Seguir a Dios

El amor de Dios es la fortaleza de mi vida

Acerca de acallar el corazón de uno delante de Dios

2019-08-31 22:45:12 | Palabra de Dios

Acallar el corazón de uno delante de Dios es uno de los pasos más cruciales para entrar en las palabras de Dios, y es una lección en la que en estos momentos todas las personas tienen la necesidad urgente de entrar. Los caminos de entrada para acallar el corazón delante de Dios son:

1. Retira tu corazón de las cosas externas, guarda silencio delante de Dios y ora a Él con un corazón enfocado.

2. Con tu corazón callado delante de Dios, come, bebe y disfruta de las palabras de Dios.

3. Convierte en una práctica habitual el meditar en el amor de Dios, el contemplarlo y el reflexionar en la obra de Dios.

Primero se empieza con el asunto de la oración. Se es firme, y se ora a una hora fija. Independientemente de lo apurado que se esté de tiempo, de lo ocupado o de lo que sobrevenga, se ora cada día como algo normal, se come y se bebe las palabras de Dios como de costumbre. Mientras se coma y se beba las palabras de Dios, no importa cuáles sean los entornos, el espíritu está especialmente complacido; tampoco incomodan las personas, los acontecimientos ni las cosas de alrededor. Cuando se contempla normalmente a Dios en el corazón, lo que ocurre fuera no puede molestar. Esto es lo que significa tener estatura. Primero se empieza desde la oración: orar en paz delante de Dios es muy productivo. Después de ello, comer y beber las palabras de Dios, meditar en Sus palabras e intentar obtener la luz, hallar el camino a la práctica, conocer cuáles son los objetivos de las declaraciones de Dios, y entender sin desviación. En general, acercarse a Dios con normalidad en el corazón, contemplar Su amor, y reflexionar en Sus palabras, sin ser perturbado por las cosas externas. Cuando tu corazón está en paz, hasta el punto de ser capaz de meditar, para poder contemplar dentro de ti mismo el amor de Dios, y acercarte de verdad a Él, independientemente del entorno en el que estés, y en última instancia has alcanzado el punto en el que alabas en tu corazón, y es incluso mejor que orar, entonces poseerás una cierta estatura en esto. Si puedes alcanzar el estado antes descrito, entonces esto probará que tu corazón está verdaderamente en paz ante Dios. Este es el primer paso; es una habilidad básica. Sólo cuando pueden estar en paz delante de Dios, el Espíritu Santo puede tocar a las personas y el Espíritu Santo las puede esclarecer e iluminar, sólo entonces pueden realmente tener comunión con Dios y pueden entender la voluntad de Dios y la guía del Espíritu Santo, y con esto, habrán entrado en el camino correcto en sus vidas espirituales. Ejercitarse para vivir delante de Dios para alcanzar una cierta profundidad y ser capaz de rebelarse contra uno mismo, abominar de uno mismo, y vivir en las palabras de Dios, esto es acallar de verdad el corazón delante de Dios. Ser capaz de abominar de uno mismo, maldecirse y rebelarse contra uno mismo es el resultado que alcanza la obra de Dios, y las personas no pueden hacerlo. Por consiguiente, la práctica de acallar el corazón delante de Dios es una lección en la que las personas deberían entrar de inmediato. Algunas personas no sólo no pueden acallar habitualmente su corazón delante de Dios, sino que su corazón no está callado delante de Él ni cuando oran. ¡Esto está realmente demasiado lejos de los estándares de Dios! Si el corazón del hombre no puede callarse delante de Dios, ¿puede ser movido por el Espíritu Santo? Si el hombre no puede estar callado delante de Dios, puede distraerse cuando llega alguien, cuando las personas están hablando, y su corazón puede alejarse cuando otros están haciendo cosas, entonces no es alguien que vive delante de Dios. Si tu corazón está verdaderamente callado delante de Dios, no te molestará nada de lo que esté ocurriendo en el mundo exterior, ni habrá persona, evento o cosa que te ocupe. Si tienes entrada a esto, entonces esos estados negativos o todas las cosas negativas, como las concepciones humanas, la filosofía de la vida, las relaciones anormales con las personas y los pensamientos de tu corazón desaparecerán de manera natural. Al estar siempre meditando en las palabras de Dios, al acercarse siempre tu corazón a Él, y ocuparse con Sus palabras actuales, esas cosas negativas se quitan sin que te des cuenta. Cuando las nuevas cosas positivas te ocupen, las viejas cosas negativas no tendrán lugar, así que no les prestes atención. No es necesario que hagas esfuerzos e intentes controlarlas. Céntrate en estar callado delante de Dios, come y bebe más de Sus palabras y disfrútalas; cántale más himnos de alabanza, y deja que Él tenga la oportunidad de obrar en ti, porque, en el presente, Dios quiere perfeccionar personalmente a las personas, quiere ganar tu corazón, Su Espíritu conmueve tu corazón; si vives delante de Dios, y sigues la guía del Espíritu Santo, satisfarás a Dios. Si prestas atención a vivir en las palabras de Dios, y a hablar más en comunión sobre la verdad para obtener el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo, entonces esas concepciones religiosas, la santurronería y la prepotencia desaparecerán todas, y sabrás cómo erogar para Dios, y cómo amarlo y satisfacerlo. Esas cosas fuera de Dios se olvidan, entonces, de manera inconsciente.

Reflexionar en las palabras de Dios, y orar sobre ellas al mismo tiempo que se comen y se beben Sus actuales palabras, este es el primer paso para estar en paz delante de Dios. Si de verdad puedes estar en paz delante de Dios, entonces el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo estarán contigo.

Toda vida espiritual se logra al confiar en estar callado delante de Dios. Al orar, se debe guardar silencio ante Él, antes de poder ser movido por el Espíritu Santo. Si uno está callado delante de Dios cuando come y bebe Sus palabras, puede ser esclarecido e iluminado, y logra entender de verdad las palabras de Dios. En tu meditación y tu comunión habituales, y cuando te estés acercando a Dios de corazón, sólo al permanecer callado delante de Él podrás tener una cercanía genuina con Él, un entendimiento genuino de Su amor y de Su obra, y una consideración verdadera por Sus intenciones. Cuanto más capaz seas normalmente de estar callado delante de Dios, más esclarecido puedes ser, y más capaz de entender tu propio carácter corrupto, de qué careces, a qué deberías entrar, qué función debes ejercer, y dónde están tus defectos. Todo esto se logra al confiar en estar callado delante de Dios. Si, al estar en silencio delante de Dios, alcanzas de verdad alguna profundidad, puedes entender algunos misterios en el espíritu, comprender lo que Dios quiere hacer en ti hoy, abordar más profundamente Sus palabras, la esencia, la sustancia y el ser de ellas, y ver la senda de la práctica de un modo más meticuloso y más preciso. Si no se puede estar callado en el espíritu hasta una cierta profundidad, sólo se producirá un cierto movimiento del Espíritu Santo, se sentirá una fuerza interna y un poco de disfrute y paz, pero no se podrá llegar a nada más hondo. He dicho antes que si uno no usa toda la fuerza, le resultará difícil escuchar Mi voz o ver Mi rostro. Esto se refiere a alcanzar profundidad en estar callado delante de Dios, no a un esfuerzo externo. Una persona que de verdad puede guardar silencio delante de Dios es capaz de liberarse de todas las ataduras mundanas y logra ocuparse por Dios. Todas las personas incapaces de permanecer calladas ante Dios son, sin lugar a duda, disolutas y desenfrenadas. Todos los que son capaces de callar delante de Dios son personas piadosas delante de Él, que anhelan a Dios. Sólo las personas silenciosas delante de Dios prestan atención a la vida, a hablar en comunión en espíritu, tienen sed de las palabras de Dios y persiguen la verdad. Todas aquellas que no prestan atención a permanecer calladas delante de Dios, y que no lo practican, son personas vanas completamente codiciadas al mundo, sin vida; aunque afirmen creer en Dios, sólo lo hacen de labios para afuera. Aquellos a los que Dios perfecciona y completa en última instancia son personas que pueden estar calladas delante de Dios. Por tanto, las personas que guardan silencio delante de Dios son personas agraciadas con grandes bendiciones. Las personas que durante el día dedican poco tiempo a comer y beber las palabras de Dios, que están completamente preocupadas por los asuntos externos, y que no prestan atención a entrar en la vida, son todas unas hipócritas sin perspectiva de desarrollo en el futuro. Sólo las que pueden estar calladas delante de Dios, y tienen una comunión genuina con Él, son Su pueblo.

Para acudir ante Dios y aceptar Sus palabras como la vida propia, debes estar primero callado delante de Dios. Sólo cuando estás en silencio ante Dios, Él te esclarecerá y te hará comprender. Cuanto más calladas estén las personas delante de Él, más capaces serán de conseguir Su esclarecimiento y Su iluminación. Estas cosas requieren personas con piedad y fe. Sólo así pueden lograr la perfección. El ejercicio fundamental para entrar en la vida espiritual es estar callado delante de Dios. Todo tu entrenamiento espiritual sólo será efectivo cuando estés en silencio delante de Dios. Si no puedes acallar tu corazón ante Dios, no puedes recibir la obra del Espíritu Santo. Si tu corazón está en silencio delante de Dios, independientemente de lo que estés haciendo, eres alguien que vive ante Dios. Si tu corazón está callado delante de Dios, y se acerca a Él, no importa lo que estés haciendo, esto demuestra que eres una persona que está callada delante de Dios. Cuando hablas con los demás, cuando caminas, eres capaz de afirmar: “Mi corazón se está acercando a Dios, no está centrado en las cosas externas, y puedo estar callado delante de Dios”. Esta es una persona que está callada delante de Dios. No entres en contacto con cosas que puedan apartar tu corazón hacia el exterior ni con personas que puedan retirar tu corazón de Dios. Suelta cualquier cosa que pueda distraer tu corazón de estar cerca de Dios, o mantente alejado de ellas. De este modo, es más beneficioso para tu vida. Ahora es el momento de la gran obra del Espíritu Santo. Es la hora en que Dios mismo está perfeccionando a las personas. Si en este momento no puedes estar callado delante de Dios, entonces no eres alguien que regresa ante Su trono. Si persigues otras cosas en vez de a Dios, no hay posibilidad de ser perfeccionado por Él. Las que hoy pueden escuchar tales declaraciones de Dios, y siguen sin poder estar calladas ante Él, son personas que no aman la verdad ni a Dios. Si no quieres ofrecerte ahora mismo, ¿cuándo lo harás? Ofrecerse uno mismo es acallar el corazón ante Dios. Es una ofrenda genuina. Quienquiera que ofrezca su corazón a Dios de verdad, ahora, puede ser ciertamente completado por Dios. Nada, sea lo que sea, puede perturbarte, sea para podarte o tratarte, o sea que te encuentres con la frustración o con el fracaso; tu corazón debería estar siempre callado delante de Dios. Independientemente de cómo te traten las personas, tu corazón debería estar callado ante Dios. Independientemente de qué entornos enfrentes, sean adversidades, sufrimientos o persecución, o sea que vengan sobre ti muchas clases de pruebas, tu corazón debería estar siempre callado ante Dios. Esta es la forma de ser perfeccionado. Sólo si se está verdaderamente en silencio delante de Dios se tendrán claras Sus actuales palabras, se practicarán de un modo más correcto la iluminación y el esclarecimiento del Espíritu Santo, y no habrá desviación; se será capaz de entender con mayor claridad las intenciones de Dios, de tener una orientación más clara en el servicio, de comprender con mayor precisión el movimiento y la guía del Espíritu Santo y de tener la certeza de vivir bajo Su guía. Estos son los resultados que se logran al estar callado delante de Dios. Cuando las personas no tienen claras las palabras de Dios, no tienen forma de practicar, no pueden entender las intenciones de Dios o no tienen principios de práctica; esto se debe a que sus corazones no están callados delante de Dios. El propósito de guardar silencio delante de Él consiste en ser serio y pragmático, y buscar la corrección y la transparencia en las palabras de Dios, para conseguir en última instancia comprender la verdad y conocer a Dios.


