Escuchar la palabra de Dios Todopoderoso

¡Dios es mi luz y mi salvación!

La creencia en Dios se debería enfocar en la realidad, no en los rituales religiosos

2019-07-31 14:45:46 | Palabra de Dios

La creencia en Dios se debería enfocar en la realidad, no en los rituales religiosos
¿Cuántas costumbres religiosas cumples? ¿Cuántas veces te has rebelado contra la palabra de Dios y has tomado tu propio camino? ¿Cuántas veces has puesto en práctica la palabra de Dios porque eres verdaderamente considerado con Sus cargas y buscas cumplir Su deseo? Entiende la palabra de Dios y ponla en acción. Sé una persona de principios en tus acciones y hechos; esto no es acatar reglas o hacerlo de mala gana sólo para alardear. Más bien, esta es la práctica de la verdad y vivir por la palabra de Dios. Sólo una práctica como esta satisface a Dios. Cualquier costumbre que le agrade a Dios no es una regla sino la práctica de la verdad.

Algunos hombres tienen una inclinación por atraer la atención a sí mismos. En la presencia de los hermanos y hermanas, dicen que están en deuda con Dios, pero a sus espaldas, no practican la verdad y hacen exactamente lo contrario. ¿Acaso no son ellos fariseos? Un hombre que verdaderamente ama a Dios y que tiene la verdad, es uno que es leal a Dios, pero que no lo revela en el exterior. Está dispuesto a practicar la verdad cuando surgen los problemas y no habla o actúa de una forma que vaya en contra de su conciencia. Demuestra sabiduría cuando los problemas surgen y es una persona de principios en sus acciones, sin importar las circunstancias. Un hombre como este es uno que realmente sirve. Hay algunos que a menudo hablan de la boca para afuera sobre su deuda a Dios. Pasan sus días con el ceño fruncido por la preocupación, expresan un aire fingido y aparentan un rostro desdichado. ¡Qué despreciables! Y si le preguntaras, “¿De qué maneras estás en deuda con Dios? ¡Por favor dime!”. Se quedaría sin palabras. Si eres leal a Dios, entonces no hables de esto en público, sino que usa tu práctica real para mostrar tu amor por Dios y ora a Él con un corazón sincero. ¡Todos aquellos que sólo usan palabras para tratar con Dios son unos hipócritas! Algunos hablan de su deuda con Dios en cada oración, y comienzan a llorar siempre que oran, incluso sin que el Espíritu Santo los mueva. Hombres como estos están poseídos por rituales y nociones religiosos; viven por esos rituales y nociones, siempre creyendo que tales acciones le agradan a Dios y que la piedad superficial o las lágrimas de tristeza son lo que Dios favorece. ¿Qué bien puede venir de los que son así de absurdos? Con el fin de demostrar su humildad, algunos fingen gentileza cuando hablan en presencia de los demás. Algunos son deliberadamente serviles en la presencia de otros, como un cordero sin ninguna fuerza en absoluto. ¿Es esta la forma de actuar del pueblo del reino? El pueblo del reino debe ser alegre y libre, inocente y abierto, honesto y encantador, y que vive en un estado de libertad. Tiene personalidad y dignidad, y puede mantenerse firme en el testimonio dondequiera que vaya; es amado tanto por Dios como por el hombre. Aquellos quienes son novatos en la fe tienen demasiadas prácticas externas; primero deben someterse a un período de tratar y romper. Aquellos que tienen fe en Dios en sus corazones no son distinguibles externamente por los demás, pero sus acciones y hechos son encomiables ante los demás. Sólo tales hombres se pueden considerar que están viviendo la palabra de Dios. Si tú predicas el evangelio todos los días a esta persona y a aquella, llevándolas a la salvación, pero al final, todavía sigues viviendo en reglas y doctrinas, entonces no puedes darle gloria a Dios. Tal clase de hombres son personas religiosas y también hipócritas.

Siempre que esas personas religiosas se congregan, preguntan: “Hermana, ¿cómo has estado estos días?”. Ella contesta: “Me siento en deuda con Dios y no soy capaz de cumplir los deseos de Su corazón”. Otro dice: “Yo también estoy en deuda con Dios y no soy capaz de satisfacerlo”. Estas pocas frases y palabras por sí solas expresan las cosas viles que hay en lo profundo de sus corazones. Tales palabras son sumamente detestables y en extremo repugnantes. La naturaleza de tales hombres se opone a Dios. Aquellos que se enfocan en la realidad comunican lo que sea que haya en sus corazones y abren sus corazones en la comunicación. No hay una sola acción falsa, no hay cortesías o cumplidos vacíos. Siempre son francos y no observan reglas terrenales. Están aquellos que tienen una inclinación por la exhibición externa, incluso sin ningún sentido. Cuando otro canta, él comienza a bailar sin siquiera darse cuenta de que el arroz en su cazuela ya se quemó. Tal clase de hombres no son piadosos ni honorables y son demasiado frívolos. Todas estas son manifestaciones de la falta de realidad. Cuando algunos tienen comunión sobre los asuntos de la vida en el espíritu, aunque no hablan de estar en deuda con Dios, conservan un amor verdadero por Él dentro de sus corazones. Tu deuda con Dios no tiene nada que ver con los demás; estás en deuda con Dios, no con el hombre. Así que, ¿de qué te sirve hablar constantemente de esto con los demás? Debes poner importancia en entrar en la realidad, no en fervor o apariencia externos.

¿Qué representan las buenas acciones superficiales del hombre? Representan la carne, e incluso lo mejor de las prácticas externas no representan la vida, sólo tu propio temperamento individual. Las prácticas externas del hombre no pueden cumplir el deseo de Dios. Constantemente hablas de tu deuda con Dios, sin embargo, no puedes proveer la vida a los demás o inducir a otros a que amen a Dios. ¿Crees que tales acciones van a satisfacer a Dios? ¡Crees que esto es el deseo del corazón de Dios, que esto es del espíritu, pero en realidad esto es absurdo! Crees que lo que te agrada a ti y lo que deseas es en lo que Dios se deleita. ¿Puede lo que te agrada a ti representar lo de Dios? ¿Puede la personalidad del hombre representar a Dios? Lo que te agrada a ti es precisamente lo que Dios aborrece y tus hábitos son lo que Dios aborrece y rechaza. Si te sientes en deuda, entonces ve y ora ante Dios. No hay necesidad de hablar de esto con los demás. Si no oras ante Dios y en su lugar constantemente llamas la atención hacia ti mismo ante la presencia de los demás, ¿puede esto cumplir el deseo del corazón de Dios? Si tus acciones siempre son sólo en apariencia, esto quiere decir que tú eres el más vanidoso de todos los hombres. ¿Qué clase de hombre es aquel que sólo tiene buenas acciones superficiales, pero que está desprovisto de realidad? ¡Tales hombres son fariseos hipócritas y gente religiosa! Si no podéis abandonar vuestras prácticas externas y no podéis hacer cambios, entonces los elementos de la hipocresía en vosotros crecerán aún más. Entre mayores sean los elementos de la hipocresía, más resistencia habrá a Dios y, al final, ¡tal clase de hombres, con toda seguridad, serán desechados!

