Seguir a Dios

El amor de Dios es la fortaleza de mi vida

Versículos sobre las bendiciones de Dios

2019-10-20 22:02:23 | Palabra de Dios

Cuando se trata de la bendición de Dios, la mayoría de las personas piensan que la bendición de Dios es vivir con paz y seguridad, con felicidad y alegría, no tener escasez de alimentos o ropa y tener una familia feliz y armoniosa. Otras piensan que la bendición de Dios es recibir todo tipo de dones y habilidades para trabajar y predicar el evangelio por Él. Entonces, ¿la bendición de Dios solo son estas? ¿Las pruebas o los asuntos insatisfactorios son Su bendición o no? Los siguientes versículos y artículos relacionados te ayudan a comprender por completo la bendición de Dios.

Hebreos 12:14

Salmos 23 Salmo de David. JEHOVA es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará yacer: Junto á aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Guiárame por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores: Ungiste mi cabeza con aceite: mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida: Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

Santiago 1:12 Bienaventurado el varón que sufre la tentación; porque cuando fuere probado, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido á los que le aman.


Santiago 1:2-4 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando cayereis en diversas tentaciones; Sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia. Mas tenga la paciencia perfecta su obra, para que seáis perfectos y cabales, sin faltar en alguna cosa.


Apocalipsis 3:10 Porque has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la tentación que ha de venir en todo el mundo, para probar á los que moran en la tierra.


Apocalipsis 2:7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias. Al que venciere, daré á comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.


Apocalipsis 2:11 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias. El que venciere, no recibirá daño de la muerte segunda.


Apocalipsis 3:5 El que venciere, será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.


Apocalipsis 21:3-4 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos. Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas.


Apocalipsis 22:1-5 DESPUÉS me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En el medio de la plaza de ella, y de la una y de la otra parte del río, estaba el árbol de la vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto: y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; sino que el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán. Y verán su cara; y su nombre estará en sus frentes. Y allí no habrá más noche; y no tienen necesidad de lumbre de antorcha, ni de lumbre de sol: porque el Señor Dios los alumbrará: y reinarán para siempre jamás.

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La ira de Dios es una salvaguardia para todas las fuerzas justas y todas las cosas positivas

2019-10-20 20:47:49 | Palabra de Dios

 Al entender estos ejemplos del discurso, los pensamientos y las acciones de Dios, ¿eres capaz de entender el carácter justo de Dios, un carácter que no puede ofenderse? Al final, este es un aspecto del carácter exclusivo de Dios mismo, independientemente de cuánto pueda entender el hombre. La intolerancia de la ofensa por parte de Dios es Su esencia exclusiva; la ira de Dios es Su carácter exclusivo; la majestad de Dios es Su esencia exclusiva. El principio detrás de la ira de Dios demuestra la identidad y el estatus que sólo Él posee. Uno no necesita mencionar que es también un símbolo de la esencia del único Dios mismo. El carácter de Dios es Su propia esencia inherente. No cambia en absoluto con el paso del tiempo, ni cambia cuando lo hace el lugar. Su carácter inherente es Su esencia intrínseca. Independientemente de sobre quién lleve a cabo Su obra, Su esencia no cambia, y tampoco lo hace Su carácter justo. Cuando uno enoja a Dios, lo que Él envía es Su carácter inherente; en este momento el principio detrás de Su ira no cambia, ni tampoco Su identidad y estatus únicos. Él no se enoja debido a un cambio en Su esencia o porque Su carácter haya producido diferentes elementos, sino porque la oposición del hombre contra Él ofende Su carácter. La flagrante provocación del hombre hacia Dios es un desafío serio a la propia identidad y estatus de Dios. Bajo el punto de vista de Dios, cuando el hombre lo desafía, está compitiendo con Él y poniendo a prueba Su ira. Cuando el hombre se opone a Dios, cuando compite con Dios, cuando pone a prueba continuamente la ira de Dios —que es también cuando el pecado prolifera— la ira de Dios se revelará y presentará de forma natural. Por tanto, la expresión de Dios de Su ira simboliza que todas las fuerzas malvadas dejarán de existir; simboliza que todas las fuerzas hostiles serán destruidas. Esta es la unicidad del justo carácter de Dios, y es la unicidad de Su ira. Cuando la dignidad y la santidad de Dios son desafiadas, cuando las fuerzas justas son obstruidas y no son vistas por el hombre, Dios enviará Su ira. Debido a la esencia de Dios, todas esas fuerzas sobre la tierra que compiten con Dios, se oponen y enfrentan a Él son malignas, corruptas e injusticia; proceden de Satanás y le pertenecen. Como Dios es justo, de la luz y perfectamente santo, todas las cosas malas, corruptas y pertenecientes a Satanás desaparecerán con la liberación de la ira de Dios.

Aunque el derramamiento de la ira de Dios es un aspecto de la expresión de Su carácter justo, la ira de Dios no es en absoluto indiscriminada en cuanto a su objetivo o sin principios. Al contrario, Dios no es en absoluto rápido para la ira, ni revela precipitadamente Su ira y Su majestad. Adicionalmente, la ira de Dios se controla y mide considerablemente; no es en absoluto comparable a cómo estallará un hombre de furia o dará rienda suelta a su ira. La Biblia registra muchas conversaciones entre el hombre y Dios. Las palabras de algunos de estos individuos eran superficiales, ignorantes e infantiles, pero Dios no los mató, ni los condenó. En particular, durante la prueba de Job, ¿cómo trató Jehová a los tres amigos de Job y a los demás después de oír las palabras que hablaron a Job? ¿Los condenó? ¿Se enfureció con ellos? ¡No hizo nada por el estilo! En su lugar, Él dijo a Job que rogase por ellos, que orase por ellos; Dios, por otra parte, no se tomó a pecho sus errores. Todos estos ejemplos representan la actitud principal con la que Dios trata a la humanidad corrupta e ignorante. Por tanto, la liberación de la ira de Dios no es en absoluto una expresión o un desahogo del estado de ánimo. La ira de Dios no es una erupción de furia a gran escala tal como el hombre la entiende. Dios no desata Su ira porque sea incapaz de controlar Su propio estado de ánimo o porque Su enojo haya alcanzado su punto de ebullición y deba ser descargado. Al contrario, Su ira es una muestra de Su carácter justo y una expresión genuina de Su carácter justo; es una revelación simbólica de Su esencia santa. Dios es ira, no tolera ninguna ofensa, esto no quiere decir que la ira de Dios no distinga entre causas o no tenga principios; la humanidad corrupta es la que tiene una patente exclusiva de estallidos de furia aleatorios y sin principios que no distingue entre causas. Una vez que el hombre tiene estatus, encontrará frecuentemente difícil controlar su estado de ánimo, y disfrutará aprovechándose de situaciones para expresar su insatisfacción y dar rienda suelta a sus emociones; a menudo estallará de furia sin razón aparente, como para revelar su capacidad y hacer que otros sepan que su estatus e identidad son diferentes de los de las personas ordinarias. Por supuesto, las personas corruptas sin estatus alguno también perderán frecuentemente el control. Su enojo es a menudo provocado por un daño a sus beneficios individuales. Con el fin de proteger su propio estatus y dignidad, la humanidad corrupta dará frecuentemente rienda suelta a sus emociones y revelará su naturaleza arrogante. El hombre estallará de ira y descargará sus emociones a fin de defender la existencia del pecado, y estas acciones son las formas en las que el hombre expresa su insatisfacción. Estas acciones rebosan de inmundicia; rebosan de conspiraciones e intrigas; rebosan de la corrupción y la maldad del hombre, más aun, rebosan de las ambiciones y los deseos salvajes del hombre. Cuando la justicia compite con la maldad, el hombre no estallará de furia para defender la existencia de la justicia; contrariamente, cuando las fuerzas de la justicia son amenazadas, perseguidas y atacadas, la actitud del hombre es la de pasar por alto, evadirse o encogerse. Sin embargo, cuando se enfrenta a las fuerzas del mal, la actitud del hombre es la de siervo, reverencia, sumisión. Por tanto, el desahogo del hombre es un escape para las fuerzas malignas, una expresión de la conducta malvada descontrolada e imparable del hombre carnal. Cuando Dios envía Su ira, sin embargo, todas las fuerzas malvadas serán detenidas; todos los pecados que hacen daño al hombre serán detenidos; todas las fuerzas hostiles que obstruyen la obra de Dios serán evidentes, separadas y malditas; todos los cómplices de Satanás que se oponen a Dios serán castigados, erradicados. En su lugar, la obra de Dios continuará libre de cualquier obstáculo; el plan de gestión de Dios continuará desarrollándose paso a paso según el calendario; el pueblo escogido de Dios estará libre de las perturbaciones y los engaños de Satanás; aquellos que siguen a Dios disfrutarán del liderazgo y la provisión de Dios en entornos tranquilos y apacibles. La ira de Dios es una salvaguardia que evita que todas las fuerzas malignas se multipliquen y proliferen, y es también una salvaguardia que protege la existencia y la difusión de todas las cosas justas y positivas, y las guarda eternamente de la supresión y la subversión.