¿Cómo se puede establecer una relación normal con Dios?

2019-08-29 21:47:16 | Palabra de Dios

Palabras relevantes de Dios:

Las personas creen en Dios, lo aman, y lo satisfacen cuando tocan el Espíritu de Dios con su corazón y, de ese modo, logran la satisfacción de Dios. Cuando contactan con corazón con las palabras de Dios, Su espíritu las conmueve. Si se quiere alcanzar una vida espiritual normal y establecer una relación normal con Dios, primero hay que entregarle el corazón a Dios y tranquilizar el corazón ante Él. Sólo después que se haya derramado el corazón ante Dios se puede, poco a poco, tener una vida espiritual normal. Si, al creer en Dios, las personas no le dan su corazón a Él, si su corazón no está en Dios y no tratan la carga de Dios como la suya propia, entonces todo lo que hagan será engañar a Dios y serán las acciones de las personas religiosas, que no pueden recibir la alabanza de Dios.

de ‘Es muy importante establecer una relación normal con Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

Primero, debes derramar tu corazón en las palabras de Dios. No debes buscar las palabras de Dios en el pasado y no las debes estudiar ni comparar con las palabras de hoy. En cambio, debes derramar por completo tu corazón en las palabras actuales de Dios. Si hay personas que todavía quieren leer las palabras de Dios, libros espirituales u otros relatos de la predicación del pasado, que no siguen las palabras actuales del Espíritu Santo, entonces son las más necias de las personas; Dios aborrece a tales personas. Si estás dispuesto a aceptar la luz del Espíritu Santo hoy, entonces derrama por completo tu corazón a las declaraciones presentes de Dios. Esto es lo primero que debes lograr.

de ‘Conoce la nueva obra de Dios y sigue las pisadas de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

Sólo llegando a conocer a Dios y satisfacerlo sobre el fundamento de comer y beber Sus palabras, uno puede establecer poco a poco una relación normal con Él. Comer y beber Sus palabras y ponerlas en práctica es la mejor cooperación con Dios y es la práctica que mejor da testimonio como uno de Su pueblo. […] Para lograr una vida espiritual normal, primero come y bebe las palabras de Dios y ponlas en práctica; y sobre este fundamento establece una relación normal entre el hombre y Dios.

de ‘Aquellos cuyo carácter ha cambiado son aquellos que han entrado a la realidad de las palabras de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

Establecer una relación normal con Dios depende totalmente de que acalles tu corazón ante Dios. Una relación normal con Dios quiere decir no dudar ni negar nada de la obra de Dios, sino poder obedecer la obra de Dios, quiere decir tener los motivos correctos delante de Dios, sin pensar en ti mismo, poniendo siempre los intereses de la casa de Dios en primer lugar sin importar lo que estés haciendo, y aceptar la observación de Dios y obedecer Sus arreglos. Quiere decir poder sosegar tu corazón en la presencia de Dios en todo lo que hagas e incluso cuando no entiendas la voluntad de Dios, seguir cumpliendo tu deber y responsabilidades lo mejor que puedas; cuando la voluntad de Dios se te revele, entonces no es tarde para que la acates en tu práctica. Cuando tu relación con Dios se haya vuelto normal, tu relación con las personas será normal. Todo se construye sobre el fundamento de las palabras de Dios: por medio de comer y beber las palabras de Dios, practica de acuerdo a lo que Dios pide, enmienda tus opiniones, y no hagas cosas que se opongan a Dios o perturben la iglesia. No hagas cosas que no tengan ningún beneficio para las vidas de tus hermanos y hermanas, no digas cosas que no edifiquen a los demás ni hagas nada vergonzoso. Sé justo y honorable en todas las cosas que hagas y permite que sean presentables delante de Dios. Aunque haya veces en que la carne sea débil, serás capaz de poner los intereses de la casa de Dios en primer lugar, no procurar tus propios beneficios, y actuar con justicia. Si puedes practicar de esta manera, entonces tu relación con Dios será normal.

Siempre que hagas algo, debes examinar si tus motivos son correctos. Si puedes actuar conforme a los requerimientos de Dios, entonces tu relación con Dios es normal. Este es el criterio mínimo. Si, cuando examinas tus motivos, surgen los que son incorrectos, y si puedes darles la espalda y actuar conforme a las palabras de Dios, entonces te volverás alguien que es correcto delante de Dios, lo que mostrará que tu relación con Dios es normal, y que todo lo que haces es por amor a Dios y no para ti mismo. Debes enmendar tu corazón, ser justo, y tus emociones no te deben controlar ni debes actuar de acuerdo a tu propia voluntad siempre que hagas o digas algo: estos son los principios por los cuales los que creen en Dios se conducen. […] las personas son capaces de tener a Dios en su corazón, de no buscar beneficios personales ni pensar en su futuro personal (en referencia al pensamiento de la carne), sino que más bien llevan la carga de entrar en la vida, hacer todo lo que pueden para buscar la verdad, y someterse a la obra de Dios. De esta forma, los objetivos que buscas son correctos, y tu relación con Dios es normal.

de ‘Cómo está tu relación con Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

Si quieres tener una relación normal con Dios, tu corazón debe volverse a Él y, sobre este fundamento, también tendrás una relación normal con otras personas. Si no tienes una relación normal con Dios, no importa qué hagas para mantener tus relaciones con las demás personas, no importa qué tan duro trabajes o cuánta energía inviertas, esto sigue perteneciendo a una filosofía de vida humana. Mantienes tu posición entre las personas a través de una perspectiva humana y una filosofía humana para que ellas te alaben. No estableces relaciones normales con las personas de acuerdo con la palabra de Dios. Si no te enfocas en tus relaciones con las personas, sino que mantienes una relación normal con Dios, si estás dispuesto a darle tu corazón a Dios y a aprender a obedecerlo, de una manera muy natural, tus relaciones con todas las personas serán normales.

de ‘Es muy importante establecer una relación normal con Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”  

Recomendación: Devocionales Cristianos


La aparición de Dios ha traído una nueva época

2019-08-29 20:21:10 | Estudiar la Biblia

El plan de gestión de seis mil años de Dios está llegando a su fin y la puerta del reino se ha abierto a todos aquellos quienes buscan la aparición de Dios. Queridos hermanos y hermanas, ¿qué estáis esperando? ¿Qué es lo que buscáis? ¿Estáis esperando la aparición de Dios? ¿Estáis buscando las huellas de Dios? ¡Cómo se anhela la aparición de Dios! ¡Y qué difícil es encontrar las huellas de Dios! En una época como esta, en un mundo como este, ¿qué debemos hacer para contemplar el día de la aparición de Dios? ¿Qué debemos hacer para seguir las huellas de Dios? A estas preguntas se enfrentan todos los que esperan la aparición de Dios. Vosotros las habéis considerado en más de una ocasión, pero ¿con qué resultado? ¿En dónde se aparece Dios? ¿Dónde están las huellas de Dios? ¿Habéis obtenido las respuestas? La respuesta de muchas personas sería esta: Dios se aparece entre los que lo siguen, y sus huellas están entre nosotros; ¡así de sencillo! Cualquiera puede ofrecer una respuesta formulista, pero, ¿entendéis vosotros qué es la aparición de Dios, y cuáles son las huellas de Dios? La aparición de Dios se refiere a Su llegada personal a la tierra para hacer Su obra. Con Su propia identidad y carácter, y con Su método inherente, Él desciende entre los hombres para llevar a cabo la obra de comenzar una época y terminar otra. Esta clase de aparición no es una especie de ceremonia. No es una señal, un cuadro, un milagro o una gran visión y mucho menos una clase de proceso religioso. Es un hecho real y verdadero que se puede tocar y contemplar. Esta clase de aparición no es en aras de seguir un proceso o en aras de un trabajo a corto plazo; es, para ser más precisos, en aras de una etapa en la obra de Su plan de gestión. La aparición de Dios siempre es significativa y siempre se conecta con Su plan de gestión. La “aparición” a la que se refiere aquí es completamente diferente a la “aparición” de la guía, dirección y esclarecimiento de Dios para el hombre. Cada vez que Él se revela, Él lleva a cabo una etapa de la gran obra. Esta obra es diferente de la de cualquier otra época. Para el hombre es inimaginable y él nunca la ha experimentado. Es una obra que da inicio a una nueva época y termina con la vieja época, y es una forma nueva y mejorada de obrar para la salvación de la humanidad; más aún, es una obra para llevar a la humanidad a una nueva época. Este es el significado de la aparición de Dios.

Al mismo tiempo que comprendéis la aparición de Dios, ¿cómo debéis buscar las huellas de Dios? Esta pregunta no es difícil de explicar: en donde esté la aparición de Dios, se va a encontrar las huellas de Dios. Tal explicación suena muy sencilla, pero no es tan fácil de hacer porque muchas personas no saben en dónde se revela Dios, mucho menos en dónde está dispuesto a revelarse o en dónde debería revelarse. Algunos irreflexivamente creen que donde está la obra del Espíritu Santo, ahí está la aparición de Dios. O también creen que donde hay figuras espirituales, ahí está la aparición de Dios. O si no, creen que en donde las personas son bien conocidas, ahí está la aparición de Dios. Por el momento, no deliberemos sobre si tales creencias son correctas o están equivocadas. Para explicar tal cuestión debemos primero ser claros acerca del objetivo: estamos buscando las huellas de Dios. No estamos buscando figuras espirituales, ni mucho menos estamos siguiendo figuras famosas; estamos siguiendo las huellas de Dios. Así, ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida. Mientras buscabais las huellas de Dios, ignorasteis las palabras que dicen que “Dios es la verdad, el camino y la vida”. Y es que, cuando muchas personas reciben la verdad, no creen que han encontrado las huellas de Dios y mucho menos reconocen la aparición de Dios. ¡Qué error tan grave es ese! La aparición de Dios no se puede reconciliar con las nociones del hombre; mucho menos puede Dios aparecer por orden del hombre. Dios hace Sus propias elecciones y tiene Sus propios planes cuando hace Su obra; más aún, Él tiene Sus propios objetivos y Sus propios métodos. No es necesario que Él discuta con el hombre la obra que Él hace, ni que busque el consejo del hombre, ni mucho menos que les notifique de Su obra a cada una de las personas. Este es el carácter de Dios y, además, todos lo deben reconocer. Si queréis presenciar la aparición de Dios, si queréis seguir las huellas de Dios, entonces debéis primero trascender vuestras propias nociones. No debes demandar que Dios haga esto o aquello; mucho menos debes colocarlo dentro de tus propios confines y limitarlo a tus propias nociones. En cambio, debéis preguntar cómo debéis buscar las huellas de Dios, cómo debéis aceptar la aparición de Dios, y cómo os debéis someter a la nueva obra de Dios; eso es lo que el hombre debe hacer. Siendo que el hombre no es la verdad, y que no posee la verdad, el hombre debe buscarla, aceptarla y obedecerla.