Fuente:  Iglesia de Dios Todopoderoso


"Quién es el que ha regresado" Escena 6 - Sólo la palabra de Dios puede dar vida al hombre

2019-07-30 14:28:58 | Película evangélica

 

Película evangélica "Quién es el que ha regresado" Escena 6 - Sólo la palabra de Dios puede dar vida al hombre

Mucha gente ha creído en Dios a lo largo de los milenios, pero sólo unos pocos han entendido lo que es la verdad y, de entre ellos, los menos han entendido por qué la verdad es capaz de convertirse en nuestras vidas y exactamente qué resultado puede conllevar esto. Por tanto, muchas personas creen en Dios pero no buscan la verdad y, aunque han creído en Dios durante muchos años, sus caracteres vitales no han sufrido ningún cambio en absoluto. Este cortometraje debatirá por qué sólo la palabra de Dios es la verdad y por qué sólo la verdad es capaz de ser nuestra vida eterna.

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Música cristiana | Dios se encarna para derrotar a Satanás y salvar a la humanidad

2019-07-29 15:18:53 | Himno cristiano

 

Música cristiana | Dios se encarna para derrotar a Satanás y salvar a la humanidad

I

En esta encarnación de Dios en la tierra, Él hace Su obra entre los hombres.

Toda esta obra tiene un propósito: derrotar al diablo Satanás.

Lo derrotará conquistando al hombre, y haciéndoos completos.

Cuando deis resonante testimonio,

también será señal de la derrota de Satanás.

Dios se encarna para derrotar a Satanás y salvar a la humanidad.

Para que Satanás sea derrotado,

primero el hombre ser conquistado, luego completado.

II

Pero en esencia, al derrotarlo, Dios salva al hombre del dolor.

No importa que esta obra se realice en China o por todo el universo,

es para derrotar a Satanás, salvar al mundo,

y que el hombre entre en un lugar de reposo.

Y derrotar al diablo Satanás.

Dios se encarna para derrotar a Satanás y salvar a la humanidad.

La encarnación de Dios en la carne común es para derrotar a Satanás.

La obra del Dios de carne es salvar a los que le aman bajo el cielo.

Es para conquistar a toda la humanidad, y también para derrotar a Satanás.

III

El núcleo de esa obra está ligado a la derrota de Satanás por la salvación.

Dios se encarna para derrotar a Satanás y salvar a la humanidad.

Dios se encarna para vencer a Satanás y salvar a la humanidad,

salvar a la humanidad. Salva a toda la humanidad.

Salva a la humanidad. Salva a toda la humanidad.

De "La Palabra Manifestada En Carne"