Recomendación: Estudios biblicos profundos





Película cristiana corta | "Los días de Noé han llegado" Advertencias de Dios para los últimos días

2019-10-18 20:50:41 | Reflexiones Cristianas

 

Película cristiana corta | "Los días de Noé han llegado" Advertencias de Dios para los últimos días

Echemos la vista atrás hacia la humanidad durante la era de Noé. El hombre estaba inmerso en todo tipo de actividades maliciosas sin dedicar el menor pensamiento al arrepentimiento. Nadie escuchaba la palabra de Dios. Su rigidez y maldad despertaron la ira de Dios y, al final, fueron tragados por el desastre del gran diluvio. Sólo la familia de ocho miembros de Noé escucharon la palabra de Dios y fueron capaces de sobrevivir. Ahora los últimos días ya han llegado. La corrupción de la humanidad se acentúa más y más. Todo el mundo reverencia el mal. Todo el mundo religioso sigue la corriente mundana. No sienten el más mínimo amor por la verdad. ¡Los días de Noé ya han llegado! Para salvar a la humanidad, Dios ha regresado una vez más para llevar a cabo la obra de juicio de los últimos días entre la humanidad. ¡Esta es la última vez que Dios salva al hombre! ¿Qué debe elegir la humanidad?

Esta es una historia verdadera. En vista de que los ciudadanos del condado de Qingping en la provincia de Sichuan se han negado constantemente a aceptar el evangelio del reino de Dios Todopoderoso, se han encontrado con dos situaciones de desastre. Durante el Gran Terremoto de Sichuan, muchos hermanos y hermanas que creían en Dios Todopoderoso fueron milagrosamente protegidos por Dios y sobrevivieron. Se ha dado testimonio de estos hechos: aquellos que aceptan y obedecen a Dios y aquellos que niegan y se resisten a Dios. ¡Estos dos tipos de personas tienen dos finales muy diferentes!


Si tu creencia en Dios es verdadera, recibirás a menudo Su cuidado

2019-10-18 16:59:58 | Reflexiones Cristianas

El cambio de intenciones por parte de Dios hacia las personas de Nínive no implicaba dudas o ambigüedad. Más bien, era una transformación desde la ira pura a la tolerancia pura. Esta es una revelación verdadera de la esencia de Dios. Dios nunca está indeciso o inseguro en Sus acciones; los principios y propósitos detrás de Sus actos son todos claros y transparentes, puros y perfectos, con absolutamente ninguna estratagema o artimaña entretejida dentro. En otras palabras, la esencia de Dios no contiene tinieblas o maldad. Dios se enojó con los ninivitas debido a que sus actos malvados habían llegado a Sus ojos; en ese momento Su ira derivaba de Su esencia. Sin embargo, cuando la ira de Dios desapareció y Él concedió Su tolerancia sobre el pueblo de Nínive una vez más, todo lo que Él reveló era aún Su propia esencia. La totalidad de este cambio era debida a un cambio en la actitud del hombre hacia Dios. Durante todo este período de tiempo, el carácter que no se puede ofender de Dios no cambió; la esencia tolerante de Dios no cambió; la esencia amorosa y misericordiosa de Dios no cambió. Cuando las personas cometen actos malvados y ofenden a Dios, Él traerá Su ira sobre ellas. Cuando las personas se arrepienten verdaderamente, el corazón de Dios cambiará, y Su ira cesará. Cuando las personas continúan oponiéndose tozudamente a Dios, Su furia no cesará; Su ira los presionará poco a poco hasta que sean destruidos. Esta es la esencia del carácter de Dios. Independientemente de si Dios está expresando ira o misericordia y benignidad, la conducta, el comportamiento y la actitud hacia Dios en las profundidades de su corazón dictan aquello que se expresa por medio de la revelación del carácter de Dios. Si Dios somete continuamente a una persona a Su ira, el corazón de esta persona se opone indudablemente a Dios. Como nunca se ha arrepentido verdaderamente, no ha inclinado su cabeza delante de Dios ni ha poseído una verdadera creencia en Dios, nunca ha obtenido la misericordia y tolerancia de Dios. Si uno recibe a menudo el cuidado de Dios y obtiene frecuentemente Su misericordia y tolerancia, entonces esta persona tiene indudablemente una verdadera creencia en Dios en su corazón, y este no se opone a Dios. A menudo se arrepiente verdaderamente delante de Dios; por tanto, aunque la disciplina de Dios desciende frecuentemente sobre esta persona, Su ira no lo hará.

Nínive se arrepiente

Este breve relato permite a las personas ver el corazón de Dios, ver la realidad de Su esencia, ver que el enojo de Dios y el cambio de Su corazón no se producen sin causa. A pesar del marcado contraste que Dios manifestó cuando estaba airado y cuando cambió Su corazón, que hace que las personas crean que parece que hay una gran brecha o un gran contraste entre estos dos aspectos de la esencia de Dios —Su ira y Su tolerancia— la actitud de Dios hacia el arrepentimiento de los ninivitas permite una vez más a las personas ver otro lado del verdadero carácter de Dios. El cambio de opinión de Dios verdaderamente permite a la humanidad ver de nuevo la verdad de la misericordia y la benignidad de Dios y ver la verdadera revelación de la esencia de Dios. La humanidad no tiene sino que reconocer que la misericordia y la benignidad de Dios no son mitos, ni invenciones. Esto es debido a que el sentimiento de Dios en ese momento era cierto; el cambio de opinión de Dios era cierto; Dios concedió de hecho Su misericordia y tolerancia a la humanidad una vez más.

El arrepentimiento verdadero en los corazones de los ninivitas obtiene para ellos la misericordia de Dios y cambia su propio final

¿Había alguna contradicción entre el cambio de opinión de Dios y Su ira? ¡Por supuesto que no! Esto es debido a que la tolerancia de Dios en ese momento particular tenía su razón. ¿Qué razón podía ser? Es la que se da en la Biblia: “todos se arrepintieron de sus caminos de maldad” y “se despojaron de toda la violencia de sus manos”.

Este “camino de maldad” no se refiere a un puñado de actos malvados, sino a la fuente de mal detrás del comportamiento de las personas. “Arrepentirse de sus caminos de maldad” significa que aquellos en cuestión nunca cometerían estos actos de nuevo. En otras palabras, nunca se comportarán de esa forma malvada de nuevo; el método, la fuente, el propósito, la intención y el principio de sus acciones han cambiado todos; nunca más usarán esos métodos y principios para traer disfrute y felicidad a sus corazones. El “despojarse” en “despojarse de toda la violencia de sus manos” significa deponer o desechar, romper totalmente con el pasado y nunca volver atrás. Cuando el pueblo de Nínive abandonó la violencia que había en sus manos, esto demostraba y representaba su arrepentimiento verdadero. Dios observa los exteriores de las personas así como sus corazones. Cuando Dios observó el arrepentimiento verdadero en los corazones de los ninivitas sin dudarlo y también observó que habían dejado sus caminos malvados y abandonado la violencia que había en sus manos, cambió de opinión. Es decir, la conducta y el comportamiento de estas personas, sus diversas formas de hacer las cosas, así como su verdadera confesión y arrepentimiento de los pecados en su corazón, provocaron que Dios cambiase Su opinión, Sus intenciones, se retractase de Su decisión y no los castigase ni destruyese. Así pues, las personas de Nínive consiguieron un final diferente. Redimieron sus propias vidas y al mismo tiempo obtuvieron la misericordia y tolerancia de Dios, punto en el cual Dios también retrajo Su ira.

Recomendación: La segunda venida de cristo

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

 


 


¿Qué es un devocional? ¿Cómo hacer correctamente un devocional?

2019-10-16 23:10:24 | Reflexiones Cristianas

 Qué es un devocional

1. Creía que la devoción espiritual consistía en leer la Biblia, orar y cantar himnos con perseverancia

Recuerdo la primera vez que fui a la iglesia, escuché un sermón del pastor y luego conocí un poco la salvación del Señor Jesús y expresé mi deseo de creer en el Señor al instante. Cuando me marchaba, el pastor me recordó que “para vivir como los cristianos hay que practicar la devoción espiritual”. Le pregunté: “¿Qué es la devoción espiritual? ¿Cómo la practicamos?”. Entonces el pastor me dijo: “La devoción espiritual consiste en leer la Biblia, orar y cantar himnos de alabanza cada día. Al orar debemos hacerlo por nuestras familias, por los hermanos y hermanas débiles de nuestra iglesia y por los siervos de Dios. También debemos perseverar para leer la Biblia y cantar himnos cada día y tenemos que seguir haciéndolo ininterrumpidamente. Siempre y cuando practiques diligentemente la devoción espiritual a diario, tu espiritualidad continuará evolucionando, te acercarás cada vez más al Señor y entonces Dios se regocijará”.

Así, empecé a practicar como el pastor me había dicho. Cada mañana me levantaba de la cama a las 5 en punto para comenzar mi devoción espiritual. Primero leía dos capítulos de la Biblia, luego cantaba himnos y después oraba como me había indicado el pastor. Mantuve esta rutina en todas las estaciones y persistí en mis oraciones aunque a veces se me durmieran las piernas de estar tanto tiempo de rodillas. Pasaron varios años y creía que podría recibir un mayor esclarecimiento con la práctica de mi devoción espiritual, que entendería cada vez mejor las palabras del Señor y que tendría una creciente intimidad con Él. Pero en realidad, pese a ser capaz de recitar algunos versículos clásicos de la Biblia y de recordar algunas palabras que empleaba con frecuencia en oración, seguía sin entender en absoluto las palabras del Señor, Su voluntad o Sus exigencias. Llegó un punto en que incluso daba cabezadas o me adormilaba durante la devoción espiritual y no sentía la presencia del Señor en lo más mínimo.

Pregunté a numerosos predicadores, así como a muchos hermanos y hermanas, cómo había que practicar la devoción espiritual para acercarse al Señor, pero la manera en que ellos la practicaban era más o menos como la mía. También ellos madrugaban para orar, leían la Biblia y cantaban himnos de alabanza al Señor sin lograr tampoco ningún resultado evidente. Algunos hasta se dormían mientras oraban. Esto me produjo una enorme consternación: si llevaba algunos años practicando mi devoción espiritual tal como el pastor me había dicho, ¿por qué no había obtenido ningún resultado positivo? ¿Acaso el Señor no consideraba loable esta forma de practicar la devoción espiritual? ¿Cuál era exactamente la voluntad del Señor?