Independientemente de si eres norteamericano, británico o de cualquier otra nacionalidad, debes ir más allá de tus propios límites, debes superarte, y debes ver la obra de Dios como una criatura de Dios. De esta manera, no pondrás restricciones a las huellas de Dios. Porque en el día de hoy, mucha gente considera que es imposible que Dios aparezca en cierto país o nación. ¡Qué profundo es el significado de la obra de Dios y qué importante es la aparición de Dios! ¿Cómo podrán medirlos la noción y el pensamiento del hombre? Y por eso digo que debes romper tus nociones de la nacionalidad o etnicidad para buscar la aparición de Dios. De esta manera, no estarás restringido por tus nociones; de esta manera, estarás calificado para darle la bienvenida a la aparición de Dios. De otro modo, siempre vas a estar en la oscuridad y nunca vas a obtener la aprobación de Dios.

Dios es el Dios de toda la humanidad. Él no se hace la propiedad privada de ningún país o nación, y hace la obra de Su plan sin restricciones de ninguna forma, país o nación. Tal vez nunca has imaginado algo así, o tal vez niegas su existencia, o tal vez el país o nación en el que Dios aparezca es discriminado y el menos desarrollado de la tierra. Con todo, Dios tiene Su sabiduría. Con Su poder y por medio de Su verdad y carácter Él ha ganado realmente a un grupo de personas que son de un mismo sentir con Él. Y Él ha ganado a un grupo de personas que soporte pruebas agonizantes y todas las formas de persecución, y que lo pueda seguir hasta el final. El objetivo de la aparición de Dios, libre de las limitaciones de cualquier especie o país, es para que Él sea capaz de completar la obra de Su plan. Por ejemplo, cuando Dios se hizo carne en Judea, Su objetivo fue completar la obra de la crucifixión para redimir a toda la humanidad. Sin embargo, los judíos creyeron que era imposible que Dios hiciera esto, y pensaron que era imposible que Dios se hiciera carne y asumiera la forma del Señor Jesús. Su “imposible” se convirtió en la base por medio de la cual condenaron a Dios y se opusieron a Él y, finalmente, ello llevó a la destrucción de Israel. Hoy en día, muchas personas han cometido tal error. Proclaman sin restricciones la inminente aparición de Dios, sin embargo, también condenan Su aparición; su “imposible” una vez más confina la aparición de Dios dentro de los límites de su imaginación. Y así he visto a mucha gente caerse de la risa al toparse con las palabras de Dios. ¿Acaso es esta “risa” diferente a la condena y blasfemia de los judíos? No sois devotos en enfrentar la verdad y mucho menos anheláis la verdad. Sólo estudiáis a ciegas y esperáis con indiferencia. ¿Qué podéis ganar de estudiar y esperar así? ¿Podéis recibir la guía personal de Dios? Si no puedes discernir las declaraciones de Dios, ¿cómo puedes estar calificado para presenciar la aparición de Dios? Donde Dios aparece, ahí está la expresión de la verdad y ahí está la voz de Dios. Sólo los que pueden aceptar la verdad pueden escuchar la voz de Dios y están calificados para presenciar la aparición de Dios. ¡Haz a un lado tus nociones! Tranquilízate y lee con cuidado estas palabras. Si anhelas la verdad, Dios te esclarecerá para entender Su voluntad y Sus palabras. ¡Haced a un lado vuestras opiniones de lo que es “imposible”! Cuanto más crea la gente que algo es imposible, es más factible que ocurra, porque la sabiduría de Dios se eleva más alto que los cielos, los pensamientos de Dios son más altos que los pensamientos del hombre, y la obra de Dios trasciende los límites del pensamiento y la noción del hombre. Cuanto más imposible sea algo, más se debe buscar la verdad; cuanto más allá de la noción y la imaginación del hombre esté algo, más contiene la voluntad de Dios. Porque no importa dónde se revele Dios, Dios sigue siendo Dios y Su esencia nunca cambiará, no importa la ubicación o forma de Su aparición. El carácter de Dios permanece igual independientemente de en dónde estén Sus huellas. No importa dónde estén las huellas de Dios, Él es el Dios de toda la humanidad. Por ejemplo, el Señor Jesús no es sólo el Dios de los israelitas, sino que también es el Dios de toda la gente de Asia, Europa y América y, más aún, el único Dios en todo el universo. ¡Así que busquemos la voluntad de Dios y descubramos Su aparición por Sus declaraciones, y sigamos Sus huellas! Dios es la verdad, el camino y la vida. Sus palabras y Su aparición existen simultáneamente y Su carácter y Sus huellas siempre van a estar accesibles a la humanidad. Queridos hermanos y hermanas, espero que podáis ver la aparición de Dios en estas palabras, y que comencéis a seguir Sus huellas hacia la nueva época y hacia un hermoso nuevo cielo y una hermosa nueva tierra preparada para los que esperan la aparición de Dios.

Fuente: Caminando con Jesucristo


¿Cómo orar para que el Señor escuche?

2019-08-27 23:33:58 | Reflexiones Cristianas

Hermanos y hermanas:

¡La paz del Señor esté con ustedes! Hoy, hablaremos sobre “los tres problemas que debemos resolver en la oración”. Que el Señor guíe nuestra comunión. Nosotros, los hermanos y hermanas, sabemos que la oración es el camino para establecer una relación normal con Dios. Todos esperamos que nuestras oraciones sean escuchadas y aceptadas, pero hoy muchos hermanos y hermanas están afligidos por el hecho de que sus oraciones no son escuchadas ni aceptadas. Entonces, ¿cómo debemos orar según la voluntad de Dios y qué problemas debemos resolver en nuestras oraciones para que el Señor las escuche?

oracion del dia de hoy

1. Debemos resolver el problema de hablar de manera pretenciosa, impráctica y deshonesta cuando oramos

En nuestra vida diaria, cuando oramos al Señor a menudo decimos cosas que son falsas, exageradas o vacías, así que el Señor esconde Su rostro y no escucha. Por ejemplo, en nuestras oraciones decimos con frecuencia: “Señor, sé que todas las cosas en el mundo están sucias y que somos simplemente huéspedes y extranjeros en este mundo. Quiero amarte y satisfacerte”. Sin embargo, en nuestra vida seguimos sin poder dejar atrás las cosas del mundo como la riqueza, la reputación y el estatus, e incluso las buscamos de manera activa. A veces, oramos al Señor y decimos: “Dios, deseo ser un siervo leal y servirte con todo mi corazón, con toda mi mente y con todas mis fuerzas”. Pero en nuestra obra, cuando nos encontramos con dificultades que no sabemos resolver, nos quejamos de las dificultades y los problemas. También oramos a menudo de la siguiente manera: “Señor, deseo cargar con la cruz y seguirte”. Pero, cuando llegan grandes dificultades, como la enfermedad o el encarcelamiento, se producen quejas en nuestro corazón y culpamos al Señor por no protegernos. Estas oraciones no son prácticas. No son palabras que salgan de nuestro corazón y por eso el Señor no las acepta. El Señor Jesús dijo: “Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad” (Juan 4:24). Así, podemos ver que el Señor nos exige que seamos personas honestas y que hablemos de manera práctica y seria con el Señor. No debemos hablar de forma pretenciosa ni decir cosas que no sean realistas o estaremos engañando al Señor y haremos que nos deteste. Así que, cuando oremos, debemos practicar hablar al Señor desde el corazón, de forma realista, y descartar las palabras falsas e hipócritas. No debería importarnos cuánto hablemos o lo bien que suenen nuestras palabras, sino que debemos preocuparnos de si oramos al Señor sinceramente. Por ejemplo, cuando hacemos una obra para el Señor, quizás en nuestro corazón queramos ir tras las cosas del mundo y la riqueza, así que debemos hablar honestamente al Señor y pedirle que nos guíe y nos ayude a trabajar por Él con sinceridad. Si nos encontramos con dificultades, debemos ser sinceros con el Señor: “Dios, estoy teniendo dificultades en este momento, soy débil, quiero amarte, pero no encuentro la voluntad para ello, así que te pido que muevas mi corazón y que no permitas que mis dificultades me hagan débil”. Después de esto, debemos colaborar activamente con Dios y confiar sinceramente en Él. Cuando cometemos errores que ofenden al Señor o entendemos incorrectamente a Dios durante nuestras dificultades, debemos aún más explicar honestamente al Señor la corrupción que exponemos, nuestros verdaderos pensamientos, nuestras dificultades, etcétera. Lo que decimos cuando oramos al Señor debe ser sincero y verdadero, porque, si es así, tendremos siempre intimidad con Dios y Dios escuchará nuestras oraciones. De esta manera, nuestro conocimiento de Dios se profundizará y creceremos continuamente en la vida.

2. Debemos resolver el problema de pasar por procesos, hacer las cosas por inercia y no acercarnos a Dios con calma cuando oramos

Hoy, muchos de nuestros hermanos y hermanas solo se centran en el proceso externo cuando oran y no están orando en silencio delante de Dios. Piensa que, si estás ocupado en el trabajo y tienes miedo de llegar tarde a trabajar por la mañana, en un intento por ganar algo de tiempo murmuras una oración a medias a Dios. Estas oraciones son una manera de salir del paso, simplemente haciéndolo por inercia. O, cuando oramos en las reuniones y escuchamos a otra persona orar durante mucho tiempo o decir muchas cosas, mientras que nosotros no tenemos mucho que decir, nos da miedo que nos miren por encima del hombro si oramos menos que los demás, así que cuando nos llega el turno, imitamos a la otra persona y decimos muchas palabras, incluso repitiendo cosas que dijo el otro. Estas oraciones se ofrecen para que la gente las oiga, así que no son oraciones que se digan en silencio delante de Dios. El Señor Jesús nos dijo:“Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mateo 6:6). La palabra del Señor nos dice que debemos tener un corazón tranquilo y sosegado cuando oramos delante de Dios, y que no debemos estar bajo la influencia de ninguna persona, asunto o cosa. Por ejemplo, tal vez tengamos prisa por llegar al trabajo por la mañana, pero, mientras esperamos el autobús, podemos calmar nuestro corazón e ir en silencio delante del Señor. También podemos hacerlo en nuestro corazón mientras vamos en el autobús o estamos en la oficina. Orar así no nos pide que obedezcamos ninguna norma; sólo requiere que nos acerquemos al Señor y consigamos el resultado de no separarnos de Él. Además, cuando oramos en las reuniones, no deberíamos intentar hacer que los demás nos admiren cuando oramos, ni preocuparnos por cómo nos ven los demás, sino que sólo debemos buscar ir delante de Dios en silencio y abrirle nuestro corazón y aceptar el movimiento del Espíritu Santo. Cuando hacemos esto, no estamos haciendo las cosas sin pensar, y Dios nos escucha.

