo debe el hombre adorar a Dios? Jesucristo le hizo saber que el hombre no debía adorar a Dios ni en esta montaña, ni en Jerusalén, y claramente le dijo, “cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que adoren”. Al escuchar estas palabras, la mujer samaritana reconoció que Jesucristo era el Mesías que vendría en la profecía. Esto acaba de cumplir las palabras de Jesucristo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;” (Juan 10:27). Solo las ovejas de Dios pueden reconocer la voz de Dios.

Como se puede ver en las palabras de la mujer de Samaria, la razón por la que ella pudo identificar al Señor Jesús no fue simplemente porque ella tomó las profecías como prueba, sino más importante, porque ella era consciente de que las palabras de Dios tienen autoridad y poder . Cuando Jesucristo dijo que había tenido cinco esposos, ella tenía claro que esto no podía ser dicho por ningún hombre, porque solo Dios escudriña los corazones de las personas. Además, Dios también puede suplir las necesidades espirituales del hombre. Cuando la gente de esa época no tenía claro cómo adorar a Dios, Jesucristo resolvió su confusión con solo una palabra y señaló el camino de adorar a Dios por ellos.

Por lo tanto, la mujer samaritana inmediatamente echó su vasija de agua, y se fue a la ciudad para testificar al Señor. Ella era sabia, porque escuchó las palabras del Señor con su corazón y, por lo tanto, lo reconoció. También debemos prestar atención a escuchar las palabras de Dios como la samaritana inteligente. Solo de esta manera podemos dar la bienvenida al regreso del Señor, tal como Jesucristo dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;” (Juan 10:27).

 

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

 Recomendación: Quién es Jesucristo



Estudio bíblico sobre la segunda venida de Cristo

2020-01-14 21:20:48 | la Fuente de la Vida

Estudio bíblico sobre la segunda venida de Cristo

11 de abril 2017
Soleado

Hace poco tuve la impresión de que leer la Biblia se hacía cada vez más aburrido y tedioso: no había nada de luz en ella. Aunque seguí orando todos los días, no producía ningún efecto en mí, y nada conmovía mi espíritu; era como si el Señor estuviera ocultándome Su rostro y no me prestara atención. Sin embargo, mientras me estaba planteando dejar de leer la Biblia, me asusté. Durante los últimos diez años, mi deseo más grande había sido arrebatado al reino de los cielos por el Señor, cuando Este regresase. Yo temía que si dejaba de leer la Biblia, mi relación con el Señor se rompería por completo y que cuando Él regresase, me abandonaría.

Con anterioridad había leído los siguientes versículos: Mateo 24:30, 26:64 y Marcos 13:26. Todos ellos anunciaban que el Señor regresaría sobre una nube. Y sobre todo el versículo 1:7 del Apocalipsis: “He aqui, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por El; sí. Amén”. Estaba seguro de que el Señor descendería sobre una nube cuando regresase, y que toda la humanidad lo vería. Por ello, a menudo rezaba para que así fuera, y le pedía al Señor que no me abandonase cuando viniese sobre una nube a recoger a los que creían en Él. Hace unos días, leí a Mateo 25:6: “Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’”. Este versículo refleja claramente que el Señor llegará a medianoche. Esto me causó algo de preocupación: puede que estemos todos dormidos a esa hora, de modo que, ¿cómo sabremos que va a venir el Señor sobre las nubes? Le pregunté a una hermana vecina: “¿Cómo podemos establecer una vigilancia para que el Señor no nos abandone?” “La única forma es orando” me contestó. Sus palabras me decepcionaron un poco. Le dije: “Sólo quiero saber si hay otras maneras aparte de orar”. Ella me guiñó un ojo y no dijo nada más.

El otro día, así de repente, vi a 2 Tesalonicenses 1:7: “y daros alivio a vosotros que sois afligidos, y también a nosotros, cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con sus poderosos ángeles en llama de fuego,” Mientras leía el versículo, no pude evitar sentirme confundido: ¿No iba a venir el Señor sobre una nube? ¿Por qué dice este verso que Él será revelado en medio de un fuego flameante? Entonces, ¿cómo es que va a venir el Señor? Esta pregunta me atormentó a lo largo de varios días, y por mucho que lo analizaba, no era capaz de llegar a una conclusión. De modo que andaba algo decaído. No sólo no me aportaba luz alguna la Biblia, sino que me topaba con discrepancias. Leía una y otra vez, pero en vez de entenderlo, me hacía cada vez más lío. Decidí dejarlo de lado y simplemente ignorarlo, pero no lograba quitármelo de la cabeza porque sentía que se trataba de un problema gordo. Lo único que podía hacer era rezarle al Señor desde mi interior: “Oh, Dios, ¿a qué se debe que cuanto más quiero averiguar cómo vendrás, más confundido me siento? ¿Por qué?”

17 de abril 2017
Soleado

Estos días he estado estudiando la Biblia en internet, tratando de averiguar cómo regresará el Señor. Cuando anteriormente había visto un versículo que decía que el Señor regresaría a medianoche, pero según otro versículo se nos revelaría en medio de un fuego flameante, mi idea de que el Señor tendría que venir sobre una nube se hizo añicos. Al leer este otro versículo en las Escrituras, me hice más lío todavía: “Pero de aquel día o de aquella hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Marcos 13:32). Si el hombre desconoce el momento exacto del regreso del Señor, entonces, ¿qué podemos hacer para darle la bienvenida? Cuanto más pensaba en ello, más lío me hacía. Incluso llegué a quejarme de quienes habían compilado la Biblia porque no la habían dispuesto y presentado correctamente. Por ello me sentía cada vez más confundido al leerla. Y entonces me acordé de que en una ocasión el hermano Zheng había estado en el extranjero. Tal vez él supiera algo más acerca de este asunto. Después de comer, llamé al hermano Zheng y le pedí que viniera a mi casa. Nada más llegar, le solté todo mi dilema. Él me dijo: “En una ocasión yo tampoco tenía claro cómo iba a venir Jesucristo. Con el tiempo y tras consultarlo con otros hermanos y hermanas que conocían bien la verdad, llegué a saber que hay dos maneras para el regreso del Señor: una llegada secreta y otra pública. Mateo 25:6 dice: ‘Pero a medianoche se oyó un clamor: “¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo.”’ Y Marcos 13:32 dice: ‘Pero de aquel día o de aquella hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre’. Ambos versículos se refieren a la llegada secreta. Mientras que Lucas 21:27 dice: ‘Y entonces verán al Hijo del Hombre que viene en una nube con poder y gran gloria’. Y el Apocalipsis 1:7 dice: ‘He aqui, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por El; sí. Amén’. Estos se refieren a la llegada pública.