2. ¿En qué consiste la auténtica devoción espiritual?

Un día visité a la hermana Song en su casa para estudiar la Biblia. Cuando le pregunté cómo había que practicar la devoción espiritual para poder recibir el elogio del Señor, la hermana Song sacó un libro titulado El Rollo Abierto por el Cordero y leyó un pasaje del mismo: “Una vida espiritual normal no se limita a la oración, a los cánticos, a la vida de la iglesia, a comer y beber las palabras de Dios, y otras prácticas semejantes, sino que significa vivir una vida espiritual fresca y llena de vida. No se trata del método, sino del resultado. La mayoría de las personas piensan que, para tener una vida espiritual normal, uno tiene que orar, cantar, comer y beber las palabras de Dios, o intentar descifrarlas. Independientemente de que haya algún resultado, o un verdadero entendimiento, estas personas sólo se centran en pasar por los movimientos del exterior y no se enfocan en el resultado: son personas que viven dentro de los rituales de la religión, que no viven en el seno de la iglesia y, menos aún, son personas del reino. Las oraciones, los cantos y el comer y el beber las palabras de Dios por parte de este tipo de personas, todo ello cumple con las normas; están obligadas a hacerlo y lo hacen según las corrientes; no actúan de buen grado ni desde el corazón. Por mucho que estas personas oren o canten, no habrá resultado alguno, porque toda su práctica consiste en normas religiosas y rituales, y no practican la palabra de Dios. Al centrarse tan sólo en el método, y tomar las palabras de Dios como normas que observar, este tipo de persona no ponga en práctica la palabra de Dios, y que se limite a satisfacer la carne y a hacer cosas para presumir delante de los demás. Esta clase de ritual religioso y de normas proceden del hombre, no de Dios. Él no cumple normas ni se atiene a ley alguna; Él hace cosas nuevas cada día y realiza obra práctica. […] Si las personas viven con normas, con el corazón vertido en la práctica, entonces el Espíritu Santo no tiene forma de obrar, porque el corazón de las personas está ocupado por ellas y por los conceptos humanos; por tanto, Dios no tiene manera de obrar; las personas vivirán siempre bajo el control de la ley, y este tipo de persona no será nunca capaz de recibir el elogio de Dios” (“Respecto a una vida espiritual normal”).

El pasaje que leyó la hermana me conmovió el corazón. Anteriormente había estudiado Teología, había leído un gran número de libros espirituales, tanto antiguos como modernos, chinos y extranjeros, y había escuchado muchas grabaciones de sermones de predicadores famosos, pero jamás había visto ni oído una explicación tan meridianamente clara de en qué consistía la auténtica devoción espiritual y de los resultados que se consiguen al practicarla. Además, aquel pasaje exponía en qué situación había estado nuestra devoción espiritual desde un principio: ¡no cabía duda de que en ella había normas y errores!

Posteriormente, gracias a las enseñanzas de la hermana, llegué a comprender que la devoción espiritual no implica perseverar en la lectura de la Biblia, en cantar himnos y orar a diario, pues con la auténtica devoción espiritual da igual cómo sean las prácticas externas, lo bien que se observe el rito religioso o cuánto tiempo se practique al día. Lo importante, por el contrario, es el resultado: es decir, depende de si la devoción espiritual puede o no capacitarnos para recibir más esclarecimiento e iluminación del Espíritu Santo, de si puede o no capacitarnos para comprender mejor la voluntad de Dios y de si puede o no capacitarnos para que nos acerquemos más a Él. Por ejemplo, no cantamos himnos por puro formalismo, sino para entrenar el sosiego del corazón ante Dios. Al cantar himnos podemos recibir el esclarecimiento y la orientación del Espíritu Santo, con los cuales entendemos la voluntad de Dios. La oración no es sólo recitar las mismas palabras de siempre una y otra vez, día tras día, año tras año, ni creer que cuanto más tiempo oremos y más cosas digamos en oración más acorde es esta con la voluntad de Dios. La oración consiste más bien en abrir el corazón y confiarle a Dios todo lo que hay en él y todas nuestras dificultades prácticas. La oración supone presentarse ante Dios y buscar Su voluntad y el sendero de práctica. No leemos las palabras del Señor con la sola finalidad de entender su sentido literal y dotarnos de conocimientos y doctrinas espirituales para luego predicárselos a otros o para resolver los problemas de nuestros hermanos y hermanas. Por el contrario, leemos las palabras del Señor con el fin de meditarlas, comprender la voluntad y las exigencias del Señor hacia nosotros, practicar mejor Sus palabras y hacerlo de acuerdo con Su voluntad.

Nunca había buscado resultados en mi devoción espiritual, sino que la había practicado a diario como si solamente estuviera llevando a cabo una tarea. Cuando cantaba himnos, cantaba por cantar; cuando oraba, siempre repetía la misma secuencia, las mismas palabras muchas veces; cuando leía la Biblia, únicamente entendía algo del sentido literal de las palabras y me dotaba de un poco de teoría espiritual. Sencillamente, nunca reflexioné sobre por qué el Señor había dicho lo que había dicho, sobre cuáles eran Su voluntad y Sus exigencias subyacentes a las cosas que había dicho, sobre qué verdades entendía yo en Sus palabras, etc. Comparándome con el pasaje que había leído la hermana Song, al final comprobé que mi devoción espiritual no consistía sino en seguir unas normas y llevar a cabo un rito religioso; no era una auténtica devoción espiritual y, francamente, eso no podía granjearme el elogio de Dios. Medité con ahínco aquel pasaje y advertí que no sólo exponía la causa principal de por qué no logramos nada con nuestra devoción espiritual, sino que también nos mostraba el sendero de práctica. ¡Aquel pasaje fue verdaderamente de gran utilidad y provecho para mí! Quería leer más, por lo que le pedí prestado el libro a la hermana Song.

3. Cómo conseguir una auténtica devoción espiritual

Al llegar a casa leí varios pasajes seguidos. Uno de ellos decía: “Las personas creen en Dios, lo aman, y lo satisfacen cuando tocan el Espíritu de Dios con su corazón y, de ese modo, logran la satisfacción de Dios. Cuando contactan con corazón con las palabras de Dios, Su espíritu las conmueve. Si se quiere alcanzar una vida espiritual normal y establecer una relación normal con Dios, primero hay que entregarle el corazón a Dios y tranquilizar el corazón ante Él. Sólo después que se haya derramado el corazón ante Dios se puede, poco a poco, tener una vida espiritual normal. […] Si tu corazón se puede derramar en Dios, y mantenerse tranquilo delante de Él, tendrás la oportunidad, las cualificaciones, para que el Espíritu Santo te use, para recibir Su esclarecimiento e iluminación, y tendrás aún más la oportunidad de que el Espíritu Santo compense tus deficiencias. Cuando das tu corazón a Dios, puedes entrar de forma más profunda en el lado positivo, y estar en un plano más elevado de entendimiento; en el lado negativo, tendrás más entendimiento de tus propias faltas y deficiencias, estarás más dispuesto a buscar satisfacer la voluntad de Dios y, en un estado no pasivo, entrarás activamente, y esto significará que eres una persona correcta” (“Es muy importante establecer una relación normal con Dios”).

Mientras meditaba este pasaje comprendí que, si quería tener una vida espiritual normal, primero tenía que olvidarme de todas aquellas viejas normas y prácticas del pasado, apartar el corazón de todas las personas, circunstancias y cosas del mundo exterior y sosegarlo ante Dios, orarle, leer Sus palabras y meditarlas con honestidad de corazón. En cuanto a aquello que no entendiera, supe que tenía que orar y buscar más con Dios; no podía limitarme a echar un vistazo rápido a las palabras de Dios y dejarlas pasar. La única forma de recibir el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo y de entablar una relación normal con Dios pasaba por practicar de este modo. Cuando nos volcamos de corazón en las palabras de Dios, al final descubrimos si nos comportamos según nuestros deseos en aquello que nos encontramos en la vida o si practicamos de acuerdo con las palabras de Dios; descubrimos que hay cosas en las que no practicamos totalmente de acuerdo con la voluntad de Dios y que sigue habiendo en nosotros errores, defectos y demás. Cuando reflexionamos acerca de estas cosas, buscamos el sendero de práctica en las palabras de Dios y después lo incorporamos a nuestra vida, lo practicamos y entramos en él a fin de resolver nuestros problemas reales. Sólo una vida espiritual que pueda lograr esta clase de resultados es una auténtica devoción espiritual. Una vez que lo hube comprendido, comencé a practicar y a entrar en ella: cuando practicaba la devoción espiritual, oraba al Señor por todos los problemas y dificultades que me encontraba a diario y buscaba el sendero de práctica en las palabras del Señor. Cuando oraba, le contaba al Señor todo lo que había en mi corazón, le hablaba sinceramente, le confiaba todas mis dificultades prácticas y le pedía ayuda; mis oraciones ya no consistían en seguir unas normas, en llevar a cabo un rito religioso ni en decir las mismas palabras de siempre. Cuando leía las palabras de Dios, ya no importaba cuánto leía ni cuánto era capaz de memorizar. Me centraba, en cambio, en meditar y buscar la voluntad y las exigencias del Señor, reflexionaba sobre si practicaba o no de acuerdo con las palabras del Señor ante los problemas y, de no ser así, sobre por qué no lo hacía, sobre qué debería hacer la próxima vez que me topara con el mismo problema, y así sucesivamente. Después de practicar de este modo durante un tiempo, percibía que mi relación con el Señor era cada vez más normal, a menudo notaba el esclarecimiento y la orientación del Espíritu Santo al leer las palabras del Señor y, cuando oraba, me emocionaba y presentía claramente que el Señor escuchaba mis oraciones. ¡Gracias al Señor!