3. Debemos resolver el problema de tener deseos extravagantes y siempre ser egoístas cuando oramos

Como cristianos, todos sabemos que no podemos hacer peticiones extravagantes a Dios, pero como albergamos la intención de recibir bendiciones, a menudo hacemos demandas a Dios sin darnos cuenta, haciendo peticiones extravagantes para satisfacer todo tipo de deseos. Por ejemplo, para que nuestros hijos puedan entrar a una escuela mejor, podríamos orar: “Dios, los exámenes de mi hijo(a) son en unos pocos días. Te confío a mi hijo(a); te pido que le des inteligencia y sabiduría para que saque buenas notas en el examen y tenga éxito en el futuro”. Los que hacen negocios podrían orar: “Dios, te confío mi negocio y te pido protección y ayuda; te pido que bendigas el éxito de mi negocio y les muestres a los gentiles los milagros que puedes obrar, lo cual también me permitirá ser libre de las carencias materiales”. Los que trabajan en la iglesia y se dedican a ella podrían orar: “Señor, ahora que te sirvo y trabajo para ti, te pido que bendigas a mi familia con un negocio exitoso, para que no les falte ropa ni comida”. Estas oraciones contienen nuestros deseos extravagantes. Todas demandan a Dios que haga esto o aquello según nuestros deseos. Somos seres creados y debemos tener buen juicio delante del Creador. Debemos tener corazones que teman a Dios y no pedirle a Dios que cumpla nuestros deseos. El Señor Jesús también nos dijo: “Por tanto, no os preocupéis, diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿qué beberemos?’ o ‘¿con qué nos vestiremos?’ Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:31-33). El Señor Jesús nos enseñó que no debemos preocuparnos por qué comeremos o cómo nos vestiremos. No debemos pedirle estas cosas al Señor, porque el Señor preparará y dispondrá todo lo que necesitemos materialmente. El Señor nos pide lo siguiente: “Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Esto quiere decir que primero deberíamos orar por el Reino de Dios y Su justicia, porque Dios acepta este tipo de oración. Consideremos que todos sabemos que estamos viviendo en los últimos días y sabemos que las profecías dicen que Él regresará, así que debemos orar más para que el Reino de Dios venga pronto a la Tierra, como está escrito: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). Debemos orar para que el Señor nos guíe para ser vírgenes sabias y para poder darle la bienvenida al Señor cuando escuchemos noticias de Su retorno. Debemos orar también para escapar de nuestra corrupción y por la purificación. Estas oraciones para recibir la verdad y la vida serán escuchadas por el Señor.

Finalmente, me gustaría compartir con todos ustedes dos pasajes que leí en una página web sobre el Evangelio“¿Qué significa orar realmente? Quiere decir hablar con Dios las palabras que están dentro de tu corazón y comunicarte con Dios después de que comprendiste Su voluntad, basándote en Sus palabras; quiere decir sentirte particularmente cerca de Dios, sentir que Él está enfrente de ti y que tú tienes algo que decirle; y quiere decir estar especialmente radiante dentro de tu corazón y sentir que Dios es especialmente precioso. Te vas a sentir especialmente constreñido y, después de escuchar tus palabras, tus hermanos y hermanas se van a sentir complacidos, van a sentir que las palabras que hablas son las palabras que están dentro de sus corazones, las palabras que quieren decir y que lo que tú dices representa lo que ellos quieren decir. Esto es lo que significa orar verdaderamente. Después de que has orado verdaderamente, te vas a sentir en paz y complacido en tu corazón; la fuerza para amar a Dios crecerá y vas a sentir que nada en toda tu vida es más valioso o importante que amar a Dios, y todo esto probará que tus oraciones han sido efectivas”. “Mientras oras tu corazón debe estar en paz delante de Dios y debe ser sincero. Estás realmente teniendo comunión y orando con Dios; no debes engañar a Dios usando palabras que suenen bonito. La oración se centra alrededor de aquello que Dios quiere completar hoy. Pídele a Dios que te ilumine y te esclarezca más, y lleva tu estado real y tus problemas delante de Él para que ores y tomes la determinación ante Dios. Orar no es seguir un procedimiento sino buscar a Dios usando tu corazón sincero. Pide que Dios proteja tu corazón, capacitándolo para que con frecuencia esté en paz delante de Dios, capacitándote para que te conozcas y te desprecies y te abandones en el ambiente que Dios ha puesto para ti, permitiéndote así tener una relación normal con Dios y haciendo de ti alguien que verdaderamente ama a Dios”.

Gracias al Señor. Las oraciones son nuestro puente espiritual de comunicación con Dios y siempre que oremos al Señor con un corazón sincero y honesto y oremos para satisfacer la voluntad de Dios, el Señor aceptará y escuchará nuestras oraciones. Gracias al Señor por permitirme tener comunión con ustedes hoy. ¡Amén!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.


¿Quién escribió la Biblia y qué tan bien la conoces?

2019-08-25 23:34:59 | Reflexiones Cristianas

Como la mayoría de hermanos y hermanas de la iglesia, he leído la Biblia una y otra vez todos estos años. Poco a poco me fui enamorando de la Biblia. Leerla, memorizarla y copiarla se han convertido en partes indispensables de mi vida. Como muchos creyentes del Señor, también creo que creer en el Señor es creer en la Biblia; si alguien se aparta de ella, entonces no puede ser llamado un creyente del Señor; todas las Escrituras son la palabra y la inspiración de Dios. La Biblia se ha convertido en el libro sagrado de nuestros corazones y no tiene en lo absoluto ningún defecto o error. No importando si tenemos la obra del Espíritu Santo y si pensamos que podemos seguir viviendo incluso si no tocamos la presencia del Señor, pero tan pronto perdamos la Biblia, entonces será como si hubiéremos perdido la vida. Sin embargo, no conocemos cuales son los orígenes de la biblia o qué tipo de libro es exactamente y quién es el de la biblia.

Cómo leer la Biblia

Un día en una página web famosa encontré muchos libros de la verdad que revelaban varios misterios poco conocidos por las personas, incluyendo el misterio de la Biblia. Había un pasaje que decía: “La Biblia es un registro histórico de la obra de Dios en Israel, y documenta muchas de las predicciones de antiguos profetas, así como algunas de las declaraciones de Jehová en Su obra en ese momento. Por tanto, todas las personas consideran este libro como santo (porque Dios es santo y grande). Por supuesto, esto es todo un resultado de su reverencia por Jehová y su adoración de Dios. Las personas se refieren así a este libro, sólo porque las criaturas de Dios son tan adoradoras de su Creador, y están incluso aquellos que catalogan a este libro de libro celestial. En realidad, es simplemente un registro humano. Jehová no lo tituló personalmente ni guió su creación. Es decir, el autor de este libro no es Dios, sino los hombres. La Santa Biblia sólo es el título respetuoso que el hombre le ha dado. No fue decidido por Jehová y Jesús tras un debate entre ellos; no es nada más que una idea humana. Porque Jehová no escribió este libro, y mucho menos Jesús, sino que son los relatos de muchos profetas, apóstoles y adivinos antiguos, recopilados por generaciones posteriores en un libro de escritos antiguos que, para las personas, parece especialmente santo, un libro que en su opinión contiene muchos misterios insondables y profundos que están esperando a ser descubiertos por generaciones futuras. Así pues, las personas están aún más dispuestas a creer que este libro es un libro celestial. Con el añadido de los Cuatro Evangelios y el libro del Apocalipsis, la actitud de las personas hacia él es particularmente diferente de la que tienen hacia cualquier otro libro y, por tanto, nadie se atreve a diseccionar este libro celestial, porque es demasiado sagrado”.

De este pasaje entendí que la Biblia no solo contiene la palabra de Dios, sino que también muchas palabras del hombre, y sólo cuando sepamos diferenciar entre la palabra de Dios y la palabra del hombre podremos tratarla apropiadamente. De hecho, las palabras de Dios en la Biblia incluyen las palabras que Dios le dijo a Moisés, la revelación de Dios por medio de los profetas, las palabras de Jesucristo y las profecías del Apocalipsis. Muchas de las otras palabras de la Biblia son en realidad las palabras del hombre, entre ellas están algunas de las experiencias y los entendimientos que se originan de la iluminación de Dios y algunas son los registros de personajes históricos y eventos. Además de estas cosas, la Biblia también documenta algunas palabras de Satanás como aquellas que la serpiente dijo para tentar a Eva y las palabras de Satanás para tentar a Jesucristo.

Además, supe que la obra de Dios se realizó antes de que el hombre la recopilara para la creación de la Biblia. Por ejemplo, el Nuevo Testamento comenzó a existir 300 D.C. Luego, las generaciones posteriores recopilaron los registros de la obra de Jesucristo y las palabras que dijeron los apóstoles y discípulos durante la época en la que seguían a Jesucristo en los Cuatro Evangelios. Por otra parte, también recompilaron las experiencias y entendimientos de los apóstoles y discípulos, como la carta de Pablo en la Biblia, independientemente de si proviene de la iluminación y la guía del Espíritu Santo o de las concepciones y las imaginaciones del hombre. Después de que la Biblia se volviera un libro, generación tras generación de creyentes en Dios lo han relacionado como un tesoro precioso, exaltándolo y predicando hasta hoy. Sin embargo, no se puede negar que, no importa que tantas personas aprecien este libro, las cartas, las experiencias y los entendimientos de los apóstoles y discípulos, porque no son las palabras de Dios; aunque algunas concuerdan con la verdad, solo pueden tomarse como palabras inspiradas por el Espíritu Santo y nunca se deben confundir con las palabras de Dios.
De hecho, cada capítulo de la Biblia tiene su autor y fue registrado y recopilado por el hombre. Los registros humanos siempre se mezclan con su voluntad y sus imaginaciones y tienen errores. Por ejemplo, el Antiguo Testamento registra, “Y VOLVIO el furor de Jehová á encenderse contra Israel, é incitó á David contra ellos á que dijese: Ve, cuenta á Israel y á Judá” (2 Samuel 24:1). “MAS Satanás se levantó contra Israel, é incitó á David á que contase á Israel” (1 Crónicas 21:1). De estos dos versículos podemos ver que uno dice que el SEÑOR Dios mandó a David a censar Israel mientras que el otro dice que fue Satanás quien provocó a David a censar Israel. Además, en relación con la muerte de Judas, un versículo dice, “Y arrojando las piezas de plata en el templo, partióse; y fué, y se ahorcó” (Mateo 27:5), y el otro dice, “Este, pues, adquirió un campo del salario de su iniquidad, y colgándose, reventó por medio, y todas sus entrañas se derramaron” (Hechos 1:18). Podemos darnos cuenta que la misma cosa se registró de manera diferente en estos dos versículos. Si estas palabras fueran la inspiración de Dios, no existirían estas discrepancias. Gracias a esto, me doy cuenta de que el autor de la Biblia es el hombre en lugar de Dios. Entonces los registros relacionados a Dios y Su obra son recopilados por personas corruptas, e inevitablemente mezclaron la imaginación, las concepciones y las definiciones del hombre con dichos y conclusiones absurdas. La bien conocida genealogía de Jesús escrita por Mateo es un ejemplo muy característico. Este libro de la verdad dice: “Al principio, dice que era descendiente de Abraham, hijo de David, e hijo de José; después dice que fue concebido por el Espíritu Santo, y nacido de una virgen; esto significaba que no era el hijo de José o un descendiente de Abraham, que no era el hijo de David. La genealogía, sin embargo, insiste en asociar a Jesús con José. Seguidamente, la misma comienza a relatar el proceso por medio del cual nació Jesús. Dice que fue concebido por el Espíritu Santo, que nació de una virgen, y no fue el hijo de José. Pero en la genealogía está escrito con claridad que Jesús fue el hijo de José; y como esta se escribe para Jesús, registra cuarenta y dos generaciones. Cuando llega a la generación de José, dice apresuradamente que era el marido de María, palabras con el fin de demostrar que Jesús era descendiente de Abraham. ¿No es una contradicción? La genealogía documenta con nitidez el linaje de José, es obviamente su genealogía, pero Mateo insiste en que es la de Jesús. ¿No niega esto la realidad de la concepción de Jesús por el Espíritu Santo?”. Por lo tanto, esto se debe a que Mateo no entendía la verdad para crear la genealogía de Jesús; de hecho, es gracias a su entusiasmo y es una traición para la voluntad de Dios. Esto comprueba que la Biblia no es inspirados por Dios y que su autor es el hombre y no Dios.

