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El amor de Dios es la fortaleza de mi vida

Las 5 profecías de la Biblia concernientes al regreso del Señor Jesús se han cumplido

2019-09-30 23:17:24 | Palabra de Dios

Segunda venida de Cristo

Ahora nos encontramos al final de los últimos días y muchos hermanos y hermanas que creen sinceramente en el Señor y esperan Su regreso seguramente deben estar pensando en esta cuestión. En el capítulo 22, versículo 12 del Apocalipsis, el Señor Jesús profetizó: “He aquí, yo vengo pronto”. El Señor nos prometió que vendría de nuevo en los últimos días; así pues ¿ya ha vuelto? Esta pregunta es muy importante para nosotros los cristianos, así que, ¿cómo sabemos exactamente si el Señor ha regresado o no? En realidad, el Señor Jesús ya nos lo ha dicho a través de las profecías bíblicas y, si reunimos todos los datos y los ponderamos seriamente, entonces encontraremos la respuesta.

1. La aparición de la guerra, el hambre y los terremotos

En Mateo, capítulo 24, versículos del 6 al 8, dice: “Y habréis de oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos. Pero todo esto es sólo el comienzo de dolores”. Los desastres que se han producido en todo el mundo en los últimos años son cada vez más graves y, para horror del hombre, los terremotos, las inundaciones, las sequías, los incendios forestales, las hambrunas y los brotes de enfermedades son frecuentes y están muy extendidos. El mundo se encuentra en un estado cambiante y turbulento, y la guerra, los actos violentos, los conflictos regionales y los atentados terroristas se producen con frecuencia y siguen agravándose. Por ejemplo, en abril de 2015, dieciséis estados de Estados Unidos descubrieron que tenían el virus de la gripe aviar y los expertos dictaminaron que aquel era el peor brote de gripe aviar en Estados Unidos en 30 años. El 25 de abril de 2015, un terremoto de 8,1 grados en la escala de Richter tuvo lugar en el centro de Nepal, causando alrededor de 9.000 muertos y 22.000 heridos. Fue el mayor desastre natural que ha golpeado a Nepal en más de 80 años. Entre noviembre de 2015 y julio de 2016, París, Bruselas y Niza sufrieron varios atentados terroristas que causaron la muerte de al menos 200 personas y más de 700 heridos. En abril de 2016, la India experimentó su peor sequía en 40 años, lo que provocó que más de 300 millones de personas tuvieran problemas para encontrar agua suficiente para beber. Del 4 al 6 de febrero de 2017, debido a las fuertes nevadas, se produjeron una serie de avalanchas a lo largo de la frontera entre Afganistán y Pakistán que causaron la muerte de más de 100 personas y afectaron a 2.617 familias, lo cual dio un total de 15.702 personas. Al amanecer del 1 de abril de 2017, las inundaciones y los deslizamientos de tierra causados por las fuertes lluvias afectaron a Mocoa, Colombia, causando al menos 316 muertos, 332 heridos y 103 desaparecidos. Fue el tercer desastre relacionado con el clima en la historia de Colombia y es considerado el peor que haya afectado a Mocoa. Es precisamente la frecuencia de estos desastres lo que sirve como un recordatorio a la humanidad por parte de Dios y a partir de ellos vemos que esta profecía bíblica se cumplió ya hace mucho y que el Señor ha regresado.

2. La restauración de Israel

En Mateo, capítulo 24, versículos del 32 al 33, dice: “Y de la higuera aprended la parábola: cuando su rama ya se pone tierna y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que El está cerca, a las puertas”. Como todos sabemos, se habla de la higuera que extiende sus hojas en referencia a la restauración de Israel. Israel fue restaurado el 14 de mayo de 1948. Estas escrituras nos dicen que cuando veamos a Israel restaurado, el Hijo del Hombre está a la puerta. Ya han pasado 70 años desde que Israel fue restaurado; hace 70 años, el Señor estaba a la puerta, entonces ¿no ha regresado ya hace mucho? Está muy claro que esta profecía del regreso del Señor Jesús también se ha cumplido.

3. Será predicado este evangelio en todo el mundo

En Mateo, capítulo 24, versículos 14, dice: “Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” “Este evangelio […] se predicará en todo el mundo” significa que cuando en todo el mundo se haya escuchado el evangelio del Señor Jesús, Cristo vendrá. (No significa que todas las personas del mundo hayan escuchado el evangelio o crean en Cristo). Cuando el Señor Jesús fue clavado en la cruz y completó Su obra de redención, el Espíritu Santo comenzó a guiar a los discípulos y apóstoles para que dieran testimonio del Señor Jesús. Desde entonces, el evangelio del Señor se ha difundido gradualmente a través de todo tipo de canales, como la radio, Internet, los libros, los folletos del evangelio o la evangelización de los creyentes. El cristianismo se ha establecido en todo el mundo y muchos países incluso tienen al cristianismo como su religión nacional. Los cristianos también se han extendido por todo el mundo desde hace mucho tiempo, e incluso hay muchos que aceptan el Evangelio del Señor Jesús en China, que está gobernada por un partido político ateo. El Evangelio de la redención del Señor Jesús se ha extendido desde hace mucho tiempo hasta los confines del mundo. Queridos hermanos y hermanas, pensadlo un momento: ¿Qué nación o región del mundo nunca ha escuchado el evangelio del Señor Jesús?

4. La maldad abundará y el amor de los creyentes se enfriará

En Mateo, capítulo 24, versículos 12, dice: “Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará”. La maldad está aumentando ahora en el mundo de la religión, que ya no tiene la obra del Espíritu Santo ni la presencia de Dios. Aunque algunos parezcan tener una creencia ferviente, todavía caminan por la senda de lo mundano. La codicia de la riqueza es la tónica general entre los creyentes; algunos venden todo tipo de bienes en sus iglesias, otros se dedican a los negocios y otros dirigen fábricas y se dedican a hacer dinero. No se preocupan por trabajar para el Señor y viven inmersos en los enredos mundanos. Cuando los pastores y ancianos predican, se enfocan solamente en explicar el conocimiento bíblico y las teorías teológicas en vez de predicar las palabras del Señor; no dan testimonio del Señor ni lo exaltan, no conducen a los creyentes a buscar entender la voluntad del Señor. Y, así, terminan llevando a sus oyentes al conocimiento bíblico y su rebaño se aleja cada vez más de Dios. Algunos pastores y ancianos compiten entre sí y se involucran en disputas por celos, hasta tal punto que incluso forman camarillas, se dividen en diferentes facciones y pandillas, roban ofrendas, se involucran en conductas sexuales inapropiadas y no tienen en absoluto un corazón temeroso de Dios. Esos actos malvados están ocurriendo con cada vez mayor frecuencia en el mundo religioso y las iglesias están cada vez más desoladas. Estas cosas inevitablemente nos recuerdan al fin de la Era de la Ley, cuando el templo que antes había estado lleno de la gloria de Jehová parecía desolado, los sacerdotes hacían pobres sacrificios y el templo se convirtió en un mercado. ¿Hay alguna diferencia entre las iglesias de hoy y el templo del final de la Era de la Ley? Esto nos hace darnos cuenta de que esta profecía bíblica se ha cumplido totalmente y el Señor ha regresado.

5. La aparición de falsos Cristos y falsos profetas

Dice en Marcos capítulo 13, versículo 6, que cuando los discípulos preguntaron al Señor Jesús qué presagios habría para Su segunda venida en los últimos días, el Señor Jesús dijo: “Muchos vendrán en mi nombre diciendo: ‘Yo soy el Cristo’, y engañarán a muchos”. Y está registrado en Mateo capítulo 24, versículo 24, “Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos”.

El Señor Jesús profetizó que cuando regresara en los últimos días, aparecerían falsos Cristos y falsos profetas. En los últimos años, falsos Cristos y falsos profetas han aparecido uno tras otro en países como China, Corea del Sur y Japón. Se llaman Cristo a sí mismos y no sólo usurpan el nombre de Jesús, sino que también tratan de imitar las señales y maravillas del Señor Jesús, sanando a los enfermos, expulsando demonios, etc. Con la aparición de tantos falsos Cristos, podemos ver que esta profecía concerniente al regreso del Señor Jesús se ha cumplido, pues si aparecen falsos Cristos es que el verdadero Cristo ya ha venido. En este momento, con mayor razón debemos tomar la iniciativa y buscar la apariencia y la obra de Dios. Tal vez algunos hermanos y hermanas puedan decir: “Ahora han aparecido muchos falsos Cristos y falsos profetas. Si tomamos la iniciativa de buscarlos e investigarlos, ¿qué haremos si nos engañan?”. Pero si no buscamos e investigamos la aparición y la obra de Dios porque tenemos miedo de ser engañados, no sabremos si el Señor ha regresado y ¿acaso no nos haría eso aún más propensos a ser abandonados? ¿No estaríamos dejando de comer por miedo a atragantarnos y perdiendo mucho por querer salvar un poco? Con esto nos damos cuenta de que adoptar una actitud de no escuchar nada, no ver nada y no tocar nada hacia todos los que predican la venida del Señor por temor a ser engañados es una tontería. Si queremos darle la bienvenida al regreso del Señor Jesús, entonces es crucial poder diferenciar entre los falsos Cristos y el verdadero Cristo. Sólo así podemos darle la bienvenida al Señor y no dejarnos engañar. Entonces, ¿cuáles son las características de un falso Cristo? El Señor Jesús dijo, “Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios”. A partir de las palabras del Señor, podemos reconocer los rasgos principales de los falsos Cristos: sólo pueden realizar algunas señales y maravillas sencillas y predican falacias que parecen verdaderas pero que en realidad son falsas para engañar a la gente; son completamente incapaces de expresar cualquier verdad que resuelva el problema de la humanidad respecto al pecado y la confesión, y tampoco pueden salvar a la humanidad de su propia corrupción. Esto se debe a que la esencia de los falsos Cristos es la misma de los espíritus malignos extremadamente malvados y están completamente desprovistos de verdad. Sólo Cristo es la verdad, el camino y la vida; sólo Cristo puede expresar la verdad, mostrarnos el camino y darnos la vida. Todos aquellos que no pueden expresar la verdad para proveernos de ella y sólo pueden mostrar algunas señales y maravillas simples son falsos Cristos; ese es el principio fundamental de cómo diferenciar a los falsos Cristos del verdadero Cristo. Teniendo como base las palabras del Señor no debemos preocuparnos de ser engañados. Para saber diferenciar más concretamente entre los falsos Cristos y el verdadero Cristo, podéis ver este maravilloso video, Cómo diferenciar entre el Cristo verdadero y los falsos Cristos.