Es decir, el Señor descenderá primero de forma secreta y luego descenderá públicamente. Que descenderá en secreto significa que Dios se hará carne como Hijo del Hombre para llevar a cabo la obra de juicio en los últimos días. La Biblia dice: ‘Pero primero es necesario que El padezca mucho […]’ (Lucas 17:25), y que el Hijo del Hombre entrará caminando en las iglesias y caminará en medio de candelabros de oro. Todo esto hace referencia al periodo cuando el Hijo del Hombre juzgue a todos tras Su oculta llegada. El Hijo del Hombre nace de un humano y Su aspecto no se diferenciará en nada del de una persona normal y corriente. Aunque lleve la esencia divina en Su interior, nadie podrá reconocerla. De modo que el periodo de la obra de Dios hecho hombre es la etapa de la obra oculta de Dios. Por ejemplo, antes de que Jesucristo fuese crucificado, Sus discípulos tampoco lo conocían. Fue gracias a la revelación del Padre celestial que Pedro logró reconocer al Señor Jesús como el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Durante ese tiempo que Dios se encarne como el Hijo del Hombre, no podremos reconocerlo ni entender Sus palabras sin la obra del Espíritu Santo, ya que los ojos de los humanos no son capaces de penetrar dentro del reino espiritual. Por ello, el momento del descenso del Hijo del Hombre para venir a obra, se convertirá en una etapa de la llegada de Dios, oculta a la humanidad.

La etapa del descenso oculto de Dios es el periodo en el que Dios expresará Sus palabras y juzgará a los hombres para salvarlos. Tras haber experimentado las palabras y la obra de Dios, los hombres reconocerán la realidad de su propia corrupción, y verán con claridad que su naturaleza satánica es demasiado cabezota y nada fácil de cambiar, y que necesitan practicar y experimentar las palabras de Dios, así como aceptar y obedecer Su juicio, para poco a poco quitarse de encima su naturaleza pecaminosa y recibir la purificación y salvación. Cuando los hombres hayan alcanzado esta etapa, verán de verdad que la palabra de Dios ha dado resultados en ellos y que el plan de gestión de Dios para salvar al hombre se ha llevado a cabo en su totalidad. En ese momento, habrá finalizado la obra oculta de Dios, y todos los hombres obedecerán a Él, dándole las gracias por Su salvación y alabarán a Dios todopoderoso, Su sabiduría y Sus maravillosos hechos. Y después de eso, Dios cambiará Su forma y se mostrará abiertamente a la humanidad para llevar a cabo la obra de recompensar a los buenos y castigar a los malos. Y el final de cada uno de los tipos de hombres será entonces completamente revelado. Dios traerá al reino de los cielos a los vencedores purificados a través del juicio y castigo Suyo, y que dieron testimonio de Dios en juicios y tribulaciones. Al mismo tiempo, Dios enviará enormes catástrofes para castigar y destruir a todos los pertenecientes a la especie de Satanás, quien en una ocasión osó resistirse a Dios. Este tipo de obra de Dios hará realidad la profecía del Apocalipsis: ‘He aqui, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por El […]’ (Apocalipsis 1:7).

Ese día, el hermano Zheng también comunicó otras verdades acerca de la llegada de Dios en los últimos días. Yo no me había imaginado que el hermano Zheng pudiera explicarme de forma tan clara y convincente la manera en la que vendría el Señor y cómo haría Su obra. Nunca antes había oído tanto conocimiento. Le pregunté dónde había leído aquello y cómo podía ser que yo nunca hubiese oído hablar de ello. Él sonrió y contestó: “Antes de irme al extranjero, a menudo busca los mensajes con respecto a la llegada del Señor. Y después, al irme al extranjero, buscaba todos los días en internet. Tú también puedes buscar en internet. ¡Hay muchas películas y vídeos en línea que tratan del regreso del Señor! Se puede encontrar mucho en Facebook”. Me hizo mucha ilusión oír aquello. El hermano Zheng no sólo había aclarado mi confusión, sino que también me había señalado el camino a seguir en la búsqueda de cómo el Señor hará Su obra de purificación y salvación de los hombres a Su regreso. Estaba convencido que había sido la obra de Dios. ¡Gracias al Señor! ¡Aleluya!

(Traducido del original en inglés al español por Eva Trillo)

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Recomendación: La venida de Cristo


Escucha la voz de Dios y Bienvenido a la segunda venida de Cristo

2020-01-14 21:09:13 | Reflexiones Cristianas

Escucha la voz de Dios y Bienvenido a la segunda venida de Cristo

¿Alguna vez has escuchado la historia del lobo y los conejos? Érase una vez que varios conejitos y un gran lobo Vivían en un bosque. Para proteger a sus conejitos del lobo, cada vez que la mamá conejo salía, advertía a sus bebés que cerraran la puerta con firmeza y que no la abrieran hasta que ella regresara. Los bebés conejos eran muy obedientes e inteligentes. Entonces, el lobo llamó a la puerta, imitando el sonido de la madre conejo. Pero los conejitos se dieron cuenta del truco del lobo al distinguir el sonido del lobo del sonido de su madre. Al final, cuando su madre regresó y llamó a la puerta, la reconocieron al escuchar su voz y abrieron la puerta felizmente.

Fue porque su madre les advirtió antes de irse de su madriguera que los pequeños conejos fueron cautos y no abrieron ciegamente a la puerta cuando oyeron llamar a ella. A parte de que, los pequeños conejos eran inteligentes, sabían que deberían oír la voz y distinguir si el que llamó a la puerta era su madre, se dieron cuenta de que el lobo se había disfrazado como su madre. Por lo tanto, estuvieron sanos y salvos hasta que su madre regresó. Pienso: si los conejitos no hubieran escuchado la advertencia de su madre y hubieran abierto la puerta al lobo, las consecuencias hubieran sido inimaginables. Sin embargo, siguieron al pie de la letra las advertencias de su madre, protegiéndose y no abriendo la puerta a quien llamara, habrían dejado a su madre fuera cuando ella realmente regresó.
Al oír esta historia, no puedo evitar recordar que el Señor Jesús, hace dos mil años, advirtió a la gente: “Entonces, si alguno os dice: ‘Mirad, aquí está el Cristo’, o: ‘Mirad, allí está’, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán señales y prodigios a fin de extraviar, de ser posible, a los escogidos. Mas vosotros, estad alerta; ved que os lo he dicho todo de antemano” (Marcos 13: 21-23).