Ya que el autor de la Biblia no es el mismo Dios sino el hombre, es erróneo y extremadamente absurdo que tomemos todas las palabras de la Biblia como las palabras de Dios y pensemos que es Su inspiración. Leí otras palabras en este libro de la verdad: “Hoy, las personas creen que la Biblia es Dios, y que Él es la Biblia. Así, también creen que todas las palabras de la Biblia fueron las únicas palabras habladas por Dios, y que Él las pronunció todas. Los que creen en Dios piensan incluso que, aunque los sesenta y seis libros del Antiguo y del Nuevo Testamento fueron escritos por personas, fueron todos inspirados por Dios, y un registro de las declaraciones del Espíritu Santo. Esta es la interpretación derivada y errónea de las personas, y no es completamente acorde con los hechos. En realidad, aparte de los libros de profecía, la mayor parte del Antiguo Testamento es un relato histórico. Algunas de las epístolas del Nuevo Testamento provienen de las experiencias de las personas, y otras del esclarecimiento del Espíritu Santo; las epístolas paulinas, por ejemplo, surgieron de la obra de un hombre, fueron el resultado del esclarecimiento del Espíritu Santo, y se escribieron para las iglesias; fueron palabras de exhortación y aliento para los hermanos y hermanas de las mismas. No fueron palabras habladas por el Espíritu Santo; Pablo no podía hablar en nombre del Espíritu Santo, ni era profeta, y mucho menos veía visiones. Sus epístolas se escribieron para las iglesias de Éfeso, Filadelfia, Galacia, y otras iglesias. Y, por tanto, las epístolas paulinas del Nuevo Testamento son epístolas que Pablo escribió para las iglesias, y no son inspiraciones del Espíritu Santo, ni Sus declaraciones directas. Son simplemente palabras de exhortación, alivio, y aliento que escribió para las iglesias durante el transcurso de su obra. Así, también, son un registro de gran parte de la obra de Pablo en la época. Se escribieron para todos los hermanos y hermanas en el Señor, y su fin era hacer que todos ellos en las iglesias de la época siguieran su consejo y se ciñeran a todos los caminos del Señor Jesús. De ninguna manera dijo Pablo que, en las iglesias de esa época o las del futuro, todos deben comer y beber sus cosas, ni que sus palabras venían todas de Dios. De acuerdo con las circunstancias de la iglesia en esa época, él simplemente comunicaba con los hermanos y las hermanas, los exhortaba, e inspiraba creencia en ellos; y simplemente predicaba, o recordaba a las personas y las exhortaba. Sus palabras estaban basadas en su propia carga, y apoyaba a las personas por medio de ellas. Él hizo la obra de un apóstol de las iglesias de esa época, era un obrero usado por el Señor Jesús, y por tanto se le dio la responsabilidad de las iglesias, se le encargó llevar a cabo la obra de las mismas, tuvo que aprender acerca de las condiciones de los hermanos y las hermanas; por ello, escribió epístolas para todos ellos en el Señor. Todo lo edificante y positivo para las personas que habló fue correcto, pero no representaba las declaraciones del Espíritu Santo ni podía representar a Dios. ¡Es un entendimiento atroz y una blasfemia tremenda, que las personas traten los relatos de las experiencias de un hombre y las epístolas de un hombre como las palabras habladas por el Espíritu Santo a las iglesias! […] Por tanto, no podía hablar en nombre del Espíritu Santo. Sus palabras no eran las palabras del Espíritu Santo, y mucho menos podría decirse que fueran las de Dios, porque Pablo no era nada más que una criatura de Dios y, sin duda, no era Su encarnación”.

Si no fuera por este libro que nos revela los misterios de la Biblia, nunca hubiéramos entendido o conocido la raíz o la esencia de los problemas. Esto es completamente cierto. De hecho, ninguno de los autores de la Biblia, excepto Moisés y los profetas que fueron instruidos directamente por Dios para transmitir Su palabra, se atrevieron a decir que sus palabras fueron inspiración o revelación Dios. Jesucristo nunca dijo algo como eso, ni tampoco el Espíritu Santo. Si algunos de los autores de la Biblia se atrevieron a decirlo, sería blasfemia contra Dios. Como aquellos que recopilaron la Biblia no les dijeron a las personas cómo tratarla correctamente por lo que las generaciones posteriores tienen un punto de vista erróneo, porque no pueden distinguir entre las palabras de Dios y las palabras del hombre en la Biblia y como resultado, interpretan las palabras del hombre como las palabras de Dios para acatarlo y seguirlo, invalidando Sus palabras, las cuales se apartan de Su voluntad. De hecho, los profetas sólo podían transmitir las palabras de Dios; pero personas usadas por el Espíritu Santo también son incapaces de expresar la palabra de Dios, porque no son ni posen lo que Dios tiene. Solo pueden hablar de sus propias experiencias y testimonios bajo la iluminación del Espíritu Santo para proveer y apoyar a las personas, que se conforman con la verdad y la voluntad de Dios, pero no pueden compararse con las palabras de Dios. La Biblia documenta algunas palabras de Pablo y otros apóstoles que hablaban sobre la situación actual de las iglesias de la época de la Gracia y algunas de las palabras de Pablo fueron recopiladas entre las trece epístolas. Sin embargo, estas palabras fueron dichas por el bien de la construcción de las iglesias y para establecer la fe de los creyentes, y alguna de ellas fueron inspiración del Espíritu Santo cuando cuando cargaban con las iglesias. No se puede decir que estas fueron inspiración de Dios. Pero no solo veneramos la Biblia, incluso tratamos las palabras del hombre como las palabras de Dios, sosteniendo el punto de vista de que todas las Escrituras son inspiración de Dios. Somos muy tontos. ¿No es esto oponerse y blasfemarlo a Dios?

A estas alturas, debemos entender que la Biblia es un registro histórico del trabajo de Jehová Dios en la Era de la Ley y el trabajo de Jesucristo en la Era de la Gracia, que fue escrito por el hombre; las palabras de la Biblia no son por completo las palabras de Dios, ni son Su inspiración. ¡Por lo tanto, la concepción de “creer en Dios es creer en la Biblia” es erróneo, porque el autor de la Biblia es el hombre y no Dios!

(Traducido del original en inglés al español por Maylin Del Cid)


La profecia biblica: El enfoque correcto para las profecías bíblicas

2019-08-25 14:43:10 | Imágenes Cristianas

Las  profecías  tratan sobre cosas que no han ocurrido todavía, pero de las que Dios ya nos ha hablado. Algunas de ellas son signos que les dio a los profetas para que escribieran sobre ellas, como por ejemplo en los libros de Isaías y Daniel. Algunas de ellas fueron entregadas a personas directamente por Dios en la carne, como las profecías del Señor Jesús sobre los últimos días. La manera en la que se cumple una profecía concretamente no es algo que podamos comprender los seres humanos. Lo que quiero expresar aquí es que todos sabemos que las profecías no son algo que las personas puedan entender completamente, pero muchos todavía intentan utilizar sus propias ideas e imaginaciones cuando contemplan las profecías bíblicas. Predican sin limitación alguna basándose en el significado literal de las profecías. Este es un problema muy grave. No solamente pueden causar así daños a los demás, sino que además pueden confundirles de manera en que llegan a perder la salvación de Dios o incluso a resistirse a Dios.

libros de la biblia

Como en la Era de la Ley, los fariseos de la fe judía conocían bien la ley y estaban bien instruidos en la Biblia  en particular en lo que concernía al advenimiento del Mesías. El Libro de Isaías profetiza: “Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” (Isaías 7:14). “Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). El Libro de Miqueas profetiza: “Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad” (Miqueas 5:2). Aun así, los fariseos siguieron confiando en sus propias ideas e imaginaciones para interpretar el significado de estas escrituras. Creían que Aquel que estaba por venir sería llamado Mesías y sería su Señor, que sería majestuoso, exaltado, y que les salvaría del dominio de los romanos. Sin embargo, las profecías se cumplieron de manera completamente diferente a lo que ellos imaginaron. Se había profetizado que una virgen daría a luz a un hijo, pero los fariseos vieron que el Señor Jesús tenía una madre y un padre. Estaba profetizado que se llamaría Emmanuel, pero el que vino se llamó Jesús. Se profetizó que el Mesías tomaría el poder, pero el Señor Jesús no sólo no los llevó a derrotar al régimen romano, como ellos imaginaron, sino que además les enseñó a amar a sus enemigos, a perdonar y a ser tolerantes. El Señor Jesús también parecía ser una persona común en apariencia exterior, no tenía una imagen ensalzada ni una presentación extraordinaria… Por eso, los fariseos concluyeron que el Señor Jesús no era el Mesías que estaban esperando. Se aferraron a las palabras de las profecías y no buscaron humildemente lo que el Señor Jesús predicó. Sabían bien que Sus palabras tenían autoridad, pero no las aceptaron, sino que blasfemaron y calumniaron contra Él en todo, incitando a la gente a rechazar al Señor Jesús. Al final, lo crucificaron, cometiendo el pecado más atroz.

Está claro que, cuando observamos las profecías, no podemos delimitar en absoluto cómo se cumplen basándonos en nuestras concepciones. Como dijo Pedro el Apóstol: “Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones. Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios” (2 Pedro 1:19-21). Las palabras de Pedro nos aclaran que las profecías vienen de Dios y la actitud correcta hacia ellas es observar, esperar y buscar. No debemos interpretarlas según nuestro conocimiento. De esa manera, aunque una profecía se haya cumplido, lo negaríamos porque nos estaríamos aferrando a su significado literal.