A partir de los hechos arriba mencionados, nos damos cuenta de que todas las profecías concernientes al regreso del Señor Jesús se han cumplido: el Señor ha regresado. Sin embargo, mucha gente seguramente se preguntará: “Si el Señor ha regresado, ¿por qué no le hemos dado todavía la bienvenida?”. ¿Alguna vez has pensado que podría haber algo equivocado en la manera en que practicamos la bienvenida al regreso del Señor Jesús? Cuando se trata del regreso del Señor Jesús, muchas personas hacen de la protección contra los falsos Cristos su prioridad número uno. Se aferran a sus conceptos e imaginaciones y creen que todos los que dan testimonio del regreso del Señor son falsos, y no se preocupan de cómo ser una virgen prudente y escuchar la voz de Dios. Algunas personas se centran en observar y esperar, en aferrarse al nombre del Señor Jesús y mantener Su senda. Pero eso no es más que una espera pasiva y nunca toman la iniciativa ni salen a buscar e investigar, no se preocupan de escuchar la voz del Señor. ¿Cómo podemos darle la bienvenida al Señor practicando de esa manera? El Señor Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27). “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Lucas 11:9). “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. […] Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios” (Mateo 5:3, 8). El Señor es fiel, y mientras alberguemos un corazón que busque, investiguemos activamente la aparición y obra del Señor en los últimos días, escuchemos con atención la voz del Señor y veamos si ese camino tiene alguna expresión de la verdad y si puede o no proporcionarnos vida, ¡entonces el Señor seguramente nos guiará para reconocer Su segunda venida!


Nota del editor: Tras leer este artículo entendemos que se han cumplido todas las profecías concernientes al regreso del Señor Jesús. Entonces, ¿cómo debemos dar la bienvenida al regreso del Señor Jesús? Recomendamos la página del evangelio El Señor ha regresado, para así poder continuar buscando e investigando este aspecto de la verdad. Si tienes alguna otra luz, esclarecimiento o dificultad respecto a este artículo, deja un comentario o comunícate online con nosotros a través del chat en vivo de nuestra página web.

 

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El enfoque correcto para las profecías bíblicas

2019-09-30 22:14:17 | Palabra de Dios

 Las profecías tratan sobre cosas que no han ocurrido todavía, pero de las que Dios ya nos ha hablado. Algunas de ellas son signos que les dio a los profetas para que escribieran sobre ellas, como por ejemplo en los libros de Isaías y Daniel. Algunas de ellas fueron entregadas a personas directamente por Dios en la carne, como las profecías del Señor Jesús sobre los últimos días. La manera en la que se cumple una profecía concretamente no es algo que podamos comprender los seres humanos. Lo que quiero expresar aquí es que todos sabemos que las profecías no son algo que las personas puedan entender completamente, pero muchos todavía intentan utilizar sus propias ideas e imaginaciones cuando contemplan las profecías bíblicas. Predican sin limitación alguna basándose en el significado literal de las profecías. Este es un problema muy grave. No solamente pueden causar así daños a los demás, sino que además pueden confundirles de manera en que llegan a perder la salvación de Dios o incluso a resistirse a Dios.

Biblia, Jesus

Como en la Era de la Ley, los fariseos de la fe judía conocían bien la ley y estaban bien instruidos en la Biblia, en particular en lo que concernía al advenimiento del Mesías. El Libro de Isaías profetiza: “Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” (Isaías 7:14). “Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). El Libro de Miqueas profetiza: “Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad” (Miqueas 5:2). Aun así, los fariseos siguieron confiando en sus propias ideas e imaginaciones para interpretar el significado de estas escrituras. Creían que Aquel que estaba por venir sería llamado Mesías y sería su Señor, que sería majestuoso, exaltado, y que les salvaría del dominio de los romanos. Sin embargo, las profecías se cumplieron de manera completamente diferente a lo que ellos imaginaron. Se había profetizado que una virgen daría a luz a un hijo, pero los fariseos vieron que el Señor Jesús tenía una madre y un padre. Estaba profetizado que se llamaría Emmanuel, pero el que vino se llamó Jesús. Se profetizó que el Mesías tomaría el poder, pero el Señor Jesús no sólo no los llevó a derrotar al régimen romano, como ellos imaginaron, sino que además les enseñó a amar a sus enemigos, a perdonar y a ser tolerantes. El Señor Jesús también parecía ser una persona común en apariencia exterior, no tenía una imagen ensalzada ni una presentación extraordinaria… Por eso, los fariseos concluyeron que el Señor Jesús no era el Mesías que estaban esperando. Se aferraron a las palabras de las profecías y no buscaron humildemente lo que el Señor Jesús predicó. Sabían bien que Sus palabras tenían autoridad, pero no las aceptaron, sino que blasfemaron y calumniaron contra Él en todo, incitando a la gente a rechazar al Señor Jesús. Al final, lo crucificaron, cometiendo el pecado más atroz.

Está claro que, cuando observamos las profecías, no podemos delimitar en absoluto cómo se cumplen basándonos en nuestras concepciones. Como dijo Pedro el Apóstol: “Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones. Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios” (2 Pedro 1:19-21). Las palabras de Pedro nos aclaran que las profecías vienen de Dios y la actitud correcta hacia ellas es observar, esperar y buscar. No debemos interpretarlas según nuestro conocimiento. De esa manera, aunque una profecía se haya cumplido, lo negaríamos porque nos estaríamos aferrando a su significado literal.

Entonces, ¿cómo debemos tratar las profecías en la actualidad? La Biblia predijo: “Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:30). Basándose en este versículo de la Biblia muchas personas creen que el Señor descenderá en una nube y si no ven al Señor en una nube pensarán que no ha regresado. Entonces no prestarán atención al hecho de que la Biblia también profetizó: “He aquí, vengo como ladrón” (Apocalipsis 16:15). “Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’” (Mateo 25:6). ¿No será fácil perderse el advenimiento del Señor? La Biblia dice: “¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Pues, ¿quien ha conocido la mente del Señor?, ¿o quien llego a ser su consejero?, ¿o quien le ha dado a El primero para que se le tenga que recompensar? Porque de El, por El y para El son todas las cosas […]” (Romanos 11:33-36). Eso es cierto. ¿Quién de nosotros puede comprender las obras de Dios? Confiamos en nuestras imaginaciones cuando observamos las profecías del retorno del Señor en los últimos días. Delimitamos Su advenimiento y si no se conforma a nuestras nociones nos negamos a aceptarlo e incluso nos resistimos a Él y lo condenamos. ¿No es esto arrogante e irracional?

Hace dos mil años, el Señor Jesús terminó la obra de la Era de la Ley y comenzó la obra de la Era de la Gracia, pero los fariseos judíos no la aceptaron. Utilizaron el significado literal de las profecías y confiaron en sus nociones e imaginaciones para condenar la obra del Señor Jesús, causando una gran tragedia en la historia. En este momento crítico de darle la bienvenida al advenimiento del Señor no podemos seguir los pasos de esos fariseos; no podemos pensar en el retorno del Señor a través de nuestras nociones e imaginaciones. Jehová dijo: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos […] Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9). El Señor Jesús dijo: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). La sabiduría de Dios es inalcanzable, y como cristianos, debemos mantener un corazón reverente ante Dios cuando consideramos las profecías del regreso del Señor. Sólo si buscamos y oramos, podemos entender el verdadero significado de las profecías, darle la bienvenida al retorno del Señor Jesús, y alcanzar la salvación de Dios de los últimos días.

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Predicciones en la Biblia:¿Cómo debemos tratar las profecías?

2019-09-29 20:37:14 | Palabra de Dios

Hay muchas profecías escritas en la Biblia sobre el regreso del Señor. Los cristianos estamos familiarizadas con ellas. Especialmente nosotros, los que esperamos impacientemente el regreso del Señor, queremos saber y comprender correctamente estas profecías sobre el regreso del Señor, para que podamos recibir Su regreso y realizar el deseo de poder entrar en el reino de los cielos. Es por lo que es muy importante cómo entendemos las profecías, lo que implicará si podemos encontrarnos con el Señor cuando regrese.

Nacimiento de jesus

Recordaban que cuando el Señor Jesús vino a hacer Su obra, en aquel tiempo los israelitas estaban esperando ansiosamente la venida del Mesías de acuerdo con las profecías del Antiguo Testamento. Leyeron las profecías en la Biblia, “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán término, sobre el trono de David, y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto” (Isaías 9: 6-7). “Mas tú, Beth-lehem Ephrata, pequeña para ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo” (Miqueas 5: 2). De acuerdo con las letras de las profecías en la Biblia, y sus imaginaciones e inferencias acerca de la venida del Mesías, definieron que el nombre del Señor debería ser el Mesías cuando vino y que definitivamente nacería en el palacio imperial, en familia rica y poderosa, imponente y extraordinaria, y Él vendría para guiarlos a deshacerse del control del gobierno romano como rey de Israel, como David.

Pero, de hecho, Dios no cumplió estas profecías según su pensamiento. Cuando el Señor vino, Su nombre no era el Mesías, sino Jesús; Él no nació en un palacio imperial, sino en un pesebre; No tenía un alto estatus, pero fue perseguido por el rey Herodes; La apariencia de Jesús no fue tan imponente y extraordinaria como imaginaban, Él era muy común y normal.

Además, la obra del Señor Jesús incluso contrarrestó sus concepciones. Él no los libró del gobierno romano como lo habían pensado. Por el contrario, el Señor le pidió a la gente que confesara y se arrepintiera de sus pecados, y le enseñó a la gente a tener tolerancia y paciencia, amar a sus enemigos y perdonar a los demás setenta veces siete. No solo no trabajó en el templo, sino que salió del templo; y no solo no guardó el sábado, sino que sanó a los enfermos, expulsó a los demonios en el día de reposo, e incluso sus discípulos arrancaron espigas y comieron cuando tenían hambre. ... El cumplimiento de las profecías en absoluto concuerda con lo que pensaban israelitas. La obra del Señor Jesús nunca se había hecho en la Era de la Ley. Él trajo una nueva etapa de obra sobre la base de la Era de la Ley.