Oración cristiana

El libro, El Rollo Abierto por el Cordero, también hablaba sobre qué es la auténtica vida espiritual, sobre cómo entablar una relación normal con Dios, sobre qué es una auténtica vida de iglesia y más cosas. Cuanto más lo leía, más nítido lo veía todo y más lo disfrutaba. Por otra parte, este libro explicaba muchas cosas que nunca antes había entendido en la Biblia. Con la lectura de este libro se resolvieron muchos problemas que antes me habían confundido y de pronto vi la luz, como si las nubes se hubieran alejado y hubieran dejado al descubierto la luz del sol. Me daba la impresión de que este libro no podía haber sido escrito por una persona corriente, pues era muy edificante y beneficioso, y no pude evitar pensar en las palabras del Señor Jesús: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12–13). El Señor afirmó claramente que, cuando regrese, nos contará todas las verdades que aún no entendemos. Este libro tenía la capacidad de explicarlo todo con gran claridad; ¿acaso las palabras que contenía provenían de las declaraciones del Espíritu Santo? Estudié minuciosamente el libro y leí el título, El Rollo Abierto por el Cordero. Me dio un vuelco el corazón cuando de repente pensé: ¿no sería este libro el pequeño rollo tantas veces profetizado en el Apocalipsis? Pero solamente el Cordero puede abrir el pequeño rollo sellado… En medio de estos pensamientos, no pude quedarme ahí por más tiempo y, tras orar al Señor, agarré el libro y me fui rápidamente a casa de la hermana Song…

Nota del redactor: Queridos hermanos y hermanas, ¿cómo va su devocional? ¿Has tenido una relación más normal e íntima con el Señor? Tengo confianza de que cuando seguimos el camino arriba mencionado, nuestra vida espiritual crecerá gradualmente y la relación con el Señor se hará cada vez más cercana. Gracias al Señor, para conocer más métodos acerca de la vida espiritual, puedes continuar leyendo《¿Cómo se puede establecer una relación normal con Dios?》《 Acerca de la práctica de la oración 》Cualquier iluminación y esclarecimiento o duda y dificultad que tengas, puedes compartir y contar con nosotros en línea.

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation.


La destrucción de Sodoma por parte de Dios

2019-10-16 20:30:35 | Palabra de Dios

(Génesis 18:26) Y Jehová dijo: Si encuentro en Sodoma cincuenta justos en la ciudad, salvaré todo el lugar por el bien de ellos.

(Génesis 18:29) Y volvió a hablarle otra vez, y dijo: Tal vez puedan haber cuarenta ahí. Y Él dijo: No lo haré.

(Génesis 18:30) Y le dijo: Tal vez puedan haber treinta ahí. Y Él dijo: No lo haré.

(Génesis 18:31) Y dijo: Tal vez puedan haber veinte ahí. Y Él dijo: No la destruiré.

(Génesis 18:32) Y dijo: Tal vez puedan haber diez ahí. Y Él dijo: No la destruiré.

Estos son unos cuantos fragmentos que he escogido de la Biblia. No son las versiones originales completas. Si deseáis verlas, podéis leerlas en la Biblia; para ganar tiempo, he omitido parte del contenido original. Aquí solo he seleccionado varios pasajes y frases fundamentales, dejando fuera otras que no influyen en nuestra comunicación de hoy. En todos los pasajes y contenidos sobre los que comunicamos, nuestro enfoque se salta los detalles de las historias y la conducta del hombre en las mismas; en su lugar, solo hablamos de cuáles eran los pensamientos y las ideas de Dios en ese momento. En ellos veremos Su carácter, y a partir de todo lo que hizo, contemplaremos al verdadero Dios mismo; y en esto conseguiremos nuestro objetivo.

Dios solo se preocupa de aquellos que son capaces de obedecer Sus palabras y seguir Sus mandatos

 

Los pasajes anteriores contienen varias palabras clave: números. Primero, Jehová dijo que si encontraba cincuenta justos en la ciudad, la salvaría; es decir, que no destruiría la ciudad. ¿Había cincuenta justos en Sodoma? No. Poco después, ¿qué le señaló Abraham a Dios? Dijo: Tal vez puedan haber cuarenta ahí. Y Dios dijo: no lo haré. Después, Abraham sugirió: ¿Tal vez puedan haber treinta ahí? Y Dios dijo: no lo haré. ¿Quizás veinte? No lo haré. ¿Diez? No lo haré. ¿Había realmente diez justos en la ciudad? No había diez, sino uno. ¿Y quién era ese uno? Era Lot. En aquel momento, solo había una persona justa en Sodoma; ¿pero fue Dios muy estricto o riguroso cuando se llegó a este número? ¡No, no lo fue! Y así, el hombre siguió preguntando, “¿y si hay cuarenta?”, “¿y si hay treinta?”, hasta que llegó a “¿y si hay diez?”. Dios dijo: “Aunque solo hubieran diez, no destruiría la ciudad; la salvaría, y perdonaría a las demás personas ajenas a estas diez”. Diez habría sido bastante lamentable, pero resultó que, en realidad, ni siquiera había ese número de personas justas en Sodoma. Ves, por tanto, que a los ojos de Dios, el pecado y la maldad de los habitantes de la ciudad eran tales que Él no tuvo otra elección, sino destruirlos. ¿Qué quería decir Dios con que no destruiría la ciudad si hubiera cincuenta justos? Estas cifras no eran importantes para Dios. Lo relevante era si la ciudad contenía o no los justos que Él quería. Con que solo hubiese una sola persona justa, Dios no permitiría que sufriera daños por Su destrucción de la ciudad, e independientemente de cuántos hubiera en ella, para Dios esta ciudad pecadora fue maldecida y abominable, y debía ser destruida, desaparecer de Sus ojos de Dios, mientras que los justos debían permanecer. Independientemente de la era, de la etapa del desarrollo de la humanidad, la actitud de Dios no cambia: Él odia el mal, y se preocupa por quienes son justos a Sus ojos. Esta clara actitud de Dios es también la revelación real de Su esencia. Como solo había una persona justa en la ciudad, Dios no dudó más. El resultado final fue que Sodoma sería inevitablemente destruida. ¿Qué veis en esto? En aquella época, Dios no destruiría una ciudad si había cincuenta justos en ella, o incluso diez; esto significa que Dios decidiría perdonar y ser tolerante con la humanidad, o realizaría la obra de dirección, por unas pocas personas capaces de venerarlo y adorarlo. Dios deposita mucha confianza en la justicia del hombre, en aquellos que son capaces de adorarlo y de hacer buenas obras delante de Él.

Dios es abundantemente misericordioso con aquellos de los que se preocupa, y siente profunda ira hacia aquellos a los que detesta y rechaza

En los relatos de la Biblia, ¿había diez siervos de Dios en Sodoma? ¡No! ¿Merecía la ciudad que Dios la salvara? En ella, solo una persona —Lot— recibió a los mensajeros divinos. La implicación de esto es que al haber un único siervo de Dios en la ciudad, Él no tuvo más elección que salvar a Lot y destruir la ciudad de Sodoma. Estos diálogos entre Abraham y Dios pueden parecer simples, pero ilustran algo muy profundo: son principios de las acciones de Dios, y antes de tomar una decisión Él invertirá un largo tiempo observando y deliberando; decididamente, no tomará decisión alguna ni se precipitará hacia ninguna conclusión antes del momento oportuno. Los diálogos entre Abraham y Dios nos muestran que Su decisión de destruir Sodoma no fue ni lo más mínimo errónea, porque Él ya sabía que no había cuarenta justos en la ciudad ni treinta, ni veinte. No había ni diez. La única persona justa en la ciudad era Lot. Dios observó todo lo que ocurría en ella y sus circunstancias, y le eran tan familiares como el dorso de Su mano. Por tanto, Su decisión no podía ser equivocada. Por el contrario, comparado con la omnipotencia de Dios, ¡el hombre es tan insensible, tan insensato e ignorante, tan corto de miras! Esto es lo que vemos en los diálogos entre Abraham y Dios. Él había estado promulgando Su carácter desde el principio hasta hoy. Aquí, deberíamos verlo de igual modo. Los números son simples, y no demuestran nada; sin embargo, existe una expresión muy importante del carácter de Dios. Él no destruiría la ciudad por cincuenta justos. ¿Se debe esto a la misericordia de Dios? ¿Se debe a Su amor y tolerancia? ¿Habéis visto este lado de Su carácter? Aunque solo hubiese diez justos, Dios no habría destruido la ciudad por ellos. ¿Es o no es la tolerancia y el amor de Dios? Por la misericordia, la tolerancia, y la preocupación divinas hacia aquellas personas justas, no habría destruido la ciudad. Es la tolerancia de Dios. Y al final, ¿qué desenlace vemos? Cuando Abraham dijo: “Tal vez puedan haber diez ahí”, Dios respondió: “No la destruiré”. Después de esto, Abraham no dijo más, porque en Sodoma no había esos diez justos a los que él aludía, y no tenía más que decir; en ese momento entendió por qué Dios había decidido destruir Sodoma. ¿Qué carácter de Dios veis en esto? ¿Qué tipo de determinación tomó Él? Es decir, si esta ciudad no contaba con diez justos, Dios no permitiría su existencia, y la destruiría inevitablemente. ¿No es esta la ira de Dios? ¿Representa esta ira Su carácter? ¿Es este carácter la revelación de Su esencia santa? ¿Es la revelación de Su esencia justa, que el hombre no debe ofender? Una vez confirmado que no había diez justos en Sodoma, Dios estaba seguro de destruir la ciudad, y castigaría duramente a sus habitantes, por oponerse a Él, y por ser tan inmundas y corruptas.