Entonces, ¿cómo debemos tratar las profecías en la actualidad? La Biblia predijo: “Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:30). Basándose en este versículo de la Biblia muchas personas creen que el Señor descenderá en una nube y si no ven al Señor en una nube pensarán que no ha regresado. Entonces no prestarán atención al hecho de que la Biblia también profetizó: “He aquí, vengo como ladrón” (Apocalipsis 16:15). “Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’” (Mateo 25:6). ¿No será fácil perderse el advenimiento del Señor? La Biblia dice: “¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Pues, ¿quien ha conocido la mente del Señor?, ¿o quien llego a ser su consejero?, ¿o quien le ha dado a El primero para que se le tenga que recompensar? Porque de El, por El y para El son todas las cosas […]” (Romanos 11:33-36). Eso es cierto. ¿Quién de nosotros puede comprender las obras de Dios? Confiamos en nuestras imaginaciones cuando observamos las profecías del retorno del Señor en los últimos días. Delimitamos Su advenimiento y si no se conforma a nuestras nociones nos negamos a aceptarlo e incluso nos resistimos a Él y lo condenamos. ¿No es esto arrogante e irracional?

Hace dos mil años, el Señor Jesús terminó la obra de la Era de la Ley y comenzó la obra de la Era de la Gracia, pero los fariseos judíos no la aceptaron. Utilizaron el significado literal de las profecías y confiaron en sus nociones e imaginaciones para condenar la obra del Señor Jesús, causando una gran tragedia en la historia. En este momento crítico de darle la bienvenida al advenimiento del Señor no podemos seguir los pasos de esos fariseos; no podemos pensar en el retorno del Señor a través de nuestras nociones e imaginaciones. Jehová dijo: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos […] Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9). El Señor Jesús dijo: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). La sabiduría de Dios es inalcanzable, y como cristianos, debemos mantener un corazón reverente ante Dios cuando consideramos las profecías del regreso del Señor. Sólo si buscamos y oramos, podemos entender el verdadero significado de las profecías, darle la bienvenida al retorno del Señor Jesús, y alcanzar la salvación de Dios de los últimos días.

By Qianhe, China

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.


Cuatro elementos clave para ser una persona honesta

2019-08-24 23:26:40 | Reflexiones Cristianas

Jesucristo dijo: “De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Como sabemos, las personas honestas son semejantes a los niños. El Señor requiere que seamos puros y honestos como niños, que nunca digamos mentiras ni seamos desleales. Dios aprueba solo a las personas honestas, y solo las personas honestas pueden entrar en el reino de Dios. De hecho, las personas honestas son agradables no solo a Dios sino también al hombre. En la vida, todos nosotros preferimos asociarnos con personas honestas, porque cuando estamos con una persona honesta, no nos tenemos que preocupar demasiado de ser lastimados, y también podemos abrir nuestro corazón y compartir nuestros problemas con esa persona. De todo esto podemos ver que las personas honestas son muy populares. Entonces, ¿cómo podemos llegar a ser personas honestas? En un libro encontré cuatro elementos esenciales de las personas honestas. Quisiera compartirlos ahora con ustedes.

1.Para ser una persona honesta, uno tiene que tener a Dios en su corazón y aceptar la vigilancia de Dios y las pruebas.

Aunque los que creemos en Dios sabemos bien que a Dios le gustan las personas honestas; en la vida real, cuando están en juego nuestros intereses carnales, decimos mentiras a pesar nuestro. Este es un hecho irrefutable. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a una situación, si somos capaces de traer nuestras intenciones y nuestros pensamientos ante Dios y aceptar Su vigilancia, no seremos libertinos ni desenfrenados y podremos practicar la verdad, y ser una persona honesta. Veamos el ejemplo de un hermano en el Señor que estaba en su negocio. Cuando llegó un cliente a comprar la marca de hoja que le gustaba pero que no había en existencia, el hermano quiso ser desleal y utilizar otra marca de hoja para engañar al cliente, pero entonces él pensó en las palabras de Dios: “Yo Jehová, que escudriño el corazón, que pruebo los riñones, para dar á cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:10). El entendió que Dios estaba a su lado observando sus palabras y sus acciones, sus pensamientos y sus ideas, así que se resistió a su carne, y no mintió. Cuando obró de esta manera se sintió reconfortado en su corazón. Así, podemos ver que cuando enfrentamos una situación, si podemos aceptar la observación de Dios y reverenciar a Dios en nuestro corazón, podemos obrar de acuerdo con la palabra de Dios. Por el contrario, si no honramos a Dios como el más grande en nuestros corazones, si no tenemos un corazón que reverencie a Dios y tema a Dios, sino que pensamos en nuestros propios intereses, ciertamente no pondremos en práctica las palabras de Dios. Al igual que Judas, que le robaba dinero a Jesús y lo engañaba, y que al final lo traicionó por dinero y fue castigado por Dios. Así que, si queremos ser personas honestas, tenemos que tener un lugar para Dios en nuestros corazones, aceptar la observación de Dios, y actuar de acuerdo con lo que Dios nos demanda. Este es el camino que una persona honesta debe seguir.

2.Para ser una persona honesta, uno tiene que apaciguar su corazón ante Dios, hablar las palabras de su corazón y hablar honestamente con Dios cuando ora a Él. Esta es la comunión verdadera con Dios. Solo de esa manera se puede mantener una relación normal con Dios.

Jesucristo dijo: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24). Por estas palabras podemos ver que quien trata de ser una persona honesta debe apaciguar su corazón delante de Dios, abrirse y exponerse ante Dios para contar sus intenciones incorrectas o sus dificultades, buscando la guía de Dios. Solo de esta manera podemos tener una relación normal con Dios. Por ejemplo, en nuestro contacto en la vida con otras personas, cuando nuestros intereses están en juego y queremos ser desleales, debemos orar a Dios: “¡Dios! Ya ves, una vez más quiero ser desleal para favorecer mis propios intereses. No soy humano. Aún soy un demonio que tu repudias. También me odio a mí mismo por tener estos planes y artimañas para el engaño. Te pido que me disciplines, que me reproches y me castigues”. Cuando le hablamos a Dios con sinceridad y con las palabras de nuestro corazón, nuestra relación con Dios gradualmente volverá a ser normal. Esto significa dar nuestro corazón a Dios en la oración, es ser una persona honesta en la presencia de Dios. Por el contrario, si cuando oramos a Dios no podemos apaciguar nuestro corazón y no podemos hablar con nuestro corazón sino solo ser superficiales, no podremos tener una relación normal con Dios. Seremos como los fariseos, que decían largas oraciones en las esquinas de las calles, solo para exhibirse. Dios no escucha esas oraciones. Como Jesucristo nos enseñó: “Y cuando oras, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los hombres” (Mateo 6:5). Jesucristo también reprendió a los fariseos: “Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas!” (Mateo 23:14). Aquí vemos que, si oramos con falsedad delante de las personas como los hipócritas fariseos, esta es devoción falsa, es engañar a las personas. Si oramos a Dios en espíritu y verdad y hablamos con las palabras de nuestro corazón y con sinceridad a Dios, si le confesamos a Dios nuestras dificultades, dudas, falencias y defectos, estas son las manifestaciones de una persona honesta.

3.Las personas honestas deben hablar y actuar en completa concordancia con sus pensamientos. Cuando están con sus hermanos y hermanas, no solo deben abrirse y exponerse sino también deben tener sabiduría.

Cuando uno trata de ser una persona honesta, debe sentir lo que dice, y decir lo que piensa en su corazón. El Apocalipsis dice: “Y en sus bocas no ha sido hallado engaño; porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios” (Apocalipsis 14:5). Para ser una persona honesta de acuerdo con los requerimientos de Dios, uno debe decir lo que piensa en su corazón ante los ojos de los demás, y no debe salir mentira de su boca. Cuando estamos con nuestros hermanos y hermanas, debemos abrirnos y exponernos, y no dejar nada escondido. Por ejemplo, cuando los hermanos y las hermanas exponen sus quejas, su resistencia, su fraude y hasta su traición en diferentes tipos de caminos, debemos comulgar acerca de la voluntad de Dios, compartir nuestras experiencias y nuestras debilidades y de cómo finalmente pudimos sobrellevar todas nuestras miserias y sufrimientos por medio de la oración para recibir la iluminación de Dios y Su guía y aceptar las pruebas que nos impone el Señor. Cuando compartimos nuestras experiencias para ayudar a los hermanos y las hermanas, debemos buscar la verdad en los hechos y no exagerar para engañarlos; al mismo tiempo, debemos tener sabiduría y comulgar de acuerdo con su estatura para evitar que ellos sean negativos o no comprendan a Dios. Más importante aún, debemos ayudarlos para que se nutran en su vida espiritual. Solo si actuamos de esta manera viviremos de forma humana normal.

4.Las personas honestas hablan y actúan de acuerdo con la palabra de Dios. Ellos no recurren a la traición, sino que se conducen de forma honesta y sincera.

Cuando creemos en Dios y entendemos algunas de Sus verdades a través de la lectura de la palabra de Dios, no hablaremos ni obraremos con engaños, sino que actuaremos de acuerdo con los principios de verdad que nos demanda la palabra de Dios. Solo así obtendremos la aprobación de Dios, y seremos personas honestas a los ojos de Dios. Por ejemplo, cuando nos encontramos con hermanos y hermanas que son débiles de espíritu, que carecen de suministro de vida, no podemos ser deshonestos o falsos ni podemos pretender que lo entendemos cuando no es así. Para poder ser de ayuda a estos hermanos y hermanas, debemos buscar la causa de su debilidad de espíritu y averiguar por qué nuestra prédica no los ilumina ni los asiste. Si dejamos pasar estas cosas, si no nos preocupamos por sus vidas, y hasta los tenemos atrapados y controlados para proteger nuestra posición, y no los dejamos salir y buscar una iglesia que tenga la obra del Espíritu Santo para que obtengan el suministro de vida, esto es verdaderamente decepcionante y muy egoísta y malo. La consecuencia será que seremos rechazados por Dios, caeremos en la oscuridad y seremos eliminados por Dios. Cuando Jesucristo nos pidió que sigamos el camino del Señor, dijo: “Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. Este es el primero y el grande mandamiento” (Mateo 22:37-38). De acuerdo con las palabras de Dios, cuando predicamos y trabajamos y asistimos a la iglesia, no debemos pensar en nuestro propio beneficio o pérdida o en el destino de todas las cosas, sino que debemos satisfacer a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente, entonces seremos las personas que siguen el camino de Dios y seremos las personas honestas que actúan de acuerdo con la palabra de Dios. Como Pedro, que amó al Señor con todo su corazón, y con toda su alma y con toda su mente, aun cuando sufrió persecución y tribulación; él logró lo que Jesucristo le había encomendado: cuidar y pastorear satisfactoriamente el rebaño del Señor. Al final, él fue clavado boca abajo en la cruz, sometiéndose en todo momento, hasta la muerte, y amando a Dios al límite. Pedro sirvió al Señor toda su vida, trabajó de forma diligente y consciente sin atraer la atención sobre él y sin buscar recompensa. Pedro es un santo leal. Más aún, él es un hombre honesto a los ojos de Dios. Dios espera que nosotros nos comportemos adecuadamente, vivamos en la verdad y la humanidad, pongamos en práctica la palabra de Dios en todas las cosas y nos comportemos de manera sincera y honesta. Solo esta clase de persona es honesta, y recibe la aprobación de Dios, y vivirá por siempre en el reino de Dios.

(Traducido del original en inglés al español por Lidia Norese)


Enfrentando las tentaciones de Satanás, ¿qué deben hacer los cristianos?