En realidad, el Señor Jesús expresó muchas verdades en aquel tiempo y dio señales maravillosas, que manifestaron completamente la soberanía y el poder de Dios. Pero los fariseos no buscaron la voluntad de Dios porque Sus obras no estaban de acuerdo con sus conceptos y pensamientos. Intentaron encontrar todo tipo de acusaciones contra el Señor Jesús. Al final, lo crucificaron en la cruz al Señor, cometiendo un error y un crimen atroz y toda la nación judía se vio sometida a una destrucción sin precedentes.

Estos hechos sangrientos nos dijeron que los fariseos habían estado esperando ansiosamente que viniera el Mesías, pero lo rechazaron y se resistieron a la venida del Mesías. Estaban llenos de fantasías, concepciones y pensamientos sobre el Mesías, ellos tenían en su mente el significado literal de las profecías de la Biblia que definía la obra de Dios de acuerdo con sus ilusiones. Por lo tanto, hicieron todo lo que estaba en su poder para resistirse y condenar al Señor Jesús porque Su obra no estaba en línea con sus ideas e ilusiones a medida que las profecías se iban cumpliendo. Fueron arruinados por su necedad e ignorancia, y al final se convirtieron en los que se oponían a Dios, fueron eliminados y abandonados por Dios. Sin embargo, aquellos que abandonaron sus propias ideas y pensamientos, enfocaron en buscar e investigar la obra del Señor Jesús y Sus palabras y firmemente creían que el Señor Jesús es la venida del Mesías podría dejar todo para seguir al Señor Jesús. Y al final, recibieron el elogio del Señor.

La Biblia dice: “Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ­Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿ó quién fué su consejero?” (Romanos 11: 33-34). Dios es el Creador, y nosotros somos seres de u creación, somos polvo de la tierra. Nunca podemos comprender la sabiduría, la omnipotencia y la maravilla de Dios. Están la maravilla de Dios, la sabiduría y también los misterios en las profecías. No podemos imainarnos cómo se cumplen las profecías. ¿Cómo podemos inferir la obra de Dios como consejero de Dios? 2 Corintios 3: 6 también dice, “... porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”. De estos versículos y del hecho del fracaso de los fariseos, podemos ver que el cumplimiento de las profecías no es tan fácil como pensamos, mucho menos se cumplirán de acuerdo con las letras de la Biblia. De hecho, la venida del Señor Jesús ya había cumplido las profecías. Es solo que no estaba de acuerdo con los pensamientos y conceptos del hombre. El Señor nació de una virgen, María en Belén y fue perseguido por el Rey Herodes... Todos estos pueden probar el cumplimiento de las profecías. Sin embargo, los fariseos utilizaron su pensamiento e imaginación, el conocimiento literal y las inferencias de las Escrituras para dar la bienvenida al Mesías, que estuvieron condenados a que nunca verían la venida del Mesías.

Estamos en los últimos días, ¿entonces cómo debemos tratar las profecías de la venida del Señor? ¿Podríamos aún entender la profecía “Como el Señor irá, así vendrá” de acuerdo con el significado literal de las palabras? ¿Cómo debemos enfrentar al Señor si Su regreso no es lo que esperamos e imaginamos? ¿Nos aferraremos al significado literal de las Escrituras y nuestro propio pensamiento para continuar esperando el regreso del Señor o ser una persona que busque la verdad? ¿Negaremos y trataremos al Señor Jesús como los fariseos?

Recomendación: La venida de Cristo


¿Qué es lo que te ilustra la manera en la que los fariseos trataron las profecías del Mesías?

2019-09-28 23:00:42 | Reflexiones Cristianas

Cuando nos referimos al nombre Mesías, tendemos a asociarlo de forma natural con Jesucristo. Después de que los Fariseos oyesen las profecías acerca de la llegada del Mesías, emplearon su gran imaginación basándose en el significado literal de las profecías. En sus mentes, como las profecías decían que el Mesías vendría a gobernar, daban por hecho que su porte sería heroico y su aspecto, autoritario. Tendría que ser extraordinario y distinto a los demás; es más, tendría que nacer en un palacio real y tras crecer, sería tan valiente como lo había sido David en las batallas, de modo que guiaría a Su gente para echar a los romanos de Israel, acabando así con el sufrimiento de ser gobernado por los romanos.

SeñorJesus crucificado

Sin embargo, cuando llegó Jesucristo, no le llamaban el Mesías, ni nació en un palacio como se habían imaginado, sino que nació en un pesebre y vivió en el hogar humilde de un carpintero. Su aspecto externo no era tan majestuoso ni extraordinario como el que se habían imaginado los Fariseos, sino que era normal y corriente. No guió a los israelitas para derrocar el gobierno de los romanos, sino que caminó entre la gente, predicando la senda de arrepentirse y enseñándoles a practicar el perdón y la tolerancia y el amarse los unos a los otros como a sí mismos. Cuando este Mesías corriente y práctico apareció entre los israelitas y no fue compatible con las ideas e imaginaciones de los Fariseos, no lo pudieron aceptar, y se aferraron obstinadamente a sus propias ideas e imaginaciones, y no trataron de escuchar la voz de Dios con corazón humilde. El resultado fue que, basándose en la excusa de que Jesucristo decía que Él era el Hijo de Dios, Lo crucificaron, cometiendo un pecado atroz, ofendiendo el carácter justo de Dios, y fueron sometidos al castigo de Dios: la destrucción de Israel.

Algunas personas reaccionaron de la manera opuesta. Habían estado llenos de fantasías con lo que respectaba a la llegada del Mesías, pero cuando Jesucristo llegó a llevar a cabo Su obra, reconocieron a través de las palabras y la obra de Jesucristo, que Él era el Mesías anunciado, a pesar de que Su aspecto no se ajustaba a sus ideas e imaginaciones. Por ejemplo: La Samaritana supo que Jesucristo era el Mesías cuando Jesucristo contó todos sus secretos, porque ella sabía que tan sólo Dios conoce las profundidades del corazón humano. Natanael supo que Él era el Mesías después de que Jesucristo contó lo que él había hecho bajo la higuera. Además, Pedro, Juan y otros discípulos fueron capaces de apartar a un lado su propia imaginación, y buscaron prácticamente e investigaron la obra y las palabras de Jesucristo, a través de lo cual reconocieron la voz de Dios y confirmaron que Jesucristo era el Mesías. Fue así como siguieron a Jesucristo y recibieron al final Su salvación y Su bendición.

Ahora en los últimos días, hemos estado esperando el regreso de Jesucristo, al igual que los Israelitas esperaron en Su día al Mesías. La Biblia profetiza:He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). Y en el Libro de las Revelaciones también hay varias menciones: “‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias’” (Apocalipsis 3:22). Y “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; [...]” (1 Pedro 4:17). “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48).

Vemos claramente en estas profecías que cuando Jesucristo regrese, hablará y pronunciará Sus palabras. Las ovejas de Dios podrán oír la voz de Dios. Cuando oigan la voz de Dios, saldrán a recibirle y así podrán presentarse ante Dios. Ahora, las profecías acerca del regreso de Jesucristo ya se han prácticamente cumplido y mucha gente da abiertamente testimonio de ello en Internet, que Jesucristo ha vuelto y ha dado un paso en la obra de juzgar, castigar y purificar a la gente. Viendo todo esto, ¿cómo deberíamos tratar las profecías acerca de la llegada de Jesucristo? ¿Qué actitud deberíamos adoptar con respecto al recibimiento de Su vuelta en los últimos días para evitar seguir por la senda del fracaso de los Fariseos?

(Traducido del original en inglés al español por Eva Trillo )

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Recomendación: Reflexiones Cristianas



¿Cómo tratar las profecías bíblicas de acuerdo con la voluntad de Dios?

2019-09-26 10:42:30 | Palabra de Dios

La Biblia dice: “Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios” (2 Pedro 1:20-21). “[...] que los ignorantes e inestables tuercen—como también tuercen el resto de las Escrituras—para su propia perdición” (2 Pedro 3:16). “porque la letra mata, pero el Espíritu da vida” (2 Corintios 3:6). Estos versículos nos dicen que no podemos interpretar las profecías literalmente confiando en nuestros conceptos e imaginaciones, porque las profecías son de Dios, y es sólo a través de la iluminación del Espíritu Santo que podemos entenderlas. Sin embargo, antes de que se cumplan las profecías, es fácil para nosotros confiar en nuestras propias nociones e interpretarlas literalmente. Esto hace que sea fácil interpretar mal las profecías. Y nuestras interpretaciones absurdas engañarán a otros. Por ejemplo, cuando se trataba de las profecías sobre la llegada de Mesías, los fariseos dependían de sus propias ideas. Antes de que Jesucristo naciera, basado en el significado literal de las profecías en Isaías 7:14, 9: 6-7 y Miqueas 5: 2, imaginaron la llegada de Mesías: Mesías nacería de una virgen en Belén, y se llamaría Emmanuel; Crecería en un palacio y gobernaría a Israel sentado en un trono. Sin embargo, cuando las profecías se cumplieron, la forma en que habían imaginado a Él terminó por estar en desacuerdo con los hechos. Lo que realmente vieron fue: El Señor nació de María casada y de la familia de un carpintero, y fue llamado Jesús; Vino de Nazaret, y al final fue clavado en la cruz. Esto es muy diferente del significado literal de las profecías. Por lo tanto, aunque vieron que la obra y la predicación de Jesucristo tenían autoridad y poder, los fariseos no reconocían a Jesucristo como Mesías prometido. En cambio, ellos blasfemaron incluso contra Jesucristo, diciendo que Él dependía del príncipe de los demonios para expulsar a los demonios. Así, cometieron el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo, ofendieron la disposición de Dios y nunca obtendrían el perdón del Señor. Y aquellos plebeyos que no tenían discernimiento y creían lo que los fariseos decían, también perdieron la salvación de Dios. De este ejemplo, podemos ver que debido a que los fariseos se aferraron a sus imaginaciones y al significado literal de las profecías, se arruinaron a sí mismos y también a otros.