De este verso, podemos ver que en los últimos días, si algunas personas atestiguan que el Señor ha regresado, debemos tener cuidado y no escuchar a ciegas sus palabras. Pero esto no significa que no podamos creer a nadie que predica el regreso del Señor. De lo contrario, dejaremos a Cristo fuera y perderemos la oportunidad de recibir al Señor cuando realmente venga. Además, el Señor Jesús ha explicado claramente que Su voluntad es protegernos contra los falsos cristos, cuyos rasgos principales son mostrar señales y maravillas. No debemos creer a esas personas cuando nos encontremos con ellas. Pero ahora hay muchos hermanos y hermanas que no escuchan a nadie que predica la segunda venida del Señor por temor a ser engañados por falsos Cristos. ¿No es esto un caso de no comer por miedo a atragantarse?

Se dice en el libro de Apocalipsis: “‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). El Señor Jesús también dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen;” (Juan 10:27).
Además, vi dos pasajes de las palabras de Dios en un sitio web del evangelio: “Así, ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida”. “¡Así que busquemos la voluntad de Dios y descubramos Su aparición por Sus declaraciones, y sigamos Sus huellas! Dios es la verdad, el camino y la vida. Sus palabras y Su aparición existen simultáneamente […]”.

De las palabras de Dios, podemos ver que cuando el Señor regresa, Él se parará a la puerta y tocará. Si podemos darle la bienvenida principalmente depende de si somos capaces de escuchar Su voz. Si podemos reconocer la voz de Dios, podremos abrir nuestras puertas para darle la bienvenida a fin de asistir al banquete con Él. Entonces, cuando se trata de la segunda venida del Señor, no podemos cerrar nuestras puertas para protegernos contra aquellos que lo predican debido a nuestro temor. Es crucial prestar atención y escuchar la voz de Dios.

Al igual que en la Era de la Gracia, fue al escuchar las palabras del Señor Jesús que esos creyentes reconocieron que el Señor Jesús era el Mesías venidero, lo siguieron y luego recibieron la llegada del Mesías. Por ejemplo, en Juan 1: 47-49 dice: “Jesús vio venir a Natanael y dijo de él: He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño. Natanael le dijo: ¿Cómo es que me conoces? Jesús le respondió y le dijo: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Natanael le respondió: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”. Al principio, Natanael no creía que el Señor Jesús fuera el Mesías. Pero al oír que el Señor Jesús lo había conocido cuando estaba bajo la higuera, reconoció que el Señor Jesús era Dios mismo y lo siguió. Además, Pedro, Juan y otros discípulos también reconocieron la voz de Dios al escuchar las palabras del Señor Jesús. Finalmente, ellos recibieron la salvación de Dios.

Por el contrario, otros judíos también sabían que el Mesías vendría, pero creían en las mentiras de los principales sacerdotes y fariseos y se negaban ciegamente sin buscar o escuchar las palabras y declaraciones del Señor Jesús por temor a ser engañados. Finalmente, perdieron la salvación del Señor.
Se puede ver que es muy importante para nosotros poder escuchar la voz de Dios, ya que está directamente relacionada con la obtención de la salvación de Dios. Especialmente ahora, es un momento crucial para el regreso del Señor, debemos ser aún más los que escuchemos humildemente la voz de Dios. Así como Apocalipsis dice: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias […]” (Apocalipsis 2:7).

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.


¿Cómo tener vida eterna? ¿Qué relación hay entre la Biblia y ella?

2020-01-12 03:28:06 | Reflexiones Cristianas

Sermón cristiano:¿Cómo tener vida eterna? ¿Qué relación hay entre la Biblia y ella?

Cuando hablamos de la Biblia, todos la conocen como el canon del cristianismo. Todos los cristianos tenemos una Biblia, durante nuestros devocionales y en las reuniones leemos la Biblia, y dependemos aún más de ella en el trabajo misionero y en la predicación. Se podría decir que la Biblia es una parte inseparable de la vida de todo cristiano.

Cómo tener vida eterna

 

Al leer la Biblia, aprendemos que Dios creó los cielos, la tierra y todas las cosas en ellos, que Dios una vez usó un diluvio para destruir el mundo, que Dios sacó a Moisés de Egipto, y que Él proclamó las leyes y los mandamientos y condujo a los israelitas en sus vidas, y les enseñó a adorar a Dios. También aprendemos de la Biblia que, en la Era de la Gracia, el Señor Jesús realizó muchos milagros divinos, curó a muchos enfermos, hizo de Sí mismo una ofrenda por el pecado para redimir a toda la humanidad, que Su misericordia y amor eran genuinos, etc. Al leer la Biblia, llegamos a conocer la autoridad de Dios, aumentamos nuestra confianza en seguir a Dios, y hacemos más obras buenas en nuestras vidas y trabajo. Estas son todas las cosas que obtenemos al leer la Biblia. Nadie puede negar el valor de la existencia de la Biblia para nosotros, o el beneficio y la ayuda que nos brinda. Por lo tanto, muchos cristianos creen que la Biblia es nuestro camino para alcanzar vida en nuestra creencia en Dios, y que solo perseverando en la lectura de la Biblia podemos alcanzar la vida eterna. Sin embargo, algunas personas leen que el Señor Jesús dijo: “Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:39-40). Y se sienten confundidos: Puesto que la Biblia contiene las palabras de Dios y el testimonio del hombre, su lectura debe ser capaz de darnos vida eterna. ¿Por qué, entonces, el Señor Jesús dice que la Biblia no contiene vida eterna?

De hecho, esta es una pregunta fácil de responder. Solo tenemos que mirar la historia interior detrás de la obra de Dios registrada en la Biblia durante la Era de la Ley y la Era de la Gracia, así como los resultados que esta obra logró, para entender por qué el Señor Jesús dijo eso.

En la Era de la Ley, Jehová Dios proclamó principalmente las leyes y los mandamientos, y guió las vidas de la entonces recién creada humanidad en la tierra. Aunque Dios también expresó algunas verdades, Él dijo esas palabras principalmente para hacer que la gente obedeciera Sus leyes y mandamientos, adorara a Dios, aprendiera a construir altares, y aprendiera que si ellos violaban Sus leyes y mandamientos, debían hacer ofrendas a Dios sobre esos altares y arrepentirse. Él no hizo nada para cambiar el carácter de la gente por la vida, simplemente hizo estas cosas para guiar la vida de la gente. En la Era de la Gracia, el Señor Jesús hizo la obra de redención, y durante este tiempo realizó muchos milagros divinos; sanó a los enfermos, expulsó demonios, resucitó a los muertos, calmó las olas y el viento con una palabra, usó cinco panes y dos peces para alimentar a 5,000 personas; y dijo muchas palabras, principalmente para enseñar a la gente a confesar sus pecados y arrepentirse, amar a los demás como a sí mismos, ser tolerantes y pacientes, no juzgar a los demás, perdonar setenta veces siete, etc.