2019-08-23 23:07:02 | Palabra de Dios

La Biblia dice: “Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando á quien devore” (1 Pedro 5:8). De esto, podemos ver que Satanás siempre está a nuestro lado e intenta cualquier medio posible para usar a las personas, situaciones y cosas está de nuestro lado para tentarnos y hacernos caer en travesuras y pecados. Así como en nuestra vida diaria, nos enfrentamos usualmente con las tentaciones de la riqueza, el estatus, la reputación, la pornografía y demás. Podemos caer fácilmente en tentación y, por consiguiente, caer en la trampa de Satanás y perder el testimonio. Entonces, ¿qué debemos hacer para apartarnos  de la tentación de Satanás, superarla y librarnos del pecado?

Vamos a echarle un vistazo a estas tres sendass que debemos practicar.

1.Sólo enfrentando las tentaciones de Satanás, orando a Dios, buscando y entendiendo Su voluntad para que podamos conocer los planes de Satanás.

Cuando enfrentamos tentaciones, usualmente nos sentimos confundidos y no sabemos cómo manejarlas adecuadamente. En el momento crucial, debemos primero acudir ante Dios para buscar y reflexionar Su voluntad y orar por Su ayuda. Solo a través de la iluminación y guía de Dios podremos entender Sus intenciones, ver las intenciones en los planes de Satanás y superar las tentaciones. Jesucristo dijo, “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mateo 21:22). Dios es todopoderoso, omnisciente y omnipotente. Cuando enfrentamos las tentaciones de Satanás, Dios puede ver todo esto. Mientras tanto, Él observa nuestra actitud para ver, si buscaremos Su voluntad y, si queremos satisfacerlo en lo que nos suceda. Si queremos satisfacer a Dios para mantenernos firmes en nuestro testimonio a Él y si venimos ante Él para orarle, entonces Dios nos revelará Su voluntad y nos señalará la manera de practicar.

Así como Job, cuando fue tentado por Satanás y sufrió la repentina pérdida de un montón de ovejas y ganado, de su inmensa fortuna, de sus hijos e hijas y de sus sirvientes, él no dijo nada, sino que vino primero ante Dios y oró: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo tornaré allá. Jehová dió, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21). Podemos aprender que de la experiencia de Job, cuando las tentaciones de Satanás cayeron sobre Job, él primero oró y buscó a Dios. Entonces él llegó a entender Su voluntad, dándose cuenta de que Dios permitió que todo eso le sucediera y de que Dios le dio y Dios se lo quitó. Así que pudo obedecer voluntariamente a Dios. Incluso cuando su esposa le pidió que renunciara a Dios, él pudo ver las intenciones de las maquinaciones de Satanás e inmediatamente pudo contraatacarlo, en lugar de obedecer a su esposa y expresar  palabras de rebelión y de resistencia contra Dios. Al final, permaneció firme con su testimonio, avergonzando a Satanás y derrotándolo. A diferencia de los tres amigos de Job que no oraron o buscaron la voluntad de Dios, pero sí las causas externas. Como resultado, no comprendieron a Job y dijeron muchas cosas tontas e ignorantes, causando un disgusto a Dios. Esto nos demuestra que orar y buscar Su voluntad es de gran importancia para que el hombre supere a Satanás.

Alguna vez vi estas palabra de Dios: “Después de que creara a los hombres y les diera espíritus, Dios les ordenó que si no lo invocaban, no serían capaces de conectar con Su Espíritu y, por tanto, la ‘estación satélite’ del cielo no se recibiría en la tierra. Cuando Dios ya no está en el espíritu de las personas hay un sitio libre para otras cosas, y así es como Satanás aprovecha la oportunidad de entrar. Cuando las personas contactan a Dios con el corazón, Satanás entra inmediatamente en pánico y se apresura a escapar. A través del clamor de la humanidad, Dios les da a las personas lo que necesitan, pero Él no ‘reside’ en ellas al principio. Él les brinda ayuda de continuo a causa de su clamor, y las personas obtienen resistencia de esa fuerza interna de forma que Satanás no se atreve a venir aquí a ‘jugar’ como se le antoje. De este modo, si las personas conectan continuamente con el Espíritu de Dios, Satanás no se atreve a venir a interrumpir”. Obviamente, es a través de nuestra oración o de nuestro llamado sincero a Dios que Él nos ayuda a deshacernos de las tentaciones de Satanás. Por ejemplo, en el caso de Job, él vio las intenciones en las maquinaciones de Satanás y confió en Dios, y luego él sólo dijo una cosa que hizo que Satanás no se atreviera a tentarlo más. Por lo tanto, si aclamamos a Dios con nuestro corazón y confiamos en Él, Satanás se apresurará a escapar; pero si meramente hacemos las cosas a nuestra manera en lugar de orar a Dios y confiar en Él, nunca veremos las intenciones en el engaño de Satanás, ni recibiremos el cuidado y la protección de Dios, sino que, en vez de ello, seremos fácilmente capturados o incluso devorados por Satanás. Tomemos el ejemplo de Sansón cuando fue tentado por una mujer hermosa. Como él no oró a Dios ni confió en Él, falló en ver a tiempo las intenciones en las maquinaciones engañosos de Satanás y terminó siendo explotado y afligido por Satanás en medio de pruebas. Pero más adelante, en su pelea con los filisteos, cuando él confió en Dios, él obtuvo el poder dado por Dios y los derrotó. Así que podemos ver que si queremos mantenernos firmes durante las pruebas, debemos orar a Dios y confiar en Él; sólo de esta manera podremos vivir bajo el cuidado y la protección de Dios.

2.Cuando enfrentamos las tentaciones de Satanás, debemos ver claramente la lucha en el mundo espiritual. No analices ni examines. Sólo aceptándolo por parte de Dios podremos derrotar las tentaciones de Satanás.

Cuando nos sobrevienen las tentaciones de Satanás, externamente nos enfrentamos a algunas personas, situaciones y cosas. De hecho, en el fondo, hay una lucha espiritual en la cual Satanás está haciendo una apuesta con Dios. Sólo si vemos claramente la lucha espiritual y nos mantenemos firmes del lado de Dios para satisfacer Sus demandas, podremos derrotar a Satanás por completo. Leamos los siguientes versículos: “Y Jehová dijo á Satán: ¿No has considerado á mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios, y apartado de mal? Y respondiendo Satán á Jehová, dijo: ¿Teme Job á Dios de balde? ¿No le has tú cercado á él, y á su casa, y á todo lo que tiene en derredor? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto su hacienda ha crecido sobre la tierra. Mas extiende ahora tu mano, y toca á todo lo que tiene, y verás si no te blasfema en tu rostro. Y dijo Jehová á Satán: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano: solamente no pongas tu mano sobre él. Y salióse Satán de delante de Jehová” (Job 1:8-12). De esto vemos que cuando nos enfrentamos a una tentación, en el fondo ocurre primero una batalla espiritual y luego nos sobreviene la tentación. Así como la tentación que le ocurrió a Job, en el fondo, Satanás estaba haciendo una apuesta con Dios en el mundo espiritual y la tentación le sobrevino. Luego, Satanás comenzó a hacer las cosas e hizo que los azotes cayeran sobre Job. Sin embargo, por nuestros propios ojos, sólo vimos que un grupo de delincuentes le robaron a Job su riqueza y perdió a sus hijos e hijas, pero de ninguna manera pudimos ver que Satanás había hecho una apuesta con Dios. Debido a que Job tenía algún conocimiento de la soberanía de Dios, cuando enfrentó la tentación, él no la analizó ni la examinó a través de su mente. Por el contrario, buscó y entendió la voluntad de Dios y vio claramente la batalla espiritual, permaneciendo finalmente firme en su testimonio y obteniendo el elogio de Dios. Así como Dios lo revela:“En cada paso de la obra que Dios hace en el interior de las personas, externamente parece que se producen interacciones entre las personas, como nacidas de disposiciones humanas, o de la interferencia humana. Sin embargo, detrás de bambalinas, cada etapa de la obra, y todo lo que acontece, es una apuesta hecha por Satanás delante de Dios, y exige que las personas se mantengan firmes en su testimonio de Dios. Mira cuando Job fue probado, por ejemplo: detrás de la escena, Satanás estaba haciendo una apuesta con Dios, y lo que aconteció a Job fue obra de los hombres, y la interferencia de estos. Detrás de cada paso que Dios da en vosotros está la apuesta de Satanás con Él, detrás de todo ello hay una batalla. […] Por tanto, en todo hay una batalla, y cuando se produce una dentro de ti, gracias a tu cooperación y tus sufrimientos reales, Dios obra en ti. En última instancia, dentro de ti eres capaz de poner el asunto a un lado […]” .

Hoy en día, también nos encontramos con muchos contratiempos y varias tentaciones. Si queremos superar las tentaciones de Satanás, debemos ver las cosas de acuerdo con la palabra de Dios desde el mundo espiritual y no debemos analizarlas o examinarlas basándonos en nuestras propias mentes. Sólo de esta manera podemos penetrar en los trucos de Satanás y ser testigos de Dios.

3.Al enfrentar las tentaciones de Satanás, debemos aferrarnos a la palabra de Dios, obedecer firmemente la verdad y ser leales a Dios. De este modo, podemos contraatacar contra los complots de Satanás y dejarlo completamente humillado y derrotado.

Todos sabemos que sólo la palabra de Dios es la verdad. Las palabras de Dios, con autoridad y poder, son las realidades de todas las cosas positivas. Por lo tanto, sólo la palabra de Dios nos puede hacer distinguir de todas las herejías de Satanás para contraatacar sus maquinaciones. Sólo obedeciendo las palabras de Dios podremos evitar perder nuestro camino o ser engañados por Satanás. Así como la Biblia registra: “Y habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre. Y llegándose á él el tentador, dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se hagan pan. Mas él respondiendo, dijo: Escrito está: No con solo el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le pasa á la santa ciudad, y le pone sobre las almenas del templo, Y le dice: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; que escrito está: A sus ángeles mandará por ti, Y te alzarán en las manos, Para que nunca tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está además: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le pasa el diablo á un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo, y su gloria, Y dícele: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dice: Vete, Satanás, que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y á él solo servirás” (Mateo 4:2-10). Satanás tentó a Jesucristo tres veces, pero cada vez huyó derrotado. La razón por la que Satanás falló fue porque Jesucristo es la verdad, el camino y la vida. No sólo pudo ver el Señor las intenciones en los trucos de Satanás, sino que todo lo que Él dijo es la verdad y una buena arma para contrarrestar los trucos de Satanás. Por el contrario, si no podemos ver las cosas por las palabras de Dios, caeremos en las tentaciones de Satanás y estas nos aquejarán. Por ejemplo, debido a nuestros ancestros, Adán y Eva, que no se aferraron a la palabra de Dios, fueron tentados y afligidos por Satanás. Por consiguiente, fueron echados del Jardín de Edén y vivieron en maldición.