¿Por qué hemos analizado así los pasajes? Porque estas pocas frases simples expresan plenamente el carácter de misericordia abundante y profunda ira de Dios. Al mismo tiempo que valoraba a los justos, que tenía misericordia de ellos, los toleraba y cuidaba, en el corazón de Dios había una intensa aversión por todos los que se habían corrompido en Sodoma. ¿Era esto misericordia abundante e ira profunda? ¿Con qué medios destruyó Dios la ciudad? Con fuego. ¿Y por qué lo hizo de este modo? Cuando ves algo quemándose, o cuando estás a punto de quemar algo, ¿cuáles son tus sentimientos hacia ello? ¿Por qué quieres quemarlo? ¿Sientes que ya no lo necesitas más, que no quieres mirarlo más? ¿Quieres abandonarlo? Que Dios usara el fuego significaba abandono y odio, y que no quería ver más a Sodoma. Esta fue la emoción que le hizo destruir la ciudad. El uso del fuego representa exactamente el grado de ira de Dios. Su misericordia y Su tolerancia existen realmente; pero cuando libera Su ira, Su santidad y Su justicia también le muestran al hombre ese lado de Dios que no tolera la ofensa. Cuando el hombre es totalmente capaz de obedecer los mandatos de Dios y actúa según Sus requisitos, Él es abundante en Su misericordia; cuando el hombre se ha llenado de corrupción, odio y enemistad hacia Él, Dios se enoja profundamente. ¿Y hasta qué punto lo hace? Su ira se mantendrá hasta que Él deje de ver resistencia y los hechos malvados del hombre, hasta que dejen de estar ante Sus ojos. Solo entonces desaparecerá la ira de Dios. En otras palabras, no importa quién sea la persona, si su corazón se ha distanciado y se ha apartado de Él para no volver jamás, independientemente de que sea en apariencia o en términos de sus deseos subjetivos, que deseen adorar, seguir y obedecer a Dios en su cuerpo o su pensamiento, tan pronto como su corazón se aparta de Él, Su ira se desatará sin cesar. Y será tal que cuando Dios la libere con intensidad, habiéndole dado al hombre suficientes oportunidades, ya no habrá forma de volver atrás. Él no volverá a ser misericordioso ni tolerante con esa persona. Este es un lado del carácter de Dios que no tolera ofensa. Aquí, a las personas les parece normal que Dios fuese a destruir una ciudad porque, a Sus ojos, al estar llena de pecado no podía existir y permanecer, y sería lógico que Él la destruyera. Sin embargo, vemos la totalidad del carácter de Dios en lo que pasó antes y después de que arrasara Sodoma. Él es tolerante y misericordioso con las cosas amables, bellas y buenas; con las que son malas, pecaminosas y malvadas, es intensamente iracundo; tanto que Su ira no cesa. Estos son dos aspectos principales y destacados del carácter de Dios, y además revelados por Él de principio a fin: misericordia abundante e ira profunda. La mayoría de vosotros habéis experimentado algo de la misericordia de Dios, pero muy pocos habéis apreciado Su ira. La misericordia y la benignidad de Dios pueden verse en cada persona; esto es, Dios ha sido abundantemente misericordioso con cada una de ellas. Pero rara vez, o mejor dicho nunca, ha estado Dios profundamente enojado con algún individuo o grupo de personas de las que estáis aquí hoy. ¡Tranquilidad! Tarde o temprano, toda persona verá y experimentará la ira de Dios, pero aún no es el tiempo. ¿Y por qué ocurre esto? Porque cuando Dios está constantemente airado con algunos, es decir, cuando desata Su profunda ira sobre ellos, significa que las ha detestado y rechazado desde hace mucho, que desprecia su existencia, y que no puede soportarla; tan pronto como Su ira caiga sobre ellos, desaparecerán. Hoy, la obra de Dios aún tiene que alcanzar ese punto. Ninguno de vosotros será capaz de resistirla una vez que Él se enoje profundamente. Veis, pues, que en este momento Dios solo es abundantemente misericordioso con todos vosotros, y aún tenéis que ver Su profunda ira. Si algunos siguen siendo escépticos, podéis pedir que la ira de Dios venga sobre vosotros, de manera que podáis experimentar si Su enojo y Su carácter, que el hombre no debe ofender, existen o no realmente. ¿Os atrevéis?

Recomendación: La segunda venida de cristo

Fuente:  Evangelio de la Fuente de la Vida

 

 La ira de Dios

 

 

 

La corrupción de Sodoma: indignante para el hombre, exasperante para Dios

2019-10-14 23:53:34 | Reflexiones Cristianas

En primer lugar, veamos varios pasajes de la escritura que describen “la destrucción de Sodoma por parte de Dios”.

(Génesis 19:1-11) Y dos ángeles vinieron a Sodoma al atardecer; y Lot se sentó en la puerta de Sodoma y cuando los vio se levantó y fue a su encuentro. Les hizo reverencia con su rostro hacia el suelo; y les dijo: Mirad mis señores, os imploro entréis en la casa de vuestro siervo y paséis la noche ahí; podréis lavaros los pies, y levantaros temprano para seguir vuestro camino. Y ellos dijeron: No, nos quedaremos en la calle toda la noche. Lot les insistió mucho; y ellos accedieron a irse con él a su casa; y él les preparó un banquete, les hizo pan sin levadura y ellos comieron. Pero antes de que se acostaran, todos los hombres de la ciudad, incluso los hombres de Sodoma, jóvenes y ancianos, todos rodearon la casa y llamando a Lot y le dijeron: ¿Dónde están los hombres que vinieron a tu casa esta noche? Tráelos acá afuera para que los conozcamos. Lot salió a la puerta a atenderlos, y cerró la puerta tras él, les dijo: os suplico, hermanos, no actuéis tan malvadamente. Ved, tengo dos hijas que todavía no han conocido hombre; permitidme, les imploro, que os las traiga, y podéis hacer con ellas lo que os parezca, pero a estos hombres no les hagáis nada, ya que ellos han venido a quedarse bajo mi techo. Y ellos dijeron: Apártate —y seguidamente dijeron— Este sujeto vino a quedarse acá, y ahora quiere ser el juez; ahora haremos peores cosas contigo que con ellos. Los hombres se abalanzaron contra Lot y casi lograron romper la puerta. Pero los hombres invitados estiraron la mano y jalaron a Lot dentro de la casa, cerraron la puerta. Maldijeron a los hombres que estaban a la puerta con ceguera, a los pequeños y a los mayores, de tal manera que tuvieron mucha dificultad para encontrar la puerta.

(Génesis 19:24-25) Luego Jehová mandó lluvia de azufre y fuego del cielo sobre Sodoma y sobre Gomorra y destruyó esas ciudades, toda la llanura, a todos sus habitantes y todo lo que crecía en estas tierras.

A partir de estos pasajes, no es difícil ver que la iniquidad y la corrupción de Sodoma ya habían alcanzado un grado detestable tanto para el hombre como para Dios, y que a los ojos de Dios la ciudad merecía por tanto ser destruida. Pero ¿qué pasó dentro de la ciudad antes de ser destruida? ¿Qué se puede aprender de estos acontecimientos? ¿Qué se muestra acerca del carácter de Dios Su actitud hacia estos acontecimientos? Con el fin de entender toda la historia, leamos detenidamente lo que se registró en las Escrituras…

La corrupción de Sodoma: indignante para el hombre, exasperante para Dios

En esa noche, Lot recibió a dos mensajeros de Dios y preparó un banquete para ellos. Después de cenar, antes de que se hubiesen acostado, personas de toda la ciudad rodearon la residencia de Lot y lo llamaron. Las Escrituras registran sus palabras: “¿Dónde están los hombres que vinieron a tu casa esta noche? Tráelos acá afuera para que los conozcamos”. ¿Quién dijo estas palabras? ¿A quién fueron habladas? Estas fueron las palabras de la gente de Sodoma, gritadas fuera de la residencia de Lot y dirigidas a Lot. ¿Qué se siente al oír estas palabras? ¿Te enfureces? ¿Te asquean estas palabras? ¿Estás ardiendo de rabia? ¿No apestan estas palabras a Satanás? A través de ellas, ¿puedes sentir la maldad y las tinieblas en esta ciudad? ¿Puedes sentir la crueldad y la barbarie de la conducta de estas personas a través de sus palabras? ¿Puedes sentir la profundidad de su corrupción a través de su conducta? Por medio del contenido de su discurso, no es difícil ver que su naturaleza inicua y su carácter salvaje habían alcanzado un nivel que se escapaba de su propio control. Excepto Lot, cada persona de esta ciudad no era diferente de Satanás; la simple visión de otra persona hizo que estas personas quisiesen hacerles daño y destruirlos… Estas cosas no solo dan a uno un sentido de la naturaleza abominable y espantosa de la ciudad, así como del aura de muerte alrededor de ella; también dan a uno un sentido de su iniquidad y lo sangriento de ella.