El Señor Jesús predicó el camino del arrepentimiento, y cuando la gente aceptó el camino del arrepentimiento, el resultado fue que confesaron, se arrepintieron, y sus pecados fueron perdonados, exteriormente realizaron más obras buenas, no robaron, hurtaron, golpearon o regañaron a otros ni bebieron, y algunas personas fueron capaces de trabajar diligentemente, de gastar para el Señor, de abandonar todo para seguir al Señor, y de difundir el evangelio del Señor Jesús. Pero el mero hecho de estar obteniendo la redención del Señor por nuestros pecados no representa que la causa principal de nuestro pecado esté resuelta, ni que estemos en un camino claro para alcanzar la vida eterna. Aun desde el momento en que creemos en el Señor, somos controlados por nuestros caracteres arrogantes, engreídos, egoístas, despreciables, retorcidos y engañosos, y por eso a menudo nos involucramos en conflictos, o menospreciamos y excluimos a otros; por el bien de nuestros intereses y reputaciones, a menudo intrigamos, engañamos y mentimos; en nuestra creencia en Dios, a menudo somos incapaces de adorar a Dios aunque adoremos y sigamos a los hombres; en reuniones y cuando predicamos, a menudo nos exaltamos a nosotros mismos, y no podemos honrar a Dios por encima todo o testificar de Dios; y especialmente en tiempos de desastre, siempre corremos el riesgo de malentender, culpar, o incluso traicionar a Dios. Estas expresiones prueban que las obras hechas por Dios en la Era de la Ley y la Era de la Gracia no fue para cambiar nuestro carácter de vida, sino para enseñar a la gente a conocer su propio pecado, y a ser capaz de confesar sus pecados y arrepentirse.

Cómo tener vida eterna

El Señor Jesús dijo: “[…] En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). “[…] y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Hoy, a menudo pecamos, los caracteres corruptos dentro de nosotros no han sido purificados, y todavía somos esclavos del pecado, así que ¿cómo podríamos decir que hemos alcanzado el camino de la vida eterna y estamos listos para ver el rostro de Dios? Dios es santo, y nunca permitirá que personas llenas de pecado entren en Su reino. Así que, si aceptamos la obra de Dios solo en la Era de la Ley y en la Era de la Gracia, no importa cómo la perseguimos, qué precio pagamos, o cómo sufrimos, nunca lograremos un cambio en nuestro carácter de vida, no podemos lograr el efecto de escapar del pecado, y mucho menos podemos alcanzar el camino de la vida eterna.

Entonces, ¿cuál es el camino de la vida eterna? Todos sabemos que la humanidad muere a causa del pecado. Si la humanidad obtiene la verdad como vida y resuelve el problema del pecado, Dios bendecirá a la humanidad quitándole la muerte y concediéndole la vida eterna. Así, un cambio en el carácter de la vida ocurre en aquellos que alcanzan el camino de la vida eterna. Sus caracteres corruptos son purificados, escapan de las fuerzas de Satanás, y ya no sufren las limitaciones y la esclavitud de su naturaleza satánica. Finalmente obtienen la verdad como vida, se hacen compatibles con Cristo, y nunca más pecan para resistirse o traicionar a Dios. Solo el camino que puede ofrecer estos resultados puede decirse que es el camino de la vida eterna.

Al vez algunos se pregunten: “Entonces, ¿cómo podemos obtener el camino de la vida eterna?”.

El Señor Jesús dijo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). También, el capítulo 9, versículo 28 en Hebreos se dice: “Así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan”. En el Apocalipsis se menciona también que “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Véase Apocalipsis 2, 3). A través de estas profecías, podemos ver que el Señor Jesús regresará en los últimos días para otorgarnos la salvación por segunda vez. En los últimos días, Dios expresará el lenguaje de la vida, que no vemos en la Biblia, y que son palabras nuevas que Dios expresará por fuera de la Biblia.

Un libro dice: “Cristo de los últimos días trae la vida y trae el camino de la verdad, duradero y eterno. Esta verdad es el camino por el que el hombre obtendrá la vida, y el único camino por el cual el hombre conocerá a Dios y por el que Dios lo aprobará. Si no buscas el camino de la vida que el Cristo de los últimos días provee, entonces nunca obtendrás la aprobación de Jesús y nunca estarás cualificado para entrar por la puerta del reino de los cielos, porque tú eres tanto un títere como un prisionero de la historia. Aquellos que son controlados por los reglamentos, las letras y están encadenados por la historia, nunca podrán obtener la vida y nunca podrán obtener el camino perpetuo de la vida” (“Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna”). A partir de esto, podemos ver que sólo Cristo de los últimos días puede expresar la verdad que purifica nuestros pecados y nos da el camino de la vida eterna. Debemos dejar ir nuestra visión de que la Biblia contiene vida eterna, recibir a Cristo en los últimos días, y obtener la verdad de Dios, solo de esta manera la corriente eterna de agua viva de vida podrá entrar en nuestras vidas. La Biblia no puede sustituir la autoridad y el poder de Dios, no representa la vida que Dios otorga al hombre, y no representa la obra del Espíritu Santo. La Biblia es solo un registro de las palabras y obras anteriores de Dios, lo que quiere decir que la Biblia es meramente un testimonio de Dios. La fuente de la vida eterna es Cristo, no la Biblia. La Biblia no es un sustituto de Dios, y no tiene vida. Cristo es el Señor de la Biblia y la fuente de vida, y solo aceptando la salvación de Dios en los últimos días tenemos la oportunidad de alcanzar la vida eterna.

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

 

¿Es el Señor Jesucristo el Hijo de Dios o Dios mismo?

2020-01-11 22:27:28 | Reflexiones Cristianas

¿Es el Señor Jesucristo el Hijo de Dios o Dios mismo?

Hola, hermanos y hermanas de Preguntas y Respuestas Espirituales:

Me llamo Feifei. He visto que todos vosotros tenéis una perspectiva particular sobre las Escrituras; esto me ha resultado muy útil y edificante. Hoy me gustaría preguntaros a todos acerca de algo que me ha desconcertado durante años. Como cristianos, muchos de nosotros tenemos la idea de que el Señor Jesús es el Hijo de Dios porque hay numerosas menciones en la Biblia al “Hijo amado” y al “Padre celestial”. Como está escrito claramente en Lucas 3:22: “[...] y vino una voz del cielo, que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido”. Además, en el Padrenuestro, el Señor Jesús llamó a Dios en el cielo “Padre nuestro”. El Señor Jesús mismo dijo eso, y esto es de lo que dio testimonio el Espíritu Santo, así que casi todo el que sigue al Señor Jesús piensa que Él es el Hijo de Dios. Pero yo también he visto muchos pasajes en la Biblia donde se dice que Dios es el único Dios verdadero que creó los cielos, la tierra y todas las cosas, que sólo hay un único Dios. Entonces, ¿por qué habría alguna mención a un Padre y un Hijo? ¿No es esto contradictorio? Entonces, ¿era el Señor Jesús el Hijo de Dios o era Dios mismo? No puedo entender esto, así que querría preguntaros a vosotros para averiguarlo.