Hoy en día vivimos en este mundo de maldad y degenerado. Si queremos superar las diferentes tentaciones de Satanás, debemos practicar la palabra de Dios en todas las cosas y someternos a la verdad. De esta manera, Satanás no podrá aprovecharse de nosotros. Tal y como dice la palabra de Dios: “Durante la obra de Su provisión y sustento continuos del hombre, Dios le comunica a este Su voluntad y todos Sus requisitos, y le muestra Sus hechos, Su carácter, y lo que Él tiene y es. El objetivo es equipar al hombre con una estatura, y permitirle obtener diversas verdades suyas mientras este le sigue, verdades que son las armas que Él proporciona para luchar contra Satanás. Equipado así, el hombre debe afrontar las pruebas de Dios. Él tiene muchos medios y vías para ponerle a prueba, pero cada uno de ellos requiere la ‘cooperación’ del enemigo de Dios: Satanás. […] Puede decirse que, que el hombre pueda ser o no salvado, depende de que él pueda superar y derrotar a Satanás; y que él pueda ganar o no la libertad, depende de que sea capaz de levantar, por sí mismo, las armas que Dios le ha dado para superar la esclavitud de Satanás, haciendo que este abandone por completo la esperanza y lo deje en paz. Si Satanás pierde la esperanza y renuncia a alguien, quiere decir que nunca más intentará quitarle esa persona a Dios, nunca más la acusará ni interferirá en ella, no la torturará ni atacará más gratuitamente; Dios sólo ganará verdaderamente a alguien así”.

Podemos ver que no importa las cosas que enfrentemos o cuando las encontremos, sólo cuando vayamos ante Dios para orar siempre a Él, cuando busquemos Su voluntad en todas las cosas, cuando veamos las cosas de acuerdo a como Él las ve Su, cuando veamos claramente la batalla en el mundo espiritual y cuando no analicemos o examinemos con nuestras mentes, sino que nos guiemos por la palabra de Dios estrictamente y aprendamos a obedecer la verdad, entonces ¡podremos ser protegidos por Dios de caer en las maquinaciones y las tentaciones maliciosas de Satanás, podremos ser testigos, escapar de los acosos de Satanás y vivir con libertad y tranquilidad ante Dios!

(Traducido del original en inglés al español por Maylin Del Cid)


¿Qué es la fe en Dios?

2019-08-22 21:14:16 | Palabra de Dios

Estudio bíblico sobre la fe, este es un tema muy importante para todos los cristianosDebemos de entender que es la verdadera fe en Dios antes de que podamos realmente creer en Dios. 

Como hay tanta gente que se dice ser cristiano, nos es familiar el creer en Dios. Aunque mucha gente dice creer en Dios, la mayoría no entiende qué significa tener una verdadera fé en Dios. Quizás muchos de estos creyentes no están de acuerdo y opinan: ¿realmente piensas que somos menos? Hemos creído en Dios durante muchos años, ¿es posible que realmente no entendamos lo que la verdadera Fé en Dios significa? Algunos dicen: “Creer en Dios es admitir que hay un Dios, y creo que Dios creó los cielos y la tierra y todas las cosas, y que Dios existe realmente. ¿No es esto creer en Dios?”. Algunos dicen así: “Leo la Biblia a menudo, oro, asisto a las reuniones, y predico el Evangelio. ¿Eso no cuenta como verdadera Fé en Dios?”. Algunos otros dicen: “Puedo recitar los más famosos capítulos y versículos de la Biblia, así que, ¿quién se atreve a decir que no yo soy un verdadero creyente en Dios?”. Otros dicen: “Hago sacrificios para el Señor, he estado trabajando, predicando y compartiendo el evangelio por muchos años y siempre intento ayudar y mantener a los hermanos y hermanas, ¿realmente no creo en Dios?”. La gente utiliza muchas de estos argumentos para probar que realmente son creyentes en Dios. Sin embargo, ¿nos hemos detenidos a pensar si estos argumentos son realmente ciertos?

Vamos a ver lo que realmente el Señor Jesús nos enseña acerca de esto: “Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’ Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mi, los que practicais la iniquidad’” (Mateo 7:22-23). De estos versículos de las Escrituras podemos concluir que estos que predicaban el evangelio, que echaban fuera demonios, y que realizaban muchos milagros en el Nombre del Señor Jesús, también tenían reuniones, predicaban sermones, y predicaban el evangelio, gastando y sufriendo mucho, sin embargo el Señor Jesús les dijo que Él no les conocía y les llamó “hacedores de maldad”. Según nuestra concepción del tema, creeríamos que eran verdaderos creyentes en Dios y que serían alabados por el Señor. Pero de hecho, el Señor no sólo no les alaba su fe, sino que les condena y les elimina. Así que, ¿podemos seguir pensando que aquellos que creen en Dios, que conocen la Biblia bien, que trabajan y se sacrifican para el Señor tienen una fe verdadera en el Señor? Realmente la verdadera fé en Dios no es tan simple como pensamos y hay mucha verdad en esto que debemos investigar. Así que, ¿qué significa realmente tener verdadera fé en Dios? Vamos a meditar acerca de esto.

¿Cómo debemos practicar nuestra fe para que realmente seamos verdaderos creyentes en Dios? Al mencionar este tema, primero leemos este pasaje: “Aunque muchas personas creen en Dios, pocas entienden qué significa la fe en Él, y qué deben hacer para ser conforme a Su corazón. Esto se debe a que, aunque están familiarizadas con la palabra ‘Dios’ y expresiones como ‘la obra de Dios’, no le conocen, y mucho menos Su obra. No es de extrañar, por tanto, que todos los que no conocen a Dios posean una creencia confusa. No se toman en serio la creencia en Él, porque es demasiado desconocido, demasiado extraño para ellos. De esta forma, no están a la altura de las exigencias de Dios. Es decir, si las personas no conocen a Dios ni Su obra, no son aptas para que Él las use, y menos aún pueden satisfacer Su deseo. ‘La creencia en Dios’ significa creer que hay un Dios; este es el concepto más simple de la fe en Él. Aún más, creer que hay un Dios no es lo mismo que creer verdaderamente en Él; más bien es una especie de fe simple con fuertes matices religiosos. La fe verdadera en Dios significa que la gente experimenta Sus palabras y Su obra en base a la creencia de que Él tiene soberanía sobre todas las cosas. Por tanto, se logrará desechar el carácter corrupto, se satisfará el deseo de Dios, y se llegará a conocerlo. Sólo emprendiendo ese paso se puede decir que se cree en Dios”. Estas palabras han revelado la verdad y los misterios con respecto a la fe en Dios. Vemos que simplemente reconocer que hay un Dios o creer absolutamente que Dios existe no es una verdadera creencia en Dios, sino sólo una convicción religiosa. Si creemos en Dios, pero realmente no conocemos el verdadero significado de la fé en Dios, o en las obras de Dios, y no conocemos a Dios tampoco, entonces nuestra creencia es simplemente una fé confusa que no puede ser alabada por Dios. Realmente, la verdadera fé en Dios significa experimentar las palabras y las obras de Dios basados en la creencia de que Dios sostiene todas las cosas soberanamente y entonces podemos llegar a conocer a Dios. Así que, si sólo conocemos que existe un Dios sin haber experimentado la obra de Dios o el conocimiento de Dios, seguiremos resistiendo a Dios o defraudándole, y si nuestra fé es así, es una fé sin sentido. El siguiente pasaje nos dice claramente cual es el verdadero significado de la fé en Dios: “La fe verdadera en Dios significa que la gente experimenta Sus palabras y Su obra en base a la creencia de que Él tiene soberanía sobre todas las cosas. Por tanto, se logrará desechar el carácter corrupto, se satisfará el deseo de Dios, y se llegará a conocerlo. Sólo emprendiendo ese paso se puede decir que se cree en Dios”. De estas palabras podemos sacar en conclusión que tener fé en Dios es realmente tener fé en las palabras de Dios, practicar la palabra de Dios, y experimentar Su Obra. Sólo de esta manera podemos conocer la Verdad, llegar a tener un verdadero conocimiento de Dios y ser contados como verdaderos creyentes en Dios. Por ejemplo, cuando Job se enfrentó a las pruebas, las aceptó como de parte de Dios, y aunque fueran buenas o malas, procedían del permiso de Dios. Aún más, él creía en la Soberanía de Dios y aunque se le quitaran sus propiedades, esto era parte de la predestinación de Dios, ya que los ladrones no podrían quitarle nada sin el permiso de Dios. Así, él fue capaz de obedecer y alzar una oración de adoración: “Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo tornaré allá. Jehová dió, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito.” (Job 1:21)*. Después de haberse mantenido firme en su testimonio es que recibió doble bendición del Señor, y Jehová Dios habló con él. Del ejemplo de Job podemos decir que Job era un hombre que realmente creía en Dios. Ya que cuando se encontró con problemas, no los miró desde la perspectiva humana, ni culpó ni malentendió a Dios, ni siquiera confió en su temperamento o en su propia opinión para que se le devolvieran sus propiedades, más bien él aceptó esto como de parte de Dios y obedeció a la soberanía y a la disposición de Dios. Finalmente se mantuvo fiel en su testimonio. Este es el único camino por medio del cual podemos ser verdaderos creyentes en Dios. Si no caminamos por el verdadero sendero de creer en Dios, sino que vivimos en la filosofía de vida de Satanás, tratamos a las personas, los asuntos y las cosas de acuerdo con nuestras nociones e imaginaciones, y no buscamos la voluntad de Dios ni perseguimos el conocimiento de Dios y la transformación de la disposición, entonces no importa cuantos años lo hayamos creído, será para nada. Como cuando el Señor Jesús vino a realizar Su obra muchos volvieron al Señor Jesús por Sus Palabras y por las señales y maravillas que Él manifestaba; mientras que los escribas y fariseos no conocían las palabras de verdad ni el trabajo del Espíritu Santo, sino que veían las cosas desde la perspectiva humana en lo referente al Señor Jesús como hijo de un carpintero y en cuanto que decían que echaba fuera los demonios por el príncipe de los demonios. No sólo ésto sino que también negaban que los milagros que el Señor Jesús hacía como dar vista a los ciegos y levantar a los muertos procediesen de Dios. Aún más, por miedo a perder sus trabajos o sus posiciones y también perder seguidores del Señor, llegaron a dar condenación al Señor Jesús. En vista de todo esto, no importaba cómo se dedicaban o corrieran de aquí para allá, o predicasen el evangelio del Señor, el Señor nunca les alabaría sino que les llamaría “hacedores de maldad”.

Así que debemos de entender que es la verdadera fe en Dios antes de que podamos realmente creer en Dios. Si creemos en Dios descuidadamente y aferrándonos a las viejas perspectivas, pegados a las viejas costumbres y observando reglas religiosas, aunque incluso externamente tengamos reuniones, oremos a Dios, leamos Su Palabra y propaguemos el Evangelio, internamente nunca conoceremos qué es verdaderamente la Fé en Dios o el resultado que debemos alcanzar por creer en Dios. Más aún, nos convertiremos en personas arrogantes y vanidosas con tantas palabras y teorías y apariencias de sacrificios. Si no perseguimos el verdadero creer en Dios, y si vemos las cosas y no nos comportamos de acuerdo con la verdad, seguiremos los pasos de los fariseos. Así que, si queremos conseguir buenos resultados y alcanzar el creer en Dios, debemos comenzar a caminar en el verdadero camino del creer en Dios.

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Nota al pie:

*. Scripture quotations taken from RVA