La diferencia esencial entre el Dios encarnado y las personas usadas por Dios

2019-07-28 14:37:16 | Palabra de Dios

La diferencia esencial entre el Dios encarnado y las personas usadas por Dios
Durante muchos años, el Espíritu de Dios ha estado buscando sin cesar mientras continúa obrando sobre la tierra. A lo largo de las eras, Dios ha usado a muchas personas para hacer Su obra. Sin embargo, el Espíritu de Dios aún no tiene un lugar de descanso adecuado. Así, Dios hace Su obra, moviéndose sin cesar en diferentes personas, y, en general, usa a las personas para hacer esto. Es decir, en todos estos muchos años, la obra de Dios nunca se ha detenido, sino que se sigue realizando en el hombre, hasta estos días. Aunque Dios ha dicho tantas palabras y ha hecho tantas obras, el hombre aún no conoce a Dios; todo, porque Dios nunca se le ha aparecido al hombre y también porque Él no tiene forma tangible. Y, por eso, Dios debe completar esta obra al hacer que todos los hombres lleguen a conocer la relevancia práctica del Dios práctico. Para lograr este fin, Dios debe revelar Su Espíritu de manera tangible a la humanidad y hacer Su obra en medio de ellos. Es decir, sólo cuando el Espíritu de Dios adopta forma física, se hace de carne y hueso, y camina de manera visible entre las personas, acompañándolas en su vida, mostrándose y, a veces, ocultándose, sólo entonces las personas pueden llegar a un conocimiento más profundo de Él. Si Dios sólo permaneciera en la carne, no podría completar totalmente Su obra. Después de obrar en la carne por un período de tiempo, llevando a cabo el ministerio que es necesario hacer en la carne, Dios abandonará la carne y obrará en el reino espiritual a la imagen de la carne, tal como lo hizo Jesús después de haber obrado durante un período de tiempo en la humanidad normal y completado toda la obra que Él necesitaba completar. Es posible que recordéis este pasaje de “La senda… (5)”: “Recuerdo que Mi Padre me dijo: ‘En la tierra, sólo haz la voluntad de Tu Padre y completa lo que te ha encomendado. Nada más debe importarte’”. ¿Qué ves en este pasaje? Cuando Dios viene a la tierra, sólo hace Su obra dentro de la divinidad. Eso es lo que el Espíritu celestial le ha confiado al Dios encarnado. Cuando Él viene, va únicamente a hablar por todas partes, para darle voz a Sus declaraciones con métodos diferentes y desde perspectivas diferentes. Sus principales objetivos y principios de obra son proveer al hombre y enseñarle, y no se preocupa por cosas como las relaciones interpersonales o los detalles de las vidas de las personas. Su ministerio principal es hablar en nombre del Espíritu. Cuando el Espíritu de Dios aparece de manera tangible en la carne, Él sólo provee para la vida del hombre y libera la verdad. No se involucra en la obra del hombre; es decir, no participa en la obra de la humanidad. Los seres humanos no pueden hacer la obra divina, y Dios no participa en la obra humana. En todos los años desde que Dios vino a la tierra a hacer Su obra, siempre la ha hecho a través de las personas. Pero estas personas no pueden considerarse el Dios encarnado, sólo personas que son usadas por Dios. Sin embargo, el Dios de nuestros días puede hablar directamente desde la perspectiva de la divinidad, emitiendo la voz del Espíritu y obrando en nombre del Espíritu. Todas aquellas personas a las que Dios ha usado a través de los tiempos son, asimismo, ejemplos de la obra del Espíritu de Dios dentro de un cuerpo carnal, entonces ¿por qué no pueden ser llamadas Dios? No obstante, el Dios de nuestros días es también el Espíritu de Dios que obra directamente en la carne, y Jesús también fue el Espíritu de Dios obrando en la carne; ellos dos son llamados Dios. Entonces, ¿cuál es la diferencia? A través de las eras, todas las personas que Dios ha usado han tenido la capacidad del pensamiento y el razonamiento normales. Todos conocen los principios de la conducta humana. Tienen nociones humanas normales, y están equipados con todas las cosas que las personas normales deben tener. La mayoría de ellos tienen un talento excepcional e inteligencia innata. Al obrar sobre estas personas, el Espíritu de Dios aprovecha sus talentos, que son los dones que Dios les ha dado. El Espíritu de Dios pone sus talentos en funcionamiento, al usar sus fortalezas en el servicio de Dios. Sin embargo, la esencia de Dios está libre de nociones y de pensamientos, no adulterada con intenciones humanas, e incluso carece de aquello con lo que los humanos normales están equipados. Es decir, ni siquiera es versado en los principios de la conducta humana. Esto es lo que sucede cuando el Dios de nuestros días viene a la tierra. Sus obras y Sus palabras no son adulteradas con intenciones ni pensamientos humanos, sino que son una manifestación directa de las intenciones del Espíritu, y obra directamente en nombre de Dios. Esto significa que el Espíritu habla directamente, es decir, la divinidad hace la obra para que no se mezcle ni siquiera con un poco de las intenciones del hombre. En otras palabras, el Dios encarnado personifica la divinidad directamente, no tiene pensamientos ni nociones humanos, y no tiene comprensión de los principios de la conducta humana. Si sólo la divinidad obrara (es decir, si sólo Dios mismo obrara), no habría ninguna manera de que la obra de Dios se llevara a cabo en la tierra. Entonces, cuando Dios viene a la tierra, tiene que usar a un pequeño número de personas a las cuales Él utiliza para obrar dentro de la humanidad en conjunto con la obra que Dios hace en la divinidad. En otras palabras, usa la obra del hombre para conservar Su obra divina. De otro modo, no habría ninguna manera de que el hombre estuviera en contacto directo con la obra divina. Así es como sucedió con Jesús y Sus discípulos. Durante Su tiempo en el mundo, Jesús abolió las antiguas leyes y estableció nuevos mandamientos. También dijo muchas palabras. Toda esta obra se realizó en la divinidad. Los otros, como Pedro, Pablo y Juan, basaron su obra posterior en las palabras de Jesús. Es decir, Dios estaba iniciando Su obra en esa era, dirigiendo el comienzo de la Era de la Gracia; esto es, trajo una nueva era aboliendo la antigua, y también cumpliendo las palabras “Dios es el Principio y el Fin”. En otras palabras, el hombre debe hacer la obra humana sobre la base de la obra divina. Después de que Jesús dijo todo lo que debía decir y terminó Su obra en la tierra, se apartó del hombre. Después de esto, todas las personas obraron conforme a los principios expresados en Sus palabras y practicaron conforme a las verdades de las que Él habló. Fueron, todas ellas, personas que obraron para Jesús. Si Jesús solo hubiera hecho la obra, sin importar cuántas palabras hubiera dicho, las personas aún no habrían podido estar en contacto con Sus palabras, porque estaba obrando en la divinidad y sólo podía decir palabras de divinidad, y no podría haber explicado las cosas hasta el punto en el que las personas comunes pudieran entender Sus palabras. Y por eso Él tuvo que tener a los apóstoles y profetas que vinieron después de Él para complementar Su obra. Este es el principio de cómo el Dios encarnado hace Su obra: utilizando la carne encarnada para hablar y obrar de manera tal que pudiera completar la obra de la divinidad, y luego usando a unas pocas personas, o quizás más, que tengan el corazón de Dios para complementar Su obra. Es decir, Dios usa a las personas conforme a Su corazón para hacer la obra de pastorear y regar a la humanidad de manera tal que todas las personas puedan alcanzar la verdad.

Si, al hacerse carne, Dios hiciera únicamente la obra de la divinidad sin tener además algunas personas conforme a Su corazón que trabajen en conjunto con Él, entonces no habría manera de que el hombre pudiera entender la voluntad de Dios o estuviera en contacto con Dios. Dios debe usar a personas normales conforme a Su corazón para completar esta obra, para cuidar y pastorear a las iglesias, para llegar al nivel que los procesos cognitivos del hombre, su cerebro, sean capaces de invocar. En otras palabras, Dios usa a un pequeño número de personas conforme a Su corazón para “traducir” la obra que Él hace dentro de Su divinidad, de manera tal que pueda abrirse, es decir, transformar el lenguaje divino en lenguaje humano, para que todas las personas puedan comprenderlo, entenderlo. Si Dios no lo hiciera así, nadie entendería el lenguaje divino de Dios, porque las personas conforme al corazón de Dios son, después de todo, una pequeña minoría, y la capacidad del hombre para comprender es débil. Es por eso que Dios elige este método sólo cuando obra en la carne encarnada. Si sólo hubiera obra divina, no habría manera de que el hombre conociera a Dios o estuviera en contacto con Él, porque el hombre no entiende el lenguaje de Dios. El hombre puede comprender este lenguaje sólo a través de la acción de las personas conforme al corazón de Dios que aclaran Sus palabras. Sin embargo, si sólo tales personas trabajaran dentro de la humanidad, eso sólo podría mantener la vida normal del hombre; no podría transformar el carácter del hombre. La obra de Dios entonces no podría tener un nuevo punto de partida; sólo estarían las mismas antiguas canciones, los mismos antiguos lugares comunes. Sólo a través de la acción del Dios encarnado, que dice todo lo que se debe decir y hace todo lo que se debe hacer durante el período de Su encarnación, después de lo cual las personas obran y experimentan según Sus palabras, sólo de este modo el carácter de su vida podrá cambiar y fluir con el tiempo. Aquel que obra dentro de la divinidad representa a Dios, mientras que aquellos que obran dentro de la humanidad son personas usadas por Dios. Es decir, el Dios encarnado es sustancialmente diferente de las personas usadas por Dios. El Dios encarnado puede hacer la obra de la divinidad, mientras que las personas usadas por Dios no pueden hacerlo. Al principio de cada era, el Espíritu de Dios habla personalmente para dar inicio a la nueva era y llevar al hombre a un nuevo comienzo. Cuando Él ha terminado de hablar, esto significa que la obra de Dios dentro de Su divinidad está completa. A partir de entonces, todas las personas siguen la guía de aquellos usados por Dios para entrar en su experiencia de vida. Del mismo modo, esta es también la etapa en la que Dios trae al hombre a la nueva era y les da a todos un nuevo punto de partida. Con esto concluye la obra de Dios en la carne.