 

Saludos cordiales,

Hermana Feifei:

Antes de compartir acerca de esto, primero deberíamos entender que todo lo que Dios hace es correcto y sin error. Las palabras de Dios no pueden contradecirse las unas a las otras, y la sabiduría de Dios es indescifrable para nosotros como seres humanos. Así que, siempre que estemos confundidos acerca de algo, debemos buscar la verdad con un corazón humilde. El Señor Jesús dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados” (Mateo 5:6). Si tenemos un corazón que anhela la verdad, creo que el Señor nos guiará.

Algo sobre lo que necesitamos tener claridad es si el Señor Jesucristo era Dios mismo o el Hijo de Dios. Primero, vamos a investigar el origen de la idea de que el Señor Jesús era el Hijo de Dios. En Génesis no había ninguna mención de que Dios tuviese un hijo, y Jehová Dios no mencionó ningún hijo durante la Era de la Ley tampoco. No fue hasta la Era de la Gracia, después de que el Señor Jesús se hubiese convertido en carne y hubiese venido al mundo a obrar, cuando empezamos a especular que hay un Padre y un Hijo a través de algunas cosas en la Biblia. Nadie sabía si esto era correcto o no, y nadie intentó tratar de investigar los hechos y averiguar qué era esto realmente. Pero, en realidad, el Señor Jesús ya nos había revelado este misterio, y esto es algo que podemos averiguar simplemente si prestamos un poco de atención. En la Era de la Gracia, Felipe no conocía a Dios en absoluto. Pensó que el Señor Jesús tenía a Dios, Su Padre, en el cielo, así que le pidió al Señor que hiciese que el Padre se les revelase a ellos. ¿Y qué dijo el Señor Jesús? Juan 14:9-11 dice: “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras. Creedme que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; y si no, creed por las obras mismas”. Y, en el Evangelio de Juan 10:30, el Señor dice: “Yo y el Padre somos uno”. Podemos saber claramente, a través de las palabras del Señor Jesús, que sólo hay un Dios. El Padre es el Hijo y el Hijo es el Padre. El Padre y el Hijo son un Espíritu, lo que quiere decir que el Señor Jesús era Dios mismo y que no existe tal cosa como un Padre y un Hijo independientes. Probablemente habrá muchas personas que, al leer esto, tengan bastantes incertidumbres sobre el hecho de que el Señor Jesucristo era Dios mismo. La clave para resolver estas confusiones es entender qué es Cristo verdaderamente, y entonces tendremos claridad acerca de este asunto.

Vamos a leer un par de pasajes: “El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne que se viste con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente de cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y sangre, sino que es la personificación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo. Sea Su humanidad o Su divinidad, ambas se someten a la voluntad del Padre celestial. La esencia de Cristo es el Espíritu, es decir, la divinidad. Por lo tanto, Su esencia es la de Dios mismo;” “La carne encarnada se origina en el Espíritu: Él es la encarnación del Espíritu, es decir, el Verbo hecho carne. Dicho de otro modo, Dios mismo vive en la carne. […] Por esta razón, aun cuando se le llama ‘hombre’, Él no pertenece a la raza humana ni tiene atributos humanos: este es el hombre del que Dios se reviste, el hombre al que Dios aprueba. En las palabras está personificado el Espíritu de Dios, y las palabras de Dios se revelan directamente en la carne. Esto deja aún más claro que Dios vive en la carne y que es un Dios más práctico, y esto demuestra que Dios existe, trayendo así a su fin la era de la rebeldía humana contra Dios”.

A través de estos pasajes podemos entender muy claramente que Cristo es Dios en la carne, y lo que la “encarnación” indica es el Espíritu de Dios vestido de carne ordinaria, como un ser humano.  Desde fuera, Cristo parece ser simplemente un Hijo de hombre normal y corriente, pero en realidad Él posee la divinidad del Creador, y es Su divinidad la que le guía a expresar la verdad y hacer la obra de Dios mismo. Este es un papel que ningún ser creado podría desempeñar; sólo Cristo, con Su esencia divina podía hacerlo.

El Señor Jesús era Dios en la carne, y Él era Cristo. A pesar de que Su carne era normal y corriente, Él era la personificación del Espíritu de Dios y Su obra y Sus palabras estaban llenas de autoridad y poder. Cualquier cosa que decía, era; cualquier cosa que ordenaba, se hacía realidad. En el momento en que salía de Su boca, se lograba verdaderamente. Podía perdonar los pecados de cualquier persona con una sola palabra, podía resucitar a los muertos, calmar el viento y el mar, y dar de comer a cinco mil personas con cinco panes y dos peces. Sin excepción, estos milagros eran manifestaciones de la autoridad de Dios mismo, el único. El Señor Jesús pudo hacer la obra de Dios mismo. Expresó la verdad, proporcionó el evangelio del reino de los cielos y el camino para que la gente se arrepintiese. Él trajo a la humanidad a la Era de la Gracia y finalizó la Era de la Ley. Expresó un carácter de amor y misericordia y fue crucificado por el bien de toda la humanidad, completando así la obra de redimir a la humanidad. Nada de esta obra podría haber sido realizado por un ser humano. Además, podemos ver la misericordia de Dios, así como Su carácter justo, en la actitud del Señor Jesús hacia la gente. Como ejemplo, Jesús fue extraordinariamente tolerante e indulgente con los pecadores que eran personas amables, pero reprendió y condenó a los fariseos, quienes despreciaron la verdad. Todas estas cosas fueron verdaderas revelaciones del carácter de Dios. Y, durante todo el tiempo en que estuvo en la carne, el Señor Jesús no trató con prepotencia a la gente, sino que, muy discretamente, se escondió en la carne haciendo Su propia obra. Piensa en Su respuesta a la pregunta de Felipe: “[...] yo estoy en el Padre, y el Padre en mí;” Si hubiese sido parte de la humanidad corrupta, definitivamente habría dicho algo como: “Yo soy el Padre, el Padre está en Mí”. Esto también nos permite ver que el carácter de Dios es humilde y oculto. Por estos hechos podemos estar seguros de que el Señor Jesús era Dios mismo en la carne.