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Habiendo pasado dos mil años, ahora es el momento clave para saludar la venida del Señor. En la Biblia, hay muchas profecías diferentes acerca de la venida del Señor y a menudo las explicamos de manera literal, por lo que tenemos muchas nociones sobre ellas. Por ejemplo, cuando vemos los versículos de la Biblia acerca de la llegada del Señor mencionando “a medianoche” y “como ladrón” (Vea Apocalipsis 16:15; Mateo 25:6), Estamos seguros del significado literal de que el Señor vendrá a la medianoche. Como resultado, en la noche algunos cristianos duermen en sus abrigos y pantalones, esperando ser raptados completamente vestidos. Sin embargo, cuando vemos que la Biblia dice: “He aqui, viene con las nubes y todo ojo le verá[...]” (Apocalipsis 1:7), entendemos literalmente que el Señor regresará en una nube durante el día para aparecer a la humanidad, y todos lo verán. En consecuencia, algunas personas frecuentemente miran hacia los cielos, anhelando el día en que el Señor descenderá repentinamente entre nosotros en una nube. En resumen, tenemos muchas ideas equivocadas sobre este tema. Las palabras de Dios dicen: “[...] y todo lo que el hombre acepta es según el significado literal y acorde con su imaginación; no es conforme a los principios de la obra del Espíritu Santo ni se ajusta a las intenciones de Dios. […] ¿pero sabes que los misterios de Dios son insondables para el hombre? ¿Sabes que el hombre no puede explicar las palabras de Dios? ¿Estás tan seguro de que fuiste ilustrado e iluminado por el Espíritu Santo? ¿Te lo mostró el Espíritu Santo de un modo tan directo? ¿Son estas las directrices del Espíritu Santo o son tus conceptos?” Las palabras de Dios nos dicen que nadie puede comprender los misterios de Dios; dependiendo de nuestra imaginación para interpretar las profecías literalmente no es conforme a las intenciones de Dios, por lo que debemos dejar de imaginar escenas de la llegada del Señor, porque no sabemos en absoluto cómo se cumplirán las profecías antes de que Dios mismo las cumpla. Todos somos creaciones de Dios y, por lo tanto, no sabemos cómo cumplirá Dios Su obra. Aunque algunos profetas hablaron algunas profecías después de recibir la revelación de Dios, no sabían cuál era su verdadero significado ni cómo se cumplirían.

Por lo tanto, con respecto a las profecías del retorno del Señor, debemos orar   más, tener un corazón temeroso de Dios y una actitud de búsqueda humilde. Sólo así podemos recibir la iluminación del Espíritu Santo y dar la bienvenida al Señor. Los discípulos originales de Jesucristo, como Pedro, Juan y Natanael, no se aferraron al significado literal de las profecías ni lo compararon con lo que Dios hizo, ni establecieron reglas sobre cómo debería venir Dios, sino que se centraron en escuchando la verdad que Jesucristo expresó, y vieron que Su obra estaba llena de autoridad y poder y no podía ser realizada por nadie más. Por esta razón, determinaron que Jesucristo era el Mesías venidero, por lo tanto, le dieron la bienvenida a Jesucristo y recibieron la salvación de Dios al final. Este es el camino correcto por el cual dieron la bienvenida al Mesías. Por lo tanto, cuando se trata de cómo tratar el regreso del Señor, debemos ser personas que buscan abiertamente la verdad. Si alguien da testimonio del regreso del Señor, no debemos cometer el mismo error que cometieron los fariseos; rechazarlos ciegamente confiando en nuestras imaginaciones y nociones y en el significado literal de las profecías, sino que nosotros mismos debemos buscar e investigar. Solo con un corazón que venera a Dios podemos tener la oportunidad de recibir al Señor y entenderemos cómo las profecías se hacen realidad casi sin darnos cuenta.

(Traducido del original en inglés al español por Jose M. Flecha )

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.


¿Cómo se han cumplido las profecías del regreso del Señor?

2019-09-25 23:01:14 | Palabra de Dios

En los últimos años, algunas personas testificaron en internet que Dios ya se ha hecho carne de nuevo y expresó Su palabra para hacer la obra de juzgar y purificar al hombre, lo que ha creado un revuelo nada despreciable en el mundo religioso. Refiréndose a esto, alguien publicó en internet: “Los cuatro evangelios dicen claramente que Jesucristo se apareció al hombre por 40 días en Su cuerpo espiritual después de Su resurrección. Cuando Él ascendió, dos ángeles le dijeron a los apóstoles de Jesucristo: ‘... Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo’ (Hechos 1:11). La Biblia dice claramente: Jesucristo ascendió al cielo en Su cuerpo espiritual, así que ciertamente vendrá en Su cuerpo espiritual. Por lo tanto, cuando Jesucristo venga de nuevo, no es posible que Él se haga carne”.

Esta pregunta provocó una gran controversia. Algunos dijeron: “Jesucristo volverá haciéndose carne carne”. Algunos dijeron: “Jesucristo no puede volver en forma carnal, sino en un cuerpo espiritual”. Estos dos puntos de vista suenan razonables. Sin embargo, ¿cómo diantres, aparecerá el Señor y obrará cuando regrese? Me quedé muy confundido: Ahora, muchas de las profecías en la Biblia ya se han cumplido y los últimos días han llegado. Si yo no sé cómo el Señor aparecerá y obrará, no lo recibiría a Él. Pensando en esto, me puse muy ansioso por encontrar la respuesta. Así que comencé a explorar y buscar con algunos hermanos y hermanas en el Señor en internet.

 

Gracias al Señor por Su plan. Conocí al hermano Pedro en internet. A través de mi comunicación con él, aprendí que él era un cristiano que sirvió celosamente al Señor durante muchos años. Después de que nos reunimos y exploramos juntos, encontré que, lo que él compartía era perspicaz y enriquecedor. Por lo que, le conté sobre mi problema. El hermano Pedro dijo con seriedad: “Muchos hermanos y hermanas piensan que cuando el Señor regrese, Él descenderá con las nubes, y aparecerá ante nosotros con Su cuerpo espiritual. De hecho, no sólo están las profecías que dicen que el Señor aparecerá en cuerpo espiritual en la Biblia. También hay muchas profecías que dicen que el regreso del Señor será la “venida del hijo del hombre”. Tal como, ‘Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre’ (Mateo 24:27). ‘Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre’ (Mateo 24:44). ‘Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación’ (Lucas 17:24-25). Todas estas profecías mencionan que “el Hijo del Hombre viene” o “el Hijo del Hombre desciende”. Hablando de “el Hijo del Hombre”, significa una persona que nace del hombre y tiene una humanidad normal. El espíritu no puede ser llamado como “el Hijo del Hombre”. Es decir, el hijo del hombre se refiere a que Dios se hace carne como hombre y Él tiene ambas una humanidad normal y una divinidad completa. Especialmente estas palabras ‘Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación’. Si Dios aparece en un cuerpo espiritual, entonces no hace falta decir que no sufrirá por ello. Porque el cuerpo espiritual de Dios es extraordinario y grande, y el hombre no tiene ninguna concepción del cuerpo espiritual y no se atreve a acercarse a Él. Sólo cuando Dios está encarnado como el Hijo del Hombre, sufrirá el rechazo del hombre. Porque el hijo del hombre es ordinario en la apariencia exterior, el hombre no lo conoce y tendrá un concepto de Él, juzgando y condenando al Cristo encarnado. Esta es una prueba más de que el Señor volverá en Su forma de carnal.

Oyendo lo dicho por el hermano Pedro en conexión con la Biblia, comprendí el significado de estos versículos, y me sentí algo iluminado. Pensé: en el pasado, he leído estos versículos muchas veces, pero ¿por qué no tengo tal comprensión?

En este momento, el hermano Pedro dijo: “Hermano Li, puedes entender lo que compartí” Dije felizmente, “sí, puedo”.

El hermano Pedro continuó compartiendo, “¡Gracias a Dios! ¡Sigamos con nuestra comunicación y compartamos! En realidad, si podemos entender por qué el Señor se hace carne como Hijo del Hombre, cuando regrese, estaremos más seguros de que el Señor volverá en Su forma de canal. Ví un pasaje en un libro: ‘La salvación del hombre por parte de Dios no tiene lugar directamente a través de los medios del Espíritu o como el Espíritu, porque el hombre no puede tocar ni ver Su Espíritu, ni tampoco acercarse a Él. Si Él tratara de salvar al hombre directamente en la manera del Espíritu, el hombre sería incapaz de recibir Su salvación. Y de no ser porque Dios asumió la forma exterior de un hombre creado, sería incapaz de recibir esta salvación. Porque el hombre no puede acercarse a Él en absoluto, como nadie podría ir cerca de la nube de Jehová. Sólo volviéndose un hombre de la creación, esto es, poniendo Su verbo en la carne en la que se haría, puede obrar personalmente el verbo en todos los que le siguen. Sólo entonces puede el hombre oír por sí mismo Su verbo, verlo, recibirlo, y sólo a través de esto ser totalmente salvo. Si Dios no se hubiera hecho carne, ningún hombre de carne recibiría una salvación tan grande ni se salvaría un solo hombre. Si el Espíritu de Dios obrara directamente entre el hombre, sería herido de muerte o Satanás lo llevaría cautivo, porque el hombre es incapaz de relacionarse con Dios’ (‘El misterio de la encarnación (4)’). De estas palabras, podemos entender: No podemos ni ver ni tocar el espíritu de Dios, y no es fácil acercarse a Él. Si Dios obra a través de Su espíritu, no podemos obtener beneficios de la verdad y mucho menos ganar la salvación de Dios. Así como los registros bíblicos, ‘Y todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte que humeaba; y cuando el pueblo vio aquello, temblaron, y se mantuvieron a distancia. Entonces dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros y escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos’ (Éxodo 20:18-19). ‘Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y le he glorificado, y de nuevo le glorificaré. Por eso la multitud que estaba allí y la oyó, decía que había sido un trueno; otros decían: Un ángel le ha hablado’ (Juan 12:28-29). De estos versículos, podemos ver: Cuando Dios nos habla en el cielo, no podemos entender las palabras de Dios, ni comprender fielmente Su voluntad. En cambio, nos sentimos aterrorizados y temerosos y no nos atrevemos a cercarnos a Dios. Además, si Dios obra a través del espíritu, Él expresará el carácter majestuoso e iracundo de Dios. Al igual que en la Era de la Ley, mientras las personas cometieran pecados, serían quemados por el fuego celestial o apedreados hasta la muerte. Debido a que todos somos corruptos por Satanás, cada momento en que revelamos nuestro carácter corrupto, podemos ser fácilmente derribados por Dios por ofender Su carácter, finalmente perderemos completamente la oportunidad de ser salvados. Por el contrario, si Dios se hace carne como Hijo del Hombre y expresa la verdad desde la perspectiva de la humanidad, transformando el lenguaje divino en lenguaje humano, de habla simple para proveernos y guiarnos, entonces podemos captar más fielmente la voluntad de Dios y entender Su carácter. Por ejemplo, cuando revelemos el carácter de corrupción, conoceremos nuestra desobediencia y corrupción a través de la lectura de la palabra de Dios, para que podamos detener nuestros pasos hacia el mal en forma oportuna. Cuando somos débiles y pasivos, la palabra de Dios nos aminará, nos consolará y exhortará dándonos fe y fuerza… En resumen, el regreso del Señor en carne para realizar Su obra es lo más beneficioso para la salvación de la humanidad y es por el bien de una mejor salvación de la humanidad”.