Dios no viene a la tierra para perfeccionar Su humanidad normal. Él no viene a hacer el trabajo de la humanidad normal, sino sólo para llevar a cabo el trabajo de la divinidad dentro de la humanidad normal. Lo que Dios considera humanidad normal no es lo que el hombre se imagina. El hombre define la “humanidad normal” como tener una esposa o un esposo, hijos e hijas. Estas son pruebas de que alguien es una persona normal. Pero Dios no lo ve de esta manera. Él concibe la humanidad normal como tener pensamientos humanos y vidas normales y haber nacido de gente normal. Pero Su normalidad no incluye tener una esposa o un marido, e hijos, tal y como el hombre entiende la normalidad. Es decir, para el hombre, la humanidad normal de la que Dios habla se refiere a lo que el hombre podría considerar ausencia de humanidad, casi carente de sentimientos y supuestamente libre de necesidades carnales, al igual que Jesús, quien sólo tenía el exterior de una persona normal y que asumió la apariencia de una persona corriente, pero en esencia no poseía enteramente lo que una persona normal posee. De aquí se puede ver que la esencia del Dios encarnado no abarca la totalidad de la humanidad normal, sino sólo una parte de las cosas que las personas deberían tener para mantener las normas de la vida humana normal y el sentido humano normal. Pero estas cosas no tienen nada que ver con lo que el hombre considera humanidad normal. Ellas son lo que el Dios encarnado debe poseer. Algunas personas dicen, sin embargo, que puede decirse que Dios encarnado posee una humanidad normal sólo si tiene una esposa, hijos e hijas, una familia. Sin estas cosas, dicen ellos, Él no es una persona normal. Entonces te pregunto, ¿tiene Dios una esposa? ¿Es posible que Dios tenga un marido? ¿Puede Dios tener hijos? ¿Acaso no son estas falacias? Sin embargo, el Dios encarnado no puede surgir de grietas entre las rocas o caer desde el cielo. Él sólo puede nacer en una familia humana normal. Es por eso que Él tiene padres y hermanas. Estas son las cosas que la humanidad normal del Dios encarnado debe tener. Este fue el caso con Jesús. Jesús tuvo un padre, una madre, hermanas y hermanos. Todo esto fue normal. Pero si Él hubiese tenido una esposa, hijos e hijas, entonces Su humanidad normal no hubiese sido la que Dios quería en el Dios encarnado. De haber sido así, Él no habría sido capaz de representar la divinidad en Su obra. Fue porque no tuvo una esposa o hijos, sino que nació de gente normal en una familia normal, que Él pudo llevar a cabo el trabajo de la divinidad. Para aclarar, lo que Dios considera una persona normal es una persona nacida en una familia normal. Sólo una persona como esta está calificada para realizar una obra divina. Si, por otra parte, una persona tiene una esposa, hijos, o un marido, esta persona no sería capaz de hacer el trabajo divino porque poseería solamente la humanidad normal que los seres humanos requieren, pero no la humanidad normal que Dios requiere. Lo que Dios considera ser y lo que las personas entienden, a menudo son enormemente diferentes y se encuentran a leguas de distancia. En esta etapa de la obra de Dios, hay muchas cosas que van en contra y que difieren enormemente de las nociones de la gente. Se puede decir que esta etapa de la obra de Dios consiste por completo de que la divinidad obre activamente, con la humanidad jugando un rol de apoyo. Debido a que Dios viene a la tierra para llevar a cabo Su obra por sí mismo, en vez de permitir al hombre que le eche mano a ella, es la razón por la cual Él se encarna en la carne (en una persona normal incompleta) para llevar a cabo Su obra. Él usa esta encarnación para presentar a la humanidad una era nueva, para hablarle a la humanidad sobre el siguiente paso de Su obra, a fin de que ellos puedan actuar de acuerdo al camino descrito por Su palabra. Con eso, Dios concluye Su obra en la carne. Él necesita dejar la humanidad, y ya no seguir habitando en la carne de la humanidad normal, sino más bien alejándose del hombre para realizar otra parte de Su obra. Luego Él utiliza a los hombres que son conformes a Su corazón para continuar Su trabajo en la tierra entre este grupo de personas, pero en la humanidad.