¿Por qué el propio Espíritu Santo dio testimonio de que el Señor Jesús era el Hijo amado de Dios cuando Jesús fue bautizado? Hay algo detrás de esto que debemos entender de verdad. Cuando Dios se encarna, es Su Espíritu escondido dentro de la carne. La carne misma no puede sentirlo en absoluto, de la misma manera en que nosotros, los seres humanos, no podemos sentir nuestras almas. Asimismo, cuando el Espíritu de Dios estaba dentro de la carne no llevó a cabo acciones sobrenaturales, así que, si el Espíritu de Dios no hubiese pronunciado palabras para testificar que era Dios mismo, incluso el Señor Jesús no habría sabido que Él era Dios encarnado. Así, no fue hasta que ocupó Su puesto oficialmente que el Espíritu Santo dio testimonio de que era Dios en la carne, y fue sólo entonces cuando el Señor Jesús supo que Él había venido a hacer la obra de redención. Así que sólo al testificar el Espíritu Santo que el Señor Jesús era Dios encarnado, Él mismo conoció Su verdadera identidad.

Otra cosa que deberíamos entender es que la gente de aquel entonces no tenía ningún concepto de que Dios se convirtiera en carne. Aunque el Señor Jesús pronunció muchas palabras, mostró muchos milagros, y demostró completamente la autoridad y el poder de Dios, la gente de entonces no reconoció de Su obra y Sus palabras que Él era Dios mismo, que era la aparición de Dios. Dios actuó según la estatura de las personas de entonces y no las presionó más allá de su capacidad. El Espíritu Santo dio testimonio de que el Señor Jesús era el Hijo amado de Dios según lo que la gente podía conseguir, permitiendo a la gente verle como Hijo de Dios durante un tiempo para que estuviese de acuerdo con las nociones de la gente y fuese fácil de aceptar para las personas. El Señor Jesús estaba entonces haciendo la obra de redención, así que, independientemente de lo que las personas llamasen a Dios, siempre que aceptasen al Señor Jesús como su Salvador y fueran absueltas de sus pecados, eso era suficiente. A estas alturas, estoy seguro de que hemos llegado a entender un poco la voluntad de Dios dentro de esto.

Como el Señor Jesús era Dios mismo, ¿por qué invocó al Padre celestial en oración? Hay verdad en esto que debemos buscar también. Leamos otro pasaje: “Cuando Jesús llamaba a Dios en el cielo por el nombre de Padre al orar, sólo lo hacía desde la perspectiva de un hombre creado, sólo porque el Espíritu de Dios se había vestido como un hombre ordinario y normal y tenía el envoltorio exterior de un ser creado. Incluso si dentro de Él estaba el Espíritu de Dios, Su apariencia externa seguía siendo la de un hombre ordinario; en otras palabras, había pasado a ser el ‘Hijo del hombre’ del que todos los hombres, incluido el propio Jesús, hablaban. Dado que es llamado el Hijo del hombre, Él es una persona (sea hombre o mujer, en cualquier caso una con el caparazón corporal de un ser humano) nacida en una familia normal de personas ordinarias. Por tanto, que Jesús llamara a Dios en el cielo por el nombre de Padre era lo mismo que cuando vosotros lo llamasteis Padre al principio; Él lo hizo desde la perspectiva de un hombre de la creación. ¿Recordáis todavía la oración del Señor que Jesús os enseñó para memorizar? ‘Padre nuestro que estás en los cielos…’. Él pidió a todos los hombres que llamaran a Dios en el cielo por el nombre de Padre. Y como Él también lo llamaba Padre, lo hacía desde la perspectiva de uno que está en igualdad de condiciones con todos vosotros. Como llamasteis a Dios en el cielo por el nombre de Padre, esto muestra que Jesús se consideraba estar en igualdad de condiciones con todos vosotros, como un hombre escogido por Dios (es decir, el Hijo de Dios) sobre la tierra. Si llamáis a Dios ‘Padre’, ¿no es porque sois un ser creado? Por muy grande que fuera la autoridad de Jesús en la tierra, antes de la crucifixión, Él era simplemente un Hijo del hombre, dominado por el Espíritu Santo (es decir, Dios), y uno de los seres creados de la tierra, porque aún tenía que completar Su obra. Así pues, que llamara Padre a Dios en el cielo, era simplemente por Su humildad y obediencia. Que se dirigiera a Dios (es decir, al Espíritu en el cielo) de esa manera no demuestra, sin embargo, que Él sea el Hijo del Espíritu de Dios en el cielo. Más bien, Su perspectiva es diferente […]”.

Este pasaje demuestra de manera obvia que, cuando el Señor Jesús oró a Dios en el cielo como el Padre, de hecho, era Dios encarnado en una posición igual a la nuestra orando al Espíritu de Dios como ser creado. Antes de ser crucificado, el Señor Jesús estaba obrando en la tierra como el Hijo del hombre; comió, bebió, se vistió, durmió y caminó como todos lo hacemos. Eso no tenía nada de sobrenatural. Por eso oró al Padre celestial desde la perspectiva de la carne, lo que también nos permite ver la humildad de Dios y cómo se escondió. Pero, fuera cual fuera la perspectiva desde la cual Jesús oró, Él era Cristo; era la personificación del Espíritu de Dios. Pudo expresar la verdad y pudo traernos el camino para arrepentirnos y ser salvados; pudo realizar milagros y hacer toda la obra de Dios. Y, a pesar del hecho de que el Señor Jesús obró en la carne, por muy débil que fuese Su carne o por muy ardua que fuese Su obra, Él pudo obedecer la voluntad del Padre celestial firmemente. Esto muestra adecuadamente la identidad verdadera del Señor Jesucristo.

Hermana Feifei, aquí concluye nuestra palabra de hoy. Pienso que ahora, a través de estos hechos de la obra de Dios, deberíamos ser capaces de ver que el Señor Jesús era la aparición de Dios mismo. Esto se debe a que, aparte de Dios mismo, nadie puede revelar un carácter tan humilde y escondido como Dios. Además de Dios mismo, nadie es capaz de ofrecer obediencia completa a la voluntad de Dios o actuar únicamente por el cumplimiento del plan de gestión de Dios. A parte de Dios mismo, nadie puede expresar la verdad, hacer la obra propia de Dios, salvar a la humanidad de las ataduras de la ley o redimir a toda la humanidad al ser clavado en la cruz. El conocimiento de Dios es un asunto crucial para estudiar como cristianos. Sólo podemos evitar delimitar a Dios arbitrariamente basándonos en nuestras propias ideas e imaginaciones si obtenemos conocimiento de Él, y sólo entonces podremos tratarle verdaderamente como Dios y desarrollar verdaderos corazones de reverencia y amor por Él.