Después de escuchar las palabras de Pedro, me sentí profundamente conmovida. Le dije: “En el pasado, con respecto al regreso del Señor, siempre viví con mis conceptos e imaginaciones, esperando que el Señor al regresar se nos apareciera en su cuerpo espiritual. No era consciente hasta entonces, de que la mejor forma de salvarnos, a esta humanidad corrupta, era que el hecho de que el Señor se haga carne como Hijo del Hombre para realizar Su obra cuando Él regrese. Jesucristo fue el Hijo del Hombre encarnado y lo que Él expresó fue todo en lenguaje humano que podamos entender. Como la parábola del sembrador, la parábola de la levadura y la parábola de la oveja perdida. Estas verdades han arraigado profundamente dentro de nosotros y han guiado la dirección de nuestro progreso. Estas verdades han arraigado profundamente dentro de nosotros y han arraigado la dirección de nuestro progreso. Si no podemos entender estas palabras expresadas por Dios, ¿Cómo podemos conocer a Dios, acercarnos a Él y ganar Su salvación? El Señor profetizó que Él expresaría más verdades para hacer la obra del juicio y purificación. El espíritu de Dios es Supremo y Santo. Así que si Dios realiza esta obra en un cuerpo espiritual de acuerdo a nuestra concepción, la gente como nosotros, que a menudo pecan y confiesan todos los días, viven en la esclavitud de los pecados y no pueden salir de ella, deben ser derribados por Dios debido a nuestros pecados y ni hablar de ser salvados y entrar en el Reino de los Cielos. Parece que solo cuando Dios se hace carne como Hijo del Hombre, al igual que Jesucristo, que se relacionó con la gente, sólo entonces habla y obra para juzgarnos y purificarnos, ¿Podemos conseguir la salvación de Dios, romper con el pecado y ser santos?

Después de escuchar mis palabras, Pedro se sintió conmovido y dijo: “Puedes dejar de lado tus ideas y concepciones, dándote cuenta de que el propósito de la segunda encarnación de Dios es salvar a la humanidad, ese es el efecto de la ilustración y guía de Dios. ¡Gracias a Dios! En realidad, cuando Dios se hace carne la segunda vez y realice Su obra, no solo él expresa la verdad para salvar a la humanidad, si no que hace una obra crucial, separando el trigo de la cizaña y las ovejas de las cabras, separando a todos según su especie y recompensando el bien y castigando el mal. Si el Señor hace Su obra en un cuerpo espiritual cuando Él regrese, todos lo tratarán respetuosamente y no se atreverán a resistirlo, ni siquiera la cría de Satanás tampoco se atreverá. Si es así, el Señor no se apoderará de los hechos para separar el bien del mal.

Un Libro espiritual dice: “Las nociones originales del hombre sólo se pueden revelar por medio de su contraste con el Dios encarnado. Sin la comparación con el Dios encarnado, las nociones del hombre no se podrían revelar;” (“La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios hecho carne”). Debido a que muchas personas no conocen al Cristo encarnado, Lo tratan como un hombre ordinario, resistiendo y condenando sin razón a Dios. Mientras que algunas personas pueden buscar humildemente, aunque no conozcan al Dios encarnado, pero sin saberlo, consiguen la guía y la iluminación del Espíritu Santo y reconocen al Cristo encarnado. Así como dijo Jesucristo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen;” (Juan 10:27). De esta manera, las ovejas pueden separarse de las cabras, y el trigo puede separarse de la cizaña. Si Dios no se hace carne para hacer Su obra en los últimos días, pensaremos en nosotros mismos como la persona que es la más leal a Dios, que ama más a Dios, y quien más merece las recompensas de Dios. Es precisamente porque la encarnación del Señor al regresar es normal y práctica, que las nociones y imaginaciones, la rebeldía y la resistencia dentro de nosotros están completamente expuestas. Por ejemplo, cuando Jesucristo se hace carne para obrar: Los fariseos y el pueblo judío vieron a Jesucristo como si fuera normal y ordinario en apariencia, por lo que lo consideraban como una persona ordinaria, juzgando indiscriminadamente, resistiéndose y condenándolo a Él. Dijeron que Jesucristo era el hijo de un carpintero y que expulsaba a los demonios de Belcebú, el príncipe de los demonios. No buscaron, en absoluto, la verdad expresada por Jesucristo. Sin embargo, los verdaderos creyentes en Dios, como Pedro, Juan y Nataniel, reconocieron la voz de Dios en la obra y la palabra de Jesucristo, lo siguieron de cerca y obedecieron Sus enseñanzas. Podemos decir que Dios lleva a cabo Su obra en los últimos días haciéndose carne para revelar a las ovejas y a las cabras, a los siervos y a los malvados, que manifiesta plenamente la omnipotencia y sabiduría de Dios y Su carácter justo.

Después de escuchar lo que compartió Pedro, mi corazón no podía calmarse por mucho tiempo. Previamente, yo simplemente sabía que cuando el Señor viniera de nuevo, Él recompensaría el bien y castigaría el mal, y separaría las ovejas de las cabras, pero yo no sabía cómo Él realizaría Su obra. Hasta entonces yo entendía, que el Señor haría esta obra en Su forma carnal cuando regresara y probaría si los creyentes en Él son verdaderos creyentes o con la obra normal y práctico del Hijo del Hombre, para que el bien pueda ser separado del mal. Tal obra de Dios es realmente demasiado sabia y no puede ser concebida y entendida por el hombre.

Después de un tiempo, Pedro me envió otro pasaje: “La primera encarnación fue para redimir al hombre del pecado por medio de la carne de Jesús, esto es, Él salvó al hombre desde la cruz, pero el carácter satánico corrupto todavía permaneció en el hombre. La segunda encarnación ya no es para que sirva de ofrenda por el pecado, sino para salvar por completo a los que fueron redimidos del pecado. Esto se hace de tal forma que los perdonados puedan ser librados de sus pecados, ser purificados completamente, y alcanzar un cambio de carácter, liberándose así de la influencia de las tinieblas de Satanás y regresando delante del trono de Dios. Sólo así puede el hombre ser plenamente santificado. […] Así pues, la segunda encarnación pondrá fin a toda la obra de Dios en la carne y completará el sentido de la encarnación de Dios. A partir de ahí, la obra de Dios en la carne habrá llegado totalmente a su fin. Después de la segunda encarnación, no se hará carne de nuevo por Su obra. Porque toda Su gestión habrá llegado a su fin. En los últimos días, Su encarnación habrá ganado totalmente a Su pueblo escogido, y todos los hombres en los últimos días habrán sido catalogados según su tipo. Él ya no hará más la obra de salvación ni regresará a la carne para llevar a cabo obra alguna” (‘El misterio de la encarnación (4)’). Y entonces él compartió conmigo: “La primera encarnación de Dios fue hacer la obra de redención para redimir a la humanidad del pecado; la segunda encarnación de Dios es hacer la obra de juicio y purificación para limpiar y cambiar a fondo a todos sus verdaderos creyentes, para que puedan llegar a ser las personas que están en consonancia con Su voluntad. Cuando Dios gana a aquellos que Él quiere salvar, Él realizará Su obra de separar todo según su clase y recompensar el bien y castigar el mal. Finalmente, Él traerá a toda la gente perfeccionada por Él al destino maravilloso. Por lo tanto, las dos encarnaciones de Dios han completado toda la obra del plan de gestión de Dios y completado el significado de Sus encarnaciones. Aparte de esto, no habrá una tercera o cuarta rencarnación de Dios”.

Oyendo lo que compartió Pedro y las palabras en el libro espiritual, mi problema finalmente fue resuelto. También entendí que la segunda encarnación de Dios es para realizar Su obra de concluir la Era y haber completado el significado de las encarnaciones de Dios. Desde entonces, Dios no se encarnará para hacer Su obra una tercera o cuarta vez. ¡Gracias a Dios! Parece que es muy importante aceptar la obra de la encarnación de Dios de los últimos días.

(Traducido del original en inglés al español por Xinia Arias Quirós)

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.



Parábola de la oveja perdida

2019-09-25 19:06:00 | Palabra de Dios

(Mateo 18:12-14) ¿Qué pensáis? Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve y va a las montañas y busca la que se ha perdido? Y si la encuentra, de verdad os digo, se alegra más por esa oveja que por las noventa y nueve que no se perdieron. Es así la voluntad del Padre que está en los cielos, que ninguno de estos pequeñitos muera.