El Dios encarnado no puede permanecer con el hombre para siempre, porque Dios tiene mucho más trabajo por hacer. Él no puede estar sujeto a la carne; Él tiene que despojarse de la carne para hacer el trabajo que tiene que hacer, si bien Él hace ese trabajo en la imagen de la carne. Cuando Dios viene a la tierra, Él no espera hasta haber alcanzado la forma que una persona normal debe alcanzar antes de morir y dejar la humanidad. No importa cuán vieja sea Su carne, cuando Su trabajo ha terminado, Él se va y deja al hombre. No existe tal cosa como la edad para Él, Él no cuenta Sus días según el tiempo de vida del hombre; en vez de ello, Él termina Su vida en la carne de acuerdo con los pasos en Su obra. Algunas personas pueden sentir que Dios, que viene y entra en la carne, debe desarrollarse hasta una cierta etapa, llegar a ser adulto, alcanzar la vejez, e irse sólo cuando ese cuerpo falle. Esto es lo que el hombre imagina; Dios no funciona de esa manera. Él entra en la carne sólo para hacer el trabajo que se supone que haga, y no para vivir la vida del hombre de nacer de unos padres, crecer, formar una familia y comenzar una carrera, tener hijos, o experimentar los altibajos de la vida, todas las actividades de la vida normal. La venida de Dios a la tierra es el Espíritu de Dios que es traído a la carne, venido en la carne, pero Dios no vive una vida humana normal. Él sólo viene a lograr una parte de Su plan de gestión. Después de eso, Él dejará la humanidad. Cuando Él entra en la carne, el Espíritu de Dios no perfecciona la humanidad normal de la carne. Más bien, en un momento predeterminado por Dios, la divinidad hace el trabajo directamente. Luego, después de hacer todo lo que Él tiene que hacer y completar plenamente Su ministerio, la obra del Espíritu de Dios en esta etapa estará completada, punto en el cual la vida del Dios encarnado también terminará, independientemente de si Su cuerpo carnal ya ha vivido su tiempo de longevidad. Es decir, cualquiera sea la etapa de la vida a la cual llegue el cuerpo carnal, no importa cual sea el tiempo que este viva en la tierra, todo se decide por la obra del Espíritu. No tiene nada que ver con lo que el hombre considera que es la humanidad normal. Toma a Jesús como ejemplo. Él vivió en la carne por treinta y tres años y medio. En términos de la duración de la vida de un cuerpo humano, Él no debió haber muerto a esa edad, y no debió partir. Pero el Espíritu de Dios no se interesó en nada de eso. Cuando Su obra fue terminada, el cuerpo fue arrebatado, desapareciendo con el Espíritu. Este es el principio sobre el cual trabaja Dios en la carne. Así que, en sentido estricto, el Dios encarnado carece de humanidad normal. Para reiterar, Él no viene a la tierra para vivir la vida de un ser humano normal. Él no establece primero una vida humana normal para luego comenzar a obrar. Más bien, en la medida en que Él nazca dentro de una familia humana normal, Él puede llevar a cabo la obra divina. Él está libre de la más mínima intención del hombre; Él no es carnal, y con toda certeza no adopta las conductas de la sociedad ni se involucra en los pensamientos o nociones del hombre, mucho menos se conecta con las filosofías de vida del hombre. Esta es la obra que el Dios encarnado quiere llevar a cabo y el significado práctico de Su encarnación. Dios entra en la carne primordialmente para cumplir con una etapa del trabajo que hay que hacer en la carne. Él no lleva a cabo ningún otro proceso trivial, y no experimenta las experiencias del hombre normal. El trabajo que la carne de Dios encarnado necesita hacer no incluye las experiencias humanas normales. Así que Dios entra en la carne sólo para llevar a cabo la obra que Él necesita cumplir en la carne. El resto no tiene nada que ver con Él. Él no pasa por esos procesos triviales. Una vez que Su trabajo esté hecho, el significado de Su encarnación termina. Terminar esta etapa significa que la obra que tiene que hacer en la carne ha concluido, el ministerio de Su carne se ha completado. Pero Él no puede seguir trabajando indefinidamente en la carne. Él tiene que ir a trabajar en otro lugar, en un lugar fuera de la carne. Sólo de esta manera es que Él puede lograr plenamente Su obra y expandirla mejor. Dios trabaja de acuerdo a Su plan original. Él conoce como la palma de Su mano lo que tiene que hacer y lo que ha concluido. Dios guía a cada individuo por un camino que Él ya ha predeterminado. Nadie puede escapar de esto. Sólo aquellos que siguen las instrucciones del Espíritu de Dios serán capaces de entrar en el descanso. Puede ser que, en la obra posterior, no sea Dios quien guíe al hombre Su hablar en la carne, sino un Espíritu tangible el que guíe la vida del hombre. Sólo entonces podrá el hombre tocar concretamente a Dios, ver a Dios, y entrar más plenamente dentro de la realidad que Dios requiere, con el fin de ser perfeccionado por el Dios práctico. Esta es la obra que Dios quiere lograr, lo que ha planificado desde hace mucho tiempo. ¡A partir de esto, todos vosotros debéis ver el camino que debéis seguir!

Fuente : Iglesia de Dios Todopoderoso

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Película evangélica "Quién es el que ha regresado" Escena 5

2019-07-27 12:20:54 | Película evangélica

 

Película evangélica "Quién es el que ha regresado" Escena 5 - La diferencia entre las palabras de Dios y las palabras que coinciden con la verdad

¿Conoces la diferencia entre las palabras de Dios que son la verdad misma y las palabras de figuras espirituales que simplemente coinciden con la verdad? Este breve vídeo te ayudará a analizar esta pregunta.

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Himno de la palabra de Dios "Cuán importante es para el hombre el amor de Dios"

2019-07-26 15:13:40 | Himno cristiano

 

Himno de la palabra de Dios "Cuán importante es para el hombre el amor de Dios"

La escena de la Biblia de “El mandato de Dios a Adán”

conmueve y reconforta.

La imagen describe a Dios a solas con el hombre,

la relación entre ambos es tan íntima que empezamos a sentir

asombro y admiración.

El amor de Dios es desbordante, sin reservas y envuelve al hombre.

El hombre, inocente y puro, sin preocuparse por atarlo,

vive en la dicha a los ojos de Dios.

Dios cuida al hombre, y el hombre vive bajo Sus alas.

Todo lo que el hombre hace está unido a Dios, no se separa.

Desde el primer momento, que Dios creó a la raza humana, la tuvo a su cargo.

¿Qué clase de cargo es este?

Proteger al hombre, y cuidarlo.

Y del hombre Dios espera confianza, confianza y obediencia a Su palabra.

Fue lo primero que Dios esperó de la raza humana.

Con esta primera esperanza, dijo Dios estas palabras:

“Puedes comer de cualquier árbol del jardín;

menos del árbol del conocimiento del bien y el mal,

de ese árbol no comerás;

si lo haces, seguramente morirás.”

Estas simples palabras, que son voluntad de Dios,

muestran que preocuparse por el hombre ya estaba en Su corazón.

Con estas simples palabras, vemos lo que hay en el corazón de Dios.

Amor, cuidado y atención, es algo que se siente.

Si eres una persona de consciencia y humanidad,

te sentirás acogido, cuidado y amado,

bendecido y lleno de felicidad.

Cuando sientas esto, ¿cómo obrarás hacia Dios?

¿Te aferrarás a Él?

¿Acaso no crecerá el amor reverencial en tu corazón?

¿Se acercará tu corazón a Él?

Así vemos cuán importante es el amor de Dios para el hombre.

Pero es incluso más importante

que el hombre pueda sentir y comprender el amor de Dios.