Gracias a Dios. ¡Que Dios te guíe!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Recomendación: 


Reflexiones de la Biblia: ¿Cuál es la verdadera identidad de Jesucristo?

2020-01-10 22:55:59 | Reflexiones Cristianas

Reflexiones de la Biblia: ¿Cuál es la verdadera identidad de Jesucristo?

Todos pensamos que el Señor Jesucristo es el Hijo de Dios. Si este es el caso, el Señor Jesús dijo: "¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí?" (Juan 14:10). "Yo y el Padre somos uno". (Juan 10:30) ¿Cómo deben interpretar estas palabras? El siguiente artículo nos revelará este misterio.

El cielo estaba despejado y los dorados rayos del sol iluminaban la tierra. La hierba verde se movía con la brisa; las flores estaban florecidas; los pájaros trinando, iban de árbol en árbol. Era realmente una mañana hermosa, Tian Lu, con sus auriculares puestos en sus oídos, escuchaba himnos mientras barría el piso. Estaba barriendo frente al escritorio, ella se quitó los auriculares y los dejó sobre el escritorio, ella miró la imagen del Señor Jesús que estaba en la pared. Entonces sus ojos se llenaron de lágrimas, tal cantidad de pensamientos surgieron en su mente que eran imposible de contar…

En tantos años de creencia y servicio al Señor, Tian Lu siempre creyó que el Señor Jesús era el Hijo de Dios. Porque la Biblia dice: “Después de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se abrieron, y él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía sobre El. Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido” (Mateo 3: 16-17). “Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras” (Mateo 26:39). En mi opinión, del cielo salió una voz que decía que el Señor Jesús era Su Hijo amado y el Señor Jesús llamó al Dios en el cielo Padre en Sus oraciones, con esto se podía probar que el Señor Jesús es el Hijo de Dios, enviado por Dios a este mundo para hacer Su obra de la redención. Un día, sin embargo, Tian Lu leyó en Marcos 12 que el Señor Jesús dice: ‘[…] El más importante es: “Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es;’ (Marcos 12:29). Ella pensó: En este versículo, el Señor Jesús insiste en que Dios es el único Señor, lo que significa que hay un único Dios. Es decir, no hay una relación del Padre y el Hijo para hablar y el Señor Jesús no es el Hijo de Dios. Sin embargo, si realmente es el caso, ¿por qué el Señor Jesús llamó al Dios en el cielo Padre en Sus oraciones? ¿No está Su oración en contradicción con Sus palabras: “el Señor nuestro Dios, el Señor uno es;”? Entonces, ¿el Señor Jesús es el Hijo de Dios o no? Si no lo es, ¿cuál es Su verdadera identidad? Tian Lu se sintió muy confundida con estas preguntas.

Perplejo ante estas preguntas, Tian Lu recurrió a Huimin, una de sus compañeras de obra a quien no había visto durante muchos años, con la esperanza de obtener la respuesta de ella. Huimin dijo: “En la Era de la Ley, todos sabían que Jehová era el único Dios verdadero y que no había otro Dios sino Jehová. Sólo después de que el Señor Jesús se encarnó, está el dicho de ‘Padre e Hijo’. Veamos lo que el Señor Jesús dijo al respecto. Juan 14: 8-11 dice: ‘Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. Jesucristo le dijo: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras. Creedme que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; y si no, creed por las obras mismas’. De estas escrituras, podemos ver que Felipe no entendió la esencia del Señor Jesús y pensó que Dios era el Padre en el cielo, entonces le dijo al Señor: ‘Señor, muéstranos al Padre’. Entonces el Señor Jesús rectificó su conocimiento incorrecto de Dios, diciendo: ‘[…] yo estoy en el Padre, y el Padre en mí;’, ‘Yo y el Padre somos uno’, y ‘El que me ha visto a mí, ha visto al Padre;’. De las palabras del Señor Jesús, podemos saber que el Padre es el Hijo y el Hijo es el Padre, que el Padre y el Hijo son uno, y que son un solo Dios”.

Al ver las escrituras que Huimin leyó, Tian Lu estaba en un estado meditativo: “Nunca se me ocurrió que el Señor Jesús es el Dios en el cielo y el Dios en el cielo es el Señor. Aquí, el Señor Jesús claramente nos dijo que Dios es único y es solo uno” Aunque ella creía que todas las palabras del Señor Jesús son la verdad y son absolutamente correctas, ella todavía no entendía por qué el Señor Jesús llamó a Dios en el cielo Padre en Su oración antes de la crucifixión, ya que Él no era el Hijo de Dios Estaba ansiosa por obtener la respuesta de Huimin. Luego de leer estos pasajes: “Cuando Jesús llamaba a Dios en el cielo por el nombre de Padre al orar, sólo lo hacía desde la perspectiva de un hombre creado, sólo porque el Espíritu de Dios se había vestido como un hombre ordinario y normal y tenía el envoltorio exterior de un ser creado. Incluso si dentro de Él estaba el Espíritu de Dios, Su apariencia externa seguía siendo la de un hombre ordinario; en otras palabras, había pasado a ser el ‘Hijo del Hombre’ del que todos los hombres, incluido el propio Jesús, hablaban. Dado que es llamado el Hijo del Hombre, Él es una persona (sea hombre o mujer, en cualquier caso una con el caparazón corporal de un ser humano) nacida en una familia normal de personas ordinarias. Por tanto, que Jesús llamara a Dios en el cielo por el nombre de Padre era lo mismo que cuando vosotros lo llamasteis Padre al principio; Él lo hizo desde la perspectiva de un hombre de la creación. ¿Recordáis todavía la oración del Señor que Jesús os enseñó para memorizar? ‘Padre nuestro que estás en los cielos…’. Él pidió a todos los hombres que llamaran a Dios en el cielo por el nombre de Padre. Y como Él también lo llamaba Padre, lo hacía desde la perspectiva de uno que está en igualdad de condiciones con todos vosotros. Como llamasteis a Dios en el cielo por el nombre de Padre, esto muestra que Jesús se consideraba estar en igualdad de condiciones con todos vosotros, como un hombre escogido por Dios (es decir, el Hijo de Dios) sobre la tierra. Si llamáis a Dios ‘Padre’, ¿no es porque sois un ser creado? Por muy grande que fuera la autoridad de Jesús en la tierra, antes de la crucifixión, Él era simplemente un Hijo del Hombre, dominado por el Espíritu Santo (es decir, Dios), y uno de los seres creados de la tierra, porque aún tenía que completar Su obra. Así pues, que llamara Padre a Dios en el cielo, era simplemente por Su humildad y obediencia” (“¿Existe la Trinidad?”).