Estudios biblicos,Parábola de la oveja perdida

Esto es una metáfora; ¿qué tipo de sentimiento produce este pasaje? La forma en la que se expresa esta alegoría utiliza una figura retórica del lenguaje humano; es algo que está dentro de la esfera del conocimiento del ser humano. Si Dios hubiera dicho algo parecido en la Era de la Ley, las personas habrían sentido que no era realmente coherente con Su identidad; sin embargo, cuando el Hijo del Hombre comunicó este pasaje en la Era de la Gracia, fue reconfortante, cálido e íntimo para las personas. Cuando Dios se hizo carne, cuando apareció en forma de hombre, usó una metáfora muy apropiada para expresar la voz de Su corazón en la humanidad. Esta representaba la propia voz de Dios y la obra que Él quería hacer en esa era. También simbolizaba una actitud que Dios tenía hacia las personas en la Era de la Gracia. Mirando desde la perspectiva de la actitud de Dios hacia las personas, comparó a cada una de ellas con una oveja. Si una oveja se pierde, Él hará lo que haga falta para encontrarla. Esto representa un principio de la obra de Dios en medio de la humanidad, esta vez en la carne. Dios usó esta parábola para describir Su determinación y Su actitud en esa obra. Esta era la ventaja de Dios al encarnarse: podía aprovecharse del conocimiento de la humanidad y usar el lenguaje humano para hablar a las personas, para expresar Su voluntad. Él explicó o “tradujo” al hombre Su lenguaje divino profundo, que resultaba difícil de entender para las personas en el lenguaje humano, de una forma humana. Esto ayudó a las personas a entender Su voluntad y a saber qué quería hacer Él. También pudo tener conversaciones con personas desde la perspectiva humana, usar el lenguaje humano y comunicar con ellas de una forma que entenderían. Hasta podía hablar y obrar usando el lenguaje y el conocimiento humanos, de forma que las personas pudieran sentir la bondad y la cercanía de Dios, y ver Su corazón. ¿Qué veis en esto? ¿Que no hay prohibición en las palabras y las acciones de Dios? De la manera como lo ven las personas, no hay modo de que Dios pudiera usar el conocimiento, el lenguaje o las formas de comunicarse del hombre para hablar sobre lo que Dios mismo quería decir, la obra que quería realizar, o expresar Su propia voluntad; esto es pensar erróneamente. Dios utilizó este tipo de metáfora para que las personas pudieran sentir la realidad y la sinceridad de Dios, y ver Su actitud hacia las personas durante ese período de tiempo. Esta parábola despertó a las personas de un sueño que habían estado viviendo bajo la ley durante mucho tiempo, y también inspiró a una generación tras otra de personas que vivieron en la Era de la Gracia. Leyendo el pasaje de esta parábola, se conoce la sinceridad de Dios al salvar a la humanidad y se entiende el peso de esta en Su corazón.

Echemos otro vistazo a la última frase en este pasaje: “Es así la voluntad del Padre que está en los cielos, que ninguno de estos pequeñitos muera”. ¿Fueron estas las propias palabras del Señor Jesús, o las de Su Padre en el cielo? Superficialmente, parece que es el Señor Jesús quien habla, pero Su voluntad representa la de Dios mismo, y por eso dijo: “Es así la voluntad del Padre que está en los cielos, que ninguno de estos pequeñitos muera”. Las personas de aquella época sólo reconocían como Dios al Padre del cielo, y esta persona que veían ante sus ojos sólo era un enviado suyo, y no podía representarlo. Por esta razón, el Señor Jesús también tuvo que decir esto, de forma que pudiesen sentir realmente la voluntad de Dios para la humanidad, así como la autenticidad y la precisión de lo que Él afirmaba. Aunque esto era algo sencillo de decir, era muy bondadoso y revelaba la humildad y lo secreto del Señor Jesús. Independientemente de que Dios se hiciera carne u obraba en la esfera espiritual, conocía muy bien el corazón humano, y entendía perfectamente lo que las personas necesitaban; sabía lo que las preocupaba y lo que las confundía, por lo que añadió esta frase, que resaltaba un problema oculto en la humanidad: las personas eran escépticas con lo que el Hijo del Hombre decía. Por eso, cuando el Señor Jesús estaba hablando tuvo que añadir: “Es así la voluntad del Padre que está en los cielos, que ninguno de estos pequeñitos muera”. Sus palabras sólo podían llevar fruto sobre esta premisa, para que las personas creyeran su rigurosidad y mejorara su credibilidad. Esto muestra que cuando Dios se volvió un Hijo del Hombre normal, Él y la humanidad tuvieron una relación muy embarazosa, y Su situación era muy embarazosa. También muestra cuán insignificante era el estatus del Señor Jesús entre los humanos en esa época. Cuando dijo esto, en realidad estaba diciendo a las personas: podéis descansar tranquilos, esto no representa lo que hay en Mi corazón, sino que es la voluntad del Dios que está en vuestros corazones. ¿No era algo irónico para la humanidad? Aunque obrando en la carne, Dios tenía muchas ventajas que no tenía en Su persona, Él tuvo que resistir sus dudas y rechazos, así como su insensibilidad y lentitud mental. Podría decirse que el proceso de la obra del Hijo del Hombre fue el de experimentar el rechazo de la humanidad, y el de estar compitiendo contra Él. Más que eso, fue el proceso de obrar para continuamente ganar la confianza de la humanidad y conquistarla a través de lo que Él tiene y es, de Su propia esencia. No fue tanto que Dios encarnado estuviera librando una guerra sobre el terreno contra Satanás, sino que se convirtió en un hombre corriente e inició una lucha con los que le siguen. En ella, el Hijo del Hombre completó Su obra con Su humildad, con lo que Él tiene y es, con Su amor y sabiduría. Consiguió a las personas que quería, obtuvo la identidad y el estatus que merecía, y volvió a Su trono.

Recomendación: Segunda Venida de Jesucristo


Las parábolas del Señor Jesús

2019-09-23 23:53:09 | Palabra de Dios

1) La parábola del sembrador (Mateo 13:1-9)

2) La parábola del trigo y la cizaña (Mateo 13:24-30)

3) La parábola de la semilla de mostaza (Mateo 13:31-32)

4) La parábola de la levadura (Mateo 13:33)

5) La parábola del trigo y la cizaña explicada (Mateo 13:36-43)

6) La parábola del tesoro escondido (Mateo 13:44)

7) La parábola de la perla (Mateo 13:45-46)

8) La parábola de la red (Mateo 13:47-50)

La parábola del sembrador

La primera es la parábola del sembrador. Es realmente interesante; sembrar semillas es un acontecimiento común en las vidas de las personas. La segunda es la del trigo y la cizaña. En lo que respecta a esta, cualquiera que haya plantado cultivos y adultos lo sabrá. La tercera es la parábola del grano de mostaza. Todos vosotros sabéis lo que es la mostaza, ¿verdad? Si no lo sabéis, podéis echar un vistazo a la Biblia. Para la cuarta, la de la levadura, la mayoría de las personas sabe que esta se usa para la fermentación; es algo que las personas utilizan en su vida cotidiana. Todas las parábolas siguientes, incluyendo la sexta, la del tesoro escondido, la séptima, la de la perla, y la octava, la de la red, se sacan de las vidas de las personas; todas vienen de las vidas actuales de ellas. ¿Qué tipo de cuadro pintan estas parábolas? Es una imagen de Dios convirtiéndose en una persona normal y viviendo junto a la humanidad, usando el lenguaje de una vida normal, el lenguaje humano para comunicar con los hombres y proveerles lo que necesitan. Cuando Dios se hizo carne y vivió en medio de la humanidad durante mucho tiempo, después de haber experimentado y presenciado los diversos estilos de vida de las personas, estas experiencias pasaron a ser Su manual para transformar Su lenguaje divino en humano. Por supuesto, estas cosas que Él vio y oyó en la vida también enriquecieron la experiencia humana del Hijo del Hombre. Cuando Él quería que las personas llegaran a entender algunas verdades, algo de la voluntad de Dios, podía usar parábolas parecidas a las anteriores para hablar a las personas acerca de la voluntad de Dios y Sus exigencias para la humanidad. Estas parábolas tenían, todas, relación con la vida de las personas; no había una sola que no estuviese en sintonía con las vidas humanas. Cuando el Señor Jesús vivió con la humanidad, vio a campesinos cuidando sus campos, sabía lo que eran la cizaña y la levadura; entendió que los humanos aman los tesoros, por lo que usó las metáforas del tesoro escondido y la perla; con frecuencia vio a pescadores echando sus redes; etc. El Señor Jesús observó estas actividades en las vidas de los hombres, y también experimentó ese tipo de vida. Él fue igual que cualquier otra persona normal, comía tres veces al día y seguía las rutinas cotidianas de los seres humanos. Experimentó personalmente la vida de una persona corriente, y fue testigo de la vida de otros. Cuando presenció y experimentó todo esto en persona, no pensó en cómo tener una buena vida o vivir con mayor libertad y comodidad. Cuando estuvo experimentando una vida humana auténtica, el Señor Jesús vio las dificultades en la vida de las personas, el sufrimiento, el infortunio, y la tristeza de las personas bajo la corrupción de Satanás, existiendo bajo su campo de acción, y en pecado. Mientras experimentaba personalmente la vida humana, también comprobó cuán desamparadas estaban las personas que vivían en medio de la corrupción, y vio y experimentó la desgracia de quienes vivían en pecado, los que estaban perdidos en la tortura de Satanás, del mal. Cuando el Señor Jesús vio estas cosas, ¿las vio con Su divinidad o con Su humanidad? Su humanidad existió realmente, estaba completamente viva; Él pudo experimentar y ver todo esto y, por supuesto, Él también lo vio en Su esencia, en Su divinidad. Esto es, Cristo mismo, el Señor Jesús hombre vio esto, y todo lo que observó le hizo sentir la importancia y la necesidad de la obra que había acometido, en ese momento, en la carne. Aunque Él mismo sabía que la responsabilidad que debía asumir en la carne era inmensa, y lo cruel que sería el dolor que afrontaría, cuando vio a la humanidad desamparada en el pecado, el infortunio de sus vidas y sus luchas ineficaces bajo la ley, sintió cada vez mayor tristeza, y más inquietud por salvar a la humanidad del pecado. Independientemente del tipo de dificultades que afrontaría o del dolor que sufriría, estuvo cada vez más decidido a redimir a la humanidad que vivía en pecado. Durante este proceso, se podría decir que el Señor Jesús comenzó a entender con mayor claridad la obra que necesitaba hacer y lo que se le había encomendado. También se sintió cada vez más deseoso de completar la obra que debía acometer: cargar con todos los pecados de la humanidad, hacer expiación por ella para que no viviera más en pecado y que Dios fuera capaz de olvidar los pecados del hombre, gracias a la ofrenda por el pecado, permitiéndole impulsar Su obra de salvar a la humanidad. Se podría decir que, en Su corazón, el Señor Jesús estaba dispuesto a ofrecerse por la humanidad, a sacrificarse. También lo estaba a actuar como ofrenda por el pecado, a ser clavado en la cruz, y estaba ansioso por completar esta obra. Cuando vio las condiciones miserables de las vidas humanas, todavía quiso cumplir Su misión a la mayor rapidez posible, sin el retraso de un solo minuto o segundo. Cuando tuvo ese sentimiento de urgencia, no estaba pensando en lo grande que sería Su dolor ni en cuanta humillación tendría que soportar; sólo tenía una convicción en Su corazón: mientras Él se ofreciera, mientras fuera clavado en la cruz como ofrenda por el pecado, la voluntad de Dios se llevaría a cabo y Él podría comenzar una nueva obra. La vida de la humanidad y su estado de existencia en el pecado, cambiarían por completo. Su convicción y lo que estaba decidido a hacer guardaban relación con salvar al hombre, y sólo tenía un objetivo: llevar a cabo la voluntad de Dios, de manera que pudiese iniciar, con éxito, la siguiente etapa en Su obra. Esto es lo que había en la mente del Señor Jesús en aquella época.