De "La Palabra manifestada en carne"

 

 

 



Los siete truenos retumban: profetizan que el evangelio del reino se extenderá por todo el universo

2019-07-25 12:44:54 | Palabra de Dios

Estoy divulgando Mi obra entre las naciones gentiles. Mi gloria destella por todo el universo; Mi voluntad está encarnada en las personas salpicadas de estrellas, todas ellas dirigidas por Mi mano y que emprenden las tareas que he asignado. A partir de este momento, he entrado a una nueva era, llevando a todos los hombres a otro mundo. Cuando regresé a Mi “tierra natal”, comencé otra parte de la obra en Mi plan original, para que el hombre me conociera con mayor profundidad. Considero el universo en su totalidad y veo que[a] es un momento oportuno para Mi obra, por lo que me apresuro de un lado al otro y hago Mi nueva obra sobre el hombre. Después de todo, esta es una nueva era y he traído nuevas obras para llevar a más personas a la nueva era y hacer a un lado a un mayor número de aquellas a las que eliminaré. En la nación del gran dragón rojo, he llevado a cabo una etapa de una obra insondable para los seres humanos, haciendo que se mezan en el viento, después de lo cual muchos se alejan silenciosamente con el soplo del viento. En verdad, esta es la “terreno” que estoy a punto de limpiar; es lo que anhelo y también es Mi plan. Porque muchos malvados han entrado con sigilo mientras estoy obrando, pero no tengo ninguna prisa por ahuyentarlos. Más bien, los dispersaré cuando sea el momento adecuado. Sólo después de eso seré la fuente de vida, permitiendo que los que verdaderamente me aman reciban de Mí el fruto de la higuera y la fragancia del lirio. En la tierra del polvo, donde Satanás reside temporalmente, no queda oro puro, sólo arena, y así, frente a estas circunstancias, llevo a cabo tal etapa de la obra. Debes saber que lo que Yo obtengo es oro puro y refinado, no arena. ¿Cómo pueden los malvados permanecer en Mi casa? ¿Cómo puedo permitir que los zorros sean parásitos en Mi paraíso? Empleo todos los métodos concebibles para ahuyentar estas cosas. Antes de que Mi voluntad sea revelada, nadie sabe lo que voy a hacer. Aprovechando esta oportunidad, ahuyento a esos malvados y ellos se ven obligados a abandonar Mi presencia. Esto es lo que hago con los malvados, pero aún habrá un día en el que ellos harán el servicio por Mí. El deseo de obtener bendiciones que tienen los hombres es excesivamente fuerte; por lo tanto, volteo Mi cuerpo y muestro Mi semblante glorioso a las naciones gentiles, para que todos los hombres vivan en un mundo propio y se juzguen a sí mismos, mientras Yo sigo diciendo las palabras que debo decir y les proporciono a los hombres lo que necesitan. Cuando los hombres entren en razón, hará mucho tiempo que habré difundido Mi obra. Luego expresaré Mi voluntad a los hombres y comenzaré la segunda parte de Mi obra sobre los hombres, dejando que todos me sigan de cerca para colaborar con Mi obra y permitiendo que los hombres hagan todo lo posible para realizar conmigo la obra que debo hacer.

Ninguno tiene fe en que verán Mi gloria; no los obligo, y más bien retiro Mi gloria de la humanidad y la llevo a otro mundo. Cuando los hombres se arrepientan una vez más, entonces tomaré Mi gloria y se la mostraré a más personas de fe. Este es el principio por el cual obro. Porque hay un tiempo en el que Mi gloria abandona Canaán y también hay un tiempo en el que Mi gloria abandona a los elegidos. Asimismo, hay un tiempo en el que Mi gloria abandona toda la tierra, haciendo que se desvanezca y se sumerja en la oscuridad. Ni aun la tierra de Canaán verá la luz del sol; todos los hombres perderán su fe, pero ninguno podrá soportar abandonar la fragancia de la tierra de Canaán. Sólo cuando entro en el nuevo cielo y la nueva tierra tomo la otra parte de Mi gloria y la revelo primero en la tierra de Canaán, haciendo que resplandezca un destello de luz en toda la tierra, que se encuentra sumida en la alquitranada oscuridad de la noche, para permitir que toda la tierra venga a la luz. Que los hombres de toda la tierra vengan a fortalecerse con el poder de la luz, permitiendo que Mi gloria aumente y aparezca de nuevo en cada nación. Que toda la humanidad se dé cuenta de que hace mucho tiempo Yo vine al mundo humano y que hace mucho tiempo llevé Mi gloria desde Israel al oriente; porque Mi gloria brilla desde el oriente, siendo traída de allí desde la Era de la Gracia hasta nuestros días. Pero fue desde Israel que Yo partí y desde allí que llegué al oriente. Sólo cuando la luz del oriente se vuelva gradualmente blanca, la oscuridad a través de la tierra comenzará a convertirse en luz, y sólo entonces el hombre descubrirá que hace mucho tiempo salí de Israel y que estoy volviendo a levantarme en el oriente. Habiendo descendido una vez a Israel y partido luego de allí, no puedo volver a nacer en Israel, porque Mi obra guía todo el universo y, lo que es más, el relámpago brilla directamente del oriente al occidente. Por esta razón, he descendido en el oriente y llevado a Canaán a la gente del oriente. Deseo llevar a los pueblos de toda la tierra a la nación de Canaán, y por eso sigo emitiendo declaraciones en la tierra de Canaán para controlar todo el universo. En este momento, no hay luz en toda la tierra a excepción de Canaán y todos los hombres están en peligro por el hambre y el frío. Le di Mi gloria a Israel y luego la retiré, y después llevé a los israelitas al oriente, así como a toda la humanidad. Los he traído a todos a la luz para que puedan reunirse y asociarse con ella, y que ya no tengan que buscarla. Dejaré que todos los que están buscando vuelvan a ver la luz y vean la gloria que tuve en Israel; les haré ver que hace mucho tiempo descendí sobre una nube blanca en medio de la humanidad, que vean las innumerables nubes blancas y frutos en sus racimos abundantes y, más aún, que vean a Jehová, el Dios de Israel. Dejaré que vean al Maestro de los judíos, al Mesías anhelado y a la aparición completa de Mí, quien ha sido perseguido por los reyes a lo largo de las eras. Obraré en todo el universo y realizaré una obra maravillosa, revelando toda Mi gloria y todas Mis acciones al hombre en los últimos días. Mostraré Mi semblante glorioso en toda su plenitud a quienes han esperado muchos años por Mí, a quienes han anhelado que Yo llegue sobre una nube blanca, a Israel, que ha anhelado que Yo aparezca de nuevo, y a toda la humanidad que me persigue, para que todos sepan que hace mucho tiempo retiré Mi gloria y la llevé al oriente, así que ya no está en Judea. ¡Porque ya han llegado los últimos días!