“Todavía están los que dicen: ‘¿No declaró Dios expresamente que Jesús era Su Hijo amado?’. ‘Jesús es el Hijo amado de Dios, en quién Él se regocija grandemente’ ciertamente fue dicho por Dios mismo. Eso fue Dios dando testimonio de sí mismo, pero simplemente desde una perspectiva diferente, la del Espíritu en el cielo dando testimonio de Su propia encarnación. Jesús es Su encarnación, no Su Hijo en el cielo. ¿Entiendes?” (“¿Existe la Trinidad?”).

Después de leer estas palabras, Huimin le dijo pacientemente a Tian Lu: “Tian Lu, estas palabras explican claramente esta pregunta. Cuando el Señor Jesús llamó a Dios en el cielo con el nombre de Padre al orar, esto se hizo solo desde la perspectiva de un hombre creado, por lo que no puede probar que el Señor Jesús es el Hijo de Dios. ¿Cómo podría Dios tener un hijo? Entonces, ¿no se habría convertido Dios en hombre? De hecho, la palabra del Señor Jesús: ‘[…] yo estoy en el Padre, y el Padre en mí;’ significa que Dios es el único Dios verdadero. Debido a que el Señor Jesús era la encarnación, fue llamado el Hijo amado de Dios, y, a partir de esto, vino la relación entre el Padre y el Hijo. Antes de que el Señor Jesús fuera clavado en la cruz, Él era Cristo, el Hijo del Hombre, no un cuerpo de gloria. Es porque Él era la encarnación del Espíritu de Dios por eso llamó al Espíritu de Dios en el cielo por el nombre de Padre desde el punto de vista de un ser creado, y obedeció al Padre en el cielo como un hombre; mientras el Espíritu de Dios en el cielo, para dar testimonio a las personas en la tierra de que Su propia encarnación es la encarnación del Espíritu de Dios, llamó al Hijo del Hombre encarnado, ‘Su Hijo amado’. Esto fue simplemente Dios llamándose desde diferentes perspectivas, y en esencia son un solo Dios. Por lo tanto, aunque el Señor Jesús es el mismo Dios encarnado, el Cristo, Él todavía oró a Dios el Padre desde la perspectiva de la carne, lo que muestra por completo la humildad y la obediencia del Señor Jesús”.

En este punto, Tian Lu llegó a saber: Dios es único y solo hay un Dios. Dios testificó Su propia carne en la posición del Espíritu y llamó al Dios en la carne como Hijo, mientras que Dios encarnado llamó al Espíritu adentro como Padre en la posición de la carne. Entonces el Señor Jesús no es el Hijo de Dios, y Su verdadera identidad es Cristo, el mismo Dios encarnado. Como Tian Lu entendió esto, se sintió culpable de que ella considerara a Jesucristo como el Hijo de Dios y no supiera que Él es realmente Dios mismo a pesar de sus muchos años de creencia en el Señor. Pensando en el sufrimiento del Señor Jesús, no pudo evitar derramar lágrimas de pesar.

Al ver esta escena, Huimin, con lágrimas en los ojos, le entregó a Tian Lu un pañuelo de papel. Antes, cuando Huimin supo que Jesucristo es el mismo Dios hecho carne, ella estaba tan apenada y triste como Tian Lu. En ese momento, ella vio su error y su falta de conocimiento de Dios, y se dio cuenta de que era porque no entendía la verdad de la encarnación que no reconoció que el Señor Jesús es el mismo Dios y Cristo encarnado. Mientras se comunicaba con Tian Lu, Huimin abrió el libro para leer las palabras sobre este aspecto de la verdad. Tian Lu se enjugó las lágrimas, escuchando atentamente. “La carne encarnada se origina en el Espíritu: Él es la encarnación del Espíritu, es decir, el Verbo hecho carne. Dicho de otro modo, Dios mismo vive en la carne. […] Por esta razón, aun cuando se le llama ‘hombre’, Él no pertenece a la raza humana ni tiene atributos humanos: este es el hombre del que Dios se reviste, el hombre al que Dios aprueba” (“Interpretación de la sexta declaración”).

El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne que se viste con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente de cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y sangre, sino que es la personificación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo. Sea Su humanidad o Su divinidad, ambas se someten a la voluntad del Padre celestial. La esencia de Cristo es el Espíritu, es decir, la divinidad. Por lo tanto, Su esencia es la de Dios mismo; […] Dado que Dios se hace carne, Él realiza Su esencia dentro de Su carne […] Y ya que Dios se hace carne, obra en la identidad de Su carne; ya que viene en la carne, entonces termina en la carne la obra que debía hacer. Ya sea el Espíritu de Dios o el de Cristo, ambos son Dios mismo y hace la obra que debe hacer y desempeña el ministerio que debe desempeñar” (“La esencia de Cristo es la obediencia a la voluntad del Padre celestial”).

Después de leer estas palabras, Huimin continuó: “La encarnación es el Espíritu de Dios revestido de carne, es decir, el Espíritu de Dios se materializa en la carne con humanidad normal y pensamiento humano normal, y por lo tanto se convierte en una persona ordinaria y normal que obra y habla entre los hombres. La Biblia dice: ‘En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios’ (Juan 1: 1). El Verbo es Dios; la encarnación es el Espíritu de Dios materializado en la carne. Solo Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las palabras y la obra de Cristo, todo lo que Él tiene la verdad y es el camino y la vida. Esta es la esencia de Cristo. Al igual que cuando vino el Señor Jesús, Él comenzó la Era de la Gracia y concluyó la Era de la Ley; Expresó toda la verdad que el hombre requería en la Era de la Gracia, dejando la gente tiene derecho para orar a Dios, confesar y arrepentirse ante Dios, y presentarse ante Dios para poder disfrutar de Su gracia. Debido a que Dios está encarnado en la carne, hemos tenido la oportunidad de encontrarnos cara a cara con Dios y recibir Su salvación. Si el Señor Jesús no se hubiera encarnado personalmente para hacer Su obra de redención, los pecados de los hombres no habrían sido perdonados, y habrían corrido el riesgo de ser condenados y ejecutados por la ley. Entonces, ¿cómo podríamos sobrevivir hasta hoy? Todo esto es el gran amor y la salvación que Dios nos ha otorgado.

Mirando de pie la imagen de Jesucristo, Tian Lu no pudo evitar que sus lágrimas cayeran. “¡Mamá! Date prisa o llegaré tarde a la escuela”. La voz de su hija Fangfang interrumpió sus pensamientos. Tian Lu se secó las lágrimas y dijo: “Ya voy”.

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Fuente: Caminando con Jesucristo