Cuando se vio cara a cara con una banda de rufianes inhumanos, personas llenas de una ambición destructora de almas, ¿cómo respondió Lot? Según las Escrituras: “os suplico… no actuéis tan malvadamente. Ved, tengo dos hijas que todavía no han conocido hombre; permitidme, les imploro, que os las traiga, y podéis hacer con ellas lo que os parezca, pero a estos hombres no les hagáis nada, ya que ellos han venido a quedarse bajo mi techo”. Lot quería decir lo siguiente con sus palabras: estaba dispuesto a entregar a sus dos hijas con el fin de proteger a los mensajeros. Razonablemente, estas personas deberían haber aceptado las condiciones de Lot y dejado tranquilos a los dos mensajeros; después de todo, los mensajeros eran perfectos extraños para ellos, personas que no tenían absolutamente nada que ver con ellos; estos dos mensajeros nunca habían perjudicado sus intereses. Sin embargo, motivados por su naturaleza inicua, no dejaron el asunto ahí. En su lugar, solo intensificaron sus esfuerzos. Aquí, otro de sus diálogos puede dar indudablemente una perspectiva adicional de la naturaleza verdaderamente brutal de estas personas; al mismo tiempo también permite a uno saber y comprender la razón por la que Dios deseaba destruir esta ciudad.

Así pues, ¿qué dijeron después? Como la Biblia dice: “Apártate —y seguidamente dijeron— Este sujeto vino a quedarse acá, y ahora quiere ser el juez; ahora haremos peores cosas contigo que con ellos. Los hombres se abalanzaron contra Lot y casi lograron romper la puerta”. ¿Por qué querían romper la puerta? La razón es que estaban demasiado ansiosos por hacer daño a estos dos mensajeros. ¿Qué estaban haciendo estos mensajeros en Sodoma? Su propósito al venir era salvar a Lot y su familia; sin embargo, las personas de la ciudad equivocadamente pensaron que habían venido a ocupar puestos oficiales. Sin preguntar su propósito, fue una simple conjetura lo que hizo a la ciudad querer dañar salvajemente a estos dos mensajeros; querían lastimar a dos personas que no tenían nada que ver en absoluto con ellos. Está claro que las personas de esta ciudad habían perdido totalmente su humanidad y razón. El grado de su locura y salvajismo no era ya diferente de la naturaleza despiadada de Satanás de lastimar y destruir a los hombres.

Cuando exigieron estas personas a Lot, ¿qué hizo este? Del texto conocemos que Lot no los entregó. ¿Conocía Lot a estos dos mensajeros de Dios? ¡Por supuesto que no! Pero ¿por qué fue capaz de salvar a estas dos personas? ¿Sabía lo que habían venido a hacer? Aunque no era consciente de la razón de su venida, sabía que eran siervos de Dios, y por tanto los recibió. Que llamase señores a estos dos siervos de Dios muestra que Lot era habitualmente un seguidor de Dios, a diferencia de los demás en Sodoma. Por tanto, cuando los mensajeros de Dios vinieron a él, arriesgó su propia vida para recibir a estos dos siervos; además, también ofreció a cambio a sus dos hijas con el fin de protegerlos. Este es el hecho justo de Lot; también es una expresión tangible de su naturaleza y esencia, y también es la razón por la que Dios envió a Sus siervos para salvar a Lot. Cuándo se enfrentó al peligro, Lot protegió a estos dos siervos sin preocuparse de nada más; intentó incluso cambiar a sus dos hijas por la seguridad de los siervos. Aparte de Lot, ¿había otra persona en la ciudad que podría haber hecho algo como esto? Tal como lo demuestran los hechos… ¡no! Así pues, no hace falta decir que todos en Sodoma, salvo Lot, eran un objetivo a destruir así como un objetivo que merecía la destrucción.

Recomendación: La segunda venida de cristo

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida


¿Por qué experimenta el refinamiento se puede obtener la bendición de Dios?

2019-10-13 21:29:21 | Reflexiones Cristianas

Como cristianos, ninguno de nosotros es ajeno a las pruebas. La Biblia dice: “Y meteré en el fuego la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y probarélos como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío: y él dirá: Jehová es mi Dios” (Zacarías 13:9). También se dice en la Biblia: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando cayereis en diversas tentaciones;” (Santiago 1:2). A partir de esto, podemos ver que Dios quiere dar refinamiento y pruebas a Su pueblo elegido y, con ello, perfeccionar nuestra fe y nuestro amor por Dios, corregir nuestro carácter corrupto o las contaminaciones en nuestra creencia, remediar nuestros puntos de vista equivocados y permitirnos ser purificados. Por lo tanto, podemos encontrar todo tipo de entornos que están en conflicto con nuestras propias nociones. Los ejemplos de estos entornos pueden incluir a veces enfrentar el refinamiento de la enfermedad y, en ocasiones, nuestra familia puede padecer desgracias, como el sufrimiento de un familiar o que nuestro hogar sea objeto de robo; a veces podemos encontrar dificultades en nuestro trabajo o aspectos en nuestra vida que no son como desearíamos que fueran; otro ejemplo es lo que decidimos hacer cuando los intereses de nuestra carne chocan con los intereses de la iglesia. Todos estos ejemplos son, sin duda, pruebas para nosotros. Entonces, ¿qué enfoque debemos adoptar con respecto a las pruebas que Dios nos pone? Y, ¿cuál es la voluntad de Dios cuando recibimos las pruebas? Durante mis recientes reflexiones sobre la Biblia, me inspiraron las experiencias de Job y Abraham cuando pasaron por pruebas, y me gustaría compartir esto con todos.

Las pruebas de Job

rimero, tenemos que mencionar a una persona en la Biblia que lleva el nombre de Job. Job temía a Dios, evitó el mal toda su vida y a menudo le hacía ofrendas a Dios, y entonces Dios lo bendijo con colinas cubiertas de ganado y ovejas, y con grandes riquezas. Gracias a lo que está registrado en la Biblia, podemos ver hasta qué punto fue bendecido Job: “Y naciéronle siete hijos y tres hijas. Y su hacienda era siete mil ovejas, y tres mil camellos, y quinientas yuntas de bueyes, y quinientas asnas, y muchísimos criados: y era aquel varón grande más que todos los Orientales” (Job 1:2-3). Pero, más tarde, Job fue sometido a pruebas, y todo su ganado, ovejas y camellos fueron robados y quemados por ladrones, sus sirvientes fueron asesinados y sus hijos fueron aplastados durante el colapso de su casa. Esta sucesión de lo que llamaríamos calamidades le ocurrieron a Job. ¿Y qué enfoque adoptó Job con respecto a todo esto? En ese momento, Job todavía alababa el santo nombre de Dios, y dijo: “Jehová dió, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21). Luego, todo su cuerpo se cubrió de llagas malignas, y se sentó entre las cenizas, raspando sus llagas con un poco de tiesto roto. ¡El hombre más rico de Oriente se había convertido en un mendigo, y estas pruebas que vinieron sobre Job serían muy difíciles de soportar para nosotros! Sin embargo, él nunca culpó a Dios, sino que permaneció lleno de fe en Él y lo alabó, y Satanás fue completamente avergonzado y huyó.

Job dio un testimonio fuerte y contundente de Dios, y pasó  sin problemas las pruebas de Dios. Lo que siguió a estas pruebas fue un aumento de las bendiciones de Dios: la riqueza y el ganado de Job aumentaron el doble, cada uno de sus hijos era increíblemente hermoso, y Dios le permitió a Job vivir por otros 140 años, y así vivió hasta que tuvo 210. Después de haber sufrido las pruebas de Dios, Job llegó a tener un mayor entendimiento de la voluntad de Dios cuando ponía a prueba a las personas, tal como Job dijo, “Mas él conoció mi camino: Probaráme, y saldré como oro” (Job 23:10). Job se mantuvo firme en su testimonio a lo largo de estas pruebas, y el testimonio que dio avergonzó a Satanás y le ganó grandes elogios por parte de otras personas. A partir de entonces, Satanás nunca se atrevió a tentar a Job de nuevo, y Job realmente se convirtió en un hombre libre y se ganó la alabanza de Dios.

Además, una bendición aún mayor que Job recibió después de haber padecido estas pruebas fue que Dios se le apareció en un torbellino y habló con él, lo que le dio a Job un profundo entendimiento de la omnipotencia y soberanía de Dios. Job dijo: “De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven” (Job 42:5). ¡El hecho de ser un ser creado que pudo ver la apariencia de Dios fue una bendición muy grande!

Podemos ver a partir de las experiencias de Job que su capacidad de ganarse la alabanza de Dios era inseparable de sus acciones cuando era puesto a prueba. A lo largo de estas pruebas que estaban tan en conflicto con sus propias nociones, él poseía una racionalidad que no tienen las personas comunes. En primer lugar, Job no culpó a Dios, y no empleó ningún medio humano para recuperar sus riquezas de los ladrones. En cambio, pudo tranquilizarse ante Dios y creer que los seres humanos recibimos nuestras bendiciones de Él. Pero, de igual manera, también sufrimos calamidades y, sin importar que la situación en la que se encontrara fuera contraria a sus ideas, él continuó alabando el nombre de Dios.

La prueba de Abraham

Me gustaría hablar aquí sobre una segunda persona de la Biblia: Abraham, el padre de la fe. Todos los hermanos y hermanas saben que, cuando Abraham tenía cien años, Dios le dio un hijo, y Abraham amó a Isaac profundamente. Pero, un día, Abraham recibió una prueba de Dios, quien le dijo: “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, á quien amas, y vete á tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” (Génesis 22:2). Piensen en eso: este tipo de prueba sería difícil de soportar para cualquier persona, tanto, que algunas lucharían contra Dios y se llenarían de ideas erróneas. Sin embargo, ¿qué enfoque adoptó Abraham? Aunque sentía una gran angustia y dolor, obedeció a Dios y no trató de discutir con Él ni de imponer ninguna condición. Justo cuando había llevado a Isaac a la montaña a solas y había levantado el cuchillo, listo para matarlo, Dios envió a un ángel para detener la mano de Abraham, y así terminó la prueba. Además, Dios hizo un juramento y otorgó grandes bendiciones a Abraham. Dios dijo: “Bendiciendo te bendeciré, y multiplicando multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo, y como la arena que está á la orilla del mar; y tu simiente poseerá las puertas de sus enemigos: En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra, por cuanto obedeciste á mi voz” (Génesis 22:17-18).