Estoy llevando a cabo Mi obra por todo el universo y en el oriente se producen choques interminables como de truenos que sacuden a todas las naciones y denominaciones. Es Mi voz la que ha guiado a todos los hombres al presente. Haré que todos los hombres sean conquistados por Mi voz, que caigan en esta corriente y se sometan ante Mí, porque desde hace mucho tiempo he recuperado Mi gloria de toda la tierra y la he emitido nuevamente en el oriente. ¿Quién no anhela ver Mi gloria? ¿Quién no espera ansiosamente Mi regreso? ¿Quién no tiene sed de Mi reaparición? ¿Quién no suspira por Mi hermosura? ¿Quién no vendría a la luz? ¿Quién no contemplaría la riqueza de Canaán? ¿Quién no anhela el regreso del Redentor? ¿Quién no adora al Gran Todopoderoso? Mi voz se extenderá por toda la tierra; quiero, frente a Mi pueblo elegido, decirles más palabras. Como los poderosos truenos que sacuden las montañas y los ríos, digo Mis palabras a todo el universo y a la humanidad. Por tanto, las palabras en Mi boca se han convertido en el tesoro del hombre y todos los hombres aprecian Mis palabras. El relámpago destella desde el oriente hasta el occidente. Mis palabras son tales que el hombre se resiste a renunciar a ellas y, al mismo tiempo, las encuentra insondables, pero se regocija aún más en ellas. Al igual que un recién nacido, todos los hombres se alegran y se gozan, celebrando Mi llegada. Por medio de Mi voz, traeré a todos los hombres delante de Mí. A partir de entonces, entraré formalmente a la raza de los hombres para que ellos vengan a adorarme. Con la gloria que irradio y las palabras en Mi boca, haré que todos los hombres se presenten ante Mí y vean que el relámpago destella desde el oriente, y que Yo también he descendido al “Monte de los Olivos” del oriente. Verán que llevo ya mucho tiempo en la tierra, ya no como el Hijo de los judíos, sino como el Relámpago del oriente. Porque he resucitado hace mucho tiempo, me he alejado del seno de la humanidad y reaparecido luego con gloria entre los hombres. Soy Aquel que fue adorado en eras innumerables antes de ahora y también soy el infante abandonado por los israelitas en eras innumerables antes de ahora. ¡Además, soy el todo glorioso Dios Todopoderoso de la era actual! Que todos se presenten ante Mi trono y vean Mi semblante glorioso, oigan Mi voz y contemplen Mis obras. Esta es la totalidad de Mi voluntad; es el fin y el clímax de Mi plan, así como el propósito de Mi gestión. ¡Que cada nación me adore, que cada lengua me reconozca, que todos los hombres depositen su fe en Mí y que todas las personas se sometan a Mí!

Nota al pie:

a. El texto original no contiene la frase “veo que”.

Fuente : Iglesia de Dios Todopoderoso

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"Quién es el que ha regresado" Escena 4 - Sólo Dios puede hacer la obra de juicio

2019-07-24 13:02:17 | Película evangélica

 

Película evangélica "Quién es el que ha regresado" Escena 4 - Sólo Dios puede hacer la obra de juicio

¿Sabes por qué Dios hace Su obra de juicio en los últimos días personalmente, a través de la encarnación, en lugar de usar al hombre para hacerlo? Este breve video te mostrará el camino correcto.

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Himno de la palabra de Dios "En verdad Dios ha venido entre los hombres"

2019-07-23 14:49:53 | Himno cristiano

 

Himno de la palabra de Dios "En verdad Dios ha venido entre los hombres"

Dios trae el fin a la humanidad en mundo.

Él pone al descubierto todo Su carácter profundamente.

Todos los que lo conocen y todos los que no, se deleitarán al verlo.

Todos verán a Dios, todos verán a Dios.

Él ha venido entre los hombres en la tierra, donde todo se multiplica.

Todos verán a Dios, todos verán a Dios.

Él ha venido entre los hombres en la tierra, donde todo se multiplica.

Éste es el plan de Dios, Su confesión unica,

desde Su creación de la humanidad.

Él quiere que contemples Su cada movimiento

con todo el corazón y toda la razón.

Se deleitarán al verlo.

Todos verán a Dios, todos verán a Dios.

Él ha venido entre los hombres en la tierra, donde todo se multiplica.

Su vara se acerca, Su vara se acerca a la humanidad, otra vez,

a quienes se oponen a Él.

De "La Palabra Manifestada En Carne"

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Ya que crees en Dios deberías vivir por la verdad

2019-07-22 15:04:55 | Palabra de Dios

El problema común que existe en todos los hombres es que entienden la verdad, pero no la pueden poner en práctica. Un factor es que el hombre no está dispuesto a pagar el precio y el otro es que el discernimiento del hombre es deficiente; no es capaz de ver más allá de muchas de las dificultades que existen en la vida real y no sabe cómo practicar adecuadamente. Ya que el hombre tiene muy poca experiencia, poco calibre y una comprensión limitada de la verdad, es incapaz de resolver las dificultades con las que se encuentra en la vida. Su fe en Dios es sólo palabrería, y no es capaz de traer a Dios a su vida cotidiana. En otras palabras, Dios es Dios y la vida es la vida, como si el hombre no tuviera relación con Dios en su vida. Esto es lo que todos los hombres creen. Tal forma de fe en Dios no le permitirá al hombre ser ganado y perfeccionado por Dios en la realidad. En verdad, no es que la palabra de Dios esté incompleta, sino que la habilidad del hombre para recibir Su palabra simplemente es inadecuada. Se puede decir que casi ningún hombre actúa según las intenciones de Dios. Más bien, su fe en Dios va de acuerdo con sus propias intenciones, nociones religiosas establecidas y costumbres. Pocos son aquellos que sufren una transformación después de aceptar la palabra de Dios y comienzan a actuar de acuerdo con Su voluntad. Más bien, persisten en sus creencias equivocadas. Cuando el hombre comienza a creer en Dios, lo hace basándose en las reglas convencionales de la religión y vive e interactúa con los demás completamente sobre la base de su propia filosofía de vida. Tal es el caso de nueve de cada diez personas. Muy pocos son los que formulan otro plan y pasan una nueva página después de comenzar a creer en Dios. Nadie considera o pone en práctica la palabra de Dios como la verdad.