Viviendo en la carne, el Dios encarnado poseía una humanidad normal; poseía las emociones y el raciocinio de una persona normal. Sabía lo que era la felicidad, el dolor, y cuando vio a la humanidad en este tipo de vida, sintió en lo más profundo que simplemente dándoles a las personas algunas enseñanzas, proveyéndoles algo o instruyéndolas en algo no las sacaría del pecado. Tampoco las redimiría de este haciéndoles obedecer solamente los mandamientos; sólo cuando cargara con el pecado de la humanidad y se convirtiera en la semejanza de carne pecadora podría intercambiarlo por la libertad del hombre y por el perdón de Dios para este. Así, después de que el Señor Jesús experimentara y presenciara la vida de pecado de los hombres, un intenso deseo se manifestó en Su corazón: permitir que se libraran de su vida de lucha en el pecado. Este deseo hizo que sintiera cada vez más que debía ir a la cruz y cargar con los pecados de la humanidad lo antes posible, lo más rápido que pudiera. Estos fueron los pensamientos del Señor Jesús en ese momento, después de haber vivido con personas y haber visto, oído y sentido la desgracia de sus vidas en el pecado. Que el Dios encarnado pudiera tener esta clase de voluntad para el hombre, que pudiera expresar y revelar esta clase de carácter, ¿es algo que una persona normal pudiera poseer? ¿Qué vería una persona corriente en este tipo de entorno? ¿Qué pensaría? Si una persona normal afrontase todo esto, ¿consideraría los problemas desde una perspectiva elevada? ¡Definitivamente no! Aunque el aspecto del Dios encarnado sea exactamente igual al de un ser humano, Él aprende el conocimiento humano, habla el lenguaje humano y, en ocasiones, hasta expresa Sus ideas a través de los medios o las expresiones del hombre, Su modo de ver a los seres humanos y la esencia de las cosas es absolutamente distinto a como las personas corruptas ven estas mismas cosas. Su perspectiva y la altura en la que se halla es algo inalcanzable para una persona corrupta. Esto se debe a que Dios es la verdad, Su carne también posee la esencia de Dios, y Sus pensamientos así como lo que expresa Su humanidad también son la verdad. Para las personas corruptas, lo que Él expresa en la carne son provisiones de la verdad y de la vida, y no sólo es para una persona, sino para toda la humanidad. En el caso de cualquier persona corrupta, en su corazón solamente se hallan las pocas personas relacionadas con ella. Sólo hay aquel grupo de personas que ella aprecia y por las que se preocupa. Cuando el desastre está en el horizonte piensa primero en sus propios hijos, su cónyuge, o sus padres, y una persona más filantrópica pensaría como mucho en algún familiar o en un buen amigo; ¿piensa en alguien más? ¡Nunca! Porque los seres humanos son, después de todo, humanos, y sólo pueden ver algo desde la perspectiva y la altura de una persona. Sin embargo, Dios encarnado es totalmente diferente de una persona corrupta. Independientemente de lo corriente, normal y humilde que sea la carne del Dios encarnado, o de la cantidad de desprecio con que lo mire la gente, Sus pensamientos y Su actitud hacia la humanidad son cosas que ningún hombre podría poseer ni imitar. Él siempre observará a la humanidad desde la perspectiva de la divinidad, desde la altura de Su posición como Creador. Siempre la contemplará a través de la esencia y de la mentalidad de Dios. No puede verla en absoluto desde la altura de una persona normal ni desde la perspectiva de una corrupta. Cuando las personas miran a la humanidad, lo hacen con una visión humana, y usan cosas como el conocimiento, las normas y las teorías humanos como punto de referencia. Esto se halla dentro del ámbito de lo que las personas pueden ver con sus ojos, de lo que unos seres corruptos pueden lograr. Cuando Dios mira a la humanidad, lo hace con visión divina; usa como medida Su esencia y lo que Él tiene y es. Este ámbito incluye cosas que las personas no pueden ver, y en esto es en lo que Dios encarnado y los humanos corruptos son totalmente diferentes. Esta divergencia viene determinada por la esencia de los seres humanos que es distinta a la de Dios y que determina las identidades y las posiciones, así como la perspectiva y la altura desde la que ven las cosas. ¿Veis la expresión y la revelación de Dios mismo en el Señor Jesús? Podrías decir que lo que Él hizo y dijo guardaba relación con Su ministerio y con la obra de gestión de Dios mismo, que todo ello era la expresión y la revelación de Su esencia. Aunque tuvo una manifestación humana, Su esencia divina y la revelación de Su divinidad no pueden negarse. ¿De verdad era esta manifestación humana una expresión de la humanidad? Por su propia esencia, fue Su manifestación humana totalmente diferente de la de las personas corruptas. El Señor Jesús fue Dios encarnado, y si hubiera sido realmente una persona normal, corrupta, ¿habría podido contemplar la vida de la humanidad, en pecado, desde una perspectiva divina? ¡En absoluto! Esta es la diferencia entre el Hijo del Hombre y las personas corrientes. Todas las personas corruptas viven en pecado, y cuando alguien ve el pecado, no tiene ningún sentimiento particular respecto al mismo; son todas iguales, como un cerdo que vive en el fango y no se siente en absoluto incómodo ni sucio; come bien y duerme profundamente. Si alguien limpia la pocilga, el cerdo no se sentirá a gusto ni se mantendrá limpio. Pronto estará revolcándose de nuevo en el fango, y sintiéndose por completo a gusto, porque es una criatura sucia. Cuando los seres humanos ven un cerdo, sienten que es sucio; y si lo limpias, no se sentirá mejor. Por esta razón nadie tiene un cerdo en casa. La forma en que los humanos ven a los cerdos siempre será diferente de cómo se sienten ellos, porque humanos y cerdos no son de la misma especie. Y como el Hijo del Hombre encarnado no es de la misma especie que los seres humanos corruptos, sólo el Dios encarnado puede alzarse desde una perspectiva divina, y desde la altura de Dios para contemplar a la humanidad, y verlo todo.

Cuando Dios se hace carne y vive en medio de la humanidad, ¿qué sufrimiento experimenta en la carne? ¿Lo entiende alguien realmente? Algunas personas dicen que Dios sufre mucho y aunque Él es Dios mismo, las personas no entienden Su esencia y siempre lo tratan como una persona, lo que lo hace sentir agraviado e injustamente perjudicado. Declaran que el sufrimiento de Dios es verdaderamente grande. Otros aseveran que Dios es inocente y sin pecado, pero que sufre lo mismo que la humanidad y es víctima de persecución, difamación e indignidades junto con ella; también dicen que Él soporta las malinterpretaciones y la desobediencia de Sus seguidores. En realidad, el sufrimiento de Dios no puede medirse. Parece que no entendéis realmente a Dios. De hecho, este sufrimiento del que habláis no cuenta como verdadero sufrimiento para Dios, porque hay uno mayor que este. ¿Cuál es, pues, el verdadero sufrimiento para Dios mismo? ¿Cuál es el verdadero sufrimiento para la carne del Dios encarnado? Para Dios, no es un sufrimiento que la humanidad no le entienda, que le malinterpreten y que no lo vean como Dios. Sin embargo, las personas sienten a menudo que Él debe de haber sufrido una gran injusticia, que durante el tiempo que está en la carne Dios no puede mostrar Su persona a la humanidad ni permitirle ver Su grandeza, y que se esconde humildemente en una carne insignificante, por lo que debió de ser terrible para Él. Las personas se toman a pecho lo que pueden entender y ver del sufrimiento de Dios, le manifiestan toda clase de simpatía, y a menudo hasta le elevarán una pequeña alabanza por ello. En realidad, existe una diferencia, una brecha entre lo que las personas entienden del sufrimiento de Dios y lo que Él siente realmente. Os estoy diciendo la verdad: para Dios, independientemente de que se trate del Espíritu de Dios o de la carne del Dios encarnado, ese no es un sufrimiento verdadero. ¿Qué hace, pues, sufrir a Dios de verdad? Hablemos sobre el sufrimiento de Dios tan sólo desde la perspectiva del Dios encarnado.