Leí también el pasaje en otro libro: “Para el hombre, Dios hace muchas cosas incomprensibles e incluso increíbles. Cuando Dios desea orquestar a alguien, con frecuencia esta orquestación está en desacuerdo con las nociones del hombre y le resulta incomprensible. Sin embargo, esta disonancia e incomprensibilidad son precisamente la prueba y el examen de Dios para el ser humano. Entretanto, Abraham pudo demostrar su obediencia a Dios, que era la condición más fundamental de su capacidad de satisfacer Su requisito. Sólo entonces, cuando Abraham pudo obedecer esta exigencia, cuando ofreció a Isaac, Dios sintió verdaderamente confianza y aprobación hacia la humanidad, hacia Abraham, a quien había escogido. Sólo entonces estuvo Dios seguro de que esta persona que había elegido era un líder indispensable que podría acometer Su promesa y Su consiguiente plan de gestión” (“La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II”).
A partir de este pasaje, podemos ver que Dios organiza entornos para probarnos. Desde afuera, puede parecer que estas pruebas están en conflicto con nuestras nociones y son difíciles de entender para nosotros, tanto así que sentimos dolor y tormento en estos entornos, pero estas pruebas rebosan de los esfuerzos minuciosos de Dios. Al igual que cuando Abraham se mantuvo firme en su testimonio durante su prueba, Dios vio la sinceridad de Abraham y no solo no tomó a su hijo, sino que también bendijo a Abraham para que sus descendientes fueran tan numerosos como los granos de arena en una playa o las estrellas en el cielo. Detrás de esto, la voluntad de Dios llegó a un nivel más profundo, porque Dios eligió a Abraham para que se convirtiera en la figura principal de su obra de gestión para la humanidad. Dios se propuso realizar Su obra de gestión para la humanidad a través de los descendientes de Abraham, y manifestaría Sus obras, Su sabiduría, Su autoridad y Su poder a través de estas personas. No es difícil para nosotros ver en el Antiguo Testamento que la obra de Dios en la Era de la Ley se llevó a cabo principalmente en Israel: proclamando las leyes y guiando a las personas en su vida en la tierra. Israel fue el campo de pruebas y la cuna de la obra de salvación de Dios en la tierra. La primera encarnación de Dios también realizó Su obra en Israel. Dios adoptó la imagen de un judío y Él redimió a la humanidad, y esto dio como resultado que el evangelio del Señor Jesús de redimir a la humanidad se extendiera por todo el mundo desde Judea en la Era de la Gracia.
A partir de esto, podemos ver la grandeza de las bendiciones que recibió Abraham. Podemos decir que su capacidad para convertirse en el padre de muchas naciones, así como la bendición de sus descendientes por parte de Dios, están relacionadas con la prueba que Dios le envió en aquellos primeros días.

La inspiración obtenida de estas experiencias

No es difícil para nosotros ver a partir de las pruebas que vinieron sobre Abraham y Job que cada prueba que encontramos contiene la buena voluntad de Dios; no solo pueden permitirnos recibir las bendiciones de Dios, sino que, lo que es más importante, permiten que nuestras vidas espirituales crezcan a pasos agigantados, que obtengamos un mayor conocimiento de Dios y podamos seguir el camino de la creencia en Dios con mayor firmeza y con más estabilidad. Aunque las pruebas que vinieron sobre Abraham y Job no son las que experimentaríamos las personas comunes, ya que no tenemos su estatura y tampoco estamos calificados para soportar tales pruebas, podemos encontrar todo tipo de pruebas en nuestra vida, tanto grandes como pequeñas. Vi a una hermana sufrir el tormento de la enfermedad y que su vida pendiera de un hilo y, sin embargo, se mantuvo llena de fe en Dios y quiso poner su vida y su muerte en las manos de Dios. Independientemente de si su enfermedad mejoraba o no, ella seguía dispuesta a someterse a las orquestaciones y arreglos de Dios. Al final, ella fue testigo de los actos de Dios y su enfermedad mejoró milagrosamente. Durante este proceso, la fe de la hermana en Dios aumentó y ella llegó a tener una apreciación más práctica de la omnipotencia y la soberanía de Dios. Cuando todo va bien en las profesiones de algunos hermanos y hermanas, ellos agradecen a Dios por sus bendiciones. Pero cuando sus negocios pasan por un momento difícil y el dinero escasea en sus familias, surgen las quejas en su corazón y culpan a Dios por no bendecirlos. Pero, luego, a través de las revelaciones de las palabras de Dios, se dan cuenta de que su creencia en Dios consiste simplemente en hacer tratos con Él y en considerar a Dios como un cuerno de la abundancia. Llegan a comprender los motivos equivocados detrás de su creencia en Dios, y, así, corrigen sus puntos de vista erróneos sobre la creencia, y toman su lugar correcto como seres creados. Cuando las personas experimentan con el motivo correcto, no solo su vida progresa, sino que sus negocios también se recuperan… Cuando los hermanos y hermanas se enfrentan a estas pruebas, su carne sufre mucho en diferentes grados, pero de estas pruebas obtienen algo aún más precioso: entienden cada vez más acerca de la voluntad de Dios de salvar al hombre, su conocimiento de Dios se vuelve más real y obtienen más verdades. Por lo tanto, se puede decir que las pruebas son otro tipo de bendición de Dios para nosotros los cristianos y son el camino que debemos recorrer para que nuestra vida crezca y para obtener la alabanza de Dios.

Dado que las pruebas son tan beneficiosas para todos y cada uno de los cristianos, ¿por qué motivo tenemos que quejarnos cuando vienen a nosotros pruebas y tribulaciones? ¿No están de acuerdo conmigo, amigos míos?


La advertencia de Jehová Dios llega a los ninivitas

2019-10-13 15:40:19 | Palabra de Dios

(Jonás 1:1-2) Luego la palabra de Jehová vino a Jonás, hijo de Amitai, y le dijo: Levántate, ve a Nínive, esa gran ciudad, y adviérteles en voz alta; ya que su maldad ha llegado a Mí.

(Jonás 3) Y la palabra de Jehová vino a Jonás por segunda vez diciendo: Levántate, ve a Nínive, la gran ciudad y predícales el mensaje que Yo te doy. Entonces, Jonás se levantó y fue a Nínive, de acuerdo con la palabra de Jehová. Nínive era una ciudad extremadamente grande a tres días de camino. Y Jonás comenzó a entrar a la ciudad a un día de camino y gritó y dijo: En cuarenta días Nínive será destruida. Entonces la gente de Nínive creyó a Dios, y declararon un ayuno, y se pusieron un hábito de penitencia, desde el más importante hasta el menor de ellos. Porque el rey de Nínive se enteró y se levantó de su trono, se quitó su vestidura y se puso un hábito de penitencia y se sentó sobre cenizas. Y mandó que se proclamara y publicara mediante decreto del rey y sus nobles, ordenó a todo Nínive diciendo: Que ningún hombre ni bestia, manada o bandada, coman nada, ni siquiera que beban agua. Pero que todos los hombres y las bestias estén cubiertos con hábito de penitencia y que clamen con todas sus fuerzas a Dios; que todos se arrepientan de sus caminos de maldad y se despojen de toda la violencia de sus manos. ¿Cómo saber si Dios no cambiará y se arrepentirá, y se alejará de su gran ira, y no permitirá que muramos? Y Dios vio sus obras que ellos se habían arrepentido de su maldad; y Dios se arrepintió del mal que Él había anunciado para ellos y no lo cumplió.

(Jonás 4) Pero esto le desagradó mucho a Jonás y estuvo muy molesto, por lo que oró a Jehová, y dijo: Te suplico, oh Jehová, ¿no era esto lo que decía yo cuando todavía estaba en mi país? Por ese motivo tuve que huir a Tarsis, porque sabía que Tú eres un Dios de gracia y de misericordia, que no te molestas pronto, y que eres muy bondadoso, y que te arrepientes de hacer el mal. Por lo tanto, ahora, oh Jehová, te suplico que tomes mi vida porque es mejor que yo muera y no que viva. Luego Jehová le dijo: ¿Crees que está bien que te molestes? Entonces, Jonás salió de la ciudad y se sentó al este de la misma; se construyó ahí una enramada y se sentó ahí a la sombra hasta que pudo ver lo que pasaba con la ciudad. Y Jehová preparó una enredadera de calabaza e hizo que creciera sobre Jonás de tal manera que le sirviera de sombra sobre su cabeza y le aliviara su sufrimiento. Entonces Jonás estaba demasiado feliz con esta enredadera. Pero al día siguiente muy temprano en la mañana, Dios hizo que apareciera un gusano que destruyó la enredadera de calabaza hasta quedar marchita. Y sucedió que cuando el sol salió, Dios hizo que soplara un fuerte viento desde el este; y el sol caía en la cabeza de Jonás, y sentía que se desmayaba y deseaba dentro de él morir, y se decía: es mejor que muera a que viva. Y Dios le dijo a Jonás: ¿Crees que está bien que te molestes por la enredadera de calabaza? Y él respondió: sí, está bien que me moleste e inclusive que me muera. Luego, Jehová le dijo: sientes pena por la enredadera que no has hecho ningún esfuerzo ni la has hecho crecer, que salió una noche y en una noche se secó. ¿No tendré Yo lástima de Nínive, esa gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil personas que no pueden ver la diferencia entre su mano izquierda y su derecha y donde también hay mucho ganado?

Aunque el relato de “la salvación de Nínive por parte de Dios” es breve en longitud, permite a uno ver el otro lado del carácter justo de Dios. Con el fin de entender exactamente en qué consiste ese lado, debemos volver a las Escrituras y mirar uno de los actos de Dios.