Si tomamos la fe en Jesús, por ejemplo. Sin importar que un hombre fuera un novato en la fe o que hubiera sido un hombre de fe por mucho tiempo, todos utilizaban simplemente “los talentos” que tenían y demostraban “las habilidades” que poseían. Los hombres simplemente agregaron “fe en Dios”, estas tres palabras, a su vida habitual, pero no hicieron ningún cambio en su carácter y su fe en Dios no creció en lo más mínimo. La búsqueda del hombre no era ni caliente ni fría. No decía que no creía, pero tampoco se entregaba por completo a Dios. Nunca había amado verdaderamente a Dios o había obedecido a Dios. Su fe en Dios era tanto genuina como fingida e hizo de la vista gorda y no fue sincero en la práctica de su fe. Siguió en tal estado de desconcierto desde el principio mismo hasta el momento de su muerte. ¿Cuál es el significado de esto? Ya que crees en el Dios práctico, el día de hoy te debes situar en el camino correcto. Al tener fe en Dios, no debes buscar sólo las bendiciones, sino debes buscar amar a Dios y conocer a Dios. Por medio de Su esclarecimiento y de tu propia búsqueda, puedes comer y beber Su palabra, desarrollar un verdadero entendimiento de Dios y tener un amor verdadero por Dios que brote de tu corazón. En otras palabras, tu amor por Dios es el más genuino, de tal manera que nadie puede destruirlo o interponerse en el camino de tu amor por Él. Entonces, estás en el camino correcto de la fe en Dios. Esto prueba que perteneces a Dios, porque Dios ha tomado posesión de tu corazón, por lo que nada más puede poseerte. Debido a tu experiencia, al precio que pagaste y a la obra de Dios, eres capaz de desarrollar un amor espontáneo por Dios. Entonces eres liberado de la influencia de Satanás y vives en la luz de la palabra de Dios. Sólo cuando te has librado de la influencia de las tinieblas puedes considerar que te has ganado a Dios. En tu creencia en Dios, debes buscar esta meta. Esta es la responsabilidad de cada uno de vosotros. Nadie debe ser complaciente con las cosas tal y como están. No podéis estar dudosos en cuanto a la obra de Dios o tomarla a la ligera. Debéis pensar en Dios en todos los aspectos y en todo momento, y hacer todas las cosas por Su causa. Y cuando habléis o hagáis cosas, debéis poner primero los intereses de la casa de Dios. Sólo esto es conforme a la voluntad de Dios.

El mayor defecto del hombre que tiene fe en Dios es que su fe sólo es de palabra y Dios no existe en absoluto en su vida práctica. Todos los hombres, de hecho, creen en la existencia de Dios; sin embargo, Dios no es parte de su vida diaria. Muchas oraciones a Dios salen de la boca del hombre, pero Dios tiene poco lugar en su corazón, y por eso Dios prueba al hombre una y otra vez. Ya que el hombre es impuro, Dios no tiene otra alternativa que probar al hombre para que se sienta avergonzado y se llegue a conocer a sí mismo en las pruebas. De otro modo, todos los hombres se convertirán en hijos del arcángel y se harán cada vez más corruptos. Durante la creencia del hombre en Dios, muchos motivos y objetivos personales son expulsados a medida que Dios lo limpia sin cesar. De lo contrario Dios no pudiera usar a ningún hombre y ni tuviera manera de hacer en el hombre la obra que debe hacer. Dios primero limpia al hombre. En este proceso, el hombre puede llegar a conocerse a sí mismo y Dios puede transformar al hombre. Sólo después de esto puede Dios obrar Su vida en el hombre, y sólo de esta manera el corazón del hombre puede volverse por completo a Dios. Así que, creer en Dios no es tan simple como el hombre dice. Según Dios lo ve, si sólo tienes conocimiento, pero no tienes Su palabra como vida, si estás limitado sólo a tu propio conocimiento, pero no puedes practicar la verdad o vivir la palabra de Dios, entonces esto es prueba de que todavía no tienes un corazón para amar a Dios, y muestra que tu corazón no le pertenece a Dios. Llegar a conocer a Dios creyendo en Él: esta es la meta final y es lo que el hombre debe buscar. Debes dedicar esfuerzo a vivir las palabras de Dios, para que se puedan hacer realidad en tu práctica. Si sólo tienes conocimiento doctrinal, entonces tu fe en Dios se quedará en nada. Sólo si luego también practicas y vives Su palabra, tu fe se puede considerar completa y de acuerdo con la voluntad de Dios. En este camino, muchos hombres pueden hablar de mucho conocimiento, pero en el momento de su muerte, sus ojos se llenan de lágrimas y se odian a sí mismos por haber desperdiciado toda una vida y haber vivido en vano hasta la vejez. Sólo entienden las doctrinas, pero no pueden poner en práctica la verdad y dar testimonio de Dios; en cambio, simplemente corren de aquí para allá y están sumamente ocupados; una vez que están al borde de la muerte, finalmente ven que carecen de un verdadero testimonio, que no conocen a Dios en lo absoluto. ¿No es entonces demasiado tarde? ¿Por qué no aprovechas el día y buscas la verdad que amas? ¿Por qué esperar hasta mañana? Si en vida no sufres por la verdad o buscas obtenerla, ¿acaso podría ser que desearas sentir arrepentimiento en la hora de tu muerte? Si es así, ¿entonces por qué creer en Dios? En verdad, hay muchos asuntos en los que el hombre, si le consagra sólo el más mínimo esfuerzo, puede poner la verdad en práctica y así agradar a Dios. Los demonios constantemente poseen el corazón del hombre, por lo que no puede actuar en favor de Dios. Más bien, constantemente va de aquí para allá por la carne, y al final no se beneficia de nada. Es por estas razones que el hombre tiene constantes problemas y aflicciones. ¿No son estos los tormentos de Satanás? ¿No es esto la corrupción de la carne? No debes engañar a Dios al hablar sólo con palabrería. Más bien, debes actuar de manera tangible. No te engañes a ti mismo; ¿qué significado hay en eso? ¿Qué puedes ganar por vivir por el bien de tu carne y por afanarte por la fama y la fortuna?

Fuente : Iglesia de Dios Todopoderoso