Cuando Dios se hace carne y se convierte en una persona corriente, normal, que vive en medio de la humanidad, codo con codo con las personas, ¿no puede ver ni sentir los métodos, las leyes y las filosofías de las personas para vivir? ¿Cómo le hacen sentir esos métodos y leyes para la existencia? ¿Siente aborrecimiento en Su corazón? ¿Por qué iba a sentirlo? ¿Cuáles son los métodos y las leyes de la humanidad para vivir? ¿En qué principios están arraigados? ¿En qué se basan? Los métodos, las leyes, etc., de la humanidad para vivir, todo está creado en base a la lógica, el conocimiento y la filosofía de Satanás. Los humanos que viven bajo estos tipos de leyes no tienen humanidad, ni verdad, todos ellos desafían a la verdad, y son hostiles a Dios. Si echamos un vistazo a la esencia de Dios, vemos que esta es exactamente lo contrario de la lógica, el conocimiento y la filosofía de Satanás. Su esencia está llena de justicia, verdad, santidad, y otras realidades de todas las cosas positivas. ¿Qué siente Dios en Su corazón, poseyendo esta esencia y viviendo en medio de esa humanidad? ¿No está lleno de dolor? Su corazón está dolido, y ese dolor es algo que ninguna persona puede entender ni comprender. Y es que todo lo que Él afronta, se encuentra, oye, ve y experimenta es la corrupción, el mal y la rebelión contra la verdad y la resistencia a la misma. Todo lo que viene de los humanos es la fuente de Su sufrimiento. Es decir, como Su esencia y la de los seres humanos corruptos no son la misma, la corrupción de estos pasa a ser la fuente de Su mayor sufrimiento. ¿Puede Dios, al hacerse carne, encontrar a alguien que comparta un lenguaje común con Él? Esto no se puede hallar entre los hombres. No hay quien pueda comunicar ni tener este diálogo con Dios. ¿Qué tipo de sentimiento dirías que tiene Dios? Las cosas que las personas exponen, aman, buscan y anhelan están todas relacionadas con el pecado, con tendencias malvadas. Cuando Dios afronta todo esto, ¿no es como un cuchillo para Su corazón? ¿Podría tenerlo henchido de gozo frente a estas cosas? ¿Podría hallar consuelo? Los que están viviendo con Él son seres humanos llenos de rebeldía y maldad; ¿cómo podría no sufrir Su corazón? ¿Cómo es de grande este sufrimiento en realidad, y a quién le preocupa? ¿Quién presta atención? ¿Y quién podría apreciarlo? Las personas no tienen forma de entender el corazón de Dios. Su sufrimiento es algo que las personas son particularmente incapaces de apreciar, y la frialdad y el entumecimiento de la humanidad profundizan aún más el sufrimiento de Dios.

Algunas personas simpatizan a menudo con la difícil situación de Cristo porque hay un versículo en la Biblia que dice: “Los zorros tienen guaridas y las aves del aire tienen sus nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene donde apoyar Su cabeza”. Cuando las personas oyen esto, se lo toman a pecho y creen que es el mayor sufrimiento que Dios resiste, y también es el mayor sufrimiento que Cristo resiste. Ahora, mirándolo desde la perspectiva de los hechos, ¿es ese el caso? Dios no cree que estas dificultades sean sufrimiento. Nunca ha clamado contra la injusticia por las dificultades de la carne ni ha hecho que los seres humanos le devuelvan nada ni lo recompensen. Sin embargo, cuando ve el todo de la humanidad, las vidas corruptas y la maldad de los seres humanos corruptos, cuando ve que la humanidad está entre las garras de Satanás, apresada por él sin poder escapar, esas personas que viven en pecado no saben cuál es la verdad: Él no soporta todos estos pecados. Su aborrecimiento de los hombres se incrementa día a día, pero Él tiene que aguantar todo esto. Este es el gran sufrimiento de Dios. Él no puede expresar plenamente la voz de Su corazón, Su felicidad, Su ira, Su tristeza o Su placer entre Sus seguidores, y nadie entre ellos puede entender verdaderamente Su sufrimiento. Nadie intenta siquiera entender o consolar Su corazón, que soporta este padecimiento día tras día, año tras año, una y otra vez. ¿Qué veis en todo esto? Dios no exige nada a los humanos a cambio de lo que Él ha dado, sino que por Su esencia no puede tolerar en absoluto la maldad, la corrupción y el pecado de la humanidad. Él siente un aborrecimiento y un odio extremos, que llevan a Su corazón y a Su carne a soportar un sufrimiento inacabable. ¿Podríais ver todo esto? Lo más probable es que ninguno de vosotros pudiera, porque no hay entre vosotros quien entienda de verdad a Dios. A lo largo del tiempo podéis experimentarlo gradualmente por vosotros mismos.


¿Por qué Dios toma nombres y puede un nombre representar la totalidad de Dios?

2019-09-23 19:30:18 | Reflexiones Cristianas

Señor Jesús

Palabras relevantes de Dios:

¿Podría el nombre de Jesús, “Dios con nosotros” representar el carácter de Dios en su totalidad? ¿Podría articular por completo a Dios? Si el hombre afirma que a Dios sólo se le puede llamar Jesús y no puede tener ningún otro nombre, porque no puede cambiar Su carácter, ¡tales palabras son una blasfemia! ¿Crees que el nombre de Jesús —Dios con nosotros— puede representar a Dios en Su totalidad? A Dios se le puede llamar por muchos nombres, pero entre todos estos no hay uno que pueda englobar todo lo que Él tiene, ninguno puede representarlo plenamente. Por tanto, Dios tiene muchos nombres, pero estos no pueden articular por completo el carácter de Dios, que es demasiado rico y supera el conocimiento del hombre. El lenguaje humano es incapaz de englobar del todo a Dios. El hombre tiene un vocabulario limitado con el que encapsular todo lo que conoce del carácter divino: grande, honorable, maravilloso, inimaginable, supremo, santo, justo, sabio, etc. ¡Demasiadas palabras! Tan limitado léxico es incapaz de describir lo poco que el hombre ha experimentado del carácter de Dios. Más adelante, muchos añadieron más palabras para describir mejor el fervor de sus corazones: ¡Dios es demasiado grande! ¡Dios es demasiado santo! ¡Dios es demasiado amoroso! Hoy, dichos como estos han alcanzado su punto álgido, aunque el hombre sigue siendo incapaz de expresar con claridad a Dios. Por tanto, para el hombre Dios tiene muchos nombres, aunque no tiene uno solo, y esto se debe a que el ser de Dios es demasiado abundante, y el lenguaje del hombre demasiado inadecuado. Una palabra o nombre particular no tendría poder para representar a Dios en Su totalidad. ¿Puede Él, por tanto, adoptar un nombre fijo? Dios es tan grande y tan santo, ¿por qué no le permites cambiar Su nombre cada nueva era? Por ello, en cada era que Dios realiza, personalmente, Su propia obra, usa un nombre que encaje con la era para condensar la obra que hace. Usa este nombre particular, uno que posee la relevancia de la era, para representar Su carácter en dicha era. Dios usa el lenguaje del hombre para expresar Su propio carácter. Incluso entonces, muchas personas que han tenido experiencias espirituales y lo han visto de manera personal, siguen sintiendo que un nombre concreto es incapaz de representarlo en Su totalidad; ¡qué triste! No llaman a Dios por un nombre y se limitan a referirse a Él como “Dios”. Sus corazones parecen llenos de amor, aunque también parecen plagados de contradicciones, porque no saben cómo explicar a Dios. Lo que Dios es es demasiado abundante y, por ello, sencillamente no hay forma de describirlo. No hay un solo nombre que pueda resumir Su carácter ni describir todo lo que Él tiene y es. Si alguien me pregunta: “¿Qué nombre usas exactamente?”, Yo les respondería: “¡Dios es Dios!”. ¿Acaso no es este el mejor nombre para Dios? ¿No es la mejor encapsulación del carácter de Dios? ¿Por qué erogáis tanto esfuerzo y le buscáis nombre a Dios? ¿Para qué pensáis tanto, dejáis de comer y de dormir sólo por un nombre? Llegará un día en el que no se le llamará a Dios Jehová, Jesús o el Mesías; será tan sólo llamado el Creador. En ese momento, todos los nombres que adoptó en la tierra acabarán, porque Su obra en la tierra habrá tocado a su fin, y después de ello Él no tendrá nombre. […] Deberías saber que, originalmente, Dios no tenía nombre. Sólo adoptó uno, dos, o muchos, porque tenía una obra que hacer y tenía que gestionar a la humanidad. Cualquiera que sea el nombre por el que se le llame, ¿no lo escoge Él libremente? ¿Acaso te necesita Él a ti, una criatura, para decidirlo? El nombre por el cual se llama a Dios es acorde a lo que el hombre puede recibir y a su lenguaje, pero este nombre no puede ser condensado por él. Sólo puedes decir que hay un Dios en el cielo, que se le llama Dios, que es Dios mismo con gran poder, demasiado sabio, demasiado exaltado, demasiado maravilloso, demasiado misterioso, demasiado todopoderoso y no puedes decir nada más; es todo lo que sabes. De este modo, ¿puede el hombre de Jesús solo representar a Dios mismo?

de ‘La visión de la obra de Dios (3)’

En cada era y etapa de la obra, Mi nombre no carece de base, sino que tiene un significado representativo: cada nombre representa una era. “Jehová” representa la Era de la Ley, y es el título honorífico para el Dios adorado por el pueblo de Israel. “Jesús” representa la Era de la Gracia, y es el nombre del Dios de todos aquellos que fueron redimidos durante la Era de la Gracia. Si el hombre sigue anhelando la llegada de Jesús el Salvador durante los últimos días, y sigue esperando que llegue con la imagen que llevó en Judea, entonces todo el plan de gestión de seis mil años se detendría en la Era de la Redención, y sería incapaz de progresar más lejos. Los últimos días, además, nunca llegarían, y la era nunca acabaría. Esto se debe a que Jesús el Salvador es sólo para la redención y la salvación de la humanidad. Yo adopté el nombre de Jesús por causa de todos los pecadores en la Era de la Gracia, y no es el nombre por el cual llevaré a su fin a toda la humanidad. Aunque Jehová, Jesús, y el Mesías representan todos a Mi Espíritu, estos nombres sólo denotan las diferentes eras en Mi plan de gestión, y no representan mi totalidad. Los nombres por los que me llaman las personas en la tierra no pueden articular todo Mi carácter y todo lo que soy. Son simplemente nombres diferentes por los que soy llamado durante diferentes eras. Así pues, cuando la era final —la de los últimos días— llegue, Mi nombre cambiará de nuevo. No se me llamará Jehová, o Jesús, mucho menos el Mesías, sino el poderoso Todopoderoso Dios mismo, y bajo este nombre pondré fin a toda la era.

de ‘El Salvador ya ha regresado en una “nube blanca”’

Recomendación: La segunda venida de Cristo