[…]

Procedamos con el segundo pasaje, el tercer capítulo del libro de Jonás: “Y Jonás comenzó a entrar a la ciudad a un día de camino y gritó y dijo: En cuarenta días Nínive será destruida”. Estas son las palabras que Dios transmitió directamente a Jonás para que las dijese a los ninivitas. Son también, naturalmente, las palabras que Jehová deseaba decir a los ninivitas. Estas palabras cuentan a la gente que Dios comenzó a detestar y aborrecer a las personas de la ciudad debido a su maldad, que había llegado a Sus ojos, y por tanto deseó destruir esta ciudad. Sin embargo, antes de destruir la ciudad, Dios haría un anuncio a los ninivitas, y les daría simultáneamente una oportunidad de arrepentirse de su maldad y comenzar de nuevo. Esta oportunidad duraría cuarenta días. En otras palabras, si las personas de la ciudad no se arrepentían, no admitían sus pecados o no se postraban delante de Jehová Dios en cuarenta días, Dios destruiría la ciudad tal como hizo con Sodoma. Esto es lo que Jehová Dios deseaba decir a las personas de Nínive. Sin duda, esta no era una simple declaración. No solo transmitía la ira de Jehová Dios, sino también Su actitud hacia los ninivitas; al mismo tiempo esta simple declaración también servía como advertencia solemne a las personas que vivían en la ciudad. Esta advertencia les decía que sus actos malvados les habían hecho ganar el odio de Jehová Dios, y les decía que sus actos malvados los llevarían pronto al borde de su propia aniquilación; por tanto, las vidas de todos en Nínive estaban en peligro inminente.

Recomendación: La segunda venida de cristo

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida


¿Cómo asisten los cristianos a las bodas del Cordero?

2019-10-11 20:23:58 | Reflexiones Cristianas

las bodas del Cordero


Una mañana estaba leyendo la Biblia con mi prima, “Regocijémonos y alegrémonos, y démosle a El la gloria, porque las bodas del Cordero han llegado y su esposa se ha preparado. Y a ella le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio, porque las acciones justas de los santos son el lino fino. Y el ángel me dijo: Escribe: ‘Bienaventurados los que están invitados a la cena de las bodas del Cordero.’ Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios” (Apocalipsis 19:7-9).

Después de terminar de leer, le dije contenta a mi prima: “Todos sabemos que esta es la visión que Juan vio sobre el regreso del Señor en los últimos días. Ha llegado el período de los últimos días, el tiempo en que el Señor vendrá de nuevo. Como cristianos, todos anhelamos asistir a las bodas del Cordero, entrar en el reino de los cielos y vivir juntos con Dios. Para ello, debemos prepararnos sobriamente, asistiendo a más reuniones, orando cada día por la mañana y por la noche, trabajando y predicando más para el Señor, y dando más fruto. De esta manera, podremos asistir a la fiesta de las bodas del Cordero cuando el Señor regrese. ¿Qué dices?”

“Mm...” mi prima dudó por un momento y dijo: “Lo que acabas de decir es la práctica actual de la mayoría de los hermanos y hermanas. Pero creo que si queremos asistir a la fiesta de las bodas del Cordero cuando el Señor regrese en los últimos días, no basta con hacer solo estas cosas. Lo más importante es acoger de manera activa la aparición de Dios y seguir de cerca los pasos del Cordero, tal como está escrito en el Apocalipsis 14:4: ‘Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va’. Hablando de esto, recuerdo la parábola en la Biblia de las vírgenes prudentes que acuden a la fiesta: ‘Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Y cinco de ellas eran insensatas, y cinco prudentes. Porque las insensatas, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo, pero las prudentes tomaron aceite en frascos junto con sus lámparas. Al tardarse el novio, a todas les dio sueño y se durmieron. Pero a medianoche se oyó un clamor: “¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo.” Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. […] y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta’ (Mateo 25:1-7, 10). De estos versículos sabemos que la razón por la cual las vírgenes prudentes pueden dar la bienvenida al novio y asistir a las bodas del Cordero es porque cuando ellas escuchan a alguien clamar ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’, salen activamente a saludarlo y siguen de cerca los pasos del Cordero. Además, se concentran en escuchar las palabras y expresiones del Señor. Así que, si queremos asistir a la fiesta de las bodas del Cordero, también debemos prestar mucha atención a escuchar las declaraciones de Dios.

El Señor Jesús dijo: ‘Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen’ (Juan 10:27). Y está profetizado muchas veces en Apocalipsis capítulo 2-3: ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias’. Apocalipsis 3:20 se profetiza: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo’. Además, un pasaje que leí en un sitio web del evangelio dice: ‘Porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida’ (‘La aparición de Dios ha traído una nueva época’). Es evidente por todas estas palabras que el Señor hablará de nuevo cuando regrese en los últimos días. Así que es muy importante concentrarnos en escuchar la voz de Dios. Solo si encontramos lo que el Espíritu Santo dice a las iglesias y damos la bienvenida al regreso del Señor podremos tener la oportunidad de cenar en la fiesta de las bodas del Cordero y obtener la salvación de Dios”.

Escuché en silencio y concluí que lo que dijo mi prima tenía mucho sentido.

Ella añadió: “Esto me recuerda el tiempo en que el Señor Jesús hizo Su obra. Personas como Pedro, Felipe y Natanael prestaron atención a escuchar las palabras del Señor, y reconocieron que Él era el Mesías prometido y comenzaron entonces a seguirlo. Natanael, como sabemos, reconoció la verdadera identidad del Señor porque Él dijo que lo vio debajo de la higuera antes de que Felipe lo llamara. Como dice la Biblia: ‘Jesús vio venir a Natanael y dijo de él: He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño. Natanael le dijo: ¿Cómo es que me conoces? Jesús le respondió y le dijo: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Natanael le respondió: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel’ (Juan 1:47-49). Por lo tanto, los que escuchan humildemente las palabras de Dios son bendecidos, y son quienes siguen los pasos de Dios. Por el contrario, los sumos sacerdotes, escribas y fariseos que se aferraban a la ley en el templo, aunque habían escuchado las palabras del Señor Jesús y encontrado autoridad y poder en ellas, no tenían la intención de buscar la verdad en absoluto. A pesar de que el Señor Jesús calmó el viento y las olas con una sola palabra y sacó de su tumba a Lázaro, que había estado muerto durante cuatro días, aun así, ellos se opusieron y lo condenaron tercamente, e incluso lo clavaron en la cruz. Al final, sufrieron la maldición de Dios y perdieron para siempre la oportunidad de dar la bienvenida al Mesías. Así que, en los últimos días, no debemos cometer el mismo error que los fariseos, sino que debemos ser las vírgenes prudentes como Pedro y Natanael, buscar e investigar activamente, y concentrarnos en escuchar la voz de Dios. Cuando oímos a alguien difundir noticias sobre la venida del Señor, debemos ver con humildad si lo que predican es la aparición y las expresiones de Dios. Una vez que estemos seguras de que son las palabras del Espíritu Santo, debemos seguirlas de inmediato, y entonces podremos asistir a la fiesta de las bodas del Cordero”.

Las palabras de mi prima me emocionaron mucho y dije: “¡Gracias al Señor! Resulta que también debemos buscar activamente y concentrarnos en escuchar las palabras y expresiones de Dios si queremos ser arrebatados ante el trono de Dios y asistir a la fiesta de las bodas del Cordero cuando el Señor regrese. Quienes pueden hacer esto son las vírgenes prudentes y las más benditas. Lo que me has dicho está totalmente en consonancia con la verdad. Pero aún tengo una pregunta: ¿Cómo podemos reconocer la voz de Dios?”

Mi prima respondió: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí’ (Juan 14:6). De esto, podemos ver que las palabras de Dios pueden darle al hombre la verdad, el camino y la vida. Al igual que cuando el Señor Jesús vino a obrar y a hablar, Sus palabras tenían autoridad y poder, y podían brindar un verdadero suministro a la vida del hombre y darle un camino a seguir. Él hizo la obra de la redención y predicó el mensaje ‘Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado’ (Mateo 4:17). Y enseñó al hombre a tolerar y soportar, a sufrir y cargar la cruz, y todo lo demás que constituye el camino que debe seguir el hombre en la Era de la Gracia. Si reflexionamos cuidadosamente sobre las palabras pronunciadas por el Señor, veremos que todas ellas son verdades que pueden mostrar al hombre un camino de la práctica en la nueva era y permitirle al hombre saber cómo comportarse en su vida diaria. Por medio de estas palabras, entendemos la voluntad de Dios y conocemos Su carácter compasivo y amoroso. Además, el Señor también reveló los misterios del reino de los cielos, así como las condiciones en las que entramos en él. Basándonos en estos hechos, podemos estar seguros de que las palabras del Señor Jesús son la voz de Dios, porque aparte de Dios, nadie puede expresar estas verdades o hablar de estos misterios. De manera similar, cuando el Señor regrese para decir Sus palabras, nos traerá más verdades y revelará más misterios, tal como Él lo profetizó: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir’ (Juan 16:12-13)”.

Tras escuchar esto, dije: —Después de escuchar tus palabras, tengo un poco más de claridad sobre este asunto. Realmente sabes mucho.

—Aprendí esto después de leer muchos pasajes de enseñanzas sobre este aspecto en un sitio web del Evangelio —dijo mi prima—. Si quieres, puedo darte el nombre el sitio web, y podrás visitarlo cuando quieras.

—¿De verdad? —dije con alegría— ¡Eso sería genial!

Y luego continuamos la conversación en medio de un ambiente agradable